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Humanidades Médicas
versión On-line ISSN 1727-8120
Rev Hum Med v.10 n.2 Ciudad de Camaguey Mayo-ago. 2010
ARTÍCULO
La competencia comunicativa de Ernesto Guevara de la Serna
Ernesto Guevara de la Serna´s communicative competence
Zenaida Vicente PortalesI
RESUMEN
Aunque Ernesto Guevara de la Serna no fue un hombre de letras, su vasta cultura y su afán por trasmitir conocimientos e ideas favorecieron el desarrollo de su competencia comunicativa. Así lo constata este trabajo que, mediante una revisión minuciosa de la bibliografía consultada, corrobora este aserto: tanto en el discurso escrito como en el discurso oral, especialmente, el oratorio, demostró capacidad para emplear los recursos de la lengua, disponer acertadamente las ideas , seleccionar los argumentos, hechos y explicaciones y adaptarlos en función de la situación y el contexto comunicativos.
Palabras clave: Ernesto Guevara de la Serna; competencia comunicativa; discurso escrito; discurso oral; discurso oratorio
ABSTRACT
Ernesto Guevara de la Serna was not a man of letters; however, his great culture and interest in conveying knowledge and ideas developed his communicative competence. A detailed bibliographical revision was carried out to support the following affirmation: in writing as well as in oral speech, especially, oratory, he proved his ability to use linguistic resources; arrange ideas accurately; select arguments, facts, and explanations; and adapt them according to the communicative situation and context.
INTRODUCCIÓN
Son inestimables sus aportes a la cultura, tanto material como espiritual de la nación cubana: el guerrillero, el dirigente de la industria y la economía, el hombre de estado y de política, era también un infatigable investigador, un promotor de nuevas ideas, un combatiente de profunda vocación intelectual. Aunque no fue un hombre de letras, la afición a la lectura y al estudio de las más diversas temáticas, la creación literaria y el afán de comunicación de ideas del Che, coadyuvaron a su competencia comunicativa, no solo en el discurso escrito, sino también en el discurso oral, sobre todo, en sus textos oratorios, donde se conjugan la inteligencia, el saber acumulado y su único propósito de persuadir y educar al auditorio.
En testimonios y relatos de diferentes personas se corrobora el amor del Che por la literatura desde la infancia; leyó obras de autores de diferentes latitudes y de las más connotadas posiciones humanistas: narradores, poetas, filósofos, políticos. En Recuerdos de familia de Adis Cupull y Froilán González se ofrecen numerosas referencias acerca de la afición del joven Guevara a la lectura, que en el más exacto sentido de la palabra, era para él, un trabajo creador; así narraba su hermano Roberto: " Recuerdo que leyó la Historia Contemporánea de Europa en 25 tomos. A ninguno de nosotros se nos había ocurrido, pero él los iba leyendo uno a uno rápidamente. Había libros de carácter filosófico, estudió a Marx, y a otros clásicos e hizo un diccionario filosófico para facilitarse el estudio."2
Su amigo Alberto Granado confirma también la ocurrencia de debates acerca de las obras leídas por ambos, y cuando viajaron por diversas regiones americanas contaba que si descubría alguna biblioteca, como sucedió en la ciudad del Cuzco, se adentraba en el mundo de los libros para conocer sobre la cultura de la región; incluso buscaba trabajo con ese mismo fin: "En México se empleó de vendedor de libros de la editorial Fondo de Cultura Económica y, después, de guardián de una exposición de libros, con el solo fin de poder leer sin obstáculos."3
Paco Ignacio Taibo II, en La conquista de la esperanza, relata que al darse inesperadamente la orden de salida de la expedición del yate Granma por un embarcadero del río Tuxpan, " [...] el Che, que se encontraba viviendo refugiado y clandestino [...] deja la cama deshecha, la bombilla de mate tirada y los libros abiertos, [...] sus lecturas finales en México: varios textos marxistas, un libro de Arciniegas y un manual de cirugía de campaña."4 En este testimonio se aprecia la variada literatura que consultaba y siempre encontraba ocasión para la lectura de obras de reconocidos escritores: Goethe, Baudelaire, Joyce, Neruda, Vallejo, Martí, José Hernández, Lorca, Machado, Lezama Lima, entre otros.
Aleida March, su esposa, en el libro Evocación, se refiere a la capacidad del Che para leer ávidamente, en cualquier espacio libre y en el trayecto de un lugar a otro y que ella compartía sus lecturas; al respecto expresa: " Siempre procuraba orientarme en las lecturas que estimaba imprescindibles e incluso en ocasiones las comentábamos. Leíamos casi toda la literatura importante de América Latina, la narrativa rusa y soviética y a los mejores cuentistas norteamericanos."5 La autora alude a que durante su estadía en el Congo, a pesar de las difíciles condiciones, continuaba leyendo y estudiando; le pedía títulos diversos, entre los que se destacan: Tragedias, de Esquilo; Dramas y tragedias, de Sófocles y Eurípides; Discursos políticos, de Demóstenes; Diálogos y La república, de Platón; La política, de Aristóteles, entre otros; él mismo le dice en una carta: " Me he acostumbrado tanto a leer y estudiar que es una segunda naturaleza y hace más grande el contraste con mi aventurerismo".5
Pero el hecho de que hubiera decidido entregarse a la causa de la liberación de los pueblos, y a la vez dedicara tiempo a su autosuperación cultural, no significa que fuesen polos opuestos, sino complementos para fraguar su espíritu. Así, por ejemplo, el mundo literario era para él, campo de aplicación de sus propias fuerzas y a la vez se convirtió en ese héroe que salió de la vida para las páginas de la literatura.3
Desde pequeño, el Che tenía la costumbre de resumir lo que leía y de realizar anotaciones, e incluso, muy joven, escribió para la revista semanal Tackle, que, de mayo a julio de 1951, divulgaba las crónicas, anuncios y fotos de los campeonatos amateur en las distintas divisiones; el Che publicó seis artículos firmados con un seudónimo en este semanario argentino, en el cual se inició como cronista deportivo, demostró cabal conocimiento del rugby y, al mismo tiempo, pretendió que este deporte se desarrollase por todo el país.6
En el suplemento dominical Panamá-América del 22 de noviembre de 1953 se conoció una crónica suya sobre el Amazonas titulada Un vistazo a las márgenes del gigante de los ríos; el 2 de diciembre de 1953, enla revista panameña Siete, fue publicado el artículo Machu-Picchu, enigma de piedra en América, reportaje periodístico que no solo describe el paisaje y alude a las controversias de los arqueólogos acerca del origen de la antiquísima ciudad, sino muestra la agudeza y las habilidades literarias de Guevara, quien " [...] subraya en este artículo juvenil la gran significación de la cultura incaica y aboga a favor de una necesaria reinterpretación de la historia latinoamericana, de los incas a acá, como quería Martí, en busca de las raíces autóctonas de la identidad de nuestros pueblos."7
Como médico se interesó por la investigación: " [...] científicamente estoy comprometido a acabar un trabajo para presentar al congreso de alergia y creo que lo haré [...]";8 lo concluyó y en 1955, lo expuso en el IX Congreso Nacional de Alergistas celebrado en la Escuela de Medicina de León, Universidad de Guanajuato, con el título Investigaciones cutáneas con antígenos alimentarios semidigeridos; en mayo de ese año fue publicado además en la Revista Iberoamericana de Alergología.
Era poseedor de una gran sensibilidad que lo llevó a componer poemas (nueve, antes de 1956), no para publicarlos por cuanto él los consideraba imperfectos, escritos al descuido; algunos fueron posteriormente incluidos en la antología Poesía trunca, como el conocido Canto a Fidel creado antes de la salida del Granma rumbo a Cuba. Varios autores han caracterizado su breve poética como reveladora, onírica y a la vez, telúrica, aunque no aparezcan grandes imágenes y metáforas, pues su prioridad por la revolución latinoamericana lo limitó para dedicarse y perfeccionar el verso.
Fue fundador de Radio Rebelde y del periódico El Cubano Libre, inspirado en los mismos propósitos patrióticos del que se editara en la manigua redentora durante la Guerra de los Diez Años, y ahora se imprimía en la Sierra desde el campamento El Hombrito; el comandante Guevara era autor de la sección Sin bala en el directo y firmaba con el seudónimo El Francotirador. Al triunfar la Revolución, muchos de sus trabajos fueron publicados en la revista Verde Olivo.
Escribió sus vivencias en forma de diarios, relatos, crónicas, artículos, que después enriquecería para legarnos obras como La guerra de guerrillas, que sintetiza las experiencias de la lucha guerrillera y los Pasajes de la Guerra Revolucionaria, parcialmente publicado con carácter exclusivo para la revista brasileña O´ Cruzeiro durante los meses iniciales de 1959, más tarde por Bohemia, Verde Olivo, Ediciones Unión, Editorial de Ciencias Sociales y, finalmente, con los arreglos del autor de 1965, por la Editora Política.
De sus obras, Pasajes de la guerra revolucionaria es la que posee, además de su valor histórico, indudables méritos como literatura testimonial. Los sucesos de la guerra se presentan no solo en lo épico sino en lo sensible; con un lenguaje claro, en ocasiones con recursos de la oralidad, recoge, tanto batallas victoriosas o perdidas, como caminatas desalentadoras, traiciones, hechos heroicos, anécdotas cotidianas, situaciones humorísticas o trágicas; en fin, la guerra vista en toda su complejidad, en todo su carácter de acción humana.9
El Che admiraba a los grandes escritores y, en ningún momento se atribuía esta condición. En 1960, envió una carta al prosista argentino Ernesto Sábato, donde expresó: " [...] cuando leí su libro Uno y el universo, que me fascinó, no pensaba que fuera Ud. poseedor de lo que para mí era lo más sagrado del mundo, el título de escritor [...]."10 Otro ejemplo que así lo constata es la carta enviada a León Felipe en 1964: " El otro día asistí a un acto de gran significación para mí. La sala estaba atestada de obreros entusiastas y había un clima de hombre nuevo en el ambiente. Me afloró una gota del poeta fracasado que llevo dentro y recurrí a Ud. para polemizar a la distancia. Es mi homenaje; le ruego que así lo interprete."11
Muchos autores han aludido a su condición de escritor, como es el caso de Denia García Ronda, quien, al referirse a la obra de Ernesto Guevara, manifiesta que " [...] su práctica literaria estuvo marcada por la voluntad de comunicación de ideas, y no por un afán de pertenencia al campo de las letras."9 Y es que no estamos frente a un literato, sino ante un hombre que, poseyendo indudable talento de escritor, condujo su vida por otros senderos; por tanto, ese transitar en el ámbito de las luchas sociales, fue la base para la formación de su competencia comunicativa, como un conjunto de habilidades y conocimientos que le permitieron interpretar y usar apropiadamente el significado social de las variedades lingüísticas, desde cualquier circunstancia, de acuerdo con las funciones y con las suposiciones culturales en cada situación comunicativa.11
Esa arista ha sido valorada por diferentes personalidades de nuestra cultura. El líder de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz se refirió a su estilo inconfundible y al valor de sus textos: " Escribía con la virtuosidad de un clásico de la lengua. Sus narraciones de la guerra son insuperables [...] y algunos de esos escritos no dudamos de que pasarán a la posteridad como documentos clásicos del pensamiento revolucionario."12 Al respecto precisó Roberto Fernández Retamar: " Felizmente para nosotros, será no sólo una de las figuras más deslumbrantes de la hazaña iniciada entonces, sino también su primer cronista [...]."13 Estos criterios acerca de la capacidad del Che como narrador, se apoyan no solo por el contenido histórico, sino por la atención que presta a los sentimientos y actitudes de los hombres, y la exquisita sensibilidad con que recurre a juicios y anécdotas sin afectar la verosimilitud del discurso.
Graziella Pogolotti en su artículo Apuntes para el Che escritor ofrece claras valoraciones sobre la competencia lingüística de Ernesto Guevara, quien, siendo argentino, logró comunicarse sin obstáculos: " Quiso emplear siempre la palabra justa, mejor la palabra necesaria. Supo hacerlo con voz propia que lo convirtió en uno de los mejores prosistas de nuestra lengua. Sin oropel, sin innecesaria adjetivación, carne y espíritu, palabra y acción, verbo y pensamiento, forman una sola cosa [...]"14 y para confirmar aún más los criterios del máximo líder cubano y de Fernández Retamar, la investigadora manifiesta que el Che " [...] utiliza una lengua clásica y actual, directa, libre de casticismo, pero igualmente válida en cualquier país de América Latina."14
En otros trabajos, como el de Adolfina Cossío, Los escritos del Che: algunas consideraciones sobre el estilo, se particulariza en la tendencia a la concisión, sencillez y naturalidad y sobre todo, el uso moderado de recursos estilísticos, cuyas preferencias se deben al " [...] innegable espíritu didáctico, el afán de ser entendido claramente, la intención de extraer conclusiones útiles de sus experiencias [...]"15, lo cual no deja dudas de la competencia comunicativa de Ernesto Guevara en el discurso escrito, valoración que no se contradice con las particularidades de su discurso oral.
Al participar en el proceso de liberación de Cuba e integrarse en las tareas de la construcción del socialismo, Guevara manifestó su voluntad de comunicación de ideas que lo llevó a expresarse en innumerables oportunidades desde 1959 hasta 1965, pero desde antes, en su obra escrita, expresa sus consideraciones sobre los discursos que se pronunciaban en otras circunstancias. Así expresó en su segundo diario de viaje que titulara Otra vez: " Cuando oía a los cubanos hacer afirmaciones grandilocuentes con una absoluta serenidad me sentía chiquito. Puedo hacer un discurso diez veces más objetivo y sin lugares comunes, puedo hacerlo mejor y puedo convencer al auditorio de que digo algo cierto pero no me convenzo yo, los cubanos sí. Ñico dejaba su alma en el micrófono y por eso entusiasmaba hasta un escéptico como yo."8
Además del elogio al acto oratorio de los cubanos y la peculiar modestia que lo caracterizaba, en el texto citado, deja sentadas sus posibilidades como tribuno; pero aún no había llegado el momento para su desarrollo discursivo: la Revolución en el poder sin los impedimentos del régimen neocolonial. La nueva etapa social le permitió expresarse tanto dentro como fuera de Cuba en correspondencia con sus concepciones e ideas revolucionarias y marxistas; en todos sus discursos condenó la explotación de los países subdesarrollados por el capital financiero imperialista y proclamó el derecho de los campesinos a la tierra, del obrero al fruto de su trabajo, de los niños a la educación, de los estados a la nacionalización de los monopolios, de las naciones a su plena soberanía.
El Che sabía escuchar con atención a sus interlocutores, y con la expresión de su rostro, postura y tono de voz adecuados, lograba trasmitir con claridad y precisión sus ideas, criterios y argumentos; en las conversaciones, si era necesario polemizar, tenía la capacidad de persuadir, así como de refutar cualquier crítica incorrecta; como conocía la idiosincrasia del cubano, podía pronunciar palabras fuertes cuando las circunstancias lo requerían; insistía en la necesidad de utilizar, en ocasiones, un lenguaje más compulsivo para que se cumplieran las tareas de la Revolución.16
Nils Castro se refirió así a sus particularidades comunicativas: " [...] lo habíamos creído a veces demasiado severo, excesivamente mordaz, riguroso y exigente. Es su estilo. Nos espolea para hacernos más completos."17 Y, en efecto, tanto en reuniones, conferencias, como en los discursos públicos, el Che lograba cautivar a los oyentes, no solo por el contenido de sus intervenciones, sino por su presencia y empuje oratorio; al respecto expresó Ezequiel Martínez Estrada: " Pronto lo escuché con unción más que con curiosidad, lo confieso, y lo admiré en su actitud de tribuno de la plebe, docto y circunspecto como un patricio. La palabra engarza perfectamente en la persona; por lo que dice se sabe lo que es. Exteriormente su figura es la de un personaje bíblico que viste uniforme de fajinas en vez de túnicas; el cabello y la barba intensos encuadrándole un rostro de adolescente fatigado, los hombros altos y el torso aplanado, sin ninguna robustez corporal, y sin embargo, resistente y poseedor de una fuerza comunicativa, de dominio sobre los demás."18
Asimismo, la profesora e investigadora Rosario Mañalich se refiere a las habilidades del Che para adecuar el lenguaje y el tono según la situación comunicativa, y también destaca sus cualidades como emisor al expresar: " Hay que añadir en esta competencia lingüística, estratégica y sociocultural del Che su bella voz, llena de matices; fue un gran comunicador y dentro de su obra literaria la oratoria ocupará un lugar destacado no solo en lo que dice sino cómo lo dice."19
Un ejemplo de ello fue en el Congreso Latinoamericano de Juventudes el 28 de julio de 1960, cuando Guevara pronunció un discurso dirigido a los representantes de los pueblos latinoamericanos; en el cierre de su intervención concluye con el llamado a los pueblos de América a seguir el ejemplo de nuestra Isla, aunque desapareciese de la faz de la tierra y, con marcado lirismo, exhorta a los presentes a llevar a sus países un mensaje de amor y de esperanza: " Aquí estamos. La palabra nos viene húmeda de los bosques cubanos. Hemos subido a la Sierra Maestra, y hemos conocido a la aurora, y tenemos nuestra mente y nuestras manos llenas de la semilla de la aurora, y estamos dispuestos a sembrarla en esta tierra y a defenderla para que fructifique. Y de todos los otros hermanos países de América, y de nuestra tierra, si todavía persistiera como ejemplo, les contestará la voz de los pueblos, desde ese momento y para siempre: ¡Así sea: que la libertad sea conquistada en cada rincón de América!"10
La formación intelectual de Ernesto Guevara de la Serna se fue consolidando desde su juventud en la medida que leía y estudiaba temas muy variados de economía, política, filosofía, historia, literatura, arte, ciencia y tecnología; su vasta cultura le posibilitó desarrollarse en el campo de las letras y, aunque no se consideraba escritor, nos legó una obra creativa, cuyos valores han sido enjuiciados por diversas personalidades del ámbito cubano y universal, en especial, su competencia comunicativa.
Además de su discurso escrito en el que demostró un completo dominio de la lengua, el Che manifestó su avidez de comunicación de ideas, sobre todo en el periodo de la Revolución en el poder cuando desempeñó varias funciones de gobierno y representó a Cuba en escenarios internacionales. Su discurso oral reflejó la preparación cultural obtenida de manera autodidacta: en sus conversaciones, conferencias y otras intervenciones públicas lograba cautivar a los receptores.
El afán por educar a todos cuantos lo rodeaban, propició que el Che se convirtiera en un orador consciente de la necesaria correspondencia entre sus discursos y los oyentes; su capacidad para ordenar lógicamente las ideas y la selección precisa de los argumentos, hechos y explicaciones siempre estaban en función de la situación y el contexto en la que se desarrollaba cada acto comunicativo.
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Recibido: 12/12/2009 Aprobado: 20/07/2010
Zenaida Vicente Portales, Licenciada en Educación especialidad Español y Literatura, Máster en Cultura Latinoamericana, Profesora Asistente, Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey, Departamento de Extensión Universitaria, Carretera Central Oeste Km 4½, Camagüey, Cuba, CP. 70 700. zvp@iscmc.cmw.sld.cu