Introducción
El envejecimiento es un proceso dinámico, progresivo e irreversible, en el cual se presentan alteraciones morfológicas, funcionales y bioquímicas, que van alterando progresivamente el estado del organismo; por lo que se debe considerar la vejez como una etapa especial de la vida.1
Cada vez más personas sobrepasan las barreras cronológicas que el hombre ha situado como etapa de vejez y que convierte al envejecimiento poblacional en uno de los desafíos más importantes para las sociedades modernas.2
El fenómeno del envejecimiento poblacional es más manifiesto en los países occidentales, donde la población adulta alcanza aproximadamente el 20 %. Para el año 2025, el 25 % de la población mundial será mayor de 60 años.2,3 En Cuba, según el Anuario Estadístico de Salud, los indicadores de salud al cierre del 2018 mostraban que el 20,4 % de la población nacional se encontraba en ese rango de edad, y ya casi terminando el 20204 la cifra era de 20,8 %.5 Ello constituye un logro de las políticas de salud implementadas, pero debe ir acompañado de una mejora de la calidad de este grupo poblacional, para lo cual es imprescindible el conocimiento de su estado de salud, necesidades y demandas.6
Una de las características fundamentales del envejecimiento es precisamente la pérdida dentaria; esta hace que se pierda la función de estimular el hueso de los maxilares para que se conserve su altura, y ello conlleva a la reducción crónica, acumulable y progresiva de la altura y espesor de los maxilares en las zonas antes ocupadas por los dientes (rebordes alveolares), y a que se produzca y/o acentúe el deterioro de la apariencia facial.7
Se puede inferir que el estado de salud bucal de la población geriátrica es el reflejo de los cuidados estomatológicos que durante toda la vida se reciben; sumado a las posibles consideraciones sistémicas que condicionan su estado de salud.
Las consecuencias de la pérdida dental son graves, pues limitan la gama de alimentos a ser consumidos, producen alteraciones en la estética facial, y la fonética, así como tienen un gran impacto en la autoestima.7,8 Aquí es donde comienza a desempeñar un importante papel la prótesis dental, haciéndose necesario su uso.8
La calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) se define como la medida en que se modifica la vida en función de limitaciones físicas, psicológicas, sociales y de disminución de oportunidades a causa de la enfermedad, sus secuelas, el tratamiento y/o las políticas de salud.8 Su evaluación en un paciente representa el impacto que una enfermedad y su consecuente tratamiento tienen sobre la percepción de este respecto a su bienestar.9
Estudios extranjeros evalúan la calidad de vida relacionada con la salud bucal (CVRSB) en ancianos y desdentados con diferentes métodos.6,10,11 En Cuba se publicó recientemente un estudio post-rehabilitación protésica sobre el tema.9
El estudio de los resultados a mediano y largo plazo de la rehabilitación protésica en los adultos mayores puede contribuir a elevar la calidad de la atención a estos pacientes. Por eso es objetivo de este trabajo determinar el impacto de la rehabilitación con prótesis total estomatológica en la calidad de vida relacionada con salud bucal de una serie de adultos mayores.
Métodos
Se realizó un estudio descriptivo, transversal, en el Servicio de Prótesis Estomatológicas de la Facultad de Estomatología Raúl González Sánchez, de La Habana, en el periodo enero 2017 a diciembre 2019. La población objeto de análisis fueron los pacientes atendidos en dicha consulta, que requirieron de rehabilitación protésica, de edad igual o superior a 60 años, que dieron su consentimiento, con ausencia de todos los dientes; y cavidad bucal y reborde alveolar residual que permitiera la rehabilitación protésica. Fueron excluidos aquellos que presentaron lesiones ulcerosas, leucoplasias u otra alteración de la mucosa oral, resorción de los huesos que inhabilitara la rehabilitación, alteración o incapacidad psíquica que pudiera interferir en el desarrollo y objetivos del estudio. Fueron retirados de la serie quienes no usaron la prótesis dental de manera sostenida, interrumpieron la entrevista y cancelaron su participación; o dejaron sin responder al menos una pregunta del cuestionario.
Según muestreo, se estimó que la población de adultos mayores atendidos para prótesis total en el servicio, ascendió a 150 cada año. Incluidos dos años, se decidió trabajar con una tercera parte de ese universo, o sea, 100 pacientes. La selección se realizó de modo consecutivo por muestreo por conveniencia.
Los datos inherentes a la investigación se obtuvieron del interrogatorio, la observación y la medición. En la entrevista se exploraron variables como la edad (grupos etarios: 60-74 años, 75-89 años) el sexo y el motivo de consulta (preocupación estética, preocupación funcional y ambas).
Para la medición del impacto, se aplicó la versión abreviada en español del cuestionario Perfil de Impacto de Salud Oral (OHIP-14, por sus siglas en inglés), validada en la población mexicana por el Dr. Roberto Carlos Castrejón Pérez,12 adjunto a una planilla de recolección de datos. Este cuestionario evaluó el impacto de la rehabilitación protésica (impacto/no impacto) según sus dimensiones: limitación funcional, dolor físico, incomodidad psicológica, inhabilidad física, inhabilidad psicológica, inhabilidad social e incapacidad.
Se calcularon los valores medios y desviación estándar (DE) para las variables edad, motivo de consulta y dimensiones del cuestionario; así como se aplicaron los estadígrafos T de Student, Chi cuadrado y prueba exacta de Fisher para evaluar la significación estadística al correlacionar las variables.
La presente investigación se realizó previa aprobación, y bajo la rectoría del Consejo Científico de la Facultad de Estomatología Raúl González Sánchez, en función del adecuado cumplimiento de los procederes éticos.
Resultados
Se detectó predominio femenino en el grupo (60 pacientes), con promedio de edad 67,1 años versus 69,5 años en los hombres, diferencia carente de significación (p=0,104). Se concentró mayor cantidad de personas en edades entre 60 y 74 años (78 pacientes). (Tabla 1).
La mayoría de los ancianos refirió que la preocupación por el uso de la prótesis era tanto por cuestiones estéticas como funcionales (77 casos); en tanto otros 19 estaban preocupados por lo funcional solamente y cuatro por la estética. Entre las féminas, la proporción de casos preocupados por la estética fue mayor (5%) y también la referencia a preocupación estética y funcional (83,3 %). La relación se aproximó a la significación estadística, sin alcanzarla (p=0,067). (Tabla 2).
La edad promedio de los pacientes preocupados, tanto por estética como por función, fue de 72 años. Los preocupados solo por estética promediaron 66 años, y los preocupados por función, 67,2 años. La diferencia fue significativa (p=0,031). (Tabla 3).
Resultante de las respuestas al cuestionario OHIP-14, el puntaje global alcanzado como promedio fue de 15,5 puntos, valor dentro del rango evaluable como bajo impacto. La dimensión más afectada fue la limitación física, determinada por la salud bucal, con un valor medio de 4 puntos (de 8 máximos). Le siguió en frecuencia la incomodidad psicológica, con 3 puntos promedio, y el dolor físico con 2,9. La dimensión menos afectada fue la de incapacidad (puntaje promedio 1,1). La evaluación global del cuestionario mostró que la mayoría de los casos clasificó como no impacto (88 pacientes). (Tabla 4).
La percepción de calidad de vida, identificada en la categoría no impacto según la forma evaluativa del cuestionario OHIP-14, fue similar en ambos sexos, sin diferencias significativas (p=0,758). (Tabla 5).
Discusión
El estudio realizado tuvo como objeto de estudio a pacientes de la tercera edad de la vida. Dentro de ellos, el sexo femenino fue más numeroso. Este resultado, así como el del valor promedio de la edad, se mantiene similar en los diferentes reportes de investigaciones, incluso aquellos provenientes de contextos foráneos, como es el caso del publicado por Bellamy,13 quien incluyó en su análisis adultos de 50 años o más, y obtuvo promedio de edad de 67,4 (DE±8,3) y 56,5 % de mujeres; aunque en la serie del presente estudio fue mayor proporción de mujeres.
Los intereses de los adultos mayores para el uso de las prótesis removibles iban tanto a la recuperación de la estética como a la funcionalidad. Esto muestra que no se cumple la afirmación de que los ancianos muestran menor interés en la estética, lo cual no contradice que esto pueda ocurrir en la población total, pues se trata precisamente de aquellos que acuden en busca del servicio.
Sivakumar14 plantea que las expectativas de los pacientes edéntulos no marcan diferencias en la mejoría de la CVRSB a partir de la rehabilitación. No obstante, es interesante destacar la importancia que dan a ambos aspectos (estética y función), lo que debe ser seriamente tomado en cuenta por los protesistas.
La evidencia disponible indica que la necesidad de prótesis dental sí puede ser influyente en la percepción de la CVRSB, pero las estrategias a utilizar para responder a esta necesidad, deberán considerar la satisfacción del usuario para que sean realmente costo-efectivas.9
Otros autores también destacan el efecto de la rehabilitación protésica en la CVRSB. Para Bellamy,13 el promedio del OHIP-14 fue de 9,8 (DE±10,0), con el valor más alto en la limitación funcional (media de 2,4); seguida por el dolor físico (1,9) y la incapacidad física (1,9). La puntuación promedio es más baja que la actual y las áreas más afectadas difieren también, lo que se atribuye a que no todos los adultos eran desdentados, a diferencias poblacionales, lo que puede modificar las prioridades y el valor que dan a la apreciación estética. Rossignoli afirma que la CVRSB de los adultos mayores edéntulos se ve severamente afectada, pero que la rehabilitación protésica es capaz de restituir la fisiología, la estética y la autoestima.15 Un estudio realizado en Cuba por Justo Díaz,9 identificó como dimensiones de mayor impacto: malestar psicológico, dolor físico e incapacidad física; y con un menor impacto las dimensiones: incapacidad social y minusvalía, siendo esta última una experiencia difícilmente identificada en las poblaciones de estudio mencionadas. En el estudio actual, para la mayoría de los pacientes la rehabilitación protésica tuvo una influencia positiva en la calidad de vida percibida, y para el resto (12), aún después de la rehabilitación protésica, la percepción de CVRSB no fue del todo satisfactoria, lo que se traduce en impacto a partir del hecho que este cuestionario está diseñado para evaluar efectos negativos de los problemas bucales en la calidad de vida. La limitación funcional y psicológica y el dolor físico fueron las dimensiones más afectadas.
Uno de los intereses del presente estudio era determinar la influencia que pudiera tener el sexo en la CVRSB para este grupo de pacientes. Los resultados mostraron escasa diferencia entre sexos, con tendencia a mayor impacto adverso en las mujeres.
Según el estudio de Llanos,16 los puntajes de OHIP-14 totales son más bajos (mejor CVRSB) en los hombres que en las mujeres; esto, en adultos mayores chilenos rehabilitados con implantes o con prótesis removibles. Sin embargo, Moya17 no encontró diferencias entre hombres y mujeres chilenos ingresados para rehabilitación bucal, utilizando el GOHAI; y Martínez,18 obtuvo mejor CVRSB en mujeres, entre los residentes en asilos de ancianos nicaragüenses.
Se plantea que existe percepción negativa en las mujeres con pérdidas dentales, atribuida a que ellas se preocupan más por su estado de salud que los hombres, lo cual se evidencia mediante la mayor demanda de atención médica y odontológica.8 De ahí que también puedan verse más beneficiadas que los hombres por la rehabilitación bucal, siempre que esta satisfaga sus expectativas y viceversa.
En cuanto a la posible influencia de la edad en el impacto, Justo Díaz9 no encontró diferencia significativa en el impacto entre los diferentes grupos etarios. En el presente estudio, a mayor edad se detectó menor impacto negativo, aunque no significativo, lo que implica que los adultos de la tercera edad fueron los menos beneficiados por el tratamiento protésico, en tanto la cuarta edad alcanzó mayores beneficios a partir del tratamiento. Esto pudiera explicarse por la presencia de menores expectativas, o mayor beneficio funcional luego de largo periodo de desdentamiento, aspecto no estudiado.
Los resultados actuales corroboran que todos los ancianos pueden beneficiarse por igual con la rehabilitación protésica, independientemente de su edad y sexo. Este es un elemento favorable, que demuestra que la prestación recibida es de alta calidad, y que la rehabilitación protésica de los ancianos es una de las acciones que deben asumirse en función del mejoramiento de su calidad de vida.
No obstante, sería de utilidad realizar evaluaciones futuras de la satisfacción de los ancianos con sus prótesis, y determinar los factores que puedan afectarla. El impacto sobre salud bucal del edentulismo no puede culminar con la rehabilitación, sino que debe ir más allá, con su seguimiento en el tiempo.
En los ancianos rehabilitados con prótesis totales predominaron los de la tercera edad, el sexo femenino y la preocupación estética y funcional. La rehabilitación protésica no tuvo impacto negativo sobre la calidad de vida relacionada con la salud bucal en la mayoría de los casos, lo que corresponde a beneficio, o sea, calidad de vida relacionada con la salud bucal adecuada. El impacto adverso sobre autopercepción de la salud bucal no estuvo mediado de modo significativo por la edad y el sexo.