Introducción
Todo proceso pedagógico tiene la particularidad de fundamentarse sobre la base de que en las aulas está el futuro de la sociedad, pero cuántas veces se ha pensado que los componentes cognoscitivos, procedimentales y actitudinales con que se dota a los educandos, difieren sobremanera con ese futuro que se desea construir.
Se está preparando verdaderamente a los alumnos para el porvenir cuando se continúan empleando las mismas herramientas con que fueron formadas generaciones precedentes, para el aquí y el ahora; no se concibe construir el futuro con los medios del pasado, toda vez que las exigencias del presente demandan nuevos conocimientos, habilidades-competencias y actitudes, para enfrentar los cambios en la contemporaneidad.
Se precisa dotar de los instrumentos necesarios para que los individuos sean capaces de captar los acontecimientos portadores de futuro, que delinearán el modo de sentir, pensar, actuar, imaginar, y crear los posibles escenarios de actuación, sobre la base de lo posible, probable y deseable que encierra el proyecto de país que se propone edificar.
Para ello resulta necesario incorporar a la práctica pedagógica nuevas concepciones que posibiliten poner a los educandos en condiciones de construir el futuro desde el presente, anticipándose a los problemas, desarrollando acciones tendentes a minimizar la incertidumbre, valorar alternativas de modo creativo y poner en tensión todas las potencialidades con un enfoque prospectivo.
A este propósito se dirige el presente artículo, que propende a reflexionar acerca de la importancia de la práctica pedagógica con enfoque prospectivo en el Sistema de Escuelas del Partido.
Desarrollo
En el Sistema de Escuelas del Partido, la dimensión de futuro se inscribe en los sustentos del perfil de los egresados como futuros cuadros políticos, la cual debe trascender su noción declarativa y aplicarse rigurosamente con un enfoque prospectivo a la práctica pedagógica.
En el modelo pedagógico se plantea que la sociedad del futuro, la del conocimiento y el aprendizaje, demanda a las Escuelas del Partido requerimientos de orden cognitivo y de formación de habilidades de mayor nivel, donde el futuro agrega también desafíos de orden valórico para la nueva sociedad del siglo XXI.
A tono con ello, en el discurso de clausura del VI Congreso del Partido celebrado en abril del 2011; en relación con la comprensión de los retos y desafíos que enfrenta este tipo de enseñanza, se plantea: “El sistema de Escuelas del Partido a nivel de provincia y nación, en la reorientación de sus propios programas, jugará un papel protagónico en la preparación y recalificación continua… de los cuadros partidistas, administrativos y empresariales”. (Castro, 2011, p. 7)
Así también, en el objetivo 83 de la I Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba (PCC) se estipula la necesidad de “fortalecer el Sistema de Escuelas del Partido y en especial las escuelas municipales. Diseñar la estrategia de superación de los cuadros políticos que contemple, entre otros aspectos, la preparación previa para ocupar los cargos según las exigencias, funciones y requisitos de los mismos”. (Partido Comunista de Cuba, 2011, p. 13)
Estas demandas del contexto a la institución educativa, deben encontrar su soporte en la concepción de la práctica pedagógica, en correspondencia con las exigencias presentes y futuras de la sociedad.
Algunas concepciones teóricas sobre la práctica pedagógica
La práctica pedagógica ha sido considerada por Huberman (citado en Moreno, 2006), como “proceso consciente, deliberado, participativo implementado por un sistema educativo o una organización con el objeto de mejorar desempeños y resultados, estimular el desarrollo de la renovación en campos académicos, profesionales o laborales y formar el espíritu de compromiso de cada persona con la sociedad y particularmente para la comunidad en la cual se desenvuelve”. (p.96)
Puntualizan estos investigadores que esta compromete a los sujetos, los que direccionan el proceso de enseñanza aprendizaje, un espacio (escuela) y un saber (pedagogía).
En este sentido Jeroné & Pulido (2002), convienen que “el aula, la escuela y el mundo en sí mismo se convierten en escenarios propicios para resignificar la experiencia pedagógica mediante el desarrollo de competencias para observar, escribir re-escribir, reflexionar, ingeniar estrategias nuevas y solucionar problemas prácticos”. (p.39)
A partir del análisis de Garanto (2000), “la experiencia es la clave de las organizaciones inteligentes, por ser capaces de sobreponerse a las dificultades, reconocer amenazas y enfrentar nuevas oportunidades… la apertura participativa, reflexiva, son los aspectos más aceptados para aprender a aprender". (p. 44)
Son reconocidos los criterios que la sola práctica produce solo una rutina sin sentido y orientación inadecuada y da una experiencia muy limitada y nada decisiva; que solamente la teoría y la reflexión de esa práctica pedagógica llenan de sentido la interacción, planeando actividades acordes con el proceso de crecimiento, desarrollo y maduración, estimulando al alumno según sus posibilidades y necesidades.
Resulta interesante tomar en cuenta estas concepciones en el Sistema de Escuelas del Partido, puesto que la práctica pedagógica delinea un proceso que involucra las disímiles mediaciones que se establecen en el ámbito educacional, el docente, los alumnos, los modos de concebir el proceso pedagógico, la filosofía predominante en la institución, sin desconocer el contexto en que se desenvuelve y sus exigencias a corto, mediano y largo plazo, lo que le garantiza su pertinencia.
No resulta ocioso dotar a la práctica pedagógica de un enfoque prospectivo para la preparación de los cuadros, lo que posibilitaría readecuar ésta a las necesidades presentes y futuras de la sociedad desde una reflexión casuística de las demandas del entorno a la institución educativa.
Relevantes aportes a esta idea son sustentados por los investigadores Forciniti, & Elbaum (2001), quienes establecen que la disposición por adelantarse a los conocimientos que serán influyentes en el porvenir aparece como una prioridad para aquellas instituciones que, como las educativas, forman para el futuro. Consideran que la prospectiva en el campo educativo tiene su inserción también a nivel de la planificación: diseñar planes de estudio que supone prever determinados impactos de conocimientos en realidades sociales y económicas determinadas y cambiantes.
En este orden se afirma que, una concepción prospectiva de la práctica pedagógica en un mundo en constante cambio, los responsables de la política educativa, así como los actores y miembros de la escuela deben tener una visión prospectiva, es decir, una idea a mediano y largo plazo de los futuros programables y posibles, tanto para la sociedad en su conjunto, como para los contenidos y procesos de aprendizaje y enseñanza que demandarán nuevas competencias.
Desde esta perspectiva, el investigador colombiano Gil-Bolívar (2006), considera como factores principales: la adopción de modelos educativos orientados a la producción de saberes nuevos y el aprendizaje permanente, donde las instituciones del saber deberán fortalecer sus capacidades, a partir de un permanente ejercicio de reflexión-apropiación-acción con sus distintos entornos sociales, que le garantice su pertinencia.
En este contexto, resulta interesante lo aportado por un grupo de investigadores tales como: Parra, et al. (2007), sobre el diseño de una metodología prospectiva aplicada en la Educación Superior, donde se considera a la prospectiva como un proceso holístico, que permite la participación en la planeación de futuros aplicables a una sociedad, una institución o una organización, compuesto por la vinculación y la resignificación constante de los componentes políticos, sociales y económicos, frente a una relación de variables tanto del presente como del futuro.
Asimismo, resulta oportuno tomar en cuenta la contribución de Silva (2012), desde la relación entre estructura y cultura, el cual defiende la idea de, “cómo las estructuras institucionales -en este caso las educativas- deben brindar respuesta y sentido a ambos polos de esta relación recíproca para la búsqueda de nuevos sentidos para la educación”. (p. 78)
A partir de ellos, se indaga en qué medida constituyen gérmenes de cambio para la construcción de nuevos escenarios futuros, proponiendo la relación estructura-cultura como tensión inevitable a considerar y que los actores en cuestión deben -en cada caso- decidir con qué énfasis resolverla; cuestión esta que precisa establecer las pautas a desarrollar por los actores involucrados, y en mayor medida, por los que dirigen el proceso de apropiación de conocimientos (los docentes); lo que posibilitará realizar las necesarias transformaciones en el campo educativo en la conformación de los futuros escenarios.
Acerca del enfoque prospectivo como herramienta pedagógica
En Cuba el enfoque prospectivo ha tenido un multivariado aporte en diferentes áreas del saber, aunque en el contexto pedagógico se ha considerado como una herramienta de planificación del proyecto educativo en las Instituciones de Educación Superior (IES). Al respecto, autores de significación en este asunto, son: Méndez, et al. (2000), quienes sustentan que la prospectiva, en su calidad de aproximación constructivista del futuro, brinda la posibilidad de reflexionar sobre el futuro, diseñando la imagen deseada y proyectando las acciones hacia el presente, para lograr una mejor comprensión como acercamiento progresivo al futuro deseable.
Los investigadores Maroa, & Echeverría (2001), le confieren importancia cardinal al enfoque prospectivo en la evaluación del docente universitario para la gestión del conocimiento y en el campo de la investigación que debe desarrollar este sujeto medular del proceso pedagógico, que generan propuestas interesantes para concebir el rol de los educandos y el profesor, en tanto sujetos activos del proceso de transformaciones que se desarrollarán en el país.
Consideran que los estudios con enfoque prospectivo en las Instituciones de Educación Superior (IES), no han tenido el desarrollo suficiente que la situación actual hubiera requerido; son del criterio de que se necesita más fundamentación teórica y metodológica en los análisis, y realizar prácticas consecuentes apoyadas en este enfoque.
En el Sistema de Escuelas del Partido se han desarrollado esfuerzos significativos para perfeccionar la práctica pedagógica. La investigadora Santana afirma: “el reto que debe enfrentar la educación de las Escuelas del Partido es colosal, ya que debe preparar al cuadro para construir la nueva sociedad, prever, crear, solucionar problemas, así como fortalecer su compromiso” (Santana, 2002, p. 54). Adiciona en este sentido que: “La pedagogía de nuestro sistema debe diseñarse, consecuentemente, para que el cuadro logre en su modo de actuación detectar las manifestaciones o síntomas de los posibles problemas, darle solución a los existentes y proyectar el futuro”. (Santana, 2002, p.55)
También, el especialista en prospectiva Cordero (2010), quien en su trabajo de investigación propone, a partir del enfoque prospectivo, un grupo de medidas que permitan a mediano plazo el desarrollo y fortalecimiento del proceso docente educativo en los diferentes cursos efectuados en la Escuela Superior del Partido. Considera necesario para el trabajo de dirección partidista en la actualidad. De igual forma expone que “sería ineludible introducir desde la docencia las nociones básicas de la metodología general de la prospectiva, con el objetivo de perfeccionar el trabajo de los cuadros”. (Cordero, 2010, p.16)
Lo expuesto, denota la necesidad, primeramente, de la preparación de los profesores y personal de apoyo a la docencia, de manera que se apropien de conocimientos de este tipo de enfoque, para poder transformar la práctica educativa actual. Si los Lineamientos del VI y el VII Congreso del Partido, están promoviendo nuevos cambios de procesos, paradigmas; requiere de nuevas actitudes, nuevo pensamiento, mayor creatividad y proactividad, tendrá justamente, que adaptarse la práctica pedagógica al nuevo contexto y movilidad de la sociedad cubana (Partido Comunista de Cuba, 2011).
Por otra parte, el Plan Nacional de desarrollo económico y social de la nación hasta el 2030, constituye un instrumento de trabajo, que contiene un enfoque perspectivo del crecimiento y desarrollo de la economía cubana. Este material dentro de sus elementos contentivos, registra la misión y la visión de país durante los próximos años. Está indicando, ¿cómo será Cuba en el 2030 y más allá?; de igual forma, fijará las metas a alcanzar desde un punto de vista cuantitativo; y precisarán las demandas presupuestarias y la correspondencia de estas con las fuentes de financiamiento disponibles en el país (Partido Comunista de Cuba, 2016).
Además, el documento establece y refuerza los mecanismos democráticos, sistemáticos y públicos de seguimiento, control, evaluación y rendición de cuenta a todos los niveles, dirigidos a implantar modelos de gestión orientados a resultados, elemento indispensable para la retroalimentación de los procesos de planificación, de toma de decisiones y de las correcciones necesarias, con vistas a lograr las mejores vías de acción ante las cambiantes condiciones. Por ello, deberá constituir un documento de consulta permanente de los cuadros ya sean políticos o administrativos. Este constituye un ejemplo desde su concepción, que el enfoque prospectivo de la nación está presente.
Desde esta visión, los cuadros, para ejercer un ejercicio eficiente en el cumplimiento de sus funciones, deberán apropiarse de conocimientos teóricos, conceptuales y prácticos e integrarlos como un todo, cambiar la forma de pensar y actuar, ello implica ser otro, atemperarse a las nuevas condiciones, correr con el tiempo y en el tiempo, y ser preciso, constante y sistemático. En este sentido se adiciona, la planificación y planeación estratégica, como parte indisoluble del enfoque prospectivo en el proceso de dirección partidista.
Según Núñez García & Vila Pérez (2012), consideran que la práctica pedagógica con enfoque prospectivo en la preparación de los cuadros posibilitaría:
Caracterización (diagnóstico integral del objeto de dirección) sobre la base del contexto económico, político, social, cultural, ideológico y tecnológico en un momento dado, o sea el punto de partida, así como su posible evolución o involución en correspondencia con los fines fundamentales que se persiguen (elemento rector del sistema de influencias y mediaciones entre los sujetos, instituciones, órganos y organismos inherentes al sistema (objeto de dirección) sobre la base de la misión (visión global).
Identificación de tendencias que benefician, perjudican o que permanecen neutras al objeto de dirección que ante determinadas situaciones (condiciones) pueden permanecer latentes, influyentes e incluso determinantes para el correcto desarrollo del proceso de dirección; lo cual precisa una correcta estructura de vigilancia (declarada o no), pero presente para advertir los cambios, transformaciones e incluso retrocesos propiciados por los acontecimientos portadores de futuro, que por su significación e importancia, pueden retrotraer a un estado no deseado el proceso, o en cambio, constituir una oportunidad para alcanzar mejores resultados.
Determinación e implicación de los factores coadyuvantes (sociales e institucionales) para lograr propósitos superiores (sinergias)que debe involucrar a todos en el cumplimiento eficaz y eficiente de los objetivos, pero que deben ser “ moldeados” en función de las metas propuestas, o sea, tener en cuenta el paso gradual de la normal resistencia al cambio, hacia el compromiso e implicación de los individuos e instituciones por medios persuasivos y fundamentados (racionalidad) y motivacionales (emocionalidad) para el cambio de mentalidad (de percepciones y representaciones) donde se debe establecer un puente que delinee la necesidad, y compulse, al salto cualitativo en el actuar de los individuos.
Análisis y puesta en práctica de acciones anticipadas para reducir las condiciones o fenómenos adversos al normal desenvolvimiento del objeto de dirección, donde la imaginación, creatividad e innovación (inventiva) son aspectos claves para construir el escenario o escenarios posibles, probables y deseables que posibilite la evolución del objeto de dirección a corto, mediano o largo plazo.
Delimitar medidas correctoras (retroalimentación) que permitan corregir en un tiempo prudencial los defectos, desviaciones, incorrecciones, o sea, los imponderables, aquellos acontecimientos, hechos, fenómenos o situaciones de variado signo que puede adecuar, instrumentar, estudiar o analizar aquellos sucesos que comprometen el proceso de dirección o demanda un reanálisis para aprovechar las oportunidades que el contexto presupone, limitar las amenazas y debilidades para consolidar las fortalezas del objeto de dirección .
Lo planteado anteriormente, precisa un cambio institucional trascendente para que, desde la práctica pedagógica, se provea de las herramientas necesarias para dotar a los cuadros de este enfoque en la toma de decisiones; de tal modo que desde las diferentes disciplinas los docentes se conviertan en analistas de sus propios temas, precisando los antecedentes, actualidad, perspectiva y prospectiva a corto, mediano y largo plazo del objeto de conocimiento en su integralidad.
Un estudio exploratorio de esta problemática, permitió constatar que:
Existen carencias en la formación de los docentes que implica limitaciones para asumir la práctica pedagógica con enfoque prospectivo, que favorezca la orientación de los cuadros en la toma de decisiones, en la proyección de acciones en nuevos escenarios y por tanto al cumplimiento de eficaz de sus funciones.
La concepción de la futura evolución de los hechos, fenómenos y procesos a corto, mediano y largo plazo objeto de estudio se circunscriben a informar (en el salón de clases) sobre su importancia para el proceso de toma de decisiones, pero no siempre se incorporan desde la práctica pedagógica las herramientas necesarias.
De igual forma, se revela una práctica de los cuadros dirigida al cumplimiento de normativas y disposiciones de manera formal, sin un análisis casuístico y contextualizado a tono con los nuevos retos que demanda la sociedad, que permita la adopción de decisiones oportunas en su radio de acción y prever su repercusión.
Además, en los programas diseñados por las instituciones educativas, se evidencia que no siempre se toman en cuenta los componentes cognoscitivos, procedimentales y actitudinales que tributen al enfoque prospectivo para la preparación del profesorado y cuadros políticos.
Por último, la práctica pedagógica manifiesta que no siempre la preparación que se le realiza a los cuadros, se desarrolla con un enfoque prospectivo, lo que implica que estos últimos, carezcan de esta orientación para el ejercicio de sus funciones. En este caso, constituye una limitante para ser eficientes y efectivos en las actividades que desempeñan.
La realización de un análisis casuístico de este proceso pedagógico, reclama una nueva concepción para el proceso de preparación de los cuadros políticos los cuales deben estar a tono con la situación circundante. Tomar en consideración los fundamentos del enfoque prospectivo para dotarlos de una visión de futuro deseable desde el presente, e incorporarles las herramientas necesarias para adoptar una actitud proactiva en el futuro, constituye uno de los disímiles retos a enfrentar en el proceso de construcción socialista.
Conclusiones
El proceso de actualización del modelo económico-social cubano traerá innegables impactos en todos los órdenes de la vida de la sociedad a corto, mediano y largo plazo; donde los cuadros deben estar en condiciones para desarrollar un proceso de dirección política, a tono con las exigencias actuales y futuras en la construcción del socialismo.
La prospectiva puede constituir y constituye un instrumento de insoslayable valor para el perfeccionamiento del proceso de dirección política, en su interrelación dialéctica entre pasado, presente y futuro de la evolución del objeto, captar los acontecimientos portadores de futuro, amenazas y oportunidades para delinear las acciones necesarias que permitan el manejo de la incertidumbre y alcanzar estadios superiores.
Desde la perspectiva social y en correspondencia con el perfil del egresado del Sistema de Escuelas, la prospectiva se convierte en una plataforma pedagógica de obligada referencia, y de importancia significativa, en la concepción del diseño curricular de los programas de estudio en las diferentes estructuras institucionales, y posibilitar alcanzar los niveles macro, meso y micro en el análisis de la realidad. Además, deviene en la concepción de un profesional competente, creativo e implicado con los cambios y transformaciones que se desarrollan en la sociedad cubana contemporánea.
El Sistema de Escuelas deberá desarrollar una transformación en su práctica pedagógica y encauzar el proceso de preparación de los cuadros políticos con enfoque prospectivo, como respuesta efectiva de la institución educativa, y en correspondencia, con las exigencias de la práctica social.