INTRODUCCIÓN
La educación de posgrado, entendida también como educación avanzada y en relación directa con lo establecido en la actualidad por la Organización Mundial de la Salud (OMS), como educación permanente, se define como el conjunto de procesos dirigidos a garantizar la preparación de los egresados universitarios y profesionales en su entorno laboral, con el propósito de completar, actualizar, profundizar los conocimientos, habilidades y valores que se necesitan alcanzar para un mejor ejercicio profesional, en correspondencia con los avances científicos y tecnológicos, así como las necesidades de las entidades en que se desarrollan.1
La educación de posgrado debe reconstruir una nueva educación, que prepare al ser humano para responder adecuadamente y superar los desafíos planteados en la época actual, donde el aprendizaje innovador implica el desarrollo de tres grandes capacidades o facultades humanas: a) autonomía, fundamento de toda autorrealización; b) espíritu crítico, capacidad de formar juicios y tomar decisiones que permitan actuar con independencia y libertad personal, y c) integración, derecho del individuo para formar parte del todo, para cooperar y vincularse en relaciones humanas más completas, y entender las interrelaciones e interconexiones de los problemas, situaciones y asuntos.2
La educación de posgrado en el Sistema Nacional de Salud (SNS) cubano tiene, entre sus objetivos fundamentales, la superación continua y sistemática de los profesionales, así como el desarrollo de habilidades y destrezas, que unido a la política social de salud, genera oportunidades de establecer una dinámica alternativa en la búsqueda de los contenidos más cercanos a las necesidades y los valores sociales contextuales.3
En las ciencias médicas existen principios que rigen la educación de posgrado y, de manera particular, condicionan la organización, ejecución y control del proceso docente educativo, como son: la integración docente-asistencial-investigativa, la vinculación estudio-trabajo y teoría con la práctica, la educación en el trabajo como forma de organización de la enseñanza predominante, la enseñanza tutoral, así como la educación continuada y permanente.4
La educación continuada y permanente se caracteriza por normas, pautas o preceptos encaminados a elevar la calidad de la competencia y el desempeño de los prestadores de los servicios de salud a la población, su contenido debe estar directamente relacionado con los problemas de la práctica profesional y en su proceso docente educativo adopta las más novedosas estrategias pedagógicas transformadoras, activas, dinámicas, flexibles, realistas, vinculadas al mundo del trabajo y de la profesión, integradas a los servicios de salud y a la investigación científica.5
Es por ello, que los autores del presente artículo se plantearon como objetivo reflexionar acerca de la pertinencia de la superación profesional; modalidad vinculada a fortalecer y mantener las competencias para garantizar la calidad del desempeño laboral.
DESARROLLO
La superación profesional en el contexto de las universidades de ciencias médicas
El concepto de la educación continua está sustentado en la Conferencia Mundial de Educación Superior, convocada en 1998 por la Unesco, el cual plantea que la educación, como eje fundamental del sistema educativo, deberá atender las necesidades y oportunidades presentes en el marco de las sociedades del conocimiento del nuevo siglo.
Para mantenerse actualizado en los adelantos que en forma vertiginosa se van produciendo en el mundo, la profesión médica ha tenido que recurrir a utilizar, no solo aquellas actividades de educación continua impartidas por las instituciones de educación superior, sino también a hacer uso de mecanismos de información que existen actualmente a su alcance en los diferentes países.6
En México, la Coordinación de Educación Continua de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma considera, entre las actividades académicas que puede realizar todo médico para su actualización: conferencias, cursos, seminarios, talleres y diplomados. De acuerdo con este organismo, la educación médica continua para el médico general es un proceso conformado por el conjunto de actividades de enseñanza aprendizaje, orientado a actualizar y profundizar los conocimientos, valores, actitudes, habilidades y destrezas requeridas para atender los problemas de salud.7
En Argentina, en un estudio de las estrategias utilizadas por los médicos para mantenerse actualizados se encuentran los cursos presenciales, y en orden de frecuencia, le siguió internet. Las fuentes principales de consulta en la red mencionadas son: PubMed, sitios web médicos y las publicaciones científicas internacionales. Los medios con soporte de papel conservan una proporción considerable de las elecciones de los profesionales consultados, seguido de la participación en congresos médicos.8
En Chile, internet constituye una de las fuentes primordiales de educación médica continua de los galenos con la gran cantidad de información que dispone y la rapidez de comunicación y su fácil acceso. No obstante, se considera que ningún proceso de superación profesional puede ser satisfactorio si no va acompañado de una evaluación de resultados de la enseñanza impartida o de los cambios de conducta en los profesionales, los cuales deben manifestarse en mejores resultados a nivel de los pacientes o sistemas.9
En España el principio fundamental de la educación médica continua consiste en la necesidad de cada profesional de mantener su competencia en el trabajo que está realizando, con el fin de mejorar la asistencia sanitaria recibida por los pacientes. El desarrollo de las nuevas formas de comunicación, principalmente a través de internet, como seminarios, videos conferencias, webcast y podcasts, abren otras posibilidades para favorecer la educación permanente.
Fernández Pérez10 señala que la educación médica continua tiene como premisas o tareas principales la vigencia del conocimiento médico obtenido durante su formación, en la medida que la ciencia y la tecnología lo faciliten; asimismo, la actualización del profesional en conocimientos, técnicas, metodologías y procesos específicos que les permitan incorporarse a un sistema, norma, método, y la inquietud o la necesidad permanente del sujeto para poder saber más o mejor de su propia profesión.
En Cuba, para Salas Perea et al.,11 la superación profesional constituye un conjunto de procesos educacionales que posibilita a los graduados universitarios la adquisición y perfeccionamiento continuos de los conocimientos y habilidades requeridos para un mejor desempeño en sus responsabilidades y funciones laborales. Es un componente clave de los sistemas de salud, para poder asegurar la calidad y la pertinencia de sus acciones.
Educación continua, continuada o permanente en salud son diferentes expresiones del desarrollo de un mismo proceso, socialmente determinado: la superación del personal de la salud, lo cual constituye un medio para alcanzar una mayor capacidad de los trabajadores de la salud para provecho de la población a la que sirven, está presente en todo momento de la carrera de un profesional y se proyecta más allá del aula, reconoce las funciones educativas ejercidas por otros organismos, sectores, ramas y agentes sociales; no se limita a la educación formal desarrollada mediante tal o más cual método educativo, pues comprende toda una variedad de experiencia.12
En las propuestas de superación que se ofertan en las universidades de ciencias médicas cubanas predominan los cursos y diplomados, en comparación con la conferencia especializada, el seminario, el taller, el debate científico, la autopreparación y otras, que posibilitan el estudio y la divulgación de los avances del conocimiento, la ciencia, la tecnología y el arte, establecidas por el Reglamento de Posgrado.
La modalidad a tiempo parcial es la más utilizada por su condición de comparecencia semipresencial, al optimizar tiempo, espacio y recursos. Sin embargo, la educación a distancia mediante la universidad virtual, no ha alcanzado todavía los resultados esperados, proyecto que se sustenta en el empleo de los recursos tecnológicos disponibles en cada universidad médica.
Todas las propuestas deben responder a las exigencias del puesto de trabajo y corresponderse con las necesidades de los profesionales para realizar sus funciones asistenciales, docentes, investigativas y gerenciales; en su diseño e implementación predominarán los aprendizajes epistemológicos, didácticos e investigativos, que de forma articulada puedan contribuir al logro de los objetivos de superación previstos.13
En los referentes estudiados se conceptualiza el diseño de las acciones de superación como resultado de decisiones de un momento histórico-educativo determinado; debe ser concebido como un proceso evolutivo, educativo e integral, centrado en el sujeto y, por tanto, ha de ajustarse a sus insuficiencias, intereses y ritmos de aprendizaje, ser abiertos y estar en continuo perfeccionamiento según surjan las necesidades.
Los nuevos conocimientos, la introducción de modernas tecnologías, los cambios de los perfiles epidemiológicos, así como la aparición de enfermedades crónicas, junto al envejecimiento de la población y la gran cantidad de información disponible, tanto en revistas científicas como a través de los medios de comunicación, obliga a los médicos a la revisión constante de sus procedimientos.14
Se requiere promover un proceso de superación para fomentar en los profesionales los hábitos de búsqueda reflexiva, de creatividad, que sean constructivos y capaces de accionar de manera anticipada e intervenir para transformar la realidad social en otra más favorable. Se trata de una superación que integre las necesidades de aprendizaje y los requerimientos sociales de salud, en el contexto social de cada participante.15
Identificación de las necesidades de aprendizaje
Otro aspecto trascendente en la sustentación del proceso de superación profesional de los recursos humanos en el sector de la salud, que indica el estado del objeto en estudio, corresponde a la identificación de las necesidades de aprendizaje. Conocerlas es indispensable para garantizar la calidad de los programas de superación profesional, en cualquiera de sus variantes.
Las necesidades de aprendizaje se definen como la desviación real entre el desempeño práctico del individuo y el que el sistema de salud tiene previsto en esa función o puesto de trabajo, siempre que esta diferencia obedezca a falta de conocimientos, preparación o entrenamiento; sin embargo, a criterio de los autores, estas, como base de la organización de la superación, deben considerarse desde los problemas del desempeño para que no solo se valoren como proceso de instrucción, sino como parte de la vida laboral de los médicos en los diferentes niveles de atención en salud.
Las técnicas que se emplean para elaborar la identificación de las necesidades de aprendizaje son muy variadas en dependencia de la oportunidad, la complejidad y el perfil de la investigación; entre ellas se encuentran: la encuesta, la entrevista, la observación, las discusiones de grupo, los cuestionarios, entre otras. Por otra parte, ante un desempeño insatisfactorio, es importante determinar en qué medida ello es atribuible a un problema cognitivo.16
Las tendencias actuales de la superación profesional se encaminan a poner en marcha procesos más adaptados a las metodologías docentes, más efectivas y eficientes en los resultados de adquisición de determinadas competencias para integrar elementos o técnicas que puedan ayudar al aprendizaje; la incorporación de nuevas tecnologías de la información, de simulación clínica o de las formas de evaluación contribuyen a una metodología formativa y continua.17
La superación profesional del médico de familia para la atención médica integral a la salud de la población
En la literatura científica consultada se constata cómo en las universidades médicas de distintos países se planifican actividades de superación dirigidas a los médicos de familia, en función de los problemas de salud que enfrentan en su quehacer profesional; por ejemplo:
En México el sistema de salud pública, con vistas a mejorar la calidad de los servicios, planifica cursos a los médicos de familia, desde el totalmente presencial, con componentes virtuales que lo enriquecen y en el que el aula funge como el momento para el análisis, la discusión de los estudios de caso y escenarios, o formatos donde todos los materiales, y el contacto con los profesores y tutores suceden de forma virtual. Diversos autores de este país consideran que lo más importante es el modelo educativo que favorece el desarrollo de competencias y está centrado en el alumno que construye su propio aprendizaje y lo aplica de manera eficiente en situaciones concretas, porque es un aprendizaje significativo y asegura el desarrollo de conocimientos, habilidades y actitudes que lo hacen competitivo y profesional.18
En Ecuador, en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Cuenca se imparten programas de posgrados dirigidos a los médicos de familia, con la finalidad de fortalecer las capacidades de los profesionales de la Atención Primaria de Salud (APS) y resolver los principales problemas de salud comunitarios. Ejemplo: Programa Internacional de Investigación y Formación de Talentos Humanos en APS Integral, con énfasis en enfermedades infecciosas prevalentes y contención de la resistencia a los antimicrobianos. A partir de la evidencia internacional, consideran que los sistemas de salud que se fundamentan en una sólida orientación a la APS alcanzan resultados mejores y más equitativos, son más eficientes, tienen menores costos de atención y logran una mayor satisfacción del usuario, expresado en documento de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), y donde consideran a Cuba como el modelo más emblemático del éxito.19
En China, la Universidad de Hong Kong participó en una entrevista a profesionales de la unidad de medicina familiar y obtiene como factores que la mayoría de los encuestados considera significativo, para realizar estudios de posgrados, que estos mejoran el conocimiento y las habilidades médicas, la calidad de la práctica, la comunicación y relación con el paciente.20
En Canadá, en un estudio donde participaron residentes permanentes inscritos en los programas de formación en medicina familiar de las facultades canadiense, entre los años 1995 y 2013, consideran que no es necesario adicionar un tercer año de formación académica, dado que los cursos, talleres, diplomados y otras formas de superación, permiten el desarrollo de las competencias necesarias a desempeñar por el médico de familia. Además, la incorporación de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) apoyan la experiencia educativa.21
En España reconocen que los médicos de familia requieren, quizás incluso más que otros profesionales, participar activamente en estrategias de desarrollo profesional continuo, al realizar su actividad, en muchas ocasiones, en contextos que no las favorecen. Insisten en la necesidad de potenciar las metodologías de aprendizaje de índole práctica y con participación activa de los discentes. Los cursos y cursillos han de ser sustituidos parcialmente por actividades formativas, como los reciclajes, la formación en servicio y a dis tancia, al amparo de las TIC, ya que muchos de los médicos de familia desarrollan su trabajo en el ámbito rural o la incompatibilidad de horarios académicos.22
Martín Zurro23 señala que si en todos los ámbitos del aprendizaje técnico es preciso que los contenidos que se enseñan respondan lo más exactamente posible a las necesidades sociales y al papel que han de desem peñar los profesionales, en el caso de la atención primaria lo es más aún, dadas las grandes variaciones en objetivos, contenidos, organización y medios disponibles que se dan entre distintos tipos de países y sistemas de salud. La puesta en marcha de un programa de formación continuada requiere un análisis previo de las necesidades y problemas de salud más relevantes del entorno poblacional.
La calidad de un servicio de salud parte, en primer orden, del nivel de competencia y desempeño de sus trabajadores en el cumplimiento de sus funciones laborales y sociales. Motivar a los profesionales y técnicos de la salud a mejorar su desempeño y adoptar la superación profesional permanente como un estilo de vida en este nuevo milenio, no es solo importante, sino necesario, para poder satisfacer el encargo de nuestra sociedad socialista y del internacionalismo en salud.
Relacionado con el enunciado anterior, el plan de estudio de la especialidad en Medicina General Integral (MGI) expresa que el egresado debe alcanzar un nivel de dominio de contenidos teóricos y habilidades prácticas durante la residencia, y posteriormente realizar la continuidad de los estudios de posgrado, para desarrollar las competencias de su profesión en función del mejoramiento de su desempeño.24
Toledo Méndez et al.25 consideran la atención integral como: “…modo esencial de actuación para la formación laboral del médico de familia en la educación superior cubana; comprende, en su estructura formativa, un propósito general que establece los componentes básicos, ejes y evidencias, para mantener una relación médico-paciente estable y continua, que engendre compromiso y satisfacción mutuos. Dicha categoría esencial, dinámica y especial, permite llevar a cabo las potencialidades formadas para la prestación de los servicios (conocimientos, valores y motivaciones), en vínculo dialéctico con el resultado del aprendizaje de habilidades y ejecución de acciones dirigidas a su desarrollo…”
Otros investigadores refieren que los trabajadores de la salud necesitan una formación profesional y posgraduada que los mantengan actualizados, capacitados y competentes para resolver los problemas de salud de Cuba y de otros países del mundo a los que se les ofrece ayuda internacionalista, para que estén a la altura de la competitividad que reclaman los mercados de trabajo.26
CONCLUSIONES
La sistematización realizada sobre los basamentos teóricos concernientes al proceso de superación, el cual responde a las necesidades sociales, constituye una vía primordial para que, gradualmente, los egresados de la salud coadyuven a la solución de las insuficiencias académicas en determinados temas y favorezcan el bienestar social desde su mejoramiento profesional y humano como expresión de los conocimientos teóricos, prácticos y personales adquiridos.