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Síntesis curricular del entrevistado
Bárbaro Agustín de Armas Pérez (Zaza del Medio-1944) se graduó como médico en 1969 en la segunda graduación del Instituto de Ciencias Básicas y Preclínicas “Victoria de Girón” y en la especialidad de Cirugía en 1975, obtuvo plaza fija en el Hospital Provincial “Manuel Ascunce Domenech”, pero por necesidades de la Dirección Provincial de Salud de Camagüey fue trasladado por un año, en 1977, al Hospital Clínico Quirúrgico Universitario “Amalia Simoni”, donde conoció a importantes profesionales entre los que destacaron el Dr. Amaranto Borges por lo que decidió laborar junto a él: “no me arrepiento de la decisión, mi amistad con él y otros colegas cirujanos o no, fue sólida…”
El Dr. de Armas es actualmente especialista de II Grado, Profesor Auxiliar y Consultante, Miembro de Honor de la Sociedad Cubana de Cirugía desde 2008, de la Sociedad Iberolatinoamericana de Cirugía (SILAC), la Federación Latinoamericana de Cirugía (FELAC) y desde noviembre de 2011 de la Sociedad Española de Cirugía Torácica (SECT). El autor de este artículo, luego de conocerlo y comentarle los resultados iniciales del proyecto de investigación “Modificaciones a la Toracotomía axilar vertical” accedió a la presente entrevista con el objetivo de brindar sus consideraciones al convivir dentro de las ciencias quirúrgicas mientras ocurrieron estos hechos, sobre todo por tener el privilegio de trabajar junto al Dr. Amaranto lo que permitió sin dudas conocer más de su personalidad, su vida y su obra.
Introducción
La entrevista aborda la vida del excelente médico y cirujano Dr. Amaranto Borges Alfonso (Sagua la Grande 1920-Camagüey 2001). Luego de graduarse como médico en la Habana en 1962 fue propuesto para trabajar en una plaza de cirujano en el sanatorio antituberculoso “Amalia Simoni” en Camagüey, donde ejerció gran parte de su vida laboral en función de cirujano torácico. Allí fue nombrado jefe del servicio de Cirugía. En el texto se exponen temas relacionados con su trayectoria como cirujano y las principales áreas de la Cirugía Torácica en las que colaboró. Finalmente, el entrevistado De Armas Pérez, a través de sus consideraciones aporta elementos que resultan imprescindibles en el análisis de la memoria histórica, particularmente en relación con los antecedentes de las incisiones axilares en Cuba y el papel del Dr. Borges Alfonso como pionero en su implementación. La Figura 1 lo muestra en sus últimos años de trabajo.
El entrevistador y autor principal de este artículo, quien actualmente dirige un proyecto de investigación institucional para modificar las incisiones axilares verticales, recuerda perfectamente que durante su formación como cirujano general, en varias ocasiones escuchó decir al Dr. Teodoro Machado Agüero (†) que el Dr. Borges Alfonso en Camagüey: “… había sido el primero en hacer en Cuba una incisión axilar vertical”. Esta vía de abordaje quirúrgico del tórax frecuentemente practicada es conocida ampliamente por los cirujanos cubanos como incisión de Bordoni, o de Morelli Di Paola.
La revisión exhaustiva realizada previamente sobre los antecedentes históricos relacionados con la Cirugía Torácica y en particular, con las incisiones axilares en Cuba, revela que aún falta investigación sobre el tema. Hasta el momento no se ha encontrado en la literatura internacional el origen de la denominación más empleada: incisiones verticales axilares, específicamente, incisión de Bordoni. Otro elemento importante detectado es que no existen suficientes datos sobre cómo se introdujeron y se empleó inicialmente esa técnica. Se conoce insuficientemente la vida del Dr. Amaranto Borges Alfonso, quien tuvo una extraordinaria carrera como cirujano fuera de la capital y a juicio de los autores fue desfavorecido más por no publicar personalmente su serie, que por el llamado “fatalismo geográfico”; además no consta en la literatura docente actual su desempeño como uno de los pioneros en la implementación de este tipo de incisiones en Cuba.
La presente entrevista constituye un aporte a la historia de la cirugía en general y particularmente una experiencia necesaria para la docencia en esta especialidad de las ciencias médicas.
Preguntas y respuestas
Profesor de Armas Pérez, ha sido usted un profundo admirador de la vida y obra de su excolega y amigo el Dr. Amaranto Borges Alfonso de quien no se ha hablado lo suficiente en relación con la labor que desempeñó. ¿Pudiera referirse a su vida como una manera de acercarnos a su personalidad?
Antes de comenzar me gustaría precisar qué es el amaranto. Es la flor que “no se marchita”, de “la vida eterna”, “de la inmortalidad”, de “la fidelidad”, estos son sus sinonimias. Su semilla es parecida a la quinúa; posee bondades nutritivas, es un pseudocereal y se considera el alimento del futuro porque es “cardiosaludable”.
Amaranto Borges Alfonso nació el 5 septiembre de 1920 en Sagua la Grande entonces provincia de Las Villas, hoy Villa Clara y vivió durante 80 años hasta el viernes 4 de mayo del 2001 en Camagüey. De origen humilde, sus padres fueron Francisco Borges y María Alfonso, eran personas pobres, trabajadoras y quienes además de Amaranto, tuvieron otros 8 hijos: Nardo, Mirto. Gladiolo, Amapola, Dalia, Violeta, Azucena y Gardenia, cuyos nombres indican su gran sensibilidad por la naturaleza.
¿Cómo llegó a hacerse médico?
Sus primeros estudios los realizó en el poblado El Santo y en Sagua la Grande, y el Bachillerato en el Instituto Segunda Enseñanza en Santa Clara. Sus estudios universitarios los comienza en 1943 en la Facultad de Medicina en la Universidad de la Habana, sus años de formación fueron muy irregulares debido a las luchas estudiantiles de la época. Cuando se produjo el cierre de la casa de estudios matriculó Enfermería en el antiguo Hospital de Dementes de Mazorra, donde llegó a graduarse y trabajar. Reinició sus estudios en la Universidad y con sus conocimientos consiguió trabajo y albergue en el antiguo Sanatorio Antituberculoso “La Esperanza”, de Arroyo Naranjo, en La Habana, donde se practicaba la cirugía torácica. Esto hace que demore en graduarse como médico, pero obtiene vasta experiencia en la cirugía pulmonar: cáncer y tuberculosis fundamentalmente. Fue ayudante y aprendió con muchos de los principales cirujanos de la época tanto en el sanatorio “La Esperanza” como en sus continuos traslados al antiguo Sanatorio Antituberculoso de Topes de Collantes, en Trinidad. Se graduó como médico el 21 de abril de 1962 y pronto le propusieron una plaza de cirujano torácico en el sanatorio antituberculoso “Amalia Simoni” de Camagüey al reclamo de la Revolución y ante el éxodo masivo de médicos; allí es nombrado jefe del servicio de Cirugía. Las Figura 2 y Figura 3 muestran su físico en esos años de juventud, junto a colegas del Sanatorio “La Esperanza”.
Describa su trayectoria como médico, cirujano y docente.
Fue un gran trabajador de la Medicina, sencillo, con buenas relaciones humanas, muy calificado profesionalmente. Culminó el I Grado en Cirugía General el 20 de febrero de 1970 ante un Tribunal Estatal Nacional, y marzo de 1983 es nombrado Instructor de la cátedra de Cirugía General. Impartió docencia en Enfermería, y en Medicina en pregrado y posgrado; llegó a considerarse entre sus colegas en algún momento de su vida como “el mejor cirujano torácico del país”, era muy reconocido por sus conocimientos y maestría quirúrgica. Fue miembro de tribunales de defensa de la especialidad y tutor y asesor de tesis de grado, presentó diversos reportes en congresos de base, provinciales, nacionales e internacionales. Perteneció a la Sociedad Cubana de Cirugía y la Sociedad de Neumotisiología. Se le consideraba un experto en cirugía del cáncer pulmonar, tuberculosis pulmonar, del mediastino, las cavidades pleurales, el estrecho torácico superior, en posoperatorio de cirugía torácica, etc. Las variadas formas en que lo nombraban sus colegas y compañeros de trabajo: “profesor”, “máster”, “maestro”, “padre”, o más sencillamente, “el papa” es la mejor muestra de respeto y cariño hacia su persona. Obtuvo diversos reconocimientos y distinciones laborales y políticas. Las Figuras 4 y Figura 5 lo muestran en sus actividades científicas y docentes.
El deterioro físico de las revistas cubanas de cirugía publicadas en las décadas de 1960 y 1970 y su difícil conservación, junto a las pocas publicaciones relacionadas con el tema, dejan vacíos en cuanto a los orígenes de la introducción y empleo de las incisiones axilares en Cuba y la labor del Dr. Borges. Resulta curioso el hecho que, aun cuando la revisión ha sido exhaustiva, no se encuentra a nivel internacional el origen de la asociación en la literatura quirúrgica cubana de la incisión axilar vertical como “incisión de Bordoni”. ¿Cuáles son sus consideraciones al respecto?
Borges Alfonso recibía algunas revistas especializadas (también la biblioteca del hospital) de Perú y México, recuerdo la revista trimestral Neumología y Cirugía de Tórax de México de la que conservo algunos números que me dio, y quizás se hacía este tipo de incisiones allí.
Poseo algunas referencias que deseo compartir, por ejemplo: Vicente de la Cruz et al. (1 en su publicación “Pleurectomía parietal que emplea la incisión de Bordoni,” en 1983 le llamó “de Bordoni” y señalaba que este era de la Escuela de Cirugía Torácica del Instituto Forlanini de Roma, y que en Cuba la primera publicación sobre el tema fue de García Gutiérrez, et al.2 “Nuestra experiencia en el tratamiento quirúrgico de las vesículas aéreas del pulmón” en 1968. (Estas revistas las conservé hasta que desaparecieron de mi librero).
Guerra Lorenzo et al.3 en “La incisión vertical en cirugía torácica” de 1977 referían que esta técnica la habían descrito Morelli y Di Paola y que eran del Instituto Forlanini de Roma. En el artículo de Porro Novo et al.:4 “Valor de la toracotomía axilar en la pleurectomía parietal” de 1985, también mencionan que fue en Camagüey Amaranto Borges Alfonso quien la efectuó en 1966 para tomar muestra para una biopsia en una lesión pulmonar.
Ese artículo de 1985 constituye entonces la primera referencia documentada de que el Dr. Borges Alfonso estuvo entre los primeros en utilizar esa técnica en Cuba. Se podría considerar el primer antecedente reportado sobre el tema en revistas cubanas; solo que su publicación ocurrió según la referencia,4 19 años después. No obstante, se recuerda que la primera publicación encontrada sobre la utilización de una toracotomía axilar fue la ya mencionada del Dr. García Gutiérrez et al.2 en 1968, aunque no refieren el año en que realizó la incisión propiamente.
El Dr. Nicolás Porro Novo hizo su residencia en Cirugía en el sanatorio “Amalia Simoni”, allí se graduó como especialista; actualmente trabaja en el Hospital Universitario “Calixto García”, él estuvo cerca de Borges; pero como residente fundamentalmente ayudaba al maestro en la cirugía del estrecho torácico superior y otras, e hizo varias publicaciones sobre temas variados y decía que ciertamente Borges Alfonso fue un pionero de esta incisión en el año 1966 en Cuba. El Dr. Borges no dedicaba tiempo para publicar, por ello no aparecen casi artículos relacionados con su serie, sí lo mencionan algunos autores colegas y alumnos suyos; su asesoría y su nombre constituyen una garantía científica en esos textos.
En el año 2003 en un trabajo titulado “Resultados del tratamiento quirúrgico del cáncer primario de pulmón de células no pequeñas en los estadios I y II”; Martín González et al.5) expresan que, aunque la toracotomía posterolateral es el abordaje estándar en estos casos, la vía axilovertical creada en el Instituto de Forlanini y adoptada por Nuncio Di-Paola y Morelli, Bordoni y otros cirujanos para el "velario apicoaxilar" y otros procederes benignos, ha sido adoptada por varios grupos de trabajos como vía de acceso al tórax en estos enfermos. De igual forma en el Manual de técnicas quirúrgicas, de Rodríguez Carrazana et al.6) aparece nombrada como técnica de Bordoni pero no las razones por las que se denomina así; eso lo sabía desde la década de 1980, cuando fui tutor de dos tesis de residentes que trataban el tema; entonces participé en la redacción y búsqueda de bibliografía, además los artículos que se publicaron no decían o citaban el origen, que es lo que tratan de hacer ahora.
Muchas gracias, profesor, por su importante contribución.
Sirvan estas breves ideas como tributo, homenaje y recordación al Maestro y Amigo Dr. Amaranto Borges Alfonso, quien quizás nunca imaginó el vacío que dejaría tras su partida, ni los momentos en que hemos necesitado su presencia, dentro y fuera del quirófano.
