INTRODUCCIÓN
Enrumbar la educación de acuerdo con un modelo pedagógico pertinente y auténtico con fundamentos coherentes en correspondencia con la tradición, la cultura, la naturaleza y las demandas de los hombres y mujeres de estas tierras, es la principal necesidad del proceso de formación humana en América Latina.1
En Latinoamérica, la educación como objeto de estudio es un fenómeno complejo. Resulta arriesgado y difícil establecer generalizaciones lo suficientemente abarcadoras del mosaico de situaciones que representan la región y cada país. Uno de los rasgos más destacados del territorio es su diversidad: se aprecian desigualdades notables entre unos países y otros, e incluso, en el interior de cada uno de ellos. 2
El sistema educativo cubano, por su parte, declara en el fin, objetivos generales y específicos a lograr en cada grado y asignatura de los diferentes niveles educativos que lo integran: primaria, secundaria básica, preuniversitario, educación técnica y profesional, y educación universitaria, la necesidad de formar la personalidad de un hombre que responda a los retos de su tiempo.
Es pertinente promover las habilidades en las instituciones educativas desde la enseñanza primaria y deben ir desarrollándose y potenciándose a lo largo de la vida. En el proceso enseñanza aprendizaje se deben aplicar metodologías que desarrollen habilidades socioemocionales en los estudiantes que les faciliten un buen desempeño.3
Particularmente en el nivel preuniversitario, dado el nivel de autonomía que el estudiante va obteniendo, se identifica el siguiente objetivo: demostrar el nivel de independencia alcanzado en la planificación, ejecución, control y evaluación crítica de las actividades individuales y colectivas que realiza dentro y fuera de sus organizaciones estudiantiles, de masas y políticas, expresado en la satisfacción, el conocimiento y habilidades para la solución de diferentes tareas, situaciones problemáticas de la vida cotidiana, así como en la toma de decisiones responsables para el logro de su bienestar, integración al colectivo y la elaboración de su proyecto de vida.4) En su conjunto el currículo contribuye al desarrollo de habilidades para la vida desde la promoción para la salud. Ello demanda que la sociedad y la escuela estén cada vez más implicadas en los conocimientos acerca de la realidad mundial en sus diversos ámbitos: políticos, sociales, económicos y culturales, que posibiliten preparar a los estudiantes para enfrentar estos desafíos y retos. La escuela ha de fortalecer el conocimiento de un ser humano que responda a su tiempo de manera plena, responsable, que posibilite su autorrealización y autodeterminación, y a su vez sea capaz de transformarse a sí mismo y a la sociedad en la cual vive.
Varias son las definiciones dadas a las habilidades para la vida, tal es la propuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que las define como:5 “Grupo de competencias psicosociales y destrezas interpersonales que pueden orientarse hacia acciones personales, interpersonales y aquellas necesarias para transformar el entorno de manera que sea propicio para la salud”, y las ha dividido en tres categorías: sociales, cognitivas y emocionales.
La educación basada en habilidades y en áreas específicas para fortalecer los factores protectores de un adolescente, promueve la competitividad necesaria para lograr la transición saludable y adoptar conductas positivas.6
El enfoque de habilidades para la vida desarrolla destrezas para que los adolescentes adquieran las aptitudes necesarias en su desarrollo y enfrenten de forma efectiva los retos de la vida diaria. Entre ellas el modelo considera las siguientes: habilidades sociales e interpersonales, incluidas las de comunicación, rechazo, agresividad y empatía; habilidades cognitivas como toma de decisiones, pensamiento crítico y autoevaluación; habilidades necesarias para el manejo de emociones como el estrés y aumento interno de un centro de control.7
A pesar de ello y en opinión de los autores de esta revisión, aún aparecen insuficiencias en los estudiantes de preuniversitario en las habilidades interpersonales y sociales relacionadas con sus modos de actuación, tales como: baja autoestima, relaciones interpersonales inadecuadas, limitaciones en la toma de decisiones, y por consiguiente, en la resolución de problemas y conflictos, carencias de proyectos de vida y aparecen determinantes de salud como: consumo de sustancias nocivas (tabaco, alcohol), relaciones sexuales anticipadas y poco protegidas, embarazos no deseados. Esta problemática debe ser considerada objeto de estudio tanto para el Ministerio de Educación como para el Ministerio de Salud en acción conjunta. En tal sentido, se propone analizar críticamente la evolución teórica y metodológica del desarrollo de las habilidades para la vida en estudiantes de preuniversitario desde la promoción de salud, que servirá para la toma de decisiones en lo que a la educación en general y la educación médica en particular respecta, para aplicar soluciones en el quehacer de los profesionales de esta rama del saber.
MÉTODOS
Se realizó una revisión bibliográfica crítica de tesis doctorales, maestrías, publicaciones de artículos originales y de revisión, publicados en la última década (2010-2020), en revistas nacionales e internacionales indexadas y en bases de datos reconocidas SciELO y Google Académico, se consultaron capítulos de libros de textos, programas educativos, resultados de proyectos en diferentes países y bibliografía básica sobre habilidades para la vida y promoción para la salud.
Para la indagación científica en las fuentes de búsqueda declaradas, fueron empleados diferentes métodos del nivel teórico: analítico- sintético, histórico- lógico, inductivo-deductivo, generalización, con el propósito de valorar la información existente, tanto digital como impresa, relacionada con las habilidades para la vida, así como la evolución de la temática en los últimos diez años. Se consultaron un total de 63 artículos científicos, de ellos 5 en idioma inglés, todos publicados en revistas de alto impacto, tomando 18 de ellos por la actualización científica y estar publicados en revistas indexadas; además, se consultaron 5 libros impresos.
DESARROLLO
Antecedentes de estudios relacionados con las habilidades para la vida
Encuentros científicos internacionales, relacionados con la promoción y educación para la salud, han tomado como centro importante de sus debates la problemática relacionada con el desarrollo pleno y saludable de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes, así como la contribución a su bienestar y calidad de vida.
En países como Colombia, Perú, Argentina y Chile se han dedicado investigaciones a la temática en las que se pondera las referidas al desarrollo de las habilidades para la vida para atenuar el consumo del tabaco, alcohol, las relaciones sexuales en edades tempranas, el embarazo en la adolescencia, así como las Infecciones de Trasmisión Sexual (ITS). En este sentido, aparecen las realizadas por el Centro de Información y Educación para la Prevención del Abuso de Drogas (CEDRO) de Perú, el proyecto Liderazgo juvenil, emprendimiento y sostenibilidad económica, en Perú; Estrategias de competencias, destrezas y habilidades en México; Propuestas educativas para la promoción del desarrollo humano y la prevención de problemas psicosociales en Colombia. En estas se revela la aspiración de los jóvenes a una educación más humana, favorecedora de su formación integral, que desarrolle capacidades relacionadas con los valores de convivencia y crecimiento personal, a partir del manejo de las emociones, la tolerancia y el establecimiento de propósitos significativos.
Uno de estos esfuerzos se identifica en el enfoque de habilidades para la vida, entendido como comportamientos aprendidos que las personas usan para enfrentar situaciones problemáticas de la cotidianidad. Estas habilidades se adquieren a través del entrenamiento intencional o de la experiencia directa por medio del modelado o la imitación. Su naturaleza y la forma de expresión están mediatizadas por los contextos en que se producen; por tanto, dependen de las normas sociales y las expectativas de la comunidad sobre sus miembros. Contribuyen a enfrentar exitosamente los desafíos diarios en los diferentes ámbitos o áreas en las que se desempeñan la persona, familia, escuela, amigos, trabajo u otros espacios de interacción. (8
Este enfoque emergió en Colombia a finales de los años 1990 y otros países de Latinoamérica, justificado en el objetivo de que niñas, niños, adolescentes y jóvenes estén equiparados con destrezas psicosociales que acompañen el desarrollo de estilos de vida saludables. Para ello dimensionan diez habilidades psicosociales o habilidades para la vida: conocimiento de sí mismo, empatía, comunicación efectiva o asertiva, relaciones interpersonales, pensamiento crítico, pensamiento creativo, manejo de emociones, sentimientos y del estrés, así como la solución de problemas o conflictos y la toma de decisiones. Todo ello, como un camino importante en la transformación de las comunidades educativas.
Por su parte, Portillo Mauricio9 asume habilidades esenciales para una adecuada respuesta a los cambios en la vida, el aprendizaje y el trabajo, debido a la tecnología. Estas debían permitir demostrar nuevas formas de pensar, trabajar, nuevas herramientas para el trabajo y la vida, en un mundo cambiado por la tecnología. En concreto, se seleccionaron las siguientes: creatividad e innovación, pensamiento crítico, resolución de problemas, aprender a aprender, vida y carrera, responsabilidad personal y social, ciudadanía local y global, apropiación de las tecnologías digitales, manejo de la información, comunicación y colaboración. Este proyecto desarrolló una forma de validar una medición para resolver colaborativamente problemas (collaborative problem solving), la cual requiere un conjunto de habilidades de tipo social y cognitivo.
La búsqueda de las competencias o habilidades esenciales para el siglo XXI ha generado una rica reflexión mundial donde no siempre son claros los límites entre lo que es una habilidad o una competencia. Una revisión internacional permite encontrar términos como “competencias básicas”, “habilidades para la vida”, “habilidades del siglo 21” o “competencias del siglo 21”.10
Los programas de Habilidades para la vida como el desarrollado en Colombia (2001); el Programa de habilidades para la vida para un desarrollo saludable de niños y adolescentes, de la Agencia Sueca de Cooperación Internacional para el Desarrollo, (2001); el Programa de habilidades para la vida en adolescentes escolares de Huancavelica, Perú (2009), elaborado para apoyar a los facilitadores institucionales, coinciden en su intención de contribuir en adolescentes y jóvenes al retardo en el consumo del tabaco, alcohol y marihuana, prevenir conductas sexuales inadecuadas, mejorar el desempeño académico, las relaciones interpersonales o como una alternativa imprescindible para la promoción de la salud. Su potencial ha sido explorado en múltiples campos sociales como la educación para la ciudadanía, promoción de la salud, prevención de la enfermedad, la formación ética y la educación sexual. Los resultados obtenidos han resultado alentadores en las comunidades educativas en las que se han aplicado.
Estos aprendizajes constituyen los componentes de la competencia integrada que comprende: las competencias técnicas (aprender a hacer, los saberes prácticos y procedimentales); las competencias cognitivas (aprender a conocer y a aprender, habilidades de conceptualización, sistematización y compresión); las competencias formativas (aprender a ser, a convivir, y a emprender); y las relacionadas con los valores, actitudes personales, sociales y filosóficas, necesarias para poner en escenarios reales o virtuales de relación humana, las actuaciones personales. La competencia integra tres elementos: saber ser, saber y saber hacer.11
Estos aspectos posibilitan encontrar los puntos coincidentes entre la importancia de las habilidades sociales y la comunicación interpersonal, las interacciones entre las personas y entre sí mismas, y grupos, lo que les permite operar certeramente aspectos tan importantes como la conducta personal, además de considerar los aspectos verbales, no verbales y cognitivos, tan importantes para el desarrollo integral de la personalidad.
En las experiencias de investigadores consultados, tales como: Corrales Pérez et al.7 en el orden teórico y aplicación práctica del tema, se constató que a través de la preparación de docentes y personal de salud, se encaminan programas y acciones dirigidas a la prevención del consumo de drogas, tabaquismo y alcohol; la prevención del embarazo, educación sexual, y la violencia; sin embargo, en menor grado, se inician programas educativos desde las instituciones escolares para la toma de decisiones, la solución de problemas y conflictos, el control del estrés, el desarrollo de la autoestima, las relaciones interpersonales y la comunicación.
En relación con las habilidades básicas, en los últimos años la mayoría de los países de la región registraron mejoras importantes en términos de acceso a la educación, pero aún falta mejorar aspectos como la tasa de graduación de nivel secundario y la disparidad en el acceso y la calidad de la educación ya que los avances en esta área son más moderados.12
Sobre la base del informe “La educación encierra un tesoro”, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef)13 ha identificado varias dimensiones centrales para el desarrollo de habilidades transferibles (cognitiva, instrumental, individual y social), de ellas consideran se imprescindibles:
Dimensión cognitiva (aprender a saber): incluye las habilidades para el aprendizaje como creatividad, pensamiento crítico y resolución de problemas.
Dimensión instrumental (aprender a hacer): incluye las habilidades para el empleo como cooperación, negociación y toma de decisiones.
Dimensión individual (aprender a ser): incluye las habilidades personales y sociales como manejo de sí mismo, resiliencia y comunicación.
Dimensión social (aprender a vivir juntos): incluye las habilidades para una ciudadanía activa como respeto por la diversidad, empatía y participación.
Como resultado de estos desafíos, muchos niños, niñas y adolescentes de América Latina y el Caribe, no están desarrollando las habilidades necesarias para ser exitosos en la vida, en su proceso de aprendizaje y en el trabajo, al igual que para lograr una activa participación ciudadana.13
Además se piensa que una habilidad se aprende mediante un curso o un espacio de educación formal, como la Educación y Formación Técnica Vocacional (TVET) o en la escuela secundaria, y no como algo que se adquiere a través de las experiencias vividas y se desarrolla, tanto en sistemas educativos formales como en espacios informales. También es común que las definiciones empleadas no se relacionen con valores basados en derechos humanos y con las necesidades propias del siglo XXI, a pesar de la importancia que tienen estos abordajes.14
En opinión de los autores es importante comprender que este proceso de desarrollo de las habilidades para la vida en situaciones de interacción social, favorecen el desarrollo humano, de la salud y contribuyen sin dudas a elevar la calidad de vida de todas las personas sin distinción de edad, raza, cultura, sexo u orientación, de ahí la importancia de su estudio.
Las habilidades para la vida, son comprendidas como competencias para la vida que privilegian el vivir juntos en un mundo cada vez más diverso, cambiante y complejo.15
Es importante destacar y así es considerado por los autores de esta investigación que, dadas las características de la edad juvenil, el liderazgo, la comunicación y la resolución de problemas son habilidades importantes que los estudiantes consideran tener, por su nivel de autonomía; y complementan estos resultados añadiendo la de trabajo en equipo como otra habilidad imprescindible en su formación. Es por ello que la adquisición de las habilidades para la vida en los que cursan el nivel preuniversitario adquiere jerarquía en su formación, por la etapa del desarrollo en la que se encuentran, les brinda herramientas psicológicas y sociológicas para que puedan desarrollar una vida plena, aprendan a comportarse y vivir dentro de la sociedad, contribuye al establecimiento de relaciones adecuadas en el seno familiar y comunitario; en especial, en el grupo donde se desempeñan; además facilitan una comunicación y convivencia satisfactorias con sus coetáneos.
Por su parte, la escuela tiene importancia en el proceso de socialización a partir de la adquisición de habilidades, ya que en esta tendrían la posibilidad de adquirir aquellas convenciones de comunicación legítimas en contextos sociales institucionalizados, formales y/o culturalmente hegemónicos.16
Al resumir los documentos revisados que conforman los antecedentes, se concluye que tanto las habilidades para la vida, como la educación emocional son aspectos muy importantes en la formación de los adolescentes y jóvenes, ya que proveen el proceso enseñanza aprendizaje, atenuando considerablemente dificultades que surgen en la comunicación con coetáneos, docentes y las familias para relacionarse en la vida cotidiana.
Desarrollo de las habilidades para la vida en el currículo del preuniversitario
Refiere Macedo17 que la educación, al cumplir con las funciones reservadas por la sociedad, exige a los profesionales responsables de conducir el proceso formativo, la responsabilidad de organizar, aplicar y evaluar sistemáticamente las acciones emprendidas, para determinar con precisión los índices de desarrollo de la personalidad alcanzados, tanto individuales como colectivos, aspectos estos con los cuales coinciden los autores.
El trabajo con las habilidades para la vida en Cuba se concibe desde el fin, objetivos de la educación y su sistema educativo, de igual forma atraviesa transversalmente el currículo formativo de todas las educaciones que lo conforman, tal es el caso del preuniversitario.
En este nivel educativo, el trabajo con las habilidades para la vida contribuye desde la promoción de salud al crecimiento personal de los estudiantes, a la autovaloración, independencia cognoscitiva en su sentido más amplio, florecimiento de la creatividad, relaciones interpersonales positivas, que, sin lugar a dudas, elevan su calidad de vida y propician su autodesarrollo como sujetos.
Para ello, las instituciones preuniversitarias cuentan con valiosos materiales de apoyo a la docencia, tal es el caso de los software educativos, los talleres de reflexión pedagógica, que en su conjunto propician la valoración y la autovaloración, generan nuevos intereses cognoscitivos y promueven la búsqueda posterior de información. Para involucrar a los alumnos en el aprendizaje de las habilidades, las situaciones presentadas en el aula deben estar íntimamente conectadas con sus necesidades sociales y pertenecer a su realidad inmediata.18
Las relaciones interpersonales juegan un papel fundamental en el desarrollo integral del individuo; a través de ellas, obtiene importantes refuerzos sociales de su entorno que favorecen su adaptación. En contrapartida, la carencia de estas habilidades puede provocar rechazo, aislamiento, y en definitiva, limitar la calidad de vida.
El desarrollo de estas habilidades está estrechamente relacionado con una pedagogía que promueve el aprendizaje activo. Por medio de métodos de enseñanza participativos, tales como actuación, debates, análisis de situaciones y solución de problemas de forma individual, los programas de habilidades para la vida pueden implicar activamente a los estudiantes en la construcción de su proceso de desarrollo en todos los niveles de enseñanza, incluyendo el nivel universitario.
Después del análisis efectuado, los autores consideran que lo reseñado en esta investigación es aplicable no solo al nivel medio de enseñanza; el desarrollo de habilidades para la vida desde la promoción de salud, se ajusta desde la educación primaria hasta la universitaria. Es por eso que se coincide en que una de las labores del personal de salud es desarrollar actividades de promoción y prevención que conlleven al desarrollo de tales habilidades, ya sea en actividades desarrolladas en la atención primaria, a través de círculos de interés u otras actividades que permitan alcanzar tales objetivos.
CONCLUSIONES
Luego de un proceso de análisis, síntesis y generalización en la evolución teórico- metodológica de la temática referida al desarrollo de las habilidades para la vida desde la promoción de salud, se determina que existen aún insuficiencias en la problemática motivo de estudio, por lo que se proponen nuevas consideraciones para su consecución. De igual forma, se concluye en la importancia de implicar no solo a los profesionales de la educación, sino también a los de la salud en esta labor que involucra la estancia educativa de los escolares en todos los niveles de enseñanza.