INTRODUCCIÓN
El cáncer colorrectal (CCR) se corresponde con todos aquellos tumores ubicados en el intestino grueso, pudiendo estos localizarse desde la válvula ileocecal hasta el recto. 1
El cáncer colorrectal, que se cree llegará a ser la neoplasia más frecuente en el siglo XXI, constituye un problema sanitario de gran magnitud debido a su elevada morbilidad y mortalidad. 1
Su desarrollo es posiblemente la consecuencia de una serie de hechos que se inician con una mutación o un proceso similar y sigue con fenómenos de progresión, donde pueden estar involucrados factores genéticos y ambientales. 2
Respecto al riesgo de padecer cáncer colorrectal, este varía de un país a otro, e inclusive, en una misma nación. También difiere entre los individuos según los estilos de vida y la herencia, lo que involucra factores genéticos y ambientales en el origen de la afección. Se acepta que evoluciona lentamente en el transcurso de varios años, a partir de la formación previa de un pólipo, el cual se transformará en cáncer posteriormente. Entre los factores predisponentes se encuentran: los antecedentes familiares de cáncer de colon o recto, la presencia de pólipos adenomatosos, síndrome de Lynch, síndrome de Turcot, poliposis adenomatosa familiar, síndrome de Peutz-Jeghers, antecedentes personales de cáncer de colon o recto, pólipos colorrectales o enfermedad inflamatoria crónica del intestino (enfermedad de Crohn y colitis ulcerativa), el sobrepeso u obesidad, la inactividad física, dieta rica en carnes rojas y carne procesada y baja ingesta de frutas, verduras, vegetales y fibras de grano, tabaquismo, consumo excesivo de alcohol, edad mayor a 50 años, diabetes mellitus tipo 2, la raza negra y tratamientos previos de otros tipos de cáncer con radioterapia. 3,4
El cáncer colorrectal (CCR) es la segunda causa de muerte en hombres y mujeres a nivel mundial. Anualmente se detectan 1,3 millones de casos de esta enfermedad y deja más de 700 mil muertes. (5
El cáncer colorrectal es el cuarto cáncer más común en la región de las Américas. Cada año se producen en la región más de 245.000 nuevos casos y aproximadamente 112.000 muertes debidas a esta enfermedad. Canadá, Uruguay y Barbados presentan las tasas de incidencia más altas mientras que los países de América Central presentan las más bajas. Si no se toman acciones al respeto, se prevé que para el año 2030 la incidencia de cáncer colorrectal aumente entre un 70 a un 80 % respectivamente en ambos sexos. 5
Cuba está entre las primeras 50 tasas de mortalidad del mundo y es el 5to en América después de Estados Unidos, Canadá, Barbados y Uruguay. En 2019 se diagnosticaron en todo el país 1 877 nuevos casos de cáncer colorrectal, siendo el 5to en incidencia para una tasa de 19,7 por cada 100 000 habitantes.
En Cuba el cáncer de colon constituye la tercera causa de muerte por cáncer en ambos sexos, por detrás de la neoplasia de mama en la mujer y la de pulmón en el hombre y provoca el 9 % del total de defunciones por tumores malignos en este siglo, con predominio en las féminas. La incidencia de esta enfermedad, observada en el sexo femenino en Cuba, es similar a la del Caribe y América del Sur, superior a la de Centroamérica e inferior a la reportada por los Estados Unidos y Canadá. 6
En 2019 en Cienfuegos se diagnosticaron 167 nuevos casos de cáncer colorrectal para una tasa de 76,2 por cada 100 000 habitantes lo que la convirtió en una de las provincias de mayor incidencia de este tipo de neoplasia. 7
Por ello, se diseñó esta investigación con el propósito describir los factores de riesgo modificables para el cáncer colorrectal de los pacientes mayores de 50 años en el consultorio médico de la familia No. 4 del Policlínico Comunitario Docente José Luis Chaviano Chávez de Cienfuegos.
MÉTODOS
Se realizó un estudio descriptivo, de corte transversal que tuvo como universo 318 pacientes que constituyó la totalidad de la población mayor de 50 años del consultorio médico de la familia No. 4 del Policlínico Comunitario Docente José Luis Chaviano Chávez. La muestra del estudio fue seleccionada por muestreo probabilístico aleatorio simple y estuvo constituida por 152 pacientes mayores de 50 años, que cumplieron con los criterios de inclusión y que dieron su consentimiento para la participación en el estudio.
Se estudiaron las variables: edad, sexo y los hábitos modificables: hábito de fumar, consumo de alcohol, consumo de frutas, verduras y vegetales, realización de actividad física, consumo de carne procesada y consumo de carnes rojas.
La recogida de la información se realizó por medio de una encuesta. Posteriormente estos datos fueron analizados estadísticamente. Los datos se procesaron en una computadora Pentium IV a través del procesador estadístico SPSS (Statistc Package for the Social Sciencie) versión 21.0 para Windows.
RESULTADOS
De la población en estudio se observó un predominio de pacientes de 50-59 años de edad que entre ambos sexos sumaban 75 para un 49,3 %, se comportó con discreta superioridad en el sexo masculino en este grupo etáreo, sin embargo, el sexo femenino fue el más afectado de forma general con un total de 78 pacientes que representó el 51,3 % de la muestra estudiada. (Tabla 1).
El hábito de fumar fue más frecuente en el sexo masculino, aunque es mayor la población que no practica esta conducta. De igual manera se comporta el consumo de alcohol. Es decir, que aproximadamente 1 de cada 3 mujeres y 1 de cada 2 hombres consume más de 15g de alcohol diariamente. El 94,1 % de los encuestados no consumían frutas, verduras ni vegetales. El 91,4 % de todos los pacientes estudiados no practicaban ejercicios físicos como actividad recreativa y saludable, constituyendo un factor de riesgo no solo para desarrollar enfermedades cancerígenas sino cardiovasculares y endocrinas. Existe un gran consumo de este tipo de carne en la comunidad estudiada donde el 51,9 % la consume por encima de la cantidad sugerida semanalmente y la consumen por igual ambos sexos, sin apenas diferencias entre ellos. El consumo de carnes rojas se presentó en el 46,7 % de la población, quien la consume por encima de los valores recomendados semanalmente, sin apenas diferencias entre géneros, siendo en el masculino del 47,2 % y en el femenino del 46,1 %. (Tabla 2).
DISCUSIÓN
Los resultados obtenidos en el estudio exponen que las mujeres superan a los hombres a partir de los 50 y hasta los 64 años de edad, estando en correspondencia con lo que sucede en Cuba, que se encuentra en una fase avanzada de transición demográfica, donde los nacimientos y las defunciones son mayores en el sexo masculino, y existe un ligero predominio de hombres en las edades más jóvenes. En una edad avanzada, esta transición también se caracteriza porque el número de mujeres puede triplicar el número de hombres y es un factor ligado cada vez más a padecer de enfermedades crónicas. 6,7
Los resultados de este estudio coinciden con otro realizado también en la provincia por el doctor Benet y cols. que observaron una prevalencia muy similar en el hábito de fumar con el 37,7 % en el sexo masculino. 8
Otras investigaciones realizadas en diferentes provincias del país se encuentran resultados del 21 % en Guantánamo y de 24,8 % en La Habana, que se encuentran ambas por debajo de los resultados de esta investigación. 9,10
De la prevalencia en el país se reportan datos del 35,2 %, según la Organización Panamericana de la Salud, los cuales son cercanos a estos resultados. (11
En investigaciones nacionales que han estudiado el tema, Hano García y cols. encontraron una prevalencia de este consumo del 39,5 %, difieren de estos resultados los del estudio de Gómez Torres en Guantánamo donde se evidenció una persistencia del consumo del 58,2 %, que se encuentra por encima de los resultados de este estudio. (9,10
El tabaco y el alcohol se han descrito relacionados a esta neoplasia. Específicamente, el tabaco contiene un número elevado de carcinógenos, incluyendo los hidrocarburos aromáticos policíclicos, nicotina y aminas aromáticas cuya exposición prolongada puede derivar en cáncer en el sistema digestivo, en el esófago y cáncer colorrectal. Además, predispone al desarrollo de pólipos colónicos, considerado un estado preneoplásico. El humo de tabaco puede iniciar la formación de esta neoplasia después de un largo tiempo de consumo (a partir de 20-30 años). Los carcinógenos alteran la mucosa colorrectal y pueden dañar la expresión de genes importantes como APC entre otras, iniciando la carcinogénesis colorrectal. 12
Este estudio corrobora lo planteado por los colegas del Hospital General Universitario Dr. Gustavo Aldereguía Lima en la provincia. En el estudio se caracterizan a los pacientes operados de cáncer colorrectal en los últimos tres años. Los autores describen la permanencia de los hábitos tóxicos: alcoholismo y tabaquismo que contribuyen a la aparición de tumoraciones colorrectales. El grupo estudiado alcanzó un 28,3 %, con el mayor número de pacientes en la cuarta y quinta décadas de la vida, favoreciendo la aparición de esta entidad en edades más tempranas, señaladas en la literatura consultada. 13
Resultados muy similares a estos fueron encontrados en dos publicaciones de estudios realizados también en Cuba. El primero de ellos realizado en la provincia Guantánamo donde se reportó un consumo de frutas, verduras y vegetales del 6 % en la comunidad estudiada, y el segundo, realizado en La Habana donde se encontró un consumo del 5,4 %. (9,10
En investigaciones realizadas en otras provincias se observan resultados similares en la práctica de ejercicios físicos, aunque la Organización Panamericana de Salud estimó en el 2018 que el 12 % de la población cubana realizaba una actividad física adecuada. 11,14
La literatura internacional describe que la inactividad física presenta una alta mortalidad mundial y está asociada al desarrollo de neoplasias como el CCR hasta en un 25 %, además, el comportamiento sedentario se asocia con un mayor riesgo del desarrollo este cáncer, pues se ha demostrado que la actividad física realizada en un rango de edad entre 30 a 50 años de edad y la actividad física vigorosa reduce el riesgo de su desarrollo. 15
En el ámbito nacional no se pudieron encontrar numerosos estudios que hicieran referencia al consumo de carne procesada y algunos de los que se consultaron no cuantificaban este consumo, sino que solamente afirmaban o negaban que lo consumían, por lo que esta información no fue útil a los efectos de comparar con resultados de esta investigación.
También relacionado con la dieta, se ha descrito que el consumo frecuente de carnes, a largo plazo, ha demostrado un mayor riesgo de CCR, especialmente de carnes rojas (res, cerdo, cordero), incluso más fuerte que las carnes procesadas (salchichas, hamburguesas, carne ahumada y enlatada). Lo anterior se debe principalmente a los métodos de cocción a alta temperatura que pueden influir en la producción de componentes cancerígenos (aminas heterocíclicas, hidrocarburos poliaromáticos) en la superficie de carnes cocinadas durante largos períodos de tiempo. Entre los mecanismos propuestos se encuentran que la fibra favorece la disminución del pH intraluminal disminuyendo la mutagenicidad de los ácidos biliares secundarios, la dilución de los carcinógenos, da lugar a la formación de ácidos grasos de cadena corta a través de la fermentación bacteriana, e induce la fijación de ácidos biliares aumentando su excreción, disminuyendo su incidencia y actuando como un factor protector para la disminución de CCR. 14,15
Nuevamente se encontraron dificultades para encontrar resultados a nivel nacional del estudio del consumo de carnes rojas, pero se halló el de Hano García que demostró una prevalencia de este consumo del 50,7 % 10 muy semejante a los resultados encontrados por los autores de esta investigación.
En la comunidad estudiada los factores de riesgo modificables para el cáncer colorrectal presentan una alta prevalencia, debido a que no se tiene percepción de riesgo al analizar los hábitos, de ahí la necesidad de crear una estrategia educativa encaminada a trabajar sobre los factores de riesgo desde edades tempranas y así modificar estilos de vida inadecuados.