Dra. C. Nancy Sánchez-Tarragó
Editora de la Revista Cubana de Información en Ciencias de la Salud.
Estimada editora:
Una de las funciones sustantivas de la universidad es la generación de conocimientos a partir de la investigación. En Cuba la actividad investigativa en las universidades está reglamentada en diversas resoluciones y se reconoce que para alcanzar la excelencia en los servicios de salud es imprescindible el desarrollo de investigaciones. Para sustentar tal principio se aboga por la formación de investigadores, proceso que transcurre inexorablemente por el aprendizaje de la metodología de la investigación científica.
Desde el pregrado se imparten cursos para ofrecerles a los estudiantes las herramientas necesarias para emprender con éxito una investigación. Anualmente se desarrollan jornadas científicas que transcurren desde la base hasta llegar al nivel nacional y que constituyen espacios propicios para que los estudiantes compartan y retroalimenten sus investigaciones. Paralelo a esto, se desarrollan otros eventos científicos estudiantiles que contribuyen a crear y/o fortalecer en los estudiantes la cultura de la investigación científica.1 Si bien es cierto que en Cuba existe un activo movimiento científico estudiantil, muchas de las investigaciones que se presentan en los eventos científicos no llegan a la etapa final de toda investigación, que consiste en su publicación en una revista científica.2
Mundialmente es reconocido que la ciencia que no se publica no existe y que la investigación y la publicación son procesos indivisibles denominados producción científica. La publicación desde el pregrado constituye una fortaleza, pues los estudiantes que publican en revistas científicas llegan a tener un mayor número de publicaciones, de mayor impacto, durante su etapa profesional.3 Sin embargo, generalmente cuando un estudiante de pregrado decide publicar los resultados de sus investigaciones son múltiples los obstáculos que debe superar para lograr tal objetivo.4
Dado lo anterior, toda estrategia que se implemente en virtud de estimular la producción científica estudiantil cubana es útil y necesaria. En este sentido, anualmente el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) reconoce a los investigadores, graduados o no, que se destacan en las diversas esferas de la ciencia. Por otra parte, cada año el Consejo Nacional de Sociedades Científicas, entidad perteneciente al Ministerio de Salud Pública (MINSAP), convoca al Concurso Premio Anual de Salud, en el cual tienen derecho a participar los profesionales y técnicos que trabajen o investiguen en el campo de la salud cuyos trabajos respondan a determinadas líneas de investigación.5
Si bien es cierto que el rol del tutor es fundamental en el éxito de los estudiantes como investigadores, históricamente los estudiantes de pregrado han realizado aportes importantes a las ciencias médicas: la heparina, la insulina, el nodo sinusal, el fenómeno de Raynaud, el espermatozoide, e incluso la anestesia, son solo algunos de estos ejemplos. (6
Aunque el modelo del estudiante como investigador ha venido ganando adeptos, resulta notorio que dentro del amplio perfil de participación del Premio Anual no se incluyen a los estudiantes de pregrado. Es por eso que sería muy conveniente que dentro de este certamen los estudiantes cubanos pudieran dan a conocer con mayor facilidad los resultados de sus investigaciones y que además fueran reconocidos por todo el sistema nacional de salud que los premia, en su versiones provinciales, central y nacional. Dentro de las categorías del concurso se encuentra el artículo científico, y aprovechando esta cobertura, se propone que la versión estudiantil del premio se divida en dos apartados, de manera que se reconozca al mejor artículo original publicado en las revistas estudiantiles cubanas, así como a aquel que se haya publicado en revistas no estudiantiles tanto cubanas como foráneas.
De esta manera, se lograría insertar al estudiante que hace ciencia en el nivel más alto al que aspira cualquier trabajador de nuestro sector y podría ser un acicate para estimular la producción científica estudiantil y reconocer el espacio que se han ido ganando dentro de la medicina cubana.