Estimado Editor:
La pandemia del coronavirus está planteando cambios sociales, políticos y económicos que están transformando usos y costumbres para luchar contra la enfermedad. Desde que fue identificada su circulación en Cuba el Programa del Médico y Enfermera de la Familia hace aportes en el combate a la misma.
Desde ese momento, el personal que labora en el primer nivel de atención desarrolla estudios preliminares sobre la pesquisa activa y Montano Luna, Tamarit Díaz, Rodríguez Hernández, Zelada Pérez y Rodríguez Zelada han publicado su experiencia1 por lo que nos gustaría exponer algunas reflexiones a partir de esos resultados y conclusiones, ya que los mismos fueron obtenidos a partir de la experiencia cubana.
Los autores de este artículo comparten el concepto de que la pesquisa activa es una acción diagnóstica que tiende a identificar el estado de salud individual en grupos de población a fin de establecer los factores de riesgo existentes y descubrir tempranamente la morbilidad oculta, con el objetivo de ser incluidos en programas para garantizar su seguimiento y atención continuada.2,3 Este concepto implica la presencia de un sistema de atención de salud asequible y sostenible con el desarrollo de la investigación epidemiológica y clínica a cargo de personal especializado, en el caso de Cuba, el Médico y la Enfermera de la familia.
Los antecedentes de la pesquisa activa en las acciones de lucha antivectorial han permitido concientizar a las personas, las familias y las comunidades sobre el valor de ella. Ante la Covid-19, el Programa del Médico y Enfermera de la Familia ha demostrado el eficiente rastreo de la cadena de contagio, contactos, sospechosos y control de foco.
Cuando en el país aparecieron los primeros casos positivos de la Covid-19, ya se realizaba la pesquisa activa por profesores, estudiantes de Ciencias Médicas y trabajadores de las áreas de salud. Como exponen los autores,1 la manera en que se desarrolló, demostró que es posible contener la aparición de rebrotes, si actuamos en forma inmediata y adoptamos las medidas correspondientes, según protocolos.
El Ministro de Salud Pública cubano, Dr. José A Portal Miranda,4 ha expresado que la situación epidemiológica actual y los resultados que muestra el país, aunque positivos, indican no bajar la percepción de riesgo y no confiarse. Expresó que entre las acciones fundamentales se encuentra la pesquisa, que se mantendrá en las tres fases de recuperación en la Atención Primaria de Salud, dirigida a la búsqueda de pacientes con síntomas respiratorios y otros que pudieran asociarse a la enfermedad. Apuntó que se evalúa la sostenibilidad de este proceso tras la reincorporación de los estudiantes y requerirá una mayor participación de las organizaciones. En esa misma Mesa Redonda reconoció el papel que han tenido el Médico y la Enfermera de la familia, así como los estudiantes.
Se ha reconocido que el país transita con pasos firmes en el enfrentamiento a la pandemia y el grupo temporal de trabajo para la prevención y el control de la Covid-19 cubano ha llamado a no descuidar la pesquisa activa,5,6,7,8,9 puntal en la trazabilidad de los infestados; es decir, detección temprana del caso, rastreo de sus contactos, cuarentena de estos, aislamiento y tratamiento.
Por otro lado, los autores de este escrito consideran de gran aporte aprovechar el empoderamiento actual del pueblo en la pesquisa y estimular más la autopesquisa.
La investigación de Montano y colaboradores1 respalda el valor de la pesquisa activa en el enfrentamiento a la pandemia y abre nuevos caminos para una investigación nacional, por lo que se estimula a los profesionales del primer nivel de atención a elaborar proyectos.
En este orden de ideas, podemos afirmar que ante la Covid-19, el Programa del Médico y Enfermera de la Familia sigue abriendo líneas de investigación y sin la menor duda, aparecerán muchas investigaciones y publicaciones.