INTRODUCCIÓN
El contexto de emergencia sanitaria generado por la pandemia COVID-19 ha obligado a los sistemas educativos en todo el mundo a remplazar las clases presenciales por la enseñanza virtual.1 Este cambio fue tan sorpresivo que en la mayoría de países del mundo no pudo evitarse la falta de capacitación de los docentes, la insuficiencia de infraestructura tecnológica,2 y la dependencia de los alumnos de la orientación o presión ejercida por su maestro. Asimismo, se encontró un gran desconcierto de los padres de familia al verse obligados a supervisar diariamente las labores escolares de sus hijos.3 Por otro lado, las distracciones tecnológicas que se presentan a esta nueva generación estudiantil ha vuelto poco atractivo el contenido educativo, mermando así el interés por aprender y el involucramiento de los estudiantes hacia las actividades académicas.4
El cierre prolongado de las escuelas ha obligado también a los padres de familia a buscar alternativas para complementar el aprendizaje de sus hijos y en algunos casos descontinuar con su formación académica, ante la existencia de brechas digitales y una gestión deficiente de los recursos tecnológicos, que impiden el éxito de la enseñanza virtual. Estas deficiencias y desigualdades han sido más notorias en los estratos sociales más desfavorecidos, y el impacto sobre los estudiantes aún se verá a largo plazo.5 De manera complementaria, un estudio realizado en Reino Unido ha evidenciado que el involucramiento escolar de los estudiantes hacia la enseñanza remota no solo depende del acceso que tienen a la tecnología, sino que entran en juego también la participación de los padres y el tipo de apoyo que reciben de las instituciones educativas.6
Para el caso específico de los estudiantes que tienen una predisposición hacia las carreras de la salud, no existen estudios que permitan conocer las características de su involucramiento escolar, aunque se puede asumir que debe ser más alto que en otras áreas, considerando la mayor exigencia académica que conlleva esa elección, especialmente en países como el Perú, en donde existe una limitada capacidad de la educación pública en la formación de profesionales de la salud a pesar de la creciente demanda, las cuales terminan siendo cubiertas por el sector privado.7
El objetivo del presente estudio es: analizar el involucramiento escolar en entornos virtuales de los estudiantes de secundaria de una institución educativa de Lima Metropolitana que presentan interés por seguir una carrera de salud al concluir su etapa escolar.
MÉTODOS
Se realizó un estudio de diseño observacional, nivel descriptivo comparativo y corte transversal. Se consideró como variable de estudio al involucramiento escolar, y sus dimensiones: afectiva, cognitiva y conductual. Los grupos de comparación de la variable fueron determinados en base al género y los grados de estudio en que se encuentran los alumnos. La población estaba formada por los 760 estudiantes matriculados en una institución educativa estatal del distrito de San Juan de Lurigancho, Lima Metropolitana, Perú, en el mes de setiembre del año 2021. La muestra fue de tipo censal, considerando solo a los adolescentes de 11 a 15 años que refirieron tener interés por seguir una carrera de salud al egresar del centro educativo y deseaban participar en el estudio; fueron eliminados aquellos estudiantes cuyas respuestas fueron incompletas o su edad se encontraba fuera del rango establecido. Se obtuvo una muestra final de 308 estudiantes.
Para la fundamentación teórica de la investigación se emplearon como métodos teóricos: el análisis-síntesis y la inducción-deducción; mientras que, como métodos empíricos, se utilizó la técnica de la encuesta y un cuestionario adaptado a partir de la Escala de Involucramiento Escolar (EIE-A) de Sánchez et al.8 considerando el entorno virtual de aprendizaje. Dicho instrumento fue validado mediante un juicio de expertos en el que participaron cinco docentes con grado de doctorado de la Universidad César Vallejo de Lima, Perú. La confiabilidad del instrumento fue determinada mediante la prueba de Alfa de Cronbach, obteniendo un valor de 0,872, que indica la existencia de una alta confiabilidad.
De acuerdo con el instrumento cada ítem presentaba siete alternativas, con puntajes que variaron desde 1 punto para “totalmente en desacuerdo” hasta 7 puntos para “totalmente de acuerdo”. El nivel de involucramiento se determinó calculando el promedio y la desviación estándar de los puntajes obtenidos para todos los ítems, y por dimensiones.
Los resultados fueron presentados mediante una tabla de frecuencias para el caso de las características de los estudiantes, mientras que los puntajes obtenidos en la variable involucramiento escolar y sus dimensiones fueron analizados con estadística descriptiva a través de sus valores mínimos, valores máximos, la media y la desviación estándar, adicionándose el test de normalidad de Kolgomorov-Smirnov para determinar la prueba estadística a elegir en el análisis inferencial.
La existencia de diferencias significativas entre los puntajes de involucramiento escolar se determinó mediante el uso de la prueba no paramétrica de U Mann-Whitney en el caso de los géneros, y la prueba no paramétrica de Kruskal-Wallis en el caso de los grados de estudio, considerando en ambos casos una significancia de 0,05.
Aspectos éticos
Por tratarse de una muestra de adolescentes se solicitó primero una autorización al director de la institución educativa, y posteriormente a los padres de familia mediante un comunicado proporcionado por los respectivos tutores para que brinden su consentimiento. Finalmente, el cuestionario fue distribuido a los estudiantes mediante el servicio de mensajería de Whatsapp y contenía un ítem inicial donde se le indicaba las características de la investigación, y la voluntariedad de su participación, el cual debía ser aceptado a manera de un asentimiento informado para poder contestar las preguntas.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En la Tabla 1 se observa que la mayoría de estudiantes que formaron parte de la investigación tenían una edad de 14 años (41,6 %), eran de género masculino (51,6 %) y pertenecían al tercer grado de secundaria (40,6 %).
En la Tabla 2 se observa que la media de los puntajes promedio de involucramiento escolar fue de 5,92± 0,92 puntos, que representa un nivel alto. La dimensión emocional presentó el menor promedio de puntajes con 5,65±1,34 puntos y la dimensión conductual presentó el mayor promedio con 6,08±0,98 puntos. Según el test de normalidad de Kolgomorov-Smirnov, todos los puntajes promedios no presentan una distribución normal, por lo que le corresponden pruebas no paramétricas para su análisis estadístico.
De acuerdo con los resultados de la prueba U Mann-Whitney presentados en la Tabla 3 no se reportó la existencia de diferencia significativa en el involucramiento escolar según el género (p>0,05), tanto de manera general como para cada una de sus dimensiones.
De acuerdo con los resultados de la prueba de Kruskal-Wallis presentados en la Tabla 4, se reportó la existencia de diferencia significativa en el involucramiento escolar según el grado de estudio (p<0,05), tanto de manera general como para cada una de sus dimensiones.
En la Tabla 5 se muestran los puntajes promedios obtenidos para cada uno de los ítems de la escala de involucramiento escolar. Se puede afirmar que no existen diferencias significativas entre dichos puntajes para el caso del género (p>0,05), mientras que, en el caso del grado, se aprecia que los puntajes promedios más altos de involucramiento escolar se encuentran en primer grado, con diferencias significativas en casi todos los ítems del cuestionario (p<0,05), excepto el ítem 9 correspondiente a “Estudiar mejora mi forma de ser”.
Fuente: encuesta
Nota: Los valores que presentaron diferencia significativa se encuentra en letra cursiva (i).
* Se utilizó la prueba de U Mann-Whitney para determinar la existencia de diferencia significativa.
** Se utilizó la prueba de Kruskal-Wallis para determinar la existencia de diferencia significativa.
En la institución educativa donde se realizó el estudio se halló un 40,5 % (308/760) de estudiantes de secundaria de 11 a 15 años que tienen preferencia hacia las carreras del sector salud. Este hallazgo se encuentra estrechamente relacionado con lo reportado por Namicela et al.9 en Ecuador, quienes hallaron un 24,7 % de preferencia por las carreras universitarias de salud en estudiantes de 22 instituciones educativas de dicho país, lo cual es el reflejo de la percepción positiva que tienen los estudiantes, así como la de una mayor competencia entre ellos, la cual podría incentivar el involucramiento escolar.
A través de la medición del involucramiento escolar se puede determinar cuáles son los estudiantes con mayor probabilidad de progreso al pasar de un sistema educativo escolar a un nivel superior, así como la identificación de aquellos aspectos que necesitan ser reforzados por el docente o autoridades educativas, antes de que el alumno pierda el total interés por realizar actividades académicas y, en casos más extremos, abandonar los estudios.10
De acuerdo con los resultados obtenidos, el involucramiento escolar no presenta diferencias significativas sobre la base del género, tanto para los puntajes generales como para el caso de las dimensiones, y en cada uno de los ítems del cuestionario. Este resultado es distinto a lo observado por Bang et al.,11 quienes reportaron una mayor participación en el aula por parte de los estudiantes de género femenino, aunque en contraparte también se halló una mayor autoestima entre sus pares masculinos. Posiblemente estas diferencias pueden verse más acentuadas en entornos presenciales en comparación con los entornos virtuales, ya que en estos últimos los estudiantes de ambos géneros pueden percibir una menor presión o intimidación por parte de sus compañeros de aula. Por otro lado, en un estudio realizado por Pérez et al.12 tampoco encontraron diferencia significativa entre el grado de compromiso según el sexo de los estudiantes de las carreras de la salud, aunque la forma de medir el compromiso a nivel escolar y universitario presenta indicadores distintos que impiden establecer una comparación adecuada entre ambos resultados.
Para el caso del involucramiento escolar según el grado de estudio, se observó una disminución significativa para todas las dimensiones e indicadores, excepto para el ítem 9 “Estudiar mejora mi forma de ser”. Este resultado podría relacionarse con los hallazgos de Martínez et al.,13 quienes demostraron que los estudiantes de mayor grado de estudio tienden a percibir una mayor exigencia académica y como tal, sienten que realizan más esfuerzo que en los años previos, situación que puede terminar repercutiendo en su compromiso escolar, de acuerdo al apoyo recibido en el hogar y las prioridades propias de su edad y entorno social. Un resultado relacionado, aunque con sentido inverso fue el presentado por Veliz et al.,14 pero en estudiantes de primaria, en quienes se encontró que el compromiso hacia las tareas escolares aumentaba a medida que el estudiante alcanzaba los últimos años de primaria. La combinación de resultados de ambos estudios podría representar la presencia de una curva de compromiso escolar, que asciende en la educación primaria y desciende en la educación secundaria, alcanzando su punto más alto en los años de transición entre ambas etapas, periodo que debe ser motivo de análisis más amplio para futuras investigaciones.
Un aspecto que juega un papel importante en el compromiso escolar en el contexto de pandemia como el actual está relacionado con las habilidades socioemocionales desarrolladas por los estudiantes, y que pueden mantenerse aún dentro de la virtualidad.15
Los niños, especialmente los que se encuentran en primeros años de educación primaria y los adolescentes que se encuentran en los últimos años de educación secundaria, suelen requerir más espacios de socialización, necesidad que la educación virtual no es capaz de cubrir, y como tal puede afectar en cierta medida su involucramiento y participación en clase. De esto también puede colegirse que los estudiantes que antes de la pandemia han desarrollado mejor sus habilidades socioemocionales pueden presentar un mayor grado de involucramiento escolar, lo cual puede ser un tema de investigación a considerar en el futuro.
La principal limitación del estudio está relacionada con el tamaño y las características de la muestra, ya que en ella se contó con pocos estudiantes de cuarto grado de primaria, ya sea por el no deseo de participar en el estudio, o su exclusión al contar con una edad superior a la permitida según el instrumento elegido. Es necesario evaluar en el futuro la adaptación de la Escala de Involucramiento Escolar (EIE-A) para contextos virtuales en muestras que comprendan adolescentes de mayor edad, y así extender el análisis a poblaciones más grandes. Además, se recomienda que, en futuras investigaciones se pueda corroborar la evidencia en torno a la existencia de relación entre el involucramiento escolar y otras variables académicas, las cuales también pueden mantenerse en su vida universitaria y afectar su desempeño académico en el futuro.
CONCLUSIONES
El análisis del involucramiento escolar en entornos virtuales por parte de los estudiantes con preferencias por las carreras de salud, evidenció un nivel alto de esta variable, en especial entre los alumnos de primer año de secundaria, tanto en el puntaje general como en las tres dimensiones consideradas en el estudio: afectiva, cognitiva y conductual; pero no se encontraron diferencias significativas según su género.