INTRODUCCIÓN
En el siglo actual, los sismos son los desastres que causan mayor número de pérdidas humanas y daños materiales que se evidencian en el 56% de los fallecidos a causas de desatres y pérdidas materiales por US$ 661 000 000 millones en el período 1998-2017 (CRED, UNISDR, 2018). perdidas
Estudios de percepción del riesgo de sismos a nivel internacional se desarrollan en zonas afectadas con frecuencia por estos desastres naturales (Ohtomo, Kimura, & Hirata, 2017; Li, y otros, 2017; Kundak, Türkoğlu, & İlki, 2014); (Santos, Gouzeva, & Santos 2014) ; (Uprety & Poudel, 2012; y Golden, 2010) y la percepción del peligro de forma general en los estudios de peligro, vulnerabilidad y riesgos en Cuba (Núñez, López, & Hiort, 2010).
Especial énfasis se dedica al estudio de la construcción social del riesgo (Merlinsky & Herzer, 2012; Iturralde, 2014; Aragón, 2009; Guzmán, 2012; García, 2005), la antropología del riesgo (García, 2004) y la percepción del riesgo en la reducción de la vulnerabilidad en caso de tsunamis (Cid, Castro, & De Souza, 2012), el riesgo social (Thomasz, Castelao, Massot, & Eriz, 2014) y (Lampis, 2017) y la vulnerabilidad social desde el campo teórico, (Ruiz, 2012, Soares, 2017) y desde la perspectiva de género (Thomas, 2013).
Un elemento importante que conecta la percepción de las personas con la construcción social del riesgo y la educación ambiental comunitaria es el enfoque del sentido del lugar en los sistemas socioecológicos (SSE) que ha sido estudiado por diversos autores desde la conceptualización de la topofilia (Tuan, 1980) hasta los estudios más recientes relacionados con el enfoque referido (Masterson, Stedman, & Enqvist, 2017; Masterson, Enqvist, Stedman, & Tengö, 2019; Quinn, Bousquet, & Guerbois C., 2019) y acerca de la resiliencia socioecológica (Folke, Biggs , Norström , & et al, 2016) develan que el sentido del lugar forma parte de la subjetividad , emerge de la relación de los seres humanos con su ambiente , es variable y los comportamientos de la personas pueden predecirse en cierta medida por su relación con el lugar. Por otra parte la educación ambiental comunitaria entendida como proceso de aprendizaje social es tratada por (Tidball y Krasny, 2010) y en lo relacionado con la educación ambiental, resiliencia y los sistemas socioecológicos desde la teoría de la actividad (Krasny, M., & Roth , 2010) y aprendizaje, resiliencia y educación ambiental (Krasny, Lundholm, & Plummer, 2010).
La Directiva 1 del Presidente del Consejo de Defensa Nacional (Consejo de Defensa Nacional, 2010) establece las pautas a seguir para los estudios de peligro vulnerabilidad y riesgos (PVR) , los documentos rectores de la política económica y social del país lo recogen en sus textos (Partido Comunista de Cuba (PCC), 2016, 2017; por otra parte se dispone de una metodología para la organización del proceso de reducción de desastres (Defensa Civil, 2017) que marca las pautas relacionadas con los estudios de percepción del riesgo y las acciones de los distintos actores relacionadas con la implementación de sus resultados en función de la educación ambiental de los diferentes grupos (Defensa Civil, 2017).
En Cuba existen pocos estudios publicados acerca de la percepción del riesgo sísmico entre los que se destacan el realizado en el Reparto Caribe de la ciudad de Moa, Holguín (Frometa, Reinaldo, & Guardado, 2017), como parte de estudios de peligro, vulnerabilidad y riesgo sísmico en la ciudad de Santiago de Cuba (Candebat & Chuy, 2016), en la ciudad de Bayamo (Hernández & Sam, 2016) y el realizado a los puentes de la ciudad de Camagüey (Montero, 2016).
Como vía para la reducción del riesgo sísmico se enfatiza en la gestión comunitaria de la reducción del riesgo (GCRR) tanto en el extranjero, en Perú (Salazar, Cortez, & Mariscal, 2002), Colombia (Vargas, 2010) , República Dominicana (Giraldo, 2016), como en Cuba, (Chuy, 2013). El Programa Nacional de Educación Ambiental para el Desarrollo Sostenible (Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), 2015) tiene como uno de sus objetivos específicos : incrementar la educación ambiental comunitaria y los espacios de debate sobre las realidades locales para el desarrollo de mecanismos de articulación social que fortalezcan las prácticas comunitarias sostenibles y garanticen la participación de la población en los procesos de decisiones sobre la gestión de los recursos naturales y entre sus contenidos la gestión de riesgos de desastres.
La provincia de Camagüey abarca un área de 15 615,02 km2, con una densidad de población de 50 000 hab., en ella convive el 6.8 % de la población del país y en su municipio cabecera el 42% de su población. (Oficina Nacional de Estadística e Información, 2018)
“El estudio de peligro sísmico de la ciudad de Camagüey se revela como alto para los períodos de retorno de 100 y 745 años según la Escala Macrosímica Europea (EMS) de 1998, ante la ocurrencia de un sismo de intensidad igual o superior a 7.0 grados MSK (2017)”, por lo que resulta apremiante, necesario y pertinente evaluar la percepción del riesgo y la vulnerabilidad social de la población del municipio más poblado de la provincia. Este artículo tiene como objetivo evaluar la percepción del riesgo de la población del municipio cabecera de la provincia como base para el desarrollo de acciones acciones de educación ambiental comunitaria.
MÉTODOS
El cuestionario aplicado (Agencia de Medio Ambiente, 2016) abarca 23 preguntas, de ellas 10 abiertas para indagar acerca de las opiniones de la población relacionadas con las prácticas positivas y negativas ante un sismo, medidas a tomar antes, durante y después de ocurrido el desastre natural.
Para evaluar la percepción del riesgo se emplean dos escalas: la escala de vulnerabilidad total y la escala de vulnerabilidad socioeconómica, mediante las cuales se calcula la vulnerabilidad total a partir de la suma de los resultados de 16 preguntas en tres grupos: I Alta), II Media y III (Baja).
Después de codificar las preguntas abiertas del cuestionario, se clasificaron los individuos en los grupos por niveles de percepción en cada pregunta y en el total.
La lógica de la codificación es que las preguntas sirven de base para confeccionar una escala: Grupo I percepción adecuada del peligro y las maneras de enfrentarlo (ALTA), Grupo II percepción cercana a la realidad, pero insuficiente (MEDIA) y el Grupo III tiene una percepción errónea o nula del peligro y las maneras de enfrentarlo (BAJA).
La vulnerabilidad socioeconómica se calculó mediante el establecimiento de condiciones al integrar los resultados de las variables sociodemográficas siguientes: condiciones de la vivienda, personas del núcleo familiar que trabajan y sector de la propiedad donde labora.
El estudio de percepción del riesgo sísmico se realizó en 17 consejos populares del municipio cabecera provincial que abarcan una superficie entre 1,148 (América Latina) y 14,58 km2 (Lenin -Albaisa). La muestra para el estudio estuvo integrada por 153 personas (0,45% de la población del municipio) y se caracteriza según las variables sociodemográficas establecidas (sexo, edad, ocupación, nivel de instrucción vencido, situación ocupacional, sector ocupacional, categoría ocupacional , tiempo residiendo en el lugar y condiciones de la vivienda). En la validación de las encuestas el 100 % de las variables fueron respondidas por la totalidad de los encuestados y debidamente registradas.
En cada consejo popular se encuestaron nueve personas. En la muestra el 56% son mujeres, están igualmente representados (33,3 %) los tres grupos etarios, el 95 % reside en el lugar por más de tres años, el 55% tienen vínculo laboral y tienen un nivel ocupacional medio o superior, el 48% se ocupan en el sector estatal, el 46 % son obreros o técnicos, el 65% residen en viviendas con buenas condiciones, y el 91% de los encuestados conviven en núcleos donde trabajan de una a tres personas.
El procesamiento de los datos se realizó con la utilización del paquete estadístico SPSS v. 23, se aplicaron las pruebas estadísticas pertinentes según las variables a relevar (Prueba de Chi-Cuadrado), en el caso de no encontrarse diferencias significativas no se plantean las tablas del cruce de variables. Para la validación de las escalas de vulnerabilidad total y diferencial semántico se calculó el Coeficiente de Fiabilidad Alfa de Cronbach.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La necesidad de los estudios de percepción del riesgo se encuentra expresada en los documentos rectores del país. Los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el periodo 2016-2021 expresan: (...) Incrementar la información y capacitación que contribuyan a objetivar la percepción de riesgo a escala de toda la sociedad (PCC, 2017, pág. 19). En las Bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030: Visión de la Nación, Ejes y Sectores Estratégicos (PCC, 2016), en el Eje Estratégico: Recursos naturales y medio ambiente en el objetivo específico en el No. 19 se precisa: Perfeccionar el Sistema de Defensa Civil para la reducción de desastres ante peligros de origen natural, tecnológico y sanitario con un mayor uso de la ciencia y la tecnología, desarrollar una eficaz y eficiente gestión integral de riesgos, con la activa participación de las comunidades, entidades, gobiernos locales y la sociedad en general, que minimice los daños (…) y posibilite la recuperación rápida y organizada de las áreas y poblaciones afectadas.
Las principales dimensiones del concepto de percepción del riesgo que se valorarán son: reconocimiento del peligro, conocimiento sobre los factores que inciden en este peligro, evolución del peligro, preparación para el peligro, capacidad crítica sobre la actuación de las personas antes, durante y después del peligro, valoración sobre los impactos del peligro, niveles de confianza en las instituciones y organizaciones encargadas de enfrentar el peligro, y capacidad propositiva para prevenir y minimizar los efectos negativos de los peligros naturales.
La valoración de la percepción del riesgo de la población de la ciudad de Camagüey parte de considerar desde una perspectiva histórica la ocurrencia de sismos que hayan afectado a la ciudad y los resultados del estudio realizado.
Antecedentes de sismos en la ciudad de Camagüey
Según estudios realizados dentro de los eventos sísmicos registrados, ocurridos en la provincia (Chuy T. J., 2011) podemos destacar:
El 12 de abril de 1766, la ciudad Santa María del Puerto del Príncipe, hoy ciudad Camagüey fue sacudida por un fuerte sismo, que originó pánico y el arrebato de las campanas de las iglesias dando la alarma. Se reportó su efecto en el puerto de Nuevitas y en la Sierra de Cubitas, donde originó el desplome de algunas cuevas.
En 1837, tembló la tierra en Nuevitas y en Sierra de Cubitas, incluyendo toda la costa norte.
Otro evento sísmico que sacudió toda la ciudad fue registrado en 1846.
Los días 20 de agosto y 26 de noviembre de 1852 son registrados nuevos eventos sísmicos en la ciudad.
En documentos relacionados con la historia local de los siglos XVII y XIX (Betancourt, 1950) (Betancourt T. P., 1867), (Torres, 1888), y en el reciente estudio acerca de la visión de Camagüey por forasteros (Cento, 2017) no hay referencias a la ocurrencia de sismos y sus daños.
El 28 de febrero de 1914 ocurrió un sismo de intensidad máxima de 7 grados y magnitud 6.2, cuyo epicentro fue localizado en la localidad de Gibara, provincia Holguín. Este evento sacudió toda la provincia de Camagüey, mostrando diferentes valores de intensidad en el territorio; registrándose los máximos valores (5 grados) hacia la parte noreste y sureste, y los mínimos valores (4 grados) hacia la parte suroeste y noroeste.
El 17 de marzo del 2015, otro sismo con características similares, de magnitud 3.1 grados, sacudió nuevamente ambos territorios.
El 26 de octubre, del mismo año fue registrado, en la localidad de Sibanicú un sismo de 3.4 grados de magnitud, a una profundidad de 5.0 km.
Según estos antecedentes la población no tiene este peligro en su imaginario y esto influye de forma particular en su percepción del peligro.
En Cuba son limitados los estudios de percepción del riesgo en algunas zonas de la región oriental del país, (Folke, Biggs, Norström, & et al, 2016) principalmente en zonas afectadas sistemáticamente por los sismos, entre los que se destacan los realizados en Santiago de Cuba, Bayamo y una zona residencial de Moa (Candebat & Chuy, 2016; Frometa, Reinaldo, & Guardado, 2017). Por estas razones resulta muy necesaria la evaluación de la percepción frente a este peligro en una zona que ha sido poco afectada por los mismos y la población carece de vivencias que le permitan enfrentarlo.
Peligro sísmico en la ciudad de Camagüey
El peligro sísmico en la ciudad de Camagüey para un período de retorno de 100 y 475 años está categorizado como Alto con una intensidad cercana a los 7,0 grados en las escala MSK, por las características propias de una ciudad entre ríos, la susceptibilidad a la licuefacción se encuentra en todos los consejos populares aledaños a los cursos de agua al menos en algunos de sus puntos (CITMA, 2017).
La aplicación de la escala de vulnerabilidad total (Tabla 1) revela como rasgo característico que ningún consejo popular tiene una percepción correcta del peligro de sismos, destacándose negativamente por la percepción errónea del peligro los consejos populares de Agramonte-Simoni, América Latina, Modelo-Imán, y La Belén.
Los consejos populares con una percepción cercana a la realidad pero insuficiente resultaron ser: Buenos Aires, Centro, Julio Antonio Mella, La Caridad y San Juan de Dios, es importante destacar que dos de los consejos que forman parte del centro histórico patrimonio de la humanidad, se incluyen en esta categoría. El resto de los consejos populares se caracterizan por una percepción cercana a la realidad, pero insuficiente o errónea.
El resto de las variables socio demográficas no presentó diferencias significativas por lo que no se cruzan con la vulnerabilidad total.
Consejo Popular | Escala de Vulnerabilidad Total | ||
---|---|---|---|
Grupo II | Grupo III | ||
Agramonte Simoni | 0,0b | 100,0a | |
América Latina | 22,2b | 77,8a | |
Buenos Aires | 88,9a | 11,1b | |
Centro | 88,9a | 11,1b | |
Jayamá | 55,6 | 44,4 | |
Julio Antonio Mella | 100,0a | 0,0b | |
Juruquey- Edén | 66,7 | 33,3 | |
La Belén | 11,1b | 88,9a | |
La Caridad | 88,9a | 11,1b | |
La Esperanza | 44,4 | 55,6 | |
Lenin- Albaisa | 55,6 | 44,4 | |
Modelo- Imán | 22,2b | 77,8a | |
Previsora | 66,7 | 33,3 | |
Puerto Príncipe | 66,7 | 33,3 | |
San Juan de Dios | 88,9a | 11,1b | |
Vigía- Florat | 44,4 | 55,6 | |
Vista Hermosa | 33,3 | 66,7 |
Nota: Valores con superíndices diferentes para el estadístico de Chi-cuadrado presentan las diferencias significativas en el nivel p 0,05.
La vulnerabilidad socioeconómica en los consejos populares de la ciudad (Tabla 2) en sentido general de media a baja, siendo los menos vulnerables los consejos Lenin-Albaisa ,Centro, Puerto Príncipe , Vista Hermosa y Jayamá. Los consejos popular Juruquey- Edén, La Belén y Buenos Aires, todos ubicados en zonas periféricas de la ciudad.
Consejos populares | % | |||
---|---|---|---|---|
Grupo I Baja vulnerabilidad social | Grupo II Media vulnerabilidad social | Grupo III Alta vulnerabilidad social | ||
Agramonte Simoni | 33,3 | 44,4 | 22,2 | |
América Latina | 33,3 | 44,4 | 22,2 | |
Buenos Aires | 44,4 | 55,6 | 0,0 | |
Centro | 66,7 | 33,3 | 0,0 | |
Jayamá | 55,6 | 44,4 | 0,0 | |
Julio Antonio Mella | 44,4 | 55,6 | 0,0 | |
Juruquey- Edén | 0,0 | 100,0 | 0,0 | |
La Belén | 22,2 | 66,7 | 11,1 | |
La Caridad | 44,4 | 55,6 | 0,0 | |
La Esperanza | 22,2 | 55,6 | 22,2 | |
Lenin- Albaisa | 75,0 | 25,0 | 0,0 | |
Modelo- Imán | 55,6 | 44,4 | 0,0 | |
Previsora | 55,6 | 22,2 | 22,2 | |
Puerto Príncipe | 62,5 | 37,5 | 0,0 | |
San Juan de Dios | 44,4 | 55,6 | 0,0 | |
Vigía- Florat | 44,4 | 55,6 | 0,0 | |
Vista Hermosa | 55,6 | 33,3 | 11,1 |
Para profundizar en los criterios expuestos por los encuestados, y que dan lugar a los resultados expresados anteriormente, a continuación, se plantean las respuestas a las diferentes interrogantes del cuestionario que tienen en cuenta las dimensiones de la percepción del riesgo.
Las personas encuestadas no reconocen el peligro de sismo entre los tres peligros naturales que afectan la zona. Dadas las experiencias vividas por los encuestados se reconocen mayoritariamente los peligros hidrometeorológicos (fuertes lluvias, fuertes vientos y sequía) y la contaminación en un menor grado acercándose a la mitad de los encuestados, que son los que han dejado huellas en el imaginario de las personas, no así en el caso de los sismos y los deslizamientos de tierra por las características del relieve llano del territorio de la ciudad.
Los significados que asumen los encuestados en relación con el peligro de sismos se evalúan mediante la valoración del diferencial semántico (Tabla 3) para ello se definen 10 pares de adjetivos bipolares de ellos, uno relacionado con la potencia (decreciente-creciente) y el resto valorativos. La validación de la escala resultó altamente satisfactoria (Alfa (α) de Cronbach: 0,794).
De los resultados se constata que la mayoría de los pares bipolares fueron respondidos por menos de la mitad de los encuestados excepto los relacionados con las catástrofes y el conocimiento (alrededor del 60%). Los significados asumidos se corresponden con valoraciones correctas acerca de los sismos, lo que constituye un factor de importancia en la construcción social del riesgo.
Adjetivos bipolares | % que responden | Valor promedio | Adjetivos bipolares |
Decreciente | 41,2 | 3,73±0,104 | Creciente |
Observable | 45,8 | 3,30±0,124 | No observable |
No catastrófico | 64,7 | 4,09±0,100 | Catastrófico |
Fácil de reducir | 48,4 | 3,95±0,090 | Difícil de reducir |
Controlable | 45,1 | 3,72±0,094 | No controlable |
Daño Inmediato | 46,4 | 3,80±0,097 | A largo plazo |
Conocido | 60,8 | 4,04±0,099 | Desconocido |
No temido | 44,4 | 3,79±0,097 | Temido |
Evitable | 46,4 | 3,70±0,099 | No evitable |
Reciente | 43,1 | 3,64±0,114 | Antiguo |
Nota: los significados se valoran en una escala de Likert 1-5.
La preocupación de los diferentes actores sociales ante los problemas que ocasionan los sismos y la confianza para enfrentar el peligro (Tabla 4) señalan al gobierno como el actor principal, lo que devela el protagonismo del mismo ante desastres ocurridos con anterioridad y devela la necesidad de una mayor participación de las organizaciones barriales en la GCRR.
Alguien se preocupa en esta zona por los problemas que ocasionan los sismos? % | |||
El gobierno | 61,4% | ||
Las organizaciones barriales | 6,9% | ||
Los vecinos | 15,2% | ||
Otras instituciones | 3,4% | ||
No sabe | 31,7% | ||
¿Qué instituciones o personas le ofrecen más confianza para enfrentar este peligro? | |||
El gobierno | 71,3% | ||
Las organizaciones barriales | 7,0% | ||
Los vecinos | 27,3% | ||
Otras instituciones | 3,5% | ||
Ninguna | 0,0% | ||
No sabe | 10,5% |
De acuerdo con estos resultados en los consejos populares deben de desarrollarse las acciones pertinentes para preparar a los diferentes grupos meta con percepción del riesgo media a baja, para lo cual deben diseñarse los correspondientes programas de capacitación con arreglo al contexto según se orienta por la Defensa Civil, teniendo como rector al Centro de Gestión para la Reducción de Riesgos (CGRR) como espacio de gestión de carácter multidisciplinario encargado de fomentar una cultura de percepción del riesgo y realizar análisis de situación con un enfoque multiriesgo.
Estudiar las percepciones como forma de representar la realidad sociocultural permite reconocer los modos y procesos de construcción del pensamiento social, mediante los cuales las personas construyen y son construidas por la realidad social. Nos permiten acceder a la visión del mundo que poseen los individuos y los grupos sociales y así poder comprender sus acciones y discursos. La percepción del riesgo es un proceso social y una construcción sociocultural. (Iturralde, 2014).
Desde el punto de vista psicológico, investigadores como Laska (1990) indican la importancia de la concientización sobre este peligro como importante componente psicológico; la propensión de áreas al peligro sísmico no necesariamente generan conocimiento en la población acerca de los daños potenciales de un futuro desastre.
En los resultados anteriormente referidos se develan los siguientes rasgos del discurso:
Rasgos positivos
Reconocimiento de preocupación del gobierno y confianza en su gestión.
Significados correctos acerca de los sismos.
Rasgos negativos
No reconocimiento del peligro sísmico.
Desconocimiento de prácticas negativas antes, durante y después del sismo y medidas de protección.
Bajo reconocimiento de la probabilidad, peligrosidad y afectaciones de los sismos.
Capacidad propositiva muy limitada o casi nula.
Esto se explica por el limitado conocimiento del lugar y sus vulnerabilidades que resulta importante para que la percepción del riesgo sea adecuada lo que coincide con los planeamientos de (Tuan, 1980) y los estudios relacionados con el sentido del lugar en los sistemas socioecológicos (Folke, Biggs, Norström, & et al, 2016; Masterson, Stedman, & Enqvist, 2017; Masterson, Enqvist, Stedman, & Tengö, 2019; y Quinn, Bousquet, & Guerbois C., 2019).
Es particularmente interesante que la percepción del riesgo de sismos no se diferencia desde la arista de género si consideramos que el papel de la mujer como sujeto social es particularmente relevante (Carrión, 2010), máxime en Cuba donde se aspira a la construcción del socialismo próspero y sostenible, pues en esa relación triádica, la mujer resulta imprescindible desde las aristas demográfica, política, económica, ambiental, cultural, ética y social , por lo que su preparación resulta decisiva para afrontar la gestión comunitaria para la reducción del riesgo (GCRR) tanto desde el hogar como desde el trabajo creador y los servicios.
En la medida que la percepción del riesgo sea menor se incrementa la vulnerabilidad social que está también relacionada con el proceso de construcción social del riesgo. La vulnerabilidad se conceptualiza como las características de una persona o grupo y su situación, que influencian su capacidad de anticipar, lidiar, resistir y recuperarse del impacto de una amenaza (Wisner, Blaikie, Cannon, & Davis, 2004). La vulnerabilidad social, se considera como la capacidad de prever, enfrentar y recuperarse de eventos críticos que implican la pérdida de activos (Lampis, 2017). Por eso es necesario desde la educación ambiental comunitaria fortalecer estas capacidades para reducir la vulnerabilidad social ante los sismos.
La construcción social del riesgo se define como producción y reproducción de las condiciones de vulnerabilidad que definen y determinan la magnitud de los efectos ante la presencia de una amenaza natural; es por ello la principal responsable de los procesos de desastre. (García, 2004, 2005). Los bajos niveles de percepción del peligro contribuyen decisivamente en la construcción social del riesgo por parte de la población y otros actores directamente vinculados a la actividad constructiva, los servicios y otros actores. También la forma (Giraldo, 2016) en que la sociedad a partir de diversas causas políticas, económicas, socioculturales, ambientales, construyen contextos no seguros que definen y determinan la magnitud de los efectos ante una amenaza natural.
Manifestaciones de la construcción social del riesgo tienen sus raíces en la indisciplina social al construir viviendas sin los requerimientos urbanísticos y técnicos, la adulteración de los materiales de construcción, la ignorancia de las personas acerca de las medidas a tomar antes, durante y después de los sismos, el desconocimiento de las vulnerabilidades de sus espacios de actividad cotidiana entre otros. Contribuye también la carencia de vivencias acerca de la relación entre eventos naturales y otros de carácter tecnológico que pueden afectarlos simultáneamente.
Educación ambiental comunitaria de la población para enfrentar los sismos
No se concibe la gestión comunitaria para la reducción del riesgo (GCRR) sin la participación de la población y su protagonismo y en el papel de la escuela como centro cultural de la comunidad y la universidad en su misión de conservar, promover y desarrollar la cultura en sus procesos sustantivos así como el resto de los actores sociales en acciones integradas como parte de los programas de desarrollo local mediante acciones sobre los públicos meta que deben ser objeto de la educación ambiental comunitaria: estudiantes de todos los niveles de enseñanza, educadores, profesores, comunicadores, artistas, gestores del gobierno, promotores y líderes comunitarios, mujeres, niños y adultos mayores.
La gestión comunitaria para la reducción del riesgo en la que evidentemente hay mucho potencial y experiencias internacionales (Giraldo, 2016), implica capacitar a la población ante este tipo de eventos impredecibles desde la valoración y reducción de las vulnerabilidades en su vivienda y comunidad; realizar simulacros; enfatizar en estos temas en los espacios para la integración de la educación ambiental por la vía formal, no formal e informal en cada uno de los consejos populares de acuerdo a sus características teniendo en consideración el Programa Nacional de Educación Ambiental (CITMA, 2015) y la integración de acciones en los diferentes temas priorizados.
Se debe potenciar el papel de los medios (prensa escrita, radio y televisión) en la preparación de la población para este tipo de desastres divulgando las medidas a tomar antes, durante y después de los sismos con un enfoque integrador de distintos peligros adecuado a los distintos grupos meta.
Asumiendo las posiciones de la filosofía intercultural se necesita de preparar al sujeto para aprehender el contexto en una relación espacio-temporal dinámica y enriquecedora en la dialéctica de lo universal a lo particular:
Educar para recuperar la autonomía en el uso del tiempo requiere como complemento indispensable la recuperación del espacio. Por eso, en un segundo momento, la filosofía intercultural propone que una educación para la capacitación de los seres humanos a ser universales tiene que contemplar prácticas que enseñen competencias contextuales (Fornet, 2008).
En este sentido la discusión con la población y la aprehensión de los resultados de este estudio como parte de un proceso de sistematización en los consejos populares resulta imprescindible y aporta a la educación ambiental por la vía no formal siempre y cuando se considere: el papel activo de los sujetos y el valor de la intersubjetividad que permita construir la verdad contextual mediante un ejercicio colectivo donde dialoguen el saber científico y el conocimiento empírico espontáneo y los diferentes actores del ámbito comunitario en un proceso caracterizado por la aplicación consecuente de la epistemología de segundo orden (Delgado, 2007; Sotolongo & Delgado, 2006) y las concepciones ecosemióticas pues la ecosemiótica en su definición más general se encarga del estudio de las percepciones y la caracterización conceptual en el diseño, construcción y transformación de las estructuras ambientales y proporciona las herramientas conceptuales para describir el papel de los signos y la comunicación en la dinámica del ambiente físico (Maran & Kull, 2014).
La educación ambiental comunitaria promoverá la resilencia y consecuentemente la reducción de la vulnerabilidad social ante los sismos en la medida que se convierta en un proceso participativo de aprendizaje social transdisciplinario , significación y re-significación aprendizaje y des-aprendizaje , donde los grupos meta interactúen entre sí aportando sus potencialidades y minimizando sus debilidades, en función del desarrollo local con un enfoque ecosistémico, totalizador que considere las vulnerabilidades a otros peligros naturales y antropogénicos. Este proceso se favorece por la elevación del papel de los territorios y su autonomía relativa para solucionar sus problemas con la participación activa de la poblacion.
CONCLUSIONES
La percepción media a baja de la población está dada por la carencia de experiencias vividas que le permitan dar respuesta adecuada a un evento sísmico, con diferencias en los Consejos Populares y sin diferencias en el resto de las variables sociodemográficas, por lo que se requiere desarrollar la educación ambiental comunitaria para enfrentar estos peligros naturales en el marco la gestión comunitaria para la reducción del riesgo desastres (GCRRD)