Introducción
La catarata se define, comúnmente, como cualquier opacidad del cristalino. En la actualidad es una de las causas más prevalentes de disminución de la visión.1 Para describir esta enfermedad se han recogido en la literatura multitud de términos que en ocasiones se superponen y sus clasificaciones son muy variadas. Muchas hacen referencia a su causa senil, congénita, traumática, asociada a enfermedades oculares, enfermedades sistémicas, agentes externos: radiaciones ionizantes, fármacos, entre otras.2
El trauma ocular se define como el traumatismo originado por mecanismos contusos o penetrantes sobre el globo ocular y sus estructuras periféricas (como anexos y nervio óptico) que ocasiona lesiones a tejidos de grado diverso de afección, pudiendo ser leve, moderado o grave, con compromiso temporal o permanente de la función visual.3)
La traumatología ocular tiene particularidades que la diferencian de la traumatología de las otras partes del cuerpo, debido a la extremada sensibilidad del globo ocular. Así como en otros órganos, la curación del trauma representa la completa normalidad de su función. En el ojo las lesiones traumáticas dejan casi siempre una secuela que representa un déficit funcional. Si es la córnea el órgano lesionado, la cicatriz altera la trasparencia y la forma de su superficie, si es el cristalino, se produce catarata y si es la retina la lesionada, la visión queda definitivamente más o menos comprometida.4,5
Los traumatismos oculares constituyen un motivo frecuente de consulta en los servicios de urgencia. Pueden provocar secuelas de extrema gravedad, siendo la primera causa de ceguera unilateral en el mundo. Además, traen consigo gran repercusión biológica, psíquica y social, ya que la mayoría ocurre en edades laboralmente activas, llegando a presentarse según la literatura consultada, en alrededor del 70 % antes de los 40 años.6,7) Este término hace referencia a una pérdida de la transparencia del cristalino, causado por trauma, que suele ser unilateral y se presenta con mayor frecuencia en varones jóvenes.8
Es una de las principales causas agudas y, a largo plazo, de pérdida de la visión en el mundo. La catarata traumática es el tipo de opacidad cristaliniana más frecuente en el individuo joven y es por lo habitual unilateral. Pueden estar originadas por un daño mecánico (traumatismos incisos y contusos) o por agentes físicos (radiación, electricidad y cáusticos), incluyendo, también, las ocasionadas por daño quirúrgico en el transcurso de determinadas intervenciones (implantes de lentes fáquicas, vitrectomía) y las debidas a los cambios osmóticos que tienen lugar en la diabetes.6,9
Las cataratas ocasionadas por traumatismos perforantes y contusos prevalecen entre el 30 y el 65 % en la población y es más frecuente en hombres que en mujeres. En los niños, su diagnóstico, evaluación y tratamiento oportuno es de suma importancia para evitar la ambliopía.9,10
El pronóstico depende de la afectación de estructuras oculares adyacentes. Estas causan una pérdida global de la función visual (disminución de la agudeza visual, del campo visual y de la sensibilidad al contraste), y este deterioro puede ser lento y progresivo o en horas, en dependencia de la magnitud del trauma.11
Se plantea que, en países como Estados Unidos de América, el 32 % de las cataratas traumáticas y de las rupturas de la cápsula del cristalino se produce en el contexto de actividades recreativas y el 25 % en el contexto laboral y en el 7 % de los traumas oculares se produce un daño del cristalino, pero la formación de catarata es la complicación de los traumas oculares penetrantes, que con más frecuencia provoca una pérdida de la visión.12
En Cuba, según estudio realizado en el Instituto Cubano de Oftalmología, las cataratas traumáticas representan el 1,2 % de las operaciones de cataratas realizadas en la institución y estas son frecuentes.13) Partiendo de estos antecedentes, el estudio tuvo como objetivo determinar las principales características del trauma ocular en pacientes diagnosticados con catarata traumática; lo que aporta elementos para la tipificación tanto de pacientes como de los traumas que conllevan a esta afección en la actualidad.
Métodos
Se realizó un estudio observacional descriptivo de corte transversal en el Instituto Cubano de Oftalmología Ramón Pando Ferrer, en el que se analizó una muestra de 335 ojos de 335 pacientes diagnosticados con catarata traumática y tratados quirúrgicamente entre enero de 2010 y diciembre de 2022. Los criterios de inclusión para el estudio fueron pacientes de 19 años o más con diagnóstico de catarata traumática durante el período de estudio, mientras que los criterios de exclusión incluyeron pacientes con lesiones oculares tan graves que provocaron la pérdida total de la percepción luminosa y aquellos con antecedentes de trauma bilateral.
Los pacientes que participaron en el estudio fueron sometidos a diversas pruebas:
Interrogatorio: edad, sexo, lugar de ocurrencia del traumatismo ocular (hogar, laboral u otro). Uso de protección ocular en ambiente laboral (sí o no). Mecanismo lesional.
Biomicroscopía en lámpara hendidura: lateralidad, tipo de trauma ocular (cerrado o abierto), daños asociados (edema corneal, opacidad corneal, queratitis, perforación corneal, prolapso uveal, hifema, vítreo en cámara anterior, iridodiálisis, hernia de iris, sinequias anterior y posterior, incremento de presión intraocular, midriasis traumática, subluxaxión del cristalino, ruptura de la cápsula anterior y posterior, hemovítreo y desprendimiento de retina), morfología de la catarata (hipermadura con ruptura de cápsula anterior, roseta, total y menbranosa), zona de lesión (I, II, III). Defecto pupilar aferente.
Oftalmascopia binocular indirecta.
Biomicroscopía ultrasónica para precisar características anatómicas de las estructuras del segmento anterior con o sin opacidad de medios.
Para el procesamiento de la información se creó una base de datos automatizada con Excel 2016 y se utilizó el software estadístico SPSS para Windows versión 21 para el análisis estadístico de los datos. Las variables cualitativas se describieron mediante cifras de frecuencia y porcentajes. Se utilizaron pruebas como la distribución de la ji al cuadrado, la prueba de Pearson, el test de la corrección de Yate y la probabilidad exacta de Fisher para evaluar la asociación entre variables dependientes e independientes. La prueba Tau de Goodman y Kruskal se empleó para evaluar dos variables nominales de más de dos categorías. La prueba de U de Mann Whitney se utilizó para analizar variables cuantitativas continuas con distribución anormal. Se estableció un nivel de significación estadística de p ≤ 0,05.
La investigación estuvo justificada desde el punto de vista ético ya que se realizó de acuerdo con lo establecido en el Sistema Nacional de Salud y previsto en la Ley No.41 de Salud Pública, contó con la aprobación del Consejo Científico y el Comité de Ética de la investigación del Instituto Cubano de Oftalmología Ramón Pando Ferrer.
Resultados
En la tabla 1 se presentan los resultados del estudio realizado con 335 pacientes con catarata traumática. El promedio de edad general fue de 52,2 ± 11,6 años, con un rango de edad entre 19 y 89 años. Se observó que la media de edad en los pacientes con trauma ocular cerrado fue de 54,5 ±11,4 años, mientras que aquellos con trauma ocular abierto presentaron una media de edad de 46,6 ± 10,9 años.
n | % | n | % | n | % | |||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Edades | 19 - 39 | 50 | 14,9 | 28 | 11,9 | 22 | 22,2 | 0,148** |
40 - 49 | 95 | 28,4 | 57 | 24,2 | 38 | 38,4 | ||
50 - 59 | 98 | 29,3 | 73 | 30,9 | 25 | 25,3 | ||
60 - 69 | 42 | 12,5 | 34 | 14,4 | 8 | 8,1 | ||
≥70 | 50 | 14,9 | 44 | 18,6 | 6 | 6,1 | ||
Edad promedio ± DE | 52,2 ± 14,8 | 54,5 ± 14,3 | 46,6 ± 14,7 | 0,001* | ||||
Sexo | Femenino | 82 | 24,5 | 57 | 24,2 | 25 | 25,3 | 0,896** |
Masculino | 253 | 75,5 | 179 | 75,8 | 74 | 74,7 | ||
Representación porcentaje global (%) | 335 | 100,0 | 236 | 70,4 | 99 | 29,6 | - |
Fuente: Historias clínicas. * Prueba U de Mann Whitney, ** Prueba de 𝜒2.
El trauma ocular cerrado fue el tipo de trauma más frecuente (el 70,4 % del total de pacientes), mientras que el trauma ocular abierto ocupó el 29,6 % restante. En el grupo de pacientes con trauma ocular cerrado, los grupos de edad más afectados fueron aquellos entre 40 a 49 años (24,2 %) y 50 a 59 años (30,9 %). Por otro lado, el 63,7 % de los pacientes con trauma ocular abierto tenían 40 a 59 años (p = 0,148). Se observó que el sexo masculino fue predominante en ambos tipos de trauma (75,8 % en el trauma ocular cerrado y un 74,7 % en el trauma ocular abierto) (p = 0,896), se estableció una relación hombre-mujer de 3:1.
En relación con la lateralidad del ojo afectado (tabla 2), se observó una mayor frecuencia en el ojo derecho en ambos grupos de estudio, en el que un 67,8 % correspondió a los que presentaron catarata traumática por trauma cerrado y un 57,6 % los que presentaron lo mismo, por trauma abierto (p = 0,276).
Tipo de trauma ocular | ||||||
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Cerrado | colspan="2"> |
|||||
(n = 236) | (n = 99) | |||||
n | % | n | % | |||
Ojo afectado | Izquierdo | 76 | 32,2 | 42 | 42,4 | 0,276 |
Derecho | 160 | 67,8 | 57 | 57,6 | ||
Lugar de ocurrencia del traumatismo ocular | Accidente en el hogar | 64 | 27,1 | 21 | 21,2 | 0,347 |
Accidente en el trabajo | 118 | 50 | 49 | 49,5 | ||
Otros accidentes | 54 | 22,9 | 29 | 29,3 | ||
Uso de protección ocular en ambiente laboral | Sí | 86 | 72,9 | 17 | 34,7 | <0,001 |
No | 32 | 27,1 | 32 | 65,3 |
Fuente: Historias clínicas. Prueba de 𝜒2.
Para ambos tipos de trauma, la mayor frecuencia de afectación fue debido a accidentes laborales. Los accidentes de causa mecánica tuvieron un 50,0 % de ocurrencia en el grupo de trauma cerrado y un 49,5 % en el de trauma abierto.
A pesar de que los pacientes refirieron en su mayoría usar medios de protección en el trabajo, la catarata por trauma por este concepto fue significativa. De los 167 accidentados laboralmente, un 27,1 % de los del grupo de trauma cerrado no utilizaba los medios de protección individual para los ojos; tampoco el 65,3 % de los que mostraron un trauma abierto.
Por su parte, al analizar la distribución de los pacientes con cataratas traumáticas según la clasificación del tipo de trauma ocular (tabla 3), se pudo observar que el mecanismo lesional (contusión o penetración/perforación) estuvo en correspondencia al tipo de trauma. Al respecto, para el caso del trauma cerrado, se observó que el 100 % de los casos poseía contusiones en el ojo. Sin embargo, cuando el trauma ocular es abierto, los daños estuvieron causados principalmente por penetración; observándose que el 86,9 % de este grupo se lesionó por algún objeto penetrante, siendo el defecto pupilar aferente mayoritariamente positivo en el 50,8 % de los pacientes con trauma cerrado y un 96,0 % negativo cuando el trauma fue abierto. No obstante, en ambos grupos de estudio predominó la lesión en córnea y esclera hasta un máximo de 5 mm por detrás del limbo (zona II) con un 90,3 % en el trauma cerrado.
n | % | n | % | |||
---|---|---|---|---|---|---|
Mecanismo lesional | Contusión | 236 | 100,0 | 0 | 0,0 | <0,001 |
Penetrante | 0 | 0,0 | 86 | 86,9 | ||
Perforante | 0 | 0,0 | 13 | 13,1 | ||
Defecto pupilar aferente | Negativo | 116 | 49,2 | 95 | 96,0 | <0,001 |
Positivo | 120 | 50,8 | 4 | 4,0 | ||
Zona | I | 0 | 0,0 | 6 | 6,1 | - |
II | 213 | 90,3 | 78 | 78,7 | ||
III | 23 | 9,7 | 15 | 15,2 |
Fuente: Historias clínicas. Prueba de 𝜒2.
Al igual que en el caso de los pacientes con trauma cerrado, la lesión se ubicó en el mayor porcentaje de los casos en la zona II (78,7 %) (córnea y hasta un máximo de 5 mm por detrás del limbo). Solo en el 6,1 % de estos casos la lesión se circunscribió a la zona I.
Las lesiones asociadas con la catarata traumática de acuerdo con el tipo de trauma (tabla 4) se deben, fundamentalmente, en el cerrado a daños asociados frecuentes. En estos casos, se observó que el incremento de la PIO (28,4 %), la ruptura de la cápsula anterior y posterior (18,2 %), las sinequias anteriores y posterior (15,7 %) y la midriasis traumática (11,9 %) fueron los más prevalecientes.
n | % | n | % | |||
---|---|---|---|---|---|---|
Daños asociados que involucran el segmento anterior | Edema corneal | 23 | 9,7 | 11 | 11,1 | 0,706 |
Opacidad corneal | 21 | 8,9 | 33 | 33,3 | <0,001 | |
Queratitis | 17 | 7,2 | 9 | 9,1 | 0,556 | |
Perforación corneal | 0 | 0 | 6 | 6,1 | 0,001 | |
Prolapso uveal | 0 | 0 | 10 | 10,1 | <0,001 | |
Hifema | 31 | 13,1 | 12 | 12,1 | 0,8 | |
Vítreo en cámara anterior | 9 | 3,8 | 9 | 9,1 | 0,051 | |
Iridodiálisis | 30 | 12,7 | 24 | 24,2 | 0,009 | |
Hernia del iris | 8 | 3,4 | 8 | 8,1 | 0,09 | |
Sinequias anteriores y/o posterior | 37 | 15,7 | 33 | 33,3 | <0,001 | |
Incremento de la PIO | 67 | 28,4 | 5 | 5,1 | <0,001 | |
Midriasis traumática | 28 | 11,9 | 0 | 0 | <0,001 | |
Subluxación del cristalino | 31 | 13,1 | 4 | 4 | 0,005 | |
Ruptura de la cápsula anterior y/o posterior | 43 | 18,2 | 33 | 33,3 | 0,003 | |
Daños asociados que involucran el segmento posterior | Hemovítreo | 21 | 8,9 | 21 | 21,2 | 0,002 |
Desprendimiento de retina | 0 | 0 | 10 | 10,1 | <0,001 |
Fuente: Historias clínicas. Prueba de 𝜒2.
Sin embargo, en el grupo de pacientes que presentó catarata traumática debido a un trauma ocular abierto, las lesiones asociadas más frecuentes fueron: sinequias anteriores y posterior (33,3 %), iridodiálisis (24,2 %), opacidad corneal (33,3 %), hemovítreo (21,2 %), ruptura de la cápsula anterior y posterior (33,3 %) y desprendimiento de retina (10,1 %). En estos pacientes no se presentó midriasis traumática.
Por su parte, en ninguno de los pacientes estudiados con catarata traumática, ya sean con trauma ocular abierto o cerrado, se identificó a la endoftalmitis como causa de daño.
Al respecto, al analizar la distribución de los pacientes con cataratas traumáticas según característica de la catarata y tipo de trauma ocular (tabla 5), se observó que en ambos grupos predominaron los pacientes con cataratas totales (60,9 %); predominando en estos los traumatismos cerrados (65,3 %) y en menor medida los traumatismos abiertos (50,5 %).
n | % | n | % | |||
---|---|---|---|---|---|---|
Morfología de la catarata | Hipermadura con ruptura de cápsula anterior | 23 | 9,7 | 22 | 22,2 | <0,001 |
Roseta | 33 | 14 | 4 | 4 | ||
Total | 154 | 65,3 | 50 | 50,5 | ||
Membranosa | 26 | 11 | 23 | 23,2 |
Fuente: Historias clínicas. Prueba de 𝜒2.
En cuanto a la morfología de la catarata (tabla 5), predominó la opacidad total en 204 pacientes (154 pacientes con trauma ocular cerrado y 50 con trauma ocular abierto); mostrando su menor frecuencia en los pacientes con antecedentes de trauma abierto. En este sentido, se observó la existencia además en los pacientes con trauma ocular abierto de cataratas hipermaduras (22,2 %) y membranosas (23,2 %); mayores en ambos casos que lo observado en el grupo con antecedentes de trauma cerrado (9,7 % y 11 %, respectivamente).
Discusión
Los resultados alcanzados en el presente estudio evidencian que las lesiones oculares cerradas son la forma más frecuente de trauma ocular en pacientes con catarata traumática, siendo las personas de 40 a 59 años las más afectadas. Por su parte, se ratifica el predominio del sexo masculino en ambos tipos de trauma. Estos resultados concuerdan con los hallazgos reportados en la literatura especializada, que ha documentado una distribución desigual por sexo en los traumatismos oculares, con una prevalencia mayor en hombres y una proporción de incidencia de aproximadamente 10:1 en comparación con las mujeres.14)
En concordancia, la investigación realizada por Akpolat y otros,11) en la que se estudiaron 43 pacientes (32 hombres, 75 % y 11 mujeres, 25 %), se evidencia que el predominio masculino en el contexto de los traumatismos oculares se ha asociado a diversos factores, como la exposición ocupacional a riesgos oculares, la participación en actividades deportivas o recreativas de alto riesgo, el consumo de alcohol y la adopción de conductas arriesgadas.
Estudios llevados a cabo en Cuba sobre traumatismos oculares también respaldan estos resultados. Por ejemplo, en el estudio realizado por Pérez15) en el Instituto Superior de Medicina Militar Luis Díaz Soto, se observó un predominio en el grupo de edades comprendido entre 30 y 40 años, con una relación de 3:1 entre hombres y mujeres. Asimismo, en el estudio de Chiquet y otros16 en el Hospital Ramon Pando Ferrer, se encontró que el rango de edades más afectado fue de 21 a 40 años. Se ha demostrado, además, en el estudio de García y otros,17 que el trauma ocular es una causa común de ingreso hospitalario en dicho hospital y se mantiene el predominio del sexo masculino, representando el 86 % de los pacientes.
En el caso de los traumatismos oculares a globo abierto, se observa una prevalencia en individuos menores de 50 años, con un predominio en el sexo masculino y una mayor incidencia de traumas penetrantes. Estos eventos suelen ocurrir de manera unilateral, principalmente durante actividades laborales y en ausencia de protección ocular adecuada.8,18
En el estudio realizado por Veitía,19 que incluyó a 194 285 pacientes, se encontró que 327 de ellos requirieron cirugía mayor de urgencia, siendo el trauma ocular a globo abierto el diagnóstico más frecuente, con una edad promedio de 45,11 años.
Estos hallazgos subrayan la importancia de implementar estrategias preventivas para evitar este tipo de accidentes, especialmente considerando que los individuos jóvenes constituyen la base de cualquier sociedad y preservar su integridad física resulta de suma importancia.
En cuanto al tipo de trauma, los resultados fueron similares a la tesis de Laureano,4 en la cual se pudo corroborar que en la mayoría de los pacientes el tipo de trauma más frecuente que puede condicionar baja visual debido a catarata traumática fue de tipo cerrado (65,8 % de los pacientes estudiados) y tan solo 13 (34,2 %) tuvieron el antecedente de un trauma ocular abierto. También concuerda con lo reportado por Ramos y otros,20 quienes mencionan al traumatismo ocular contuso como el más frecuente de estos afectando al 65,2 % en las lesiones al globo ocular cerrado; así como Hernández,6 quien reporta un predominio de pacientes con el ojo derecho afectado en sus estudios.
Por su parte, Castillo21 señala en su estudio que un 69,6 % de los intervenidos por catarata traumática tenían afectado el ojo derecho. Dicho autor, mencionó entre las ocupaciones consideradas como factores de riesgo de catarata traumática, los trabajos de construcción, las labores agrícolas, algunos deportes, los soldadores y herreros, entre otros, independientemente del tipo de trauma ocurrido.
Similar frecuencia de lugar de ocurrencia de estas afectaciones fueron obtenidas en el estudio de Manjula y otros,22 observándose que fueron más habituales en adultos jóvenes, por su actitud menos responsables y más diversas en su actividad laboral, con la inclusión de labores proclives a provocar accidentes; así como por el menor uso en éstos de espejuelos o medios de protección.
En este sentido, el empleo de protectores oculares individuales con los requerimientos necesarios según tipo de trabajo, que sean duros e irrompibles ante partículas de alta velocidad y peso, con protección lateral contra vapores y ácidos o con los filtros de absorción adecuados para evadir las radiaciones, constituye una de las principales medidas para prevenir las cataratas traumáticas.23
Investigaciones realizadas por diferentes autores como Ferrer y otros,8) indican que es 20 veces más probable sufrir una catarata traumática cuando no se utilizan de forma adecuada los medios de protección acorde con los diferentes desempeños laborales. Ramos y otros20) muestran en su estudio, que la mayoría de los pacientes en su serie tampoco llevaban los medios de protección necesarios en el momento de ocurrir el traumatismo ocular.
En el estudio de Ramos y otros20 se reporta que los accidentes oculares traumáticos son muy populares en la población de adultos jóvenes activos en Cuba, predominando en el sexo masculino en un 85 %. Incluso lo mencionan como un factor de riesgo por el mayor contacto físico, comportamiento más agresivo que propicie a sufrir accidentes violentos y desempeñar labores con mayor riesgo; es por eso que apuntan al traumatismo ocular contuso como el más frecuente de estos afectando al 65,2 % en las lesiones al globo ocular cerrado; debido a que cualquiera de los sucesos que destruyan la integridad de la capsula del cristalino (heridas penetrantes, golpes contundentes, cuerpos extraño intraoculares, entre otro) puede hacer que se lleve a cabo el desarrollo de catarata de tipo traumática.
En cuanto a la zona de la lesión, según Ramos24) predominaron en ambos grupos los pacientes con lesiones en zona II, esta superioridad fue más marcada en los casos con antecedentes de un trauma cerrado. En el estudio de Qi y otros25 se encontró que en los pacientes con trauma abierto, en el 72 % de los casos la lesión se ubica en la zona I, en segundo lugar en la II (20,9 %) y el resto corresponde a la zona III.
Este estudio analiza las lesiones traumáticas asociadas a cataratas y encontró que las lesiones más comúnmente asociadas con trauma cerrado fueron aumento de PIO, ruptura de cápsula anterior y posterior y midriasis traumática; mientras que las lesiones más comúnmente asociadas con trauma abierto anterior y posterior, adherencias, diálisis de iris, rotura de cápsula anterior y posterior, sin presencia de endoftalmitis. En el estudio realizado por Ramos24 el desprendimiento de retina solo se observó en los pacientes con antecedentes de trauma abierto, el defecto pupilar aferente fue más frecuente en los pacientes con trauma cerrado previo y el vítreo en cámara anterior se observó de forma similar en ambos grupos.
Las opacidades traumáticas del cristalino pueden ser generadas por los siguientes tipos de lesiones: heridas penetrantes con afectación directa del cristalino, heridas contusas que pueden provocar la aparición del anillo de Vossius, consecutivo a una impresión del segmento del iris sobre la cápsula anterior del cristalino, descargas eléctricas y radiaciones ionizantes aplicadas en el tratamiento de tumores oculares. Asimismo, estas cataratas son consecuencia de un golpe o una herida en el ojo, de manera que ocurre una contusión o se rompe la cápsula del cristalino, con lo cual se produce su opacificación localizada. Si el traumatismo es grande, la opacificación puede ser total y rápida. Cualquier suceso que destruya la integridad de la cápsula del cristalino (heridas penetrantes y golpes contundentes, cuerpos extraños intraoculares u otros) tiende a hacer que se presente una catarata traumática.
En un artículo del año 2019, Thanidha y otros26 refieren que la catarata traumática es la principal causa de ceguera, particularmente en los países en desarrollo y concluyen diciendo que el mecanismo de lesión, tipo de trauma ocular, el grado de gravedad, la zona de la lesión pueden ofrecer pronóstico visual de la agudeza visual del paciente.
Es importante señalar que la ruptura de la cápsula posterior implica un incremento del riesgo de prolapso del vítreo y eleva las posibilidades de complicaciones durante y después de la intervención, en la presente investigación, este dato no se recoge por separado. La ruptura de las cápsulas fue de los daños asociados más frecuentes en ambos grupos.
Aunque en este estudio las luxaciones del cristalino con el correspondiente daño zonular no son frecuentes, debe ser explorado de manera intencional en todos los pacientes con catarata e historia de trauma, al igual que el desprendimiento de retina por la gravedad del daño aparejado.27
La morfología de la catarata estuvo dominada por la opacidad macroscópica, donde la frecuencia de cataratas sobremaduras y membranosas fue mayor en pacientes con antecedentes de trauma abierto. En el estudio comparativo realizado por Shah y otros28 predominan los pacientes con un trauma ocular abierto, siendo la morfología de la catarata más frecuente la hipermadura; no así en los pacientes con trauma cerrado, en los cuales la morfología total es la que más se aprecia. Por su parte, Serna-Ojeda y otros27 encuentran en su investigación que la morfología predominante en el 47,0 % de los pacientes estudiados es la total.
Las cataratas también pueden formarse sin pérdida de integridad capsular, debido a las fuerzas del trauma original o la inflamación posterior. Las cataratas subcapsulares anteriores se forman cuando el daño a la lente hace que las células epiteliales periféricas sufran metaplasia fibrosa, lo que crea una placa fibrosa anterior. Las cataratas formadas por traumatismo cerrado a menudo tienen una apariencia de roseta o en forma de flor, cuyos pétalos corresponden a sectores de opacidad cortical. Las cataratas subcapsulares posteriores también se asocian comúnmente con trauma.4
En conclusión, se evidenció que las lesiones oculares cerradas son más comunes en los pacientes con esta afectación, siendo estas principalmente en personas de 40 a 59 años y hombres. En estos pacientes, el ojo derecho es afectado con más frecuencia en lesiones cerradas mientras que el izquierdo lo es en lesiones abiertas y las lesiones ocurrieron principalmente en ambientes de trabajo por accidentes mecánicos. Por su parte, las lesiones cerradas encontradas fueron contusiones oculares y las abiertas penetración o perforación, en las que las más comunes asociadas a trauma cerrado fueron: aumento de la presión intraocular, ruptura de la cápsula anterior y posterior y midriasis traumática, mientras que las asociadas a trauma abierto fueron sinequias anteriores y posterior, diálisis del iris, capsular anterior y ruptura capsular posterior. Se observó, además, que la morfología de las cataratas está dominada por la opacidad total y es más común en pacientes con antecedentes de trauma abierto.