Introducción
La vigilancia es una actividad esencial en las actividades de prevención y control de enfermedades y resulta del análisis, interpretación y difusión sistemática de datos colectados, que permite anticiparse a los posibles cambios, para realizar las acciones oportunas en cada momento, incluidas la investigación o la aplicación de las medidas de control.1
El dengue es una enfermedad viral causada por cuatro serotipos de este virus y transmitida por mosquitos del género Aedes aegypti, surge en los últimos años como un grave problema de salud pública a nivel global y es la enfermedad que más aumenta en términos de incidencia y años vividos con la enfermedad en el mundo.2 Se estima que cada año se producen aproximadamente 390 millones de nuevas infecciones y 20 000 muertes,3,4,5 razón por la que constituye una prioridad de la salud pública en los países tropicales y subtropicales donde viven más 3 000 millones de personas en riesgo de contraer la enfermedad,
En Cuba estas arbovirosis se mantenían bajo control, sustentadas en la búsqueda activa, seguimiento de los febriles y acciones sistemáticas y coordinadas que las autoridades de salud desarrollan para reducir los índices de infestación por Aedes aegypti.6 Además, la integridad, consistencia, uniformidad y confiabilidad, así como la sensibilidad, especificidad y los valores predictivos de la definición de caso presuntivo de dengue son pilares fundamentales de los sistemas de vigilancia en el país.7
Como parte de la vigilancia clínico-epidemiológica que se lleva a cabo en Cuba para mantener controlada la enfermedad, se encuentra el ingreso oportuno del 100 % de los síndromes febriles inespecíficos (SFI) como una estrategia para identificación temprana de complicaciones y así evitar la mortalidad por esta causa. El propósito de esta medida es hacer más sensible la vigilancia de los sistemas de salud y permitir rápidamente que brotes de la enfermedad pongan en riesgo la salud de la población. Teniendo en cuenta el contexto epidemiológico actual, resulta imprescindible crear estrategias de trabajos cada vez más certeras. El presente trabajo tiene como objetivo caracterizar la vigilancia epidemiológica del dengue en Camagüey durante el año 2021.
Métodos
Se realizó un estudio observacional descriptivo retrospectivo de corte transversal en la provincia Camagüey en el periodo del 1 de enero al 31 de diciembre del 2021.
El universo de estudio estuvo constituido por los 13 961 SFI reportados por el departamento de estadística provincial en el año 2021.
Criterios de inclusión: todos los SFI que ingresaron y se excluyeron aquellos SFI que no ingresaron. Para la recolección de la información se confeccionó un formulario contentivo de las variables objeto de estudio que constituyó el registro primario, además el investigador se apoyó en la base de datos provincial de monosueros realizados durante el año 2021 (Anexo).
Variables independientes estudiadas fueron: síndrome febril inespecífico, oportunidad del ingreso y clasificación operacional del dengue.
Los datos se procesaron a través del procesador estadístico SPSS versión 15.0 para Windows que permitió el análisis y procesamiento de la información. Se trabajó con una confiabilidad de 95 % y una probabilidad de error de 0,05. El método empleado fue estadística descriptiva y los resultados se expresaron en frecuencias absolutas y relativas.
Discusión
El funcionamiento de los sistemas de vigilancia del dengue, en concordancia con las políticas del Ministerio de Salud Pública en Cuba, fortalecen las capacidades de análisis integrado en la detección temprana y la respuesta oportuna ante la ocurrencia de brotes epidémicos, de manera que se genere la información necesaria para la toma de decisiones.
En Cuba se redimensiona y desarrolla un modelo de vigilancia en salud que responde a las necesidades del sistema sanitario y que tiene un impacto decisivo en la mejoría de la gestión y de los indicadores de salud a todos los niveles.7 Semejantes resultados se obtienen en el presente estudio, donde el ingreso oportuno de febriles acompañado de una clasificación operacional adecuada del dengue permitió minimizar el riesgo de formas grave de la enfermedad.
Las enfermedades producidas por arbovirus se presentan en forma epidémica, se expresan clínicamente de modo parecido y constituyen un síndrome, el cual puede ser febril.2 La vigilancia de SFI se encuentra sustentada en la detección de casos que acuden a los servicios de salud, sin embargo, ante situaciones epidemiológicas concretas como podría ser la sospecha de circulación viral en una zona determinada, es necesario detectar los casos activos.1 En tal sentido es importante resaltar que la provincia de Camagüey mantuvo una adecuada vigilancia de SFI en el periodo analizado.
Un estudio realizado en Pinar del Rio, Cuba detecta brechas en los sistemas de vigilancia de SFI, por no reconocer a las personas de 60 años y más como población con riesgo elevado de enfermar,8 aspecto no coincidente con este estudio que detectó e ingresó un porcentaje alto de SFI.
Un diagnóstico tardío de dengue traería complicaciones críticas llevando al paciente a condiciones como: choque o dificultad respiratoria, sangrado considerado clínicamente importante o incluso el compromiso grave de órganos como miocarditis, encefalitis, hepatitis, que de no tratarse adecuadamente pone la vida del paciente en riesgo mortal ya que en ocasiones no hay respuesta al tratamiento convencional.9
La oportunidad y clasificación de pacientes con SFI sospechosos de dengue es una ventaja en los servicios de salud, pues se evitarían complicaciones,10) los resultados aquí alcanzados manifiestan que los pacientes se clasificaron adecuadamente, no obstante, la mitad de los SFI no ingresaron oportunamente, factor que pudiera atentar contra el reconocimiento temprano de complicaciones.
Se destaca la importancia de la detección y el seguimiento de los SFI, con el objetivo de buscar, notificar y confirmar expeditamente los casos que tienen sospecha clínica de dengue.11) La fortaleza del sistema de salud pública en Cuba unido a la sostenibilidad del programa de control de vectores, hizo que durante el año 2021, Camagüey exhibiera resultados satisfactorios y que un porcentaje muy bajo de pacientes llegara a formas graves de la enfermedad.
En Santiago de Cuba, un estudio sobre el comportamiento del Programa de Vigilancia y Lucha Antivectorial, describe que se ingresaron 70,2 % de los SFI registrados.3 Esto no tiene similitud con la presente investigación, donde se ingresó 99,9 % de los febriles detectado por el sistema de vigilancia, esto significa que se sabe lo que hay que hacer y el resto está en hacerlo de forma integrada y sostenible, sin embargo, en la gran mayoría de los países de la región aún no se aplican a cabalidad estos principios y no se cuenta con programas de control preventivo, integrado y sustentable.11
La utilidad del estudio de los SFI para el diagnóstico precoz de un brote epidémico de dengue, es de gran valor,12) porque recalca la importancia que tiene captar tempranamente al paciente con fiebre. En Camagüey, donde la transmisión del dengue se combate hasta que se logra dar por interrumpida, la búsqueda de febriles se hace de manera activa, según la situación epidemiológica y se procura ingresar a los febriles lo más cercano posible al inicio de los síntomas. Estos elementos fueron clave en los resultados obtenidos en el presente estudio.
La clasificación operacional de enfermos de dengue, divide a los pacientes en tres grupos: dengue sin signos de alarma, dengue con signos de alarma y dengue grave. Esta clasificación se utilizó en investigación realizada en Holguín, Cuba (11) y en el presente trabajo y demuestra la importancia de la prevención de formas grave de la enfermedad.
En el año 2019 según los informes del Ministerio de Salud el acumulado de casos graves en Cuba fue de 6,4 %,11 superior al registrado en la provincia Camagüey en el año 2021.
Una investigación realizada en Cienfuegos describe que 7,1 % de los pacientes con dengue presentaron signos de alarma,13 porcentaje superior al detectado en esta investigación en el periodo analizado.
En la región de las Américas se describen porcentajes de casos graves superiores a los encontrados en el presente estudio: ejemplo de ello es Hondura 8,7 %, República Dominica 4,9 %, El Salvador 1,1 %, Guatemala 0,8 %, Nicaragua 0,4 %, Panamá y Costa Rica 0,3 %.2
En el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, se llevó a cabo una investigación, donde se utilizó la clasificación revisada por la OMS en el 2009 y 52,6 % presenta dengue con signos de alarma, 42,9 % dengue sin signos de alarma y 4,5 %, dengue grave.14 A pesar de haber sido utilizada la clasificación vigente, el presente estudio tuvo mejores resultados en cuanto al porcentaje en las diferentes categorías.
Para el control de las enfermedades trasmitidas por el mosquito Aedes aegypti, se establecen un conjunto de acciones de control de foco, encaminadas al diagnóstico precoz, al aislamiento y a la prevención de complicaciones, donde la pesquisa activa está dentro de las primeras prioridades, seguido de la realización de una encuesta epidemiológica que permita recoger los datos necesarios para un análisis epidemiológico adecuado y el posterior aislamiento de los pacientes según las afectaciones.15,16
Al inicio de la enfermedad no es posible conocer qué pacientes tendrán complicaciones y evolucionarán a dengue con signo de alarma o dengue grave, sin embargo, pueden presentar manifestaciones clínicas que anuncien el deterioro cuando aún su cuadro clínico no cumple los criterios para clasificarlo.13,17 Una vez más queda demostrado que el perfeccionamiento de la prevención y el control de la enfermedad es un desafío importante para todas las instituciones de salud, la población y los gobiernos.
El primer nivel de atención de salud es clave en la vigilancia de los potenciales pacientes con dengue, dado que en este nivel se hace el primer contacto con ellos y se atiende a la mayoría de los casos.18,19) Por tanto, el fortalecimiento de los sistemas de vigilancia es necesario para evaluar casos de dengue, porque podría prevenir la progresión de la enfermedad y evitaría la saturación de las unidades de cuidados intensivos.20
En Santiago de Cuba en el año 2020 se pudo constatar una baja vigilancia clínica de arbovirosis realizada por el médico y la enfermera de la familia en contexto de la COVID-19, lo que puede llevar a un brote de la enfermedad.20 A pesar que el estudio realizado en Camagüey también fue enmarcado en el contexto de la COVID-19, los resultados fueron satisfactorios y se mantuvo la vigilancia.
En Cuba, el sistema nacional de salud cuenta con un subsistema de vigilancia estructurado desde el nivel de atención primaria. Este sistema permite el perfeccionamiento de los programas de prevención y control y se convierte en un pilar fundamental que garantiza una eficiente y rápida vigilancia, detecta riesgos y brinda información a todos los que deben conocerla, para la toma oportuna de decisiones.21 El primer nivel de salud es clave en la vigilancia clínica, epidemiológica y entomológica de riesgos para minimizar las complicaciones del dengue 22,23 y el uso de la clasificación operacional del dengue propuesto por la Organización Mundial de la Salud permitió que un porcentaje muy bajo de los pacientes manifestaran formas graves de la enfermedad.
Las limitaciones encontradas en la investigación estuvieron dadas por la poca bibliografía sobre el tema y la no interrelación con variables entomológicas y medioambientales por falta de datos fiables.
Se concluye que el sistema de vigilancia del dengue en Camagüey durante el período analizado demostró sus ventajas y utilidades en la detección temprana y la respuesta oportuna, mediante la utilización adecuada de las definiciones de casos y generar la información necesaria para la toma de las decisiones.
Recomendamos que en los lugares donde el dengue es una enfermedad endémica, los sistemas de vigilancia en salud sean un soporte importante para que haya un trabajo en conjunto y se eviten las complicaciones o los desenlaces fatales de la enfermedad.