INTRODUCCIÓN
El saco pericárdico normal contiene 10-50 ml de líquido pericárdico, resultante de un ultrafiltrado plasmático que actúa como lubricante entre las capas de este órgano1. Cualquier proceso patológico suele causar inflamación, con la posibilidad de que se produzca un aumento de la producción de líquido a ese nivel. Existe una evaluación semicuantitativa del derrame pericárdico por ecocardiograma que lo define como: leve (< 10 mm), moderado (10-20 mm) o grave (> 20 mm). Esta evaluación también se ha demostrado útil en la estimación del riesgo de complicaciones y de su causa. Una proporción significativa de pacientes con derrame pericárdico permanecen asintomáticos y su diagnóstico constituye un hallazgo a partir de una radiografía o un ecocardiograma realizados por otras razones1-3.
En países desarrollados muchos casos con derrame pericárdico se consideran idiopáticos (hasta un 50%), otras causas comunes son: el cáncer (10-25%), las infecciones (15-30%), las iatrogenias (15-20%) y las enfermedades del tejido conectivo (5-15%), mientras que en países en desarrollo, donde la tuberculosis es una enfermedad endémica, esta puede ser la causa predominante (> 60%)3.
No hay evidencia de que el embarazo sea susceptible a las afecciones del pericardio. Sin embargo, muchas embarazadas desarrollan un derrame pericárdico asintomático, de mínimo a moderado, durante el tercer trimestre, aunque es infrecuente la compresión cardíaca. La constricción oculta se hace manifiesta en el embarazo debido al incremento del volumen de sangre circulante y la mayoría de las afecciones pericárdicas se tratan de la misma manera que en las mujeres no embarazadas4,5.
El síndrome de preeclampsia-eclampsia, por su parte, es una complicación obstétrica frecuente, que tiene repercusión en todo el organismo y puede tenerla en el feto. El derrame pericárdico originado por la preeclampsia grave es una alteración poco frecuente, por lo que existen pocos casos publicados. Trout et al.6 comentan dos casos de pacientes embarazadas sin antecedentes de cuadro hipertensivo, complicadas con preeclampsia grave y síndrome HELLP, clase II de Martín, quienes tuvieron derrame pericárdico sin taponamiento. Además, este mismo autor comenta que en el 25% de las pacientes con preeclampsia grave se puede encontrar un derrame pericárdico de pequeña cuantía.
En la experiencia de los autores en la práctica clínica y el intercambio con otros profesionales se ha observado que en algunas pacientes embarazadas existe un derrame pericárdico que varía en su tamaño, sobre todo aquellas con diagnóstico de preeclampsia agravada, y no se conocen la evolución ni los factores clínicos y epidemiológicos asociados a esta enfermedad, razón por la cual se diseñó esta investigación con el objetivo de caracterizar a la paciente embarazada con derrame pericárdico, según variables clínicas, epidemiológicas y de laboratorio; y determinar el tiempo de evolución del derrame posterior al parto.
MÉTODO
Se realizó una investigación observacional descriptiva, prospectiva, en el Hospital Universitario Gineco-Obstétrico Mariana Grajales de la ciudad de Santa Clara (Villa Clara, Cuba), durante el período de julio de 2018 a marzo de 2019.
Población y muestra
La población de estudio estuvo constituida por 256 embarazadas, sin cardiopatía estructural previa, atendidas en la Consulta de Cardiopatía y Embarazo, e ingresadas con diagnóstico de preeclampsia agravada en el mencionado hospital. La muestra, por selección intencional, quedó constituida por las 15 embarazadas en quienes se diagnosticó derrame pericárdico después de haber cumplido con los criterios de inclusión.
Criterios de inclusión y exclusión
Todas las pacientes con el diagnóstico mencionado mostraron su disposición de participar en la investigación y firmaron el consentimiento informado. Para ser incluidas debían realizarse todos los estudios necesarios (análisis de sangre y ecocardiogramas), antes y después del parto.
Inicialmente se consideró excluir a las pacientes con antecedentes pericarditis (con o sin derrame), antes o durante el embarazo, pero ninguna de ellas cumplió esta condición.
Descripción de la investigación
A todas las embarazadas que fueron remitidas a la consulta provincial de cardiopatía y embarazo, y aquellas que se encontraban ingresadas en el mencionado hospital con diagnóstico de preeclampsia agravada, se les realizó ecocardiograma transtorácico en el segundo y tercer trimestres del embarazo en busca de derrame pericárdico. A las pacientes con diagnóstico confirmado se les indicaron los complementarios sanguíneos necesarios para cumplir con los objetivos propuestos en la investigación; además se les realizó ecocardiograma de control hasta la culminación de su embarazo y después del parto.
Variables
Se analizaron variables clínico-epidemiológicas como: edad, tiempo de la gestación, factores de riesgo, antecedentes patológicos personales de preeclampsia en embarazos previos o cualquier otra enfermedad, y variables de laboratorio, específicamente cuantificación de proteínas plasmáticas y albúmina en sangre, y proteínas en orina.
En el ecocardiograma, además del análisis habitual de las estructuras cardíacas, se hizo hincapié en el derrame pericárdico, en las pacientes que lo presentaron. Se clasificó en leve, moderado y grave, según las recomendaciones de las guías de la Sociedad Europea de Cardiología para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades del pericardio3, se evaluó la compresión sobre cavidades derechas y se determinó su tiempo de duración después del parto.
RESULTADOS
Se realizó ecocardiograma transtorácico a 256 mujeres embarazadas, de las cuales 223 no presentaron preeclampsia agravada y solo 3 de ellas tenían derramen pericárdico asintomático (1,34%). En 12 (36,4%) de las 33 restantes (que sí tuvieron preeclampsia) se encontró derrame pericárdico.
Este derrame predominó en edades comprendidas entre 20 y 29 años (66,7%) y en las mujeres con color blanco de piel (73,3%) (Tabla 1). El diagnóstico de la mayoría de las pacientes se realizó después de las 30 semanas de embarazo (Figura 1). Solo 1 se diagnosticó antes y no estaba asociada a preeclampsia. En 2 de ellas el ecocardiograma antes de las 30 semanas fue normal, pero se encontró derrame pericárdico a las 32,2 y 34,4 semanas, respectivamente, ambas con diagnóstico de preeclampsia.
En aquellas con diagnóstico de preeclampsia agravada, la hipertensión arterial fue el factor de riesgo más frecuentemente asociado al derrame pericárdico, seguido por la obesidad (Figura 2). Las enfermedades del colágeno, el sobrepeso y el tabaquismo estuvieron presentes en un 13,3% de las pacientes con preeclampsia agravada y derrame pericárdico. En las pacientes embarazadas sin preeclampsia, el factor de riesgo más frecuente fue la obesidad.
Existió diferencia con respecto a la cuantificación de las proteínas totales y albúmina en sangre, así como con las proteínas en orina, pues en las pacientes sin preeclampsia todas estas variables fueron normales, a diferencia de las que sí tuvieron este diagnóstico como complicación del embarazo (Tabla 2): en el 50% se encontraron cifras normales de proteinuria, mientras que solo 33,3% y 16,7% tenían concentraciones plasmáticas normales de proteínas totales y albúmina, respectivamente.
Ninguna paciente presentó derrame pericárdico grave o con repercusión hemodinámica. El 66,7% de las pacientes con preeclampsia agravada presentó derrame pericárdico leve. Igual porcentaje se encontró en aquellas sin preeclampsia (Tabla 3).
A todas las pacientes se les realizó ecocardiograma a los 15 días después del parto. En el 86,7% de ellas había desaparecido el derrame pericárdico. Una paciente con preeclampsia agravada, lupus eritematoso sistémico y síndrome antifosfolípido mantuvo signos ecocardiográficos de derrame después de las dos semanas, que no se encontraron en el estudio realizado a los 30 días antes; y en otra, sin causa aparente, persistió el derrame (de carácter leve) más allá de los dos meses posteriores al parto.
DISCUSIÓN
En este estudio predominó el derrame pericárdico leve, sin repercusión hemodinámica. Algunos autores describen que, en un grupo de pacientes, puede existir un derrame de mínimo a moderado, asintomático, sobre todo durante el tercer trimestre del embarazo4,5. En el estudio realizado por Franco-Hernández et al.11, aproximadamente el 25% de las pacientes con preeclampsia grave presentó derrame pericárdico de ligera cuantía, sin repercusión hemodinámica. En este estudio el diagnostico se realizó después de las 30 semanas de embarazo en la mayoría de las pacientes, y los exámenes de laboratorio fueron negativos para otras enfermedades -incluidas las del colágeno- asociadas al embarazo.
Nuestros resultados coinciden con los de varias publicaciones7-10 donde se describe que los derrames pericárdicos en la embarazadas son mucho más frecuentes en el tercer trimestre del embarazo. Solo se encontraron 2 pacientes con ecocardiograma negativo antes de las 30 semanas que presentaron derrame posteriormente y tenían diagnóstico de preeclampsia.
Independientemente a la existencia o no de preeclampsia, los factores de riesgo más frecuentemente encontrados, fueron la obesidad y la hipertensión arterial; resultado que coincide con lo descrito por Franco-Hernández et al.11.
Las pacientes con derrame pericárdico que no tenían diagnóstico de preeclampsia ni de otra enfermedad asociada al embarazo, tampoco tenían síntomas o signos de otras enfermedades que pudieran explicar la causa del derrame; además, presentaron valores normales de proteínas totales y albumina en plasma, y de proteínas en orina. Sin embargo, en aquellas con preeclampsia agravada, si existió disminución -aunque ligera- de las proteínas totales y la albumina séricas en la mayoría de los pacientes, y la proteinuria fue positiva. Estos resultados también coinciden con los de otros estudios publicados10-12.
Como se mencionó en los resultados, ninguna paciente presentó derrame pericárdico grave ni tuvo repercusión hemodinámica. En todos los casos el derrame fue leve o moderado; por esta razón, no se impuso tratamiento en ningún caso, solo se realizó seguimiento clínico y ecocardiográfico, y no fue necesario realizar ningún procedimiento invasivo, como ocurrió con los casos publicados por Salas Quiroz et al.10, que precisaron pericardiocentesis.
Solo en dos pacientes persistió el derrame a los 15 días posparto, y solo una lo mantuvo más allá de los 2 meses, por lo que se le realizaron los estudios para descartar otras enfermedades y se demostró la presencia de lupus eritematoso sistémico. A pesar de que la colchicina es un fármaco que pudiese utilizarse durante la lactancia materna, se reserva para casos seleccionados, razón por la que no fue empleado en este estudio donde no hubo pacientes con derrame pericárdico grave.
CONCLUSIONES
El derrame pericárdico, siempre leve o moderado, fue encontrado con más frecuencia en pacientes con preeclampsia agravada, hipertensión arterial crónica, obesidad, proteinuria, hipoproteinemia e hipoalbuminemia; y desapareció, en la mayoría de los casos, en los primeros 15 días posparto.