INTRODUCCIÓN
El cáncer constituye, mundialmente, la segunda causa de mortalidad en la infancia, con una incidencia anual de 109 niños y adolescentes fallecidos por cada millón de habitantes de esas edades en Inglaterra, 137 por igual tasa en los Estados Unidos de Norteamérica, 138 en Dinamarca, 141 en Italia y 147,9 en Santiago de Cali (Colombia).1) Las estadísticas en Cuba reflejan un promedio de 300 casos nuevos anuales de neoplasmas en menores de 15 años; así, por ejemplo, en el Registro Nacional del Cáncer (2 se incluyeron 27 446 pacientes con diferentes tipos de tumores en 2002, mientras que en 2010 disminuyeron a 383 por cada millón de habitantes menores de 20 años.
Los tumores malignos en la edad pediátrica son muy raros; se diagnostican en 1 por cada 333 pacientes pediátricos, con una incidencia de 1 por cada 1 000 casos nuevos diagnosticados anualmente en los EE.UU.; de estos, solo el 5 % se encuentran en la región anatómica de la cabeza y el cuello en Estados Unidos de América.3
La región de cabeza y cuello es una de las áreas más complejas del cuerpo humano debido a sus particularidades anatómicas y funcionales; en esta se originan una amplia variedad de neoplasias malignas. La mayoría derivan de la mucosa de las vías aéreas digestivas superiores; la cavidad oral, faringe, laringe, cavidad nasal y senos paranasales; también pueden producirse a partir de glándulas salivales, tiroides, paratiroides, tejido blando, hueso y piel. 1 El cáncer en niños y adolescentes es relativamente poco frecuente comparado con los datos de incidencia en adultos, aunque la incidencia se ha ido incrementando lentamente desde 1975. Cada año hay registrados en los Estados Unidos 13 000 casos diagnosticados antes de los 20 años. 4 El cáncer, a pesar de su relativa baja frecuencia en la edad pediátrica, constituye la segunda causa de muertes en niños norteamericanos menores de 14 años, solo superado por los accidentes. En Cuba se notificaron en el 2014, 368 casos de todo tipo de cáncer en menores de 20 años, para una tasa de incidencia ajustada de 143,8 x 100 000. La mortalidad en niños de 1-4 años se registró en 35 casos (tasa ajustada 0,7). En el grupo de edad de 5-14 años, la tasa ajustada fue de 3,5 y para el rango de 15-19 años aumentó a 4,2. 5) Hay una enorme variedad de tumores malignos que se pueden encontrar en la infancia. En esta población son frecuentes algunas neoplasias malignas, tales como los linfomas (27 %), algunos sarcomas de hueso y tejido blando (14 %). Los de cabeza y cuello representan cerca del 12 % de la totalidad, y son más frecuentes en esta localización los carcinomas tiroideos (21 %) y retinoblastomas (16 %). El resto consiste en tumores de las glándulas salivales y carcinomas nasofaríngeos (1%).6 A continuación se describen algunos de los tumores malignos de cabeza y cuello en la edad pediátrica:
La mayoría de los tumores de la cavidad bucal son benignos. En los adultos el carcinoma epidermoide es el cáncer más común de la cavidad bucal, pero es muy infrecuente en los niños. Los más frecuentes en la edad pediátrica incluyen los linfomas no Hodgkin, sarcomas del tipo rabdomiosarcomas y tumores malignos de glándulas salivales, donde predomina el carcinoma mucoepidermoide.7
Los tumores de las glándulas salivales representan menos del 5 % de los tumores malignos de cabeza y cuello.6 La mayoría de tumores de las glándulas salivales menores son malignos, comparado con el 25 % de tumores en las glándulas parótidas. El tratamiento consiste en la resección quirúrgica seguido de radioterapia en la mayoría de los casos.7
El carcinoma mucoepidermoide: es el tumor maligno más común de las glándulas salivales en niños y adolescentes. Las localizaciones más frecuentes son el paladar blando, trígono retro molar, piso de la boca, mucosa bucal, labios y lengua. La escisión quirúrgica es el tratamiento de elección. La radioterapia está indicada en las lesiones de alto grado y en casos con bordes de resección quirúrgica positiva para su mejor control local y sobrevida.8
El carcinoma escamoso de laringe es muy raro en menores de 15 años. En la bibliografía mundial se han publicado alrededor de 72 casos.7El sitio más común es la glotis.9 El tratamiento del cáncer laríngeo infantil es difícil debido a su naturaleza agresiva, a lo delicado de la estructura anatómica pediátrica y a factores psicológicos particulares de los niños. No existe consenso en el tratamiento por lo cual se basa en la experiencia con adultos, y se ve influenciado por el deseo de preservar la laringe.7,9,10,11
Los carcinomas de nasofaringe representan solo el 1 % de todos los cánceres malignos de la infancia y el tratamiento es muy difícil, necesita un enfoque multidisciplinario para obtener resultados óptimos. Hay una fuerte correlación con la exposición al virus de Epstein Barr. 3,12
El cáncer de tiroides es el cáncer endocrino más frecuente en niños y adolescentes. Representa 3 % de todos los canceres en niños.13
Los sarcomas son un grupo heterogéneo de cánceres con más de 50 subtipos histológicos. La mayoría es de tejido blando como los rabdomiosarcomas, angiosarcomas, fibrosarcomas y se localizan predominantemente en las extremidades.
En la base de datos de sarcomas del Memorial Sloan Kettering Centre, solo 0,5 % de todos los pacientes ingresados con diagnóstico de sarcoma lo presentaban en la región de la cabeza y el cuello. Otros centros han registrado porcentajes de hasta 11 %. 14,15,16,17) Los pocos estudios que se han realizado a nivel internacional de los canceres pediátricos en cabeza y cuello muestran una incidencia mayor partir de los 10 años de edad. En Cuba se han publicado pocos casos de resultados de investigaciones epidemiológicas y de efectividad terapéutica en tumores malignos de cabeza y cuello en la población pediátrica. Por ello, se realizó el presente estudio con el objetivo de describir las características clínicas y el tratamiento de pacientes pediátricos con tumores malignos de cabeza y cuello.
MÉTODOS
Se realizó un estudio descriptivo, longitudinal y retrospectivo. El universo estuvo constituido por 585 pacientes con enfermedades malignas tratados en el Servicio de Oncopediatría del INOR; y la muestra estuvo conformada por los 73 pacientes con tumor de cabeza y cuello con diagnóstico histológico. Se excluyeron los pacientes sin diagnóstico histológico, y los mayores de 18 años.
El período de estudio estuvo comprendido entre el 1ro. de enero de 2005 al 31 de diciembre de 2017. Las variables evaluadas fueron: edad, sexo, topografía, diagnóstico histológico y tratamiento. Para las variables estudiadas se utilizó el análisis de tablas de contingencia mediante el test exacto de Fisher, con un intervalo de confianza de 95 %. Los datos se procesaron en Excel y en el paquete estadístico SPSS versión 21.0. El estudio se realizó mediante revisión de historias clínicas, por lo que no hubo contacto directo con pacientes o familiares. No obstante, en su desarrollo se tuvieron en cuenta los principios éticos para el registro y manejo de la información y se tomaron las precauciones necesarias para el respeto a la confidencialidad de la información y su uso exclusivo en el contexto científico. El trabajo fue aprobado por el comité de ética del INOR.
RESULTADOS
Se evaluaron un total de 585 pacientes pediátricos con enfermedades malignas en el período seleccionado; de ellos, 73 presentaron diagnóstico de algún tumor de cabeza y cuello. Dentro de las características sociodemográficas de los pacientes estudiados se encontró que solo 3,3 % pacientes estaban en el grupo de 1-3 años y el rango de edad mayor de 12 años fue el más frecuente. La edad media fue de 12 años, con un mínimo de 3 años y un máximo de 18 años. En cuanto a la frecuencia según género, predominó el sexo femenino con 44 pacientes para 60,3 %, comparado con 29 pacientes masculinos, para 39,7 %, con una relación varón/hembra de 1,5:1.
Respecto a la localización tumoral, se subdividió en varios sitios anatómicos y fue la glándula tiroides la más afectada, con 26 casos (35,6%), seguida de la nasofaringe con 15 casos (20,5%) y los ganglios cervicales con 13 casos (17,8%). Las restantes localizaciones tuvieron una frecuencia baja (Fig.1).
Según la histología tumoral, el carcinoma papilar como la más frecuente, con 26 pacientes para 35,6 %, seguido de los rabdomiosarcomas con 20 enfermos para 27,3 %. Otro tipo histológico de interés fue el carcinoma indiferenciado, con 14 enfermos para un 19,1 % (Fig. 2).
El tratamiento más utilizado fue la cirugía (38,3 %) y la combinación de cirugía más radioterapia más quimioterapia (22 %). La cirugía más radioterapia y la cirugía más quimioterapia se emplearon en 17,8 y 16,4 %, respectivamente) (tabla). La aplicación de la modalidad terapéutica oncoespecífica mostró dependencia estadísticamente significativa (p= 0,006) con la etapa clínica
DISCUSIÓN
En los estudios revisados, los tumores malignos presentan una mayor frecuencia por encima de los 6 años y son extremadamente raros antes del año de edad, lo que coincide con los resultados de nuestra serie. Sengupta y otros en un estudio en el Este de la India, encontraron que el mayor porcentaje (39 %) se presentó en los adolescentes por encima de los 12 años,16 que también concuerda con nuestra serie, con 50 %. Chadha y otros, publicaron un estudio donde estos tumores presentaban dos picos en la frecuencia; de 3 a 6 años y otro de 12 a 18 años.18) En la literatura revisada los tumores malignos de la cabeza y cuello en la edad pediátrica presentaban una incidencia más alta en varones que en hembras, Adisa y otros, en estudio realizado en Nigeria encuentran una relación de incidencia entre masculino y femenino de 1,9:1 mientras. Pal, citado por Adisa, halla una relación masculino: femenino de 1,78:1 con la excepción de carcinomas tiroideos.19 En otro estudio en Alemania, hay predominio en el sexo masculino hasta la edad de 10 años, donde la incidencia en el sexo femenino aumenta con la edad hasta sobrepasar la de los varones por encima de los 12 años. En nuestra serie hubo predominio del sexo femenino en todos los grupos de edades, pero más representativa por encima de los 12 años y esto lo atribuimos a la elevada incidencia de carcinoma tiroideo, que tiene franco predominio en el sexo femenino por encima de los 12 años.20) En la serie estudiada que el sitio anatómico más afectado fue el tiroides con 35,6 % de los casos. Estos resultados son similares a otros estudios internacionales, exceptuando la localización tiroidea, que normalmente ocupa el tercer puesto luego de la nasofaringe y región orbitaria.21) Este dato de interés se relaciona con el hecho de que el único centro donde se realiza la aplicación de yodo radioactivo en Cuba es en el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología, y todos los pacientes diagnosticados y tratados quirúrgicamente en otros centros son remitidos a dicho Instituto. La localización en la nasofaringe ocupa el segundo lugar, lo que concuerda con algunos estudios internacionales y tal localización es la más frecuente de los carcinomas indiferenciados. Los sarcomas de tejido blando también tienen una predilección para la región orbitaria lo que explica esta alta incidencia en nuestro estudio.1
La distribución por tipos histológicos de nuestra serie muestra resultados muy similares a los estudios internacionales con la excepción de los carcinomas tiroideos. Por ejemplo, en un estudio de la Universidad de Texas y Vito Korteen, el Hospital de niños de Toronto, Canadá, identifican como el tipo histológico más frecuente los rabdomiosarcomas, seguido por los carcinomas del tiroides y luego los indiferenciados.18) En otro estudio según diferentes autores,16 los sarcomas son los más frecuentes con 20 %, seguido por los carcinomas indiferenciados con 15,1 %, los carcinomas de tiroides y de tipo glándula salival se describen como no comunes.3,14,15
En la región de la cabeza y el cuello, los dos únicos tratamientos que se utilizan de carácter curativo son la cirugía o la radioterapia y en muchos casos la combinación de los dos para aumentar el tiempo libre de enfermedad y la supervivencia. A medida que la etapa en que se encuentra la enfermedad es más avanzada se van añadiendo más modalidades terapéuticas que incluyen la quimioterapia o inmunoterapia. Todavía faltan muchos estudios para poder mejorar la supervivencia y el tiempo libre de enfermedad en los tratamientos actuales; y siempre con la vista a producir menos efectos nocivos sobre el organismo.20,21) En nuestro estudio hubo también una elevada utilización de la cirugía conjuntamente con la radioterapia y esto es fácil de entender, por el elevado número de casos de carcinoma tiroideos, donde la cirugía casi siempre está seguida por el uso de yodo radiactivo (131I) para el tratamiento radio-metabólico del tejido tiroideo que no pudo ser removido totalmente por la cirugía.22,23,24 La modalidad terapéutica oncoespecífica que se aplica va a depender de la etapa clínica que tenga el paciente, lo que representa un cumplimiento de las normas oncológicas. También se tiene en cuenta el tipo histológico del tumor. En las etapas clínicas tempranas normalmente se utiliza una sola modalidad de tratamiento y esto se demuestra en la etapa I donde predominó la cirugía como única modalidad o la adyuvancia con radioterapia.
En conclusión, el tumor maligno de cabeza y cuello más frecuente en pacientes pediátricos es el carcinoma tiroideo. El tratamiento de elección es la resección total, acompañado de radioterapia y quimioterapia, dependiendo del tipo histológico y la etapa clínica.