INTRODUCCIÓN
A finales de 2019, China declaró que la situación sanitaria a raíz de la COVID-19 hacía estragos, comenzando en la zona de Wuhan y extendiéndose rápidamente al resto del país. En cuestión de meses lo que parecía un asunto interno pasó a ser un tema a nivel mundial. El 11 de marzo de 2020, el director general de la Organización Mundial de la Salud, el doctor Tedros Adhanom, declaró la enfermedad como pandemia.1 Ese mismo día el Ministerio de Salud Pública declaró oficialmente el inicio de la pandemia por COVID-19 en Cuba.2
El gobierno de la Isla, de manera conjunta con el Ministerio de Educación Superior (MES) y otras instituciones, tomó medidas para mitigar los efectos de la crisis sanitaria en el sector educacional, entre las que destacaron: el cese de las clases de pregrado y posgrado en todos los cursos ‒diurnos, por encuentro‒, aplicando la modalidad no presencial a partir del 24 de marzo de 2020; a partir del 30 de marzo, se orientaron actividades docentes por medio de la televisión; los alumnos de centros internos retornaron de inmediato a sus casas para mantenerse en aislamiento justo a su familia; se indicó que los profesores prepararan las clases para el reinicio del curso; los estudiantes de maestrías y doctorados debían enfocarse en adelantar sus investigaciones; y las residencias quedaron abiertas solo para estudiantes extranjeros (Granma, 2020).
Comenzó así un periodo retador, tanto para alumnos como para profesores, pues el empleo de las nuevas tecnologías fue incrementándose, hasta volverse casi imprescindible en las dinámicas de aprendizaje. Se trató de una etapa de desafíos, en los que las medidas del MES a nivel local estuvieron determinadas por el comportamiento de la pandemia en cada una de las provincias del país, haciendo más complejo el proceso de continuidad de estudios.
Ante la emergencia derivada de la pandemia de la COVID-19 y sus efectos en los procesos educativos, el presente trabajo tiene como objetivos:
Describir las afectaciones provocadas por la COVID-19 en la educación superior en el área de América Latina y el Caribe.
Sistematizar las medidas organizativas que llevó a cabo el MES, de manera conjunta con el resto de los actores gubernamentales, para dar continuidad al curso escolar en el periodo de pandemia 2020-2022.
Caracterizar el proceso de enseñanza-aprendizaje creado por profesores y alumnos en este contexto, a partir de un estudio de caso con la asignatura Audiovisual y Migración, de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.
METODOLOGÍA
Los métodos y técnicas de investigación empleados para la investigación fueron el método bibliográfico, el estudio de casos y la entrevista semiestandarizada.
La primera fase del estudio comprendió el procesamiento de diversos informes de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), referidos específicamente a los cambios y retos del proceso de enseñanza-aprendizaje a partir de la pandemia de COVID-19. Asimismo, se evaluaron documentos rectores del MES sobre los principios de la enseñanza en Cuba, publicaciones y presentaciones de dirigentes de dicho ministerio en medios de comunicación nacionales, así como las disposiciones gubernamentales en relación con la esfera educativa enmarcadas en la educación a distancia impuesta por la pandemia.
Para la segunda etapa de la investigación, se diseñó un estudio de caso enfocado en la asignatura Audiovisual y Migración creada en 2018 en la Facultad de Comunicación, de la Universidad de La Habana, como una optativa para estudiantes de 3er año de las carreras de Periodismo, Comunicación Social y Ciencias de la Información.
El estudio de caso constituye una metodología de la investigación ampliamente empleada en la esfera educativa por las posibilidades interpretativas que ofrece. En el trabajo que se presenta, se privilegió la perspectiva metodológica cualitativa, pues el interés no estuvo signado por generalizar resultados, sino por comprender exhaustivamente las incidencias de la educación a distancia en un grupo específico de estudiantes universitarios. En tal sentido, se tomó como premisa que «el estudio de casos es el estudio de la particularidad y de la complejidad de un caso singular, para llegar a comprender su actividad en circunstancias importantes» (Stake, 2005, p. 11), por lo que el objetivo básico de este método puede resumirse en: «comprender el significado de una experiencia» (Pérez Serrano, 1994, p. 81).
En consecuencia, las autoras recopilaron, de forma descriptiva, diversas informaciones cualitativas. Se realizaron observaciones al grupo de estudiantes matriculados en la asignatura Audiovisual y Migración durante el periodo previo a la educación a distancia. Asimismo, se empleó la entrevista semiestadarizada como técnica de investigación afín al estudio de caso. Vale aclarar que dicha técnica fue aplicada en dos momentos, previo y posterior a la implementación de la educación a distancia. El principal objetivo de tal decisión estuvo signado por contrastar las experiencias de los estudiantes en la educación presencial y a distancia, permitiendo una mayor riqueza de la información obtenida, así como una mejor interpretación de los datos al triangularlos.
DISCUSIÓN
Afectaciones de la COVID-19 en la educación en Latinoamérica
En el campo particular de la educación, las nuevas realidades causadas por la COVID-19 han hecho necesario explorar otras formas de enseñar y aprender desde el distanciamiento y la virtualidad. De esta forma, estudiantes y docentes, han debido enfrentarse no solo a los problemas emocionales, físicos y económicos provocados por la enfermedad, sino también adecuarse a las exigencias condicionadas por la propagación del virus (UNESCO IESALC, 2020).
La secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, ha calificado a la COVID-19 como «una crisis silenciosa en la educación: problemas de continuidad, brechas de aprendizaje y aumento del abandono» (Bárcena 2021, p. 2), a la vez que ha resaltado que se trata de un contexto de «oportunidades para reestructurar los sistemas educativos» (p. 2).
En términos de desarrollo, la prolongación de la pandemia ha agudizado problemas estructurales de desigualdad, pobreza e informalidad. Algunos datos reveladores del panorama latinoamericano: si bien la conectividad ha sido vital para mantener las actividades cotidianas, en 2019 solo el 66,7 % de los habitantes de la región tenían conexión a internet; en 2020 hubo un retroceso de 12 años en pobreza y 20 años en pobreza extrema. Como indican los datos de la CEPAL, los niveles de conclusión en la educación superior en América Latina son casi nulos (entre 2 % y 4 %) en la población de jóvenes (entre 25 y 29 años) de menores ingresos, por lo cual invertir en educación ayudaría a romper el circuito perverso de vulnerabilidad y exclusión de este sector (Bárcena, 2021).
La COVID-19 en la región ha significado una crisis sanitaria y social prolongada, que ha dado como resultado que el 99 % de los estudiantes tuvo una interrupción total o parcial de al menos 40 semanas de clases presenciales durante el periodo 2020-2021 (1 año académico). Según Bárcena (2021), los niveles terciario y preprimario han sido los más afectados, debido al costo asociado y la dificultad de continuar la instrucción a distancia para estas edades, respectivamente.
Los datos indican que las instituciones de la región asumieron los cambios hacia la modalidad no presencial de manera urgente, sin la debida preparación, los apoyos pedagógicos y recursos bibliográficos acordes a las necesidades reales de los docentes y estudiantes. Esto refleja la necesidad de emplear nuevas estrategias pedagógicas que incorporen con mayor énfasis las tecnologías, las herramientas, los recursos interactivos que acorten la brecha entre la modalidad de la enseñanza presencial y la virtual.
Según la Encuesta de las Naciones Unidas sobre Juventudes de América Latina y el Caribe dentro del Contexto de la Pandemia del COVID-19(Organización de Naciones Unidas, 2021), el retraso en los estudios emergió como una de las principales preocupaciones de la juventud en la pandemia (50 %), solo igualado por perder a familiares/amigos/as (50 %), y superado por situación financiera familiar (64 %). Resaltó en el estudio que el acceso a computadoras y conexión a internet es limitado y especialmente problemático en zonas rurales. Además, se evidenció que entre los estudiantes ‒sin distinción de niveles socioeconómicos‒ que contaban con los medios necesarios para conectarse y recibir las materias, se evidenciaba desmotivación por el aprendizaje online.
Para Bárcena (2021), la pandemia ha sido un parteaguas que apunta a la universalización del acceso digital, con una ruptura de paradigmas y generación de oportunidades para repensar la educación y la formación para el trabajo. Entre las acciones que deben impulsarse en la región en el corto plazo se encuentran: el retorno seguro a clases presenciales; enfocarse en el bienestar socioemocional de la comunidad educativa; atender a la población que ha abandonado el sistema educativo; y definir estrategias de priorización de aprendizajes por ciclo.
«La educación no se resuelve solo en la educación, se requieren esfuerzos intersectoriales, vinculando la oferta formativa con las otras políticas de inclusión social y recuperación económica» (Bárcena, 2021, p. 30). En este sentido, el Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (UNESCO IESALC) apunta que en el contexto de la progresiva salida de la crisis, los gobiernos deberían contar con la educación superior en los planes de estímulo para la recuperación económica y social.
El sector de la educación y, en particular, el de la educación superior deben ser contemplados como una herramienta en un contexto de recuperación económica y, como tales, deben formar parte integrante de los programas de estímulo que se diseñen. En el caso de la educación superior, se trata de reconocer políticamente que la educación superior tiene un papel continuo y crucial que desempeñar en el fomento de la movilidad socioeconómica, la innovación y la recuperación económica. (UNESCO IESALC, 2020, p. 46).
Retos impuestos por la pandemia a la universidad cubana
La universidad cubana, caracterizada por ser «científica, tecnológica, moderna, universalizada, humanista, pertinente e innovadora, para el crecimiento y desarrollo de la economía y su proyecto social» (Alpízar Santana y Velázquez Zaldívar, 2021), se rige por políticas públicas enfocadas en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 de la Organización de Naciones Unidas (Organización de Naciones Unidas, 2018), la implementación de los Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución (Partido Comunista de Cuba, 2011),3 la conceptualización del modelo económico, el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social 2030 (CEPAL, 2016),4 y la Constitución de la República (Ministerio de Justicia, 2019).
La irrupción en la Isla de la COVID-19 supuso un reto para los profesionales del sector, así como para alumnos y padres. A partir del 24 de marzo de 2020 se suspendieron las actividades docentes en todos los niveles y tipos de cursos, pasando a la modalidad no presencial a partir del uso de las teleclases y plataformas educativas virtuales. A la vez, muchos centros educativos se convirtieron en centros de aislamiento, en apoyo al personal médico y sanitario ubicado en la primera línea de combate a la pandemia.
El ministro de Educación Superior de Cuba, Dr. José Ramón Saborido Loidi, en una intervención en el programa televisivo Mesa Redonda recordaba que cuando se tomó la decisión de suspender las actividades de esa enseñanza en el país, «no imaginábamos cuál iba a ser la trayectoria de estos casi 12 meses de COVID-19. Lo que pudimos ir diseñando, en la medida en que iba avanzando el tiempo, fue prácticamente una batalla frente a los momentos y escenarios que nos iba planteando la pandemia» (Cubadebate, 2021b).
Para comprender mejor el desarrollo de las medidas adoptadas en la educación superior cubana en la etapa 2020-2021, las autoras proponen una breve cronología de algunos acontecimientos en este periodo.5
Cronología
2020
24 marzo 2020. Suspensión de las clases en todos los niveles de enseñanza por las próximas cuatro semanas. (Juventud Rebelde, 24 marzo 2020).
1 septiembre 2020. La mayoría de las 22 universidades cubanas reanudaron el curso 2019-2020, excepto las existentes en algunas provincias ‒La Habana, Artemisa, Mayabeque, Matanzas, Villa Clara, Pinar de Río‒ por la presencia de rebrotes de coronavirus. El calendario académico 2019-2020 duró 13 semanas, del 1ro septiembre al 27 de noviembre para la culminación de todos los cursos. (Cubadebate, 2020a).
5 diciembre 2020. Cierre del curso escolar en la Universidad de La Habana con más de 2100 graduados. (Cubadebate, 2020b).
1 marzo 2021. Inicio del curso académico 2021, de forma no presencial, para estudiantes continuantes de todas las modalidades de estudios. (Cubadebate, 2021a).
26 abril-7 mayo 2021. Matrículas para estudiantes de nuevo ingreso en el año académico 2021 ‒curso regular diurno, por encuentros y a distancia‒ de forma virtual. (Cubadebate, 2021c).
3 noviembre 2021. Inauguran curso 2021-2022 en la Universidad de La Habana. (Cubadebate, 2021d).
15 noviembre 2021. Reanudación de clases presenciales en las universidades cubanas. (Cubadebate, 2021e).
Las nuevas dinámicas de la enseñanza cubana en pandemia
El confinamiento social trajo consigo transformaciones en planes, programas y diseños curriculares; en los sistemas de evaluación, se favoreció la digitalización de los contenidos, el empleo de plataformas virtuales de enseñanza y aprendizaje a distancia y semipresencial, que implicaron un arduo trabajo metodológico por parte de los docentes. Asimismo, se apreció un crecimiento y profundización de los objetivos educativos en cuanto a la formación y consolidación de valores como la responsabilidad, la solidaridad, el sentido de pertenencia y el humanismo.
Las nuevas condiciones implicaron transformaciones y adecuaciones para los otros procesos sustantivos universitarios: investigación y extensión. La dilatada permanencia domiciliar propició una mayor actividad científica empleando servicios de videotelefonía, 6 redes sociales 7 o servicios de mensajería instantánea.8 Las plataformas de e-learning han sido muy utilizadas en el ámbito universitario a nivel mundial, pues permiten la gestión del proceso de enseñanza aprendizaje a través de la web. El Entorno Virtual de Enseñanza y Aprendizaje9 ‒basado en la filosofía de Moodle‒10 es la plataforma empleada en la Universidad de La Habana.
Si bien Cuba tenía experiencia en la elaboración y empleo de diversos soportes mediáticos ‒radio, televisión y video‒ como medios de enseñanza, las nuevas tecnologías han sido un reto, pues «requieren tiempo para ser aprendidas. Los profesores necesitan tiempo para esto, pues no se levantan un día sabiendo cómo usar la nueva tecnología con la que se espera que trabajen. Las universidades invierten en algunas que, además, requieren de preparación» (Jiménez Guerra y Ruiz González, 2021, p. 10). Los estudios de caso de San Juan Bosch et al. (2020) y Ortiz Bosch et al. (2020) dan cuenta del reordenamiento de los procesos docente educativos ‒determinados por las condiciones impuestas por la pandemia‒ y su impacto en la continuidad de estudios.
Según la experiencia de San Juan Bosch et al. (2020) en la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos, el reordenamiento del proceso docente educativo se divide en cuatro fases: planificación, implementación, retroalimentación y control, y rediseño. Las autoras consideran destacable, sobre todo, la última de las etapas de este modelo, pues asumen que los procesos de enseñanza desarrollados por los claustros son perfectibles, en tanto los alumnos formen parte con sus sugerencias.
RESULTADOS
La asignatura Audiovisual y Migración fue creada en 2018 como una optativa para estudiantes de 3er año de las carreras de Periodismo, Comunicación Social y Ciencias de la Información. El curso 2021 ‒1er semestre‒ fue un caso excepcional por motivos generados por la COVID-19: constituyó la primera experiencia con la docencia no presencial de las autoras en su rol de profesoras, así como el hecho de que todos los estudiantes del año fueron matriculados, por razones administrativas de la Facultad de Comunicación.
Primer momento: expectativas y conocimientos previos
Siendo un contexto tan sui generis, las autoras se propusieron investigar sobre el impacto de las nuevas dinámicas generadas por la pandemia. De un total de 60 estudiantes matriculados, 28 respondieron un primer instrumento, enfocado en las expectativas/necesidades académicas que tenían con respecto a la asignatura antes de cursarla.
En sentido general, se evidenció que las mediaciones a través de internet supusieron un reto para el ejercicio académico. En primer lugar, el 53,6 % de los encuestados determinó que las clases a distancia en el contexto de la COVID-19 eran improductivas, lo cual podría indicar que sus experiencias previas no fueron buenas.11
El distanciamiento social impuesto por la COVID-19 incidió en el conocimiento que existía sobre la optativa Audiovisual y Migración ‒solo el 17,8 % de los encuestados dijo conocerla previamente al comienzo del curso‒.12 Por otro lado, se percibió un desnivel en el interés de las materias asociadas a la asignatura: el 67,9 % alegó que únicamente le interesaba el audiovisual, por encima de la migración (3,6 %). Se evidenció que un 21,4 % estaba interesado en el dueto audiovisual/migración, lo cual podría ser beneficio para el ejercicio académico, dado que la optativa se basa en la unión de ambas materias; y un 7,1 % que declaró no estar interesado en ninguna de las dos materias.
Acerca del proceso migratorio cubano, fue evidente que los estudiantes contaban con conocimientos previos, que le sirvieron como referentes para las discusiones, y para contrastar con la bibliografía teórica propuesta. El 89,3 % de ellos lo definió como un fenómeno social que afecta a la sociedad cubana; y el 100 % fue capaz de mencionar elementos/sucesos asociados; siendo los más frecuentes: Mariel, salida hacia Estados Unidos, emigración interna y externa, Ley de Ajuste Cubano, Operación Peter Pan, bloqueo de Estados Unidos a Cuba y Período Especial.
Referido al cine cubano, fue posible determinar que, si bien el 72 % de los encuestados mencionaron filmes asociados con el proceso migratorio cubano, como generalidad, los estudiantes desconocen la procedencia de algunas películas, y las clasifican erróneamente con la producción audiovisual cubana.
Al indagar sobre la preparación obtenida en la carrera para realizar investigación científica, resaltó que un 32,1 % dijo tener muy poco entrenamiento para escribir literatura científica ‒artículos, tesis, reportes de lectura‒, en tanto el 10,7 % dijo no tener ninguna. Ambos datos resaltan, pues la sumatoria constituye casi la mitad de la muestra (42,8 %), más, tratándose de estudiantes muy cercamos a su ejercicio final de grado.13
Referido directamente a su proyecto de tesis, los encuestados mostraron criterios divididos con respecto su capacidad para realizar búsquedas de información científica: 39,3 % (sí), 25 % (no) y 35,7 % (muy poco). Con respecto a las principales áreas en las que consideran deben perfeccionar sus estudios, el 64,3 % de la muestra señaló las teorías/autores afines con sus temas de investigación, seguido por manejo de bases de datos científicas (42,9 %), escritura de textos científicos (42,9 %), normas APA (25 %), y metodología de la investigación (7,2 %).
Segundo momento: resultados
Un segundo momento de la investigación tuvo lugar después de tres meses14 de clases, cuando concluyó la asignatura. El instrumento fue respondido por 23 sujetos, de 60 estudiantes de 3er año de Comunicación Social matriculados. En esta ocasión, estuvo enfocado en recabar información sobre el recorrido de los estudiantes en la asignatura, así como su experiencia con el estudio a distancia en el contexto de la COVID-19.
Entre los elementos que incidieron negativamente en el aprendizaje, según la experiencia de los estudiantes, destacó en primer lugar el poco contacto con los profesores (82,6 %), seguido por los gastos de conectividad (69,6 %), así como el poco contacto con el resto de los alumnos (56,5 %). Vale destacar que estos fueron los más votados, aunque la lista de situaciones asumidas como obstáculos se ensancha.
Referente a la asignatura, los alumnos propusieron dedicar más tiempo a analizar películas (87 %); leer más artículos sobre migración (52,2 %), sobre cine cubano (56,5 %); y tener más horas clase (30,4 %).
El 78,3 % de los entrevistados declaró haber adquirido algún tipo de entrenamiento para analizar/escribir literatura científica como parte de su paso por la asignatura. Por otra parte, el 47,8 % de la muestra se interesó por ambas temáticas ‒audiovisual/migración‒, el 39,1 % la temática migratoria, y el 13 % la audiovisual. Ningún encuestado marcó como respuesta «ninguna», resultado que contrasta con el 7,1 % de la encuesta anterior, realizada antes de la impartición del contenido.
CONCLUSIONES
Las consecuencias de la pandemia no se ubican únicamente en los índices contagios y muertes. Áreas esenciales para la sociedad, como es el caso de la educación, han sido seriamente afectadas. La pandemia ha agudizado procesos de desigualdad educativa que ya existían antes, y no han encontrado solución en este periodo. La continuación de estudios en línea es una meta para la mayoría de los países de la región, más que una solución a corto plazo, debido al bajo acceso a internet y recursos tecnológicos.
Las medidas aplicadas por el MES durante la pandemia respondieron a las políticas públicas trazadas por la institución, y estuvieron acordes con el desarrollo de la enfermedad en Cuba. La comunidad universitaria brindó su apoyo al personal médico y sanitario ubicado en la primera línea de combate a la pandemia.
A raíz de la pandemia, el trabajo a distancia se ha impuesto como la forma más efectiva en los meses de altos contagios. No obstante, el reordenamiento de los procesos docentes educativos y su impacto en la continuidad de estudios han de ser estudiados en profundidad.
La motivación, en el caso de las asignaturas optativas, es esencial para el desarrollo de las actividades. En el caso estudiado, por ser planes de estudios muy especializados, se requiere de un marcado interés e involucramiento del estudiantado. La inscripción en este tipo de cursos debe ser voluntaria, y no impuesta.
La escritura de textos científicos requiere de mayor atención dentro del plan de estudios, según se pudo constatar por los criterios de los estudiantes, que los señalaron como meta a cumplir, así como por las evaluaciones realizadas por las profesoras en clases.
El distanciamiento social en el contexto de la COVID-19 ha incidido en la calidad del proceso educativo. La relación profesor/estudiante, así como la de estudiante/estudiante, no ha tenido la intensidad habitual de un curso escolar, y determinadas dinámicas del aprendizaje se han visto afectadas. Si bien se han empleado recursos tecnológicos para mejorar el proceso de aprendizaje y la comunicación intergrupal, se evidencia que no es suficiente para alcanzar resultados óptimos. Además, el costo individual asociado a la conectividad se manifiesta como una barrera para el aprendizaje.