Introducción
Una forma de posgrado del Sistema Nacional de Salud (SNS), que se caracteriza por un alto rigor en la actualización y profundización de los conocimientos de la rama, es la especialidad. Esta proporciona el perfeccionamiento o la ampliación de las competencias laborales para el desempeño profesional, en correspondencia con las necesidades del desarrollo económico, social y cultural del país.1,2
Asimismo, el profesional en formación (residente) profundiza en los métodos de investigación para elevar la efectividad de su labor y garantizar la producción de nuevos conocimientos; al mismo tiempo, desarrolla habilidades más específicas para desempeñar los modos de actuación descritos en el modelo del especialista. Todo ello en función de alcanzar los niveles de calidad como prestador de servicios de salud.
El proceso formativo del residente en el área de la investigación debe estar dirigido, como objetivo fundamental, a formar hombres de ciencia,3 lo que implica superar la perspectiva de formar especialistas que solo consuman el conocimiento existente y que se circunscriban a desarrollar un trabajo de terminación de especialidad, por una que sea creadora de ciencia y que aplique en todo momento el conocimiento científico.
En Cuba la especialidad exige el cumplimiento de un programa de formación, cuyos objetivos y contenido den respuesta al modelo de especialista que necesita el país.4 Durante este proceso, una de las funciones que el residente debe desarrollar en su perfil profesional, a través de la educación en el trabajo, es la de investigación.5) Sin embargo, las habilidades investigativas desarrolladas en la especialidad, como una de las formas para la implementación de la educación de posgrado, no siempre permiten ofrecer continuidad hacia un doctorado.
Por otro lado, y dentro de la formación académica, se encuentra el doctorado, que asume la investigación científica como centro, además de contemplar otras actividades de formación teórico metodológica.6
Para ingresar a ambos procesos de formación académica, existe un requisito común: ser graduado universitario; aunque los programas tienen sus particularidades, cuentan con el desarrollo de una investigación cuya memoria escrita se conoce como “tesis”. La defensa de esta constituye un ejercicio indispensable para alcanzar la titulación correspondiente para cada caso.
Los inicios del proceso de formación doctoral en las ciencias médicas de Santiago de Cuba (UCM-SC) datan de 1972, cuando el Dr.C. Graciano Wilkie Delgado Correa logra implementar un plan de formación de los cuadros científicos y un programa de investigaciones, conducentes al grado científico. Todo ello, a través de una rigurosa superación en las ciencias básicas, con la ejecución de proyectos de investigación y el apoyo de las respectivas facultades de ciencias de la Universidad de Oriente y la tutoría de varios asesores soviéticos en distintas ramas biomédicas.7
Dos años más tarde, en 1974 se establece el Sistema Nacional de Grados Científicos y se crea la Comisión Nacional de Grados Científicos (CNGC) que, desde su inicio, se fundamenta en la existencia de condiciones en el país que permitan abordar etapas superiores para la formación de especialistas de alto nivel, a través de la educación de posgrado, mediante un sistema de grados científicos para los graduados universitarios.8 En este contexto se destaca la Escuela Nacional de Salud Pública (ENSAP) como institución autorizada6 y pionera, desde 2002, en el otorgamiento de grados científicos en ciencias de la salud, con estrategias para acelerar la obtención del grado científico.
Muchas han sido las estrategias asumidas por las diferentes universidades médicas4,6,8,9 para este fin, las que han lidiado con varias trabas que han hecho de la formación doctoral un proceso tortuoso, alcanzable por pocos profesionales y en edades avanzadas de la vida. Por otro lado, son pocas las instituciones que logran articular programas de maestría y especialidad con los de doctorado; en este aspecto se destaca la ENSAP.10
Actualmente, se dinamiza la política de gestión del Gobierno cubano a través de la ciencia y la innovación.11 Aunque se ha desplegado y priorizado desde el inicio de la Revolución la formación del potencial humano, la educación, la creación de capacidades científicas y tecnológicas y el desarrollo cultural,12 los resultados no se alcanzan eficazmente en todos los centros universitarios.
Atendiendo a que existe una mayor intencionalidad del Ministerio de Salud Pública (MINSAP) por priorizar la formación de doctores en ciencias, y como parte de la estrategia institucional para grado científico de la UCM-SC,9 se impone ejecutar una de sus acciones consistentes en lograr una formación del especialista de las ciencias médicas, a la vez que se van desarrollando habilidades investigativas en función del grado científico. Por este motivo, en este artículo se presenta una propuesta para la formación co-doctoral del profesional de las ciencias médicas.
Desarrollo
A diferencia de los egresados del Ministerio de Educación Superior (MES), el MINSAP siempre ha tenido como prioridad formar especialistas más que doctores en ciencias, incluso por interés de los propios egresados. Así lo ratificaba el Dr. Jorge González Pérez en reciente reunión con directivos de posgrado y en comparecencia ante el programa televisivo Mesa Redonda.
Ciertamente, es un problema a nivel nacional, cuya solución debe enfocarse en cada centro de educación superior adscrito al MINSAP; incluso, contextualizarse en cada centro docente-asistencial.
La UCM-SC cuenta hoy con 77 doctores en ciencias activos, contra un claustro de 1841 profesores (4,18 %), con una edad promedio de 59,3 años, por lo que se dispone a mejorar estos indicadores que constituyen estándares de la calidad y la excelencia de los procesos sustantivos universitarios.
La Resolución 138/2019,13 relacionada con la formación continua de la educación superior cubana, establece que los rectores de las universidades y directores de las entidades de ciencia, tecnología e innovación, priorizan y autorizan el acceso a las maestrías y doctorados a los recién graduados incorporados a la actividad docente, científica, la innovación y la creación artística, y a otros que, por especial interés estatal, así lo requieran.
Además, dicha resolución plantea que en la educación de posgrado pueden concurrir uno o más procesos formativos y de desarrollo, como el proceso de enseñanza-aprendizaje, la especialización, la investigación, la innovación, la creación artística y otros, articulados armónicamente en una propuesta educativa pertinente.13
Por otro lado, el Decreto ley 372/201914 dispone que el grado científico de Doctor en determinada área del conocimiento se otorga a los graduados de nivel universitario que contribuyen significativamente al desarrollo del conocimiento en su tema de investigación, y satisfacen a plenitud los requisitos y las evaluaciones correspondientes de sus programas de doctorados.
Cabe pensar que en la articulación de estos dos procesos formativos está la solución al problema planteado en párrafos precedentes. Este hecho que ya ha sido sugerido y se ha indicado por el MINSAP. El diseño de las diferentes propuestas ha quedado a cargo de las direcciones de posgrado de cada universidad médica.
Sustentado en el marco legal vigente, anteriormente abordado, se diseña la siguiente propuesta para residentes. Esta les permitirá llevar paralelamente los dos procesos y alcanzar sus títulos de especialista y de doctor en ciencias.
Otro aspecto importante que incluye la propuesta resulta la formación como docente de estos profesionales, sustentada en los indicadores de calidad considerados por la Junta de Acreditación Nacional, citados por Moscoso-Bernal y otros;15 es decir, los doctores en ciencia deben formar a otros (reproductividad) y para ello conviene que formen parte de los docentes del claustro.
Sobre este último propósito, la Resolución 109/201816) refiere que los que ostenten la categoría de Premio al Mérito Científico y los Instructores no graduados tienen la posibilidad de optar por la categoría docente.
Asimismo, se propone una actividad de superación profesional, dirigida a brindar las herramientas necesarias y desarrollar habilidades docente-investigativas en función del grado científico, la cual, según sus objetivos y estructura, es un diplomado. Si bien se conoce que el doctorado no deberá sustentarse en actividades curriculares, se precisa de esta preparación, teniendo en cuenta que muchos no cuentan con la experiencia ni los conocimientos científicos suficientes para lograrlo.
Descripción de la propuesta
Título del diplomado
Desarrollo de habilidades docente-investigativas en función del grado científico.
Objetivo
Desarrollar habilidades docente-investigativas en función de la obtención del grado científico.
Perfil del solicitante
Dirigido a residentes jóvenes menores de 35 años, el cual prioriza los premios al mérito científico, los integrantes del movimiento a la vanguardia “Mario Muñoz Monroy” y los títulos de oro.
Perfil del egresado
Diplomado con probadas habilidades docente-investigativas para el desarrollo de proyectos de investigación en ciencias biomédicas, que puedan satisfacer la obtención de un docente con el grado científico de doctor en ciencias.
Estrategia del diplomado
La estrategia incluye clases una semana al mes, con 12 encuentros presenciales. Se realizará una formación paralela a la formación doctoral dentro de un programa, según el tema de investigación del diplomante, de modo que vaya alcanzando los diferentes créditos que se exijan (cuadro).
La propuesta incluye cursos que están contemplados en los programas analíticos de las especialidades acreditadas, por ejemplo, el de Idioma, Metodología de la investigación y bioestadística, y Filosofía. Estos se impartirán para los seleccionados con mayor profundidad y un enfoque hacia lo que exige un programa doctoral, como los exámenes mínimos de Idioma y Problemas sociales de la ciencia y la tecnología.
Por otro lado, estos programas incluyen el curso de Metodología de la investigación, el cual, dentro de la propuesta, se impartiría con un nivel superior e incorporará la bioestadística avanzada necesaria para el desarrollo de la tesis doctoral.
Otro aspecto distintivo de este diplomado, es que se impartirán cursos propios de diferentes especialidades, donde el residente recibirá conferencias especializadas, según el tema de investigación. Asimismo, se brindará la preparación como docente e investigador a los profesionales matriculados, a fin de que formen parte del claustro ya con una categoría docente e investigativa.
Resulta indispensable conocer que la educación de posgrado tiene como características esenciales la flexibilidad y el rigor de la calidad de los programas; por tanto, esta modificación puede aplicarse a los que cuenten con los requisitos descritos en el perfil del solicitante.
Por otro lado, se precisa contar con la anuencia y el protagonismo de los Comité Académicos de las especialidades y de los programas de doctorado;13 los que tienen, entre otras responsabilidades, evaluar y decidir quién entra o no en este diplomado, efectuar la convalidación y homologación de cursos o entrenamientos, y otorgar los créditos según corresponda, dirigir y controlar el proceso docente de cada programa y los plazos del acto de defensa para la evaluación final.
La UCM-SC tiene las siguientes condiciones necesarias para la implementación de este tipo de formación co-doctoral:
Es una institución autorizada para la formación de doctores en ciencias a nivel territorial.
Posee un programa doctoral autorizado que puede asumir la cantera de profesionales que se formarán en el diplomado.
Cuenta con la Escuela de formación doctoral “Carlos J Finlay”, recientemente inaugurada, que fue creada con el objetivo de permitir una estructura para el desarrollo de habilidades científicas, capacidades de innovación y transferencia de conocimientos a la sociedad.
Ostenta convenios y alianzas estratégicas a nivel territorial y provincial, con centros de investigación para el desarrollo de la propuesta.
De las 67 especialidades que se ejecutan en el país,17 63 se desarrollan en la provincia, con 9 acreditadas de las 33 acreditables.
Ciertamente, a nivel nacional18,19,20 e internacional21,22) la educación en el posgrado en las ciencias médicas, especialmente en las residencias, se encuentra en proceso de mejora, a través del cambio a un currículo por competencias; y una de ellas es la función investigativa para la solución de problemas de salud.
Se precisa considerar, hoy más que nunca, las palabras expresadas en la inauguración del Centro de Biofísica Médica santiaguero por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, recordadas por el Dr. C. Luis Alberto Montero al periódico Granma:23 “la ciencia y las producciones de la ciencia deben ocupar algún día el primer lugar de la economía nacional […] tenemos que desarrollar las producciones de la inteligencia, y ese es nuestro lugar en el mundo, no habrá otro”.
Pero, para lograr lo antes planteado, se deberá trabajar en varios aspectos, entre los que se destacan la edad promedio de los doctores en ciencias (45 años a nivel nacional y de 59,3 en Santiago de Cuba), sobre lo que el Dr. C. Montero decía: “es preciso rejuvenecer”. Esta expresión se sustenta en que un doctor en ciencias joven, que logra el grado antes de los 30 años, tiene mucho más tiempo en su vida profesional de tributar nuevos conocimientos y propiciar, al mismo tiempo, educación científica a las nuevas generaciones; de igual forma, mejorar el número de doctores, que hoy resulta insuficiente, con una tendencia a disminuir debido a la jubilación, los decesos, el traslado del personal hacia otras actividades económicas y de servicios mejor retribuidas, y la emigración, fundamentalmente, según la opinión de Montero.
Por ello este artículo propone una actividad formativa dirigida a favorecer, desde edades más jóvenes, habilidades investigativas en el campo de las ciencias médicas, encaminada al estudio y la solución de los problemas de salud que atañen a los individuos, las comunidades humanas y la sociedad en general.
El impacto de la propuesta incluye la inserción del diplomado, como actividad de iniciación en la escuela de formación doctoral de la UCM-SC, lo que ganaría una mayor participación e inclusión de profesores y residentes. Esto optimiza en el proceso tanto los recursos humanos como los materiales.
La investigación como proceso consciente que se desarrolla en el marco universitario, debe asimilar lo anterior y lograr cada vez mayores niveles de integración a la realidad objetiva. El proceso de investigación tiene que responder a la necesidad de incrementar los niveles de vida espirituales y materiales de la sociedad.5 Esto es posible desde la articulación de la especialidad y el doctorado.
Con esto no solo se mejoran los indicadores de excelencia de los procesos sustantivos universitarios, sino se preparan profesionales capaces de insertarse en un mundo actual, complejo y globalizado, que exige una universidad dúctil, abierta al cambio y con un perfil formativo amplio, para garantizar el cumplimiento de su cometido social.
Conclusiones
El diplomado para la formación co-doctoral del residente de las ciencias médicas propuesto se diseñó como un conjunto de cursos secuenciales e interrelacionados. Este permitirá desarrollar habilidades docente-investigativas en el especialista en formación para lograr un impacto significativo parala sostenibilidad del claustro de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba.