Introducción
Los coronavirus han sido considerados siempre patógenos irrelevantes para una amenaza de carácter mundial. Sin embargo, este escenario se modificó en el presente siglo, donde cepas altamente patogénicas emergieron para causar grandes epidemias.1)
El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud reconoció la transmisión mundial generalizada de la COVID-19 y la declaró como pandemia;2 la que constituye una emergencia global con un elevado impacto en la salud pública, incluida la salud mental.3
La evolución de esta pandemia trajo consigo la limitación de actividades de primera necesidad, tales como los desplazamientos a centros laborales, reducción del transporte de viajeros, cierre de locales de actividades culturales, artísticas, deportivas y similares. Además, se suspendió la actividad escolar presencial para aproximadamente 138 billones de niños en todo el mundo.4
Según las estadísticas brindadas por el Ministerio de Salud Pública (Minsap),5 hasta el 26 de mayo de 2021 se habían estudiado 4 215 100 muestras, de ellas 136 628 resultaron positivas; 912 fallecidos y 128 874 pacientes recuperados. La situación epidemiológica del país era bastante comprometedora, por lo que fue necesario adoptar nuevas estrategias que respondieran directamente a las condiciones de desgaste psicológico que experimentaba la población cubana.
Debido a la alta contagiosidad del virus y al número cada vez mayor de casos confirmados y muertes en el mundo, las emociones y los pensamientos negativos se extendían amenazando la salud mental de la población. Según la experiencia de epidemias y pandemias pasadas, se conoce que los pacientes y el personal de salud implicado en su cuidado pueden padecer situaciones de miedo, soledad, tristeza, ansiedad, depresión, estrés y trastornos de estrés postraumático.6,7
El bienestar psicológico del personal de la salud ha sido estudiado y se han encontrado estas manifestaciones en algunos casos, como factor protector y, en otros, como condición predisponente para desencadenar problemas psiquiátricos.8
En septiembre de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS), a través de la Oficina Regional para Europa,9 definió como fatiga pandémica a la desmotivación para seguir las conductas protectoras recomendadas, emergiendo gradualmente con el tiempo, y afectadas por una serie de emociones, experiencias y percepciones. Se expresa a través de un número creciente de personas que no siguen las recomendaciones y restricciones lo suficiente, disminuyen sus esfuerzos para mantenerse informados sobre la pandemia y tienen menor percepción de riesgo relacionado con la COVID-19. Esto hace que los mensajes que antes fueron efectivos sobre el lavado de manos, uso de mascarillas faciales, la práctica de una higiene adecuada y el distanciamiento físico ahora no lo sean del todo.
Al comienzo de una crisis, la mayoría de las personas pueden aprovechar su capacidad de acudir a una colección de sistemas adaptativos mentales y físicos que los humanos utilizan para sobrevivir a corto plazo en situaciones de estrés agudo. Sin embargo, cuando las circunstancias extremas se prolongan, tienen que adoptar un estilo diferente de afrontamiento, y el resultado puede ser la fatiga y la desmotivación.9
Varios componentes relacionados con la motivación individual se han visto fuertemente afectados por la longevidad de la situación pandémica. La amenaza percibida del virus puede disminuir a medida que las personas se acostumbran a su existencia, incluso si los datos epidemiológicos muestran que el riesgo puede estar aumentando.9
Al mismo tiempo, es probable que la pérdida percibida como resultado de la respuesta a la pandemia (bloqueos, restricciones) aumente con el tiempo a medida que las personas experimenten las consecuencias personales, sociales y potencialmente económicas de las restricciones a largo plazo. Para algunas personas, el equilibrio puede cambiar y los costos percibidos de la respuesta pueden comenzar a superar los riesgos percibidos relacionados con el virus.10
Desde la segunda quincena del mes de diciembre de 2020, la provincia Matanzas experimentó un tercer período de rebrote que se prolongó durante más de siete meses. El pico máximo de casos fue por encima de los 3000 diarios en el mes de julio, según los informes del Minsap.5 La fatiga pandémica es una consecuencia de la COVID-19, pero a largo plazo se puede convertir en su causa.
El estudio tuvo como objetivo caracterizar las manifestaciones de la fatiga pandémica en la población de la localidad de Santa Marta.
Métodos
Se realizó un estudio descriptivo de corte trasversal. Se utilizó como instrumento de recolección de datos una encuesta (Anexo) que se aplicó a la población del Consultorio Médico de la Familia #27, de la localidad de Santa Marta, municipio Cárdenas, de la provincia Matanzas, del 7 al 10 de mayo de 2021.
El universo del estudio lo constituyeron las 834 personas que integraban las 274 familias pertenecientes al Consultorio #27 del Policlínico Docente Comunitario “Ramón Martínez”; mientras que la muestra fue de 105 miembros de 51 familias seleccionadas al azar mediante un muestreo aleatorio simple.
Criterios de inclusión: estar de acuerdo con participar en la investigación, convivir en la zona perteneciente al Consultorio #27 de la localidad de Santa Marta.
Criterios de exclusión: tener 12 años de edad o más, no padecer enfermedades del sistema nervioso central que afecten el estado de conciencia, lucidez, la memoria y las funciones motoras de los miembros superiores (estadios graves).
Se descartaron dos pacientes que padecían de demencia senil.
Diseño del cuestionario: el cuestionario fue elaborado por los autores, está conformado por preguntas de opción múltiple, con respuesta simple y múltiple (Anexo). Su objetivo era explorar variables sociodemográficas como la edad, sexo, cantidad de personas con las que conviven, estado civil y ocupación. Esta última favoreció la identificación de los trabajadores del Minsap, los estudiantes de todos los niveles de enseñanza, así como su vínculo actual con las instituciones correspondientes.
Para solicitar la información relacionada con la fatiga pandémica se elaboraron preguntas agrupadas en dos bloques o grupos. El primero fue dirigido a obtener información acerca de los antecedentes patológicos personales, variables relacionadas con la perspectiva individual frente a las medidas higiénico-sanitarias implementadas por la pandemia como: conocimiento o no de dichas medidas, medidas conocidas, cumplimiento de estas medidas en el hogar, realización de viajes, y el comportamiento frente a una visita. También se incluyeron en este grupo las variables vinculadas con el estado de las relaciones familiares: calidad de la convivencia e influencia de la pandemia en dichas relaciones.
El segundo bloque de preguntas, se utilizó para explorar la información relacionada con preocupaciones, sensaciones, aspiraciones, y variables psicológicas (malestar psicológico, dificultades para concentrase, sentimientos depresivos, pesimistas o desesperanza, cambios de humor). De igual manera, se exploraron aspectos psicológicos personales como la capacidad de tomar decisiones y resolver problemas, confianza y optimismo, facilidad para desconectar de las preocupaciones y disposición para ayudar a otros. Por último, se investigó en la muestra la realización de actividades para mantener estados físicos y psicológicos saludables, así como los niveles de motivación.
Procedimiento de recolección: se utilizó la pesquisa activa para aplicar la encuesta. El encargado de su realización, cumpliendo las medidas higiénico-sanitarias, brindaba las explicaciones mínimas necesarias para asegurar el entendimiento del estudio y el correcto llenado del cuestionario por parte de la población. Se aplicó de forma individual y anónima con un tiempo de 10-15 min.
Análisis estadístico: los datos fueron procesados mediante una hoja de cálculos de Microsoft Excel, que se estableció como base de datos del estudio. Atendiendo a sus características se agruparon los datos mediante frecuencias y porcentaje, para observar el comportamiento de las variables establecidas en la muestra.
Consideraciones éticas: se consultó para su aprobación, al comité de ética del Policlínico “Ramón Martínez”, de Santa Marta, y se validó la encuesta elaborada cumpliendo los principios éticos establecidos en la Declaración de Helsinki, a través de la consulta con expertos del tema. Se solicitó el consentimiento informado de los participantes.
Resultados
De los 105 encuestados que constituyen el total de la muestra, el 50,5 % fue del sexo masculino. El grupo etario menos frecuente fue el de 20-30 años con un 5,7 %, mientras que el más frecuente fue el de 46-59 años con un 38,1 %. El 37,1 % de la población estaba casado, mientras que el 80 % pertenecía a familias pequeñas y el 57,1 % trabajaba.
Solo el 6 % de la población estaba vinculada al Minsap.
El 50 % de los estudiantes de nivel medio y medio superior no continuaron sus estudios y lo hicieron con la modalidad “a distancia” (Fig. 1).
Respecto a los antecedentes patológicos personales (n = 51), el más frecuente fue la hipertensión arterial (80,4 %), mientras que un 17,6 % padecía asma bronquial y diabetes mellitus (Tabla 2).
Diabetes mellitus | 9 | 17,6 |
Hipertensión arterial | 41 | 80,4 |
Neoplasia | 1 | 2 |
Hipertiroidismo | 4 | 7,8 |
Hipotiroidismo | 3 | 5,9 |
Asma bronquial | 9 | 17,6 |
Cardiopatía | 7 | 13,7 |
Obesidad | 3 | 5,9 |
Insuficiencia venosa | 1 | 2 |
Gastroduodenitis crónica | 1 | 2 |
Hipoparotidismo | 1 | 2 |
Urticaria crónica | 1 | 2 |
Pancreatitis crónica | 1 | 2 |
*La variable se exploró mediante una pregunta de respuesta múltiple.
El 100 % de la muestra refirió conocer las medidas higiénico-sanitarias, de estas, el uso del nasobuco y el lavado de manos fueron mencionadas por un 99 % del total de la población. Un 20 % de los encuestados reconoció que en su hogar en ocasiones olvidan cumplir algunas medidas. Solo el 53,3 % de la muestra indicó no haber salido de la localidad nunca y el 31,4 % de la población afirmó que no recibía visitas (Tabla 3).
*La variable se exploró mediante una pregunta de respuesta múltiple, solo se incluyeron las medidas higiénico-sanitarias mencionadas por la población. **En ocasiones olvidan algunas medidas: uso del nasobuco, lavado de manos, distanciamiento físico, evitar saludos mediante contacto físico, no tocarse los ojos ni la cara, no recibir visitas. ***Realización de viajes. Se hace referencia a viajes, tanto intermunicipales como interprovinciales.
El 8,6 % de la población afirmó que pasaba varios días sin informarse y el 60 % utilizaba solo los medios oficiales para informarse. El 21,9 % de la población indicó que la situación epidemiológica de la localidad les provocó preocupación los primeros días (Tabla 4).
El 2,9 % del total de encuestados definió la convivencia familiar como regular, y un 3,8 % como mal. De forma similar, el 74,3 % afirmó no presentar problemas de convivencia (Tabla 5).
El 78,1 % del total de la muestra seleccionó sentirse preocupado por la salud de todos los miembros de su familia. El 54,3 % deseaba salir de la casa con más frecuencia. Además, el 40 % afirmó que tenía cambios bruscos de humor a causa de la pandemia (Tabla 6).
*Las variables fueron exploradas mediante preguntas de respuesta múltiple, a fin de identificar con cuáles se sentía más identificada la población seleccionada para el estudio.
El 24,8 % de los encuestados indicó que se le dificultaba la disposición para ayudar a otras personas. Solo el 39 % del total de la muestra afirmó poder “desconectar” de los problemas con facilidad. Un 13,3 % calificó como escasa la confianza y el optimismo. El 12,4 % de los encuestados afirmó, según su criterio, que no tenían la capacidad para tomar decisiones y resolver problemas (Fig. 2).
El 71,4 % del total de los encuestados indicó realizar actividades para mantener estados psicológicos y físicos saludables. Además, dentro de las actividades enunciadas, ver televisión resultó ser la más frecuente (48 %) (Tabla 7).
Discusión
A pesar de que existe una numerosa bibliografía sobre consecuencias psicológicas de la pandemia, muy pocos artículos exploran dichas consecuencias a través de los aspectos que definen la fatiga pandémica. Según el primer estudio que analiza el impacto psicológico de la cuarentena por la COVID-19 en China durante el confinamiento, dos de los factores que más afectaron el bienestar físico y psicológico de sus habitantes fueron la pérdida de hábitos y rutinas, así como el estrés psicosocial.11) Lo anterior coincide con la ya mencionada declaración de la OMS sobre la fatiga pandémica,9 grandes cambios en la rutina poblacional a largo plazo, traen grandes consecuencias.
Ramírez Ortiz y otros12 refieren que el personal de salud es un grupo muy afectado, en los que se ha observado la presencia de trastornos mentales posteriores a un brote, en especial trastorno por estrés postraumático hasta en un 20 %, trastornos depresivos o desarrollo de reacciones de ajuste con niveles aumentados de ansiedad. Si bien en la población de estudio muy pocos pertenecían al sector de la salud, este, es un grupo poblacional con mayores posibilidades de sufrir desgaste psicológico pasado un año y medio de pandemia.
Los pacientes diagnosticados con COVID-19 o con mayores posibilidades de terminar infectados pueden experimentar emociones intensas y reacciones comportamentales, además de miedo, aburrimiento, soledad, ansiedad, insomnio o rabia.13 En una pandemia, el miedo incrementa los niveles de estrés y ansiedad en individuos sanos e intensifica los síntomas de aquellos con trastornos mentales preexistentes. Si bien en este estudio no se investigó sobre los antecedentes psicológicos, lo demás coincide en gran medida con los resultados encontrados.
Una encuesta en línea, que se realizó del 31 de enero al 2 de febrero de 2020 (n = 1210) en 194 ciudades en China, el 16,5 % de los evaluados refirió tener síntomas depresivos moderados a severos.11 Lo anterior fue superado por la población estudiada en la presente investigación, con un mayor número de la muestra que experimentó sentimientos depresivos, pesimistas o desesperanza (37,1 %).
Es común que, tras tanto tiempo bajo las restricciones, los niveles de estrés sean elevados en la población afectada, hecho que coincide con los hallazgos del estudio que se presenta. En España,11 el 28,8 % tuvo síntomas de ansiedad moderada a grave y el 8,1 % niveles de estrés moderados a grave. Por otro lado, el 75,2 % estaba preocupado de que sus familiares adquirieran la COVID-19. Es válido destacar que en la población que participó en el estudio también fue muy común la preocupación por la salud de los familiares ante la situación que vivía por la pandemia.
En un trabajo consultado,14 los temores más recurrentes fueron a que se contagiara alguna persona allegada (el 64,1 % puntuó por encima de siete puntos), y a que falleciera alguna persona allegada, hecho que coincide en parte con los resultados presentados aquí. El 1 % señaló haber incumplido las medidas de confinamiento, el malestar general se presentó en un 45,7 %, los cambios de humor en un 44,7 %, cifra similar a la encontrada en la muestra estudiada, y el 43,2 % experimentó sentimientos depresivos.
Es innegable la presencia del estrés en la población, este se evidencia principalmente a través de las variables psicológicas estudiadas. El estrés es consecuencia del desgaste provocado por la permanencia durante períodos de tiempos prolongados de las restricciones y medidas sanitarias. Además, a medida que se agrava la situación epidemiológica, y aumentan las restricciones, puede que aumente en la misma proporción la fatiga pandémica.
Buitrago Ramírez y otros15 explican que es necesario proporcionar datos claros, concisos, suficientes, avalados y contrastables a la población, evitando la saturación de datos, informaciones y carteles. Bajos niveles de información relacionada con la pandemia es un síntoma evidente de fatiga, se hace necesario implementar nuevas formas de llevar estos datos a la población. A pesar de que un alto número de la población refirió mantenerse informada, según lo planteado por Buitrago Ramírez y otros,15 los porcientos referidos a la desinformación y al uso de fuentes no oficiales brindados en los resultados, permiten identificar la fatiga.
La OMS9) recomienda involucrar a la mayor cantidad de miembros de la sociedad civil a cumplir roles que favorezcan la mejoría nacional, buscar opiniones en la población, identificar sus necesidades y preocupaciones. En la muestra estudiada, muchos cumplían roles significativos en la comunidad para garantizar el cumplimiento de las medidas como la mensajería en la farmacia, repartiendo insumos médicos y alimentos, entre otros.
Está bien establecido que la pandemia y sus restricciones han provocado estrés, soledad y aburrimiento, generando un impacto negativo en el bienestar y la salud mental de muchos.16) Es innegable que las pérdidas debido a las restricciones por la pandemia son mayores, de forma personal, que las pérdidas relacionadas por el virus en sí en la mayoría de los casos.
Esta situación de confinamiento global en el hogar provocó que la mayoría de las personas estén expuestas a situaciones sin precedentes y de duración desconocida. El hecho de que cerca de la mitad la población estudiada haya realizado viajes al menos una vez, no es más que una evidencia clara de la pérdida de la percepción del riesgo, y puede deberse a factores también referidos por ellos como sus deseos de que eliminen las restricciones sanitarias impuestas.
La importancia de la identificación del comportamiento no solo hace una comprensión más adecuada de la enfermedad, sino que permite diseñar y planificar las intervenciones más efectivas. De ahí que la sicóloga pueda aportar con todo su conocimiento científico de la ciencia del comportamiento para el abordaje de esta pandemia.17
Un estudio en Colombia18 señala que el 40 % de la población no realizaba prácticas deportivas o física. Sin embargo, en el estudio presentado, solo poco más de la quinta parte de la población que realiza actividades señaló que hacían ejercicios físicos, lo cual puede considerarse una posible condición de riesgo para la salud mental y física.
A pesar de la gran cantidad de información obtenida a través de la encuesta realizada, la situación epidemiológica de la provincia impidió que se pudiera aplicar a un mayor número de personas, de manera que se pudiera observar el comportamiento de las variables seleccionadas en una muestra más heterogénea. La encuesta para explorar las características y presencia de fatiga pandémica pudiera ser aplicada a una muestra mucho mayor, que permitiría obtener resultados más específicos y contrastables sobre las características de la fatiga pandémica en la provincia.
Se concluye que tras más de un año del inicio del contagio por COVID-19 en el país la fatiga pandémica se manifestó en grado variable mediante la presencia de estrés psicológico, descuido de las medidas higiénico sanitarias, desinformación sobre la situación epidemiológica y otros síntomas de desgaste.