Introducción
En diciembre de 2019 se reportó en Wuhan, China, un brote de neumonía de origen desconocido, causado por un nuevo virus perteneciente a la familia de los coronavirus que se denominó SARS-CoV-2.1 La Covid-19, enfermedad causada por este virus, rápidamente se diseminó por el mundo y puso en alerta a la Organización Mundial de Salud2 que la declaró pandemia el 11 de marzo de 2020, fecha en que se detectaron los primeros casos en Cuba.
Para enfrentar el virus, el Estado cubano elaboró un plan de medidas que incluía el uso de mascarillas, el distanciamiento social, el lavado frecuente de las manos, la limpieza de las superficies y mantener a la población informada.3,4
La Covid-19 se puede presentar de forma asintomática, con ligero estado catarral, síntomas gastrointestinales y neumonía grave que puede provocar la muerte sobre todo en personas mayores y con comorbilidades.5,6 En la actualidad han aparecido nuevas cepas del virus más contagiosas y letales con incidencia en niños y jóvenes.7,8,9
En este contexto, la adopción de conductas y medidas preventivas es decisiva, aunque en la práctica, algunos autores afirman que la percepción del riesgo poblacional es alta.3,7,10
Hasta el 30 de junio de 2021 se habían confirmado 182 millones 794 mil 34 casos y 3 millones 957 mil 208 fallecidos (letalidad=2,16) por la Covid-19 en 190 países y 30 territorios Las Américas tenía 40,1 % de los casos reportados en el mundo (73 millones 332 mil 553) y un millón 918 mil 589 fallecidos (letalidad=2,62). En Cuba en similar periodo, resultaron positivas 193 mil 945 con mil 302 fallecidos.11
En abril de 2021, el Ministro de Salud Pública precisaba la compleja situación epidemiológica en las provincias de Pinar del Rio, La Habana, Sancti Spiritus y Granma que retrocedían en el control de la epidemia y tenían una baja percepción de riesgo.12
La percepción es un proceso cognitivo que depende de la información de cada persona acerca de diferentes contextos, personas u objetos, se procesa de forma inmediata y produce un juicio o valor que condiciona el comportamiento. Los factores que intervienen en la percepción de riesgo pueden ser percepciones, experiencias, creencias y actitudes, estereotipos y motivaciones.13
La respuesta individual ante la percepción de riesgo es resultado del aprendizaje social; es una categoría cognitiva de tipo biológico, pero el proceso tiene origen social por lo que se construye a partir de normas, valores, emociones aprendidas en el contexto donde uno nace, crece y muere.14
El objetivo de la investigación es explorar la percepción de riesgo y actitudes de personas residentes en La Habana en el cumplimiento de las medidas de protección durante la Covid-19.
Materiales y Métodos
Entre los meses de mayo-julio de 2021 se realizó un estudio descriptivo transversal en La Habana, Cuba, para indagar sobre la percepción de riesgo y actitudes de la población ante las medidas de protección adoptadas por el Estado. Para ello se aplicó una encuesta en Google Forms que se mantuvo en línea durante tres meses y fue distribuida por grupos poblacionales de interés en Telegram®, WhatsApp y otras redes sociales.
La encuesta elaborada tuvo en cuenta otros instrumentos empleados para estos fines15,16,17,18,19,20,21) y se realizó un pilotaje con 11 doctores en ciencias de diversas especialidades médicas, con categorías docentes e investigativas y más 20 de años de experiencia; su versión final incluyó las consideraciones sobre la comprensión, coherencia y pertinencia de su aplicación virtual debido a la situación epidemiológica latente. Se verificó la fiabilidad de la encuesta mediante el coeficiente de Cronbach y se obtuvo el valor α=0,746 que se considera adecuado.22
Variables incluidas en la encuesta
Sexo: Femenino y masculino.
Edad: Cantidad de años.
Residentes en el núcleo familiar: Cantidad de personas (1-3; 4-6; más de 6).
Escolaridad: Primaria, Secundaria; Preunivesitario; Universitario.
Municipio de residencia: Nombre del municipio.
Baja percepción de riesgo de la población: No o SÍ.
Gravedad de la situación epidemiológica dada por baja percepción de riesgo de la población: No o SÍ.
Medidas de protección: (a) uso de nasobuco; (b) lavado de las manos; (c) cambio del nasobuco; (d) lavado de superficies; (e) distanciamiento social; (f) no salir de su casa; (g) no hacer visitas; (h) no recibir visitas: 1. Nunca; 2. Casi nunca; 3. Algunas veces; 4. Casi siempre; 5. Siempre.
Motivos principales para salir de la casa: (a) trabajar; (b) estudiar; (c) comprar alimentos; (d) comprar medicinas; (e) hacer ejercicios; (f) visitar a la familia/amigos; (g) visitar a la pareja; (h) pasear al perro; (i) distraerse: No o SÍ.
Situaciones que pueden influir en la percepción de riesgo: (a) resistencia y negación a ingresar en centros de aislamiento; (b) hospedaje de viajeros provenientes del exterior en casas de familiares y de alquiler; (c) violación de las medidas de cuarentena por viajeros procedentes del exterior; (d) ocultamiento por los contagiados de los contactos con otras personas; (e) celebración y festividades; (f) resquebrajamiento de la disciplina social (visitas, paseos y desplazamientos, …); (g) violación de medidas de distanciamiento (reuniones, transporte, tiendas, colas…); (h) apertura de aeropuertos internacionales; (i) eliminación de pesquisas activas en la comunidad; (j) débil aplicación de medidas de prevención en los centros laborales; (k) reapertura de hoteles, centros turísticos y playas; (l) no pesquisaje en centros laborales y sitios de riesgo.
Los datos se recopilaron en tablas de Excel y están almacenados en Mendeley Data con acceso abierto a la información.23 Se utilizaron los programas SPSS (V25-2017) y GraphPad Prism para el análisis de frecuencia, tablas de contingencia y la prueba Chi-cuadrado.
El estudio fue aprobado por la Vicerrectora Académica de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana y forma parte de un proyecto de la Dirección de Ciencia y Tecnología de la propia entidad. Como principio ético, desde el párrafo introductorio de la encuesta online se invitó a participar de forma voluntaria con la garantía de preservar la debida confidencialidad de la información ofrecida por los participantes.
Desde el párrafo introductorio de la encuesta se precisa su carácter anónimo y el principio de voluntariedad de la participación con la garantía de preservar la confidencialidad de la información ofrecida por los participantes.
Resultados
Los encuestados residen en todos los municipios de La Habana, principalmente en Playa, Plaza y 10 de Octubre (14 %, 13 % y 12 %, respectivamente). El 75 % son mujeres; edad promedio=44,5 años, mediana=44; moda=50 años. Cantidad de residentes en el núcleo=6898: media=3,43, moda=3. Más de 70 % son universitarios y 23 % preuniversitarios; 75 % trabaja. (Tabla 1).
Más de 88 % de los encuestados considera que la población tiene baja percepción de riesgo sobre la Covid-19 y más de 72 % cree que la gravedad de la situación epidemiológica actual de La Habana está relacionada con ello. (Tabla 2).
Se constató mediante la prueba Chi-cuadrado que entre las variables antes analizadas existen relaciones estadísticamente significativas (ꭕ2 = 401,942; p=0,000 <0,05, gl=1) y que más de 79 % coincide al afirmar que la baja percepción de riesgo de la población está directamente relacionada con la gravedad de la situación epidemiológica de la capital.
Lo mismo ocurre cuando incluye el sexo de los encuestados. En este caso la prueba Chi-cuadrado revela relaciones estadísticamente significativas para ambos sexos con la baja percepción de riesgo poblacional y su nexo con la gravedad de la situación epidemiológica; sexo femenino (ꭕ2 = 269,110; p=0,000 <0,05, gl=1) y masculino (ꭕ2= 127,437; p=0,000, gl=1)
Al incluir la edad se aprecia que 80 % de los encuestados que afirma que la percepción de riesgo de la población es baja y la gravedad de la situación epidemiológica en la capital se debe a ello, tiene más de 50 años y son mujeres. (Tabla 3).
En cuanto a las medidas de protección, más de 95 % afirma que usa el nasobuco y se lava las manos, aunque existen diferencias en la frecuencia y sistematicidad de cumplimiento de estas medidas; 50 % y 36 % respectivamente, “siempre” se cambia el nasobuco y lava las superficies, mientras que solo 8 %, 5 % y 2 %, respectivamente, “nunca” sale de casa, hace o recibe visitas. Los principales motivos para salir de casa fueron: comprar alimentos (78 %) y medicinas (36 %) o trabajar (67 %). (Tabla 4).
Los que refieren 1-3 medidas son los que menos cumplen con el uso y cambio de nasobuco; los que afirman cumplir 6-8 medidas, son los que más salen de casa, hacen y reciben visitas. Los datos revelan que al menos la mitad de los encuestados salieron dos o más veces al día de su casa y al menos 1 de cada 5 salió 3 ó más veces; más de la mitad reconoció que recibía al menos a una persona diariamente en su casa.
Los encuestados señalaron incumplimiento de medidas de protección y actitudes atribuidas al accionar social o estatal y pueden influir en la percepción de riesgo de contagio de la Covid-19, entre ellas:
Atribuidos al accionar individual (social): resistencia y/o negación de los contagiados a ingresar en centros de aislamiento; hospedaje de viajeros del exterior en casas de familiares y de alquiler; violación de las medidas de cuarentena por viajeros del exterior; ocultamiento de contactos de casos positivos; celebraciones y festividades; resquebrajamiento de la disciplina social (visitas, paseos y desplazamientos…)
Atribuidos al accionar institucional (estatal): violación de medidas de distanciamiento (reuniones, transporte público…); reapertura de aeropuertos internacionales; eliminación de pesquisas activas en la comunidad; débil aplicación de medidas de prevención en centros laborales; reapertura de hoteles, centros turísticos y playas; no aplicación de pesquisaje en centros laborales y sitios de alto riesgo; aglomeraciones públicas (colas en tiendas, bancos, trámites…).
Discusión
La práctica demuestra que cuando las personas se involucran en la adopción de decisiones vinculadas con los problemas más graves que las afectan, aumentan sus niveles de comprensión, compromiso y percepción de riesgo.24 En Cuba se constata la necesidad de intensificar las medidas para revertir la situación actual, lo que implica incrementar la percepción de riesgo en algunos segmentos poblacionales y el cumplimiento de los protocolos orientados por el MINSAP para reducir la propagación de la enfermedad y sus letales consecuencias.
El éxito para frenar la transmisión de una enfermedad contagiosa depende en parte de la apreciación precisa de los factores de riesgo personales y sociales asociados a la percepción de contagio y severidad.25 La estrategia cubana para prevenir los efectos del virus se actualiza constantemente, se apoya en su carácter intersectorial y en la activa participación de los organismos del Estado y el Gobierno, organizaciones sociales y comunitarias.26,27
Un estudio sobre la Covid-19 en seis países (China, Italia, España, Francia, Alemania y Suiza), reveló que el índice de letalidad masculino era más alto28) y aunque mujeres y hombres se infectaban por el virus en magnitudes similares, proporcionalmente morían más personas del sexo masculino de todas las edades.
En las Américas, tampoco se notificaron diferencias importantes de sexo en números absolutos de casos29) y la tasa de incidencia era mayor para los hombres de más edad (23,1 por mil de 60-69 años y 24,97 por mil para más de 70 años).
En Cuba la proporción de hombres y mujeres infectados se comporta de manera similar que en el mundo y también el índice de letalidad, superior en los hombres con 70 o más años de edad.30,31,32
Hay autores33 que señalan al sexo masculino, la edad entre 18 y 29 años, ser soltero o no tener hijos como factores de riesgo para actitudes y practicas inadecuadas frente a la epidemia, aunque elementos que no se corroboran en este estudio.
Reportes de estudios en diferentes países indican que una percepción de riesgo inadecuada está relacionada con la menor adopción de conductas o medidas preventivas de la población,34,35 resultado similar al encontrado en nuestro entorno social.
En Cuba se han adoptado medidas preventivas para evitar la pandemia; sin embargo, en abril de 2021, en medio de una escalada del número de casos positivos, el grupo temporal de trabajo para la prevención de la Covid-19 insistía en la necesidad de incrementar la percepción de riesgo en la población cubana.36
La UNICEF estudió el cumplimiento de las medidas de prevención de contagio en hogares argentinos37 y observó variaciones ya que en abril de 2020 descendió de 74 % a 52 % y 47 %, respectivamente, en julio, octubre-noviembre y en abril-mayo de 2021 ascendió a 63 %.
Un estudio en un consultorio médico cubano38) demostró que 56 % de los participantes usaba inadecuadamente la mascarilla y/o protector facial; resultado similar hallaron Villena-Prado, et al.39 en Perú donde las personas que usaban de forma inadecuada la mascarilla y no mantienen el distanciamiento social presentaban mayor riesgo de contraer la Covid-19. En un estudio anterior se mostró que la población de La Habana piensa que el incremento de casos es un fenómeno multicausal, en el cual subyacen causas atribuibles a la acción o inacción estatal y al comportamiento social.40
En el presente estudio, la mayoría de los encuestados refiere cumplir con el uso del nasobuco y el lavado de manos, pero no con el resto de las demás medidas que carecen de la frecuencia y sistematicidad requeridas.
A tono con ello, 69 % de los hombres y 73 % de las mujeres entre 31 y 60 años de edad creen que la población tiene baja percepción de riesgo sobre la Covid-19, mientras que 82 % de las mujeres entre 46 a 60 años de edad piensa de forma análoga.
Ante el aumento de los contagios y la comprensión de la población sobre los riesgos de salir a la calle, los encuestados refieren motivos plausibles por los que no han podido cumplir cabalmente con esta medida como salir a comprar alimentos y medicamentos e ir a trabajar; este resultado coincide con estudios en otros países y en Cuba,7,30 ya que las personas independientemente al reconocimiento de la posibilidad de contagio, consideran perentorias la satisfacción de esas necesidades para subsistir.
Conclusiones
El presente estudio revela que un alto porcentaje de la población encuestada refiere sentirse preocupada y reconoce la baja percepción de riesgo como una de las causas de la gravedad de la epidemia en La Habana. En general, no se cumplen con la sistematicidad requerida todas las medidas de protección dispuestas para contener la extensión del virus, lo que limita la eficacia de la prevención en estos momentos.
Se constatan situaciones y actitudes relacionadas con el incumplimiento de medidas de protección atribuidas al accionar social o estatal, que pueden influir negativamente en la percepción de riesgo de la población habanera. Teniendo en cuenta que más de dos tercios de la población encuestada refiere sentirse preocupada por la situación epidemiológica y el alto nivel de información que las autoridades sanitarias de Cuba brindan a la población, cabría esperar niveles elevados de percepción del riesgo.