Sra. editora:
Con esta carta se pretende distinguir el papel de la mujer cirujana en la sociedad cubana, tanto en el servicio asistencial como en la docencia. Su encomiable labor en ambas esferas ha contribuido a su prestigio y desarrollo en dicha especialidad a través de los años.
Las mujeres conforman más de la mitad de la población mundial; sin embargo, durante siglos, fueron relegadas al olvido. La historia de las mujeres cirujanas no escapa a esta verdad social donde las brechas de género fueron la regla y no la excepción.
Desde hace varios siglos, las mujeres han luchado, primero, por un lugar en la medicina, y después en la cirugía. Fue necesario que atravesaran barreras impensadas en el presente siglo.1,2
Elena de Céspedes nació alrededor del año 1546 en España, es la primera cirujana conocida de la historia. Tuvo que hacerse pasar por hombre para ejercer ante la imposibilidad de que una mujer pudiera ejecutar alguna profesión. Tres siglos más tarde, el Dr. James Barry fue una mujer del siglo XIX que finge ser hombre para vivir como cirujano.1
En Cuba, en el año 1889, se graduó la primera médica cubana: Laura Martínez de Carvajal, quien simboliza el esfuerzo inicial por la emancipación de la mujer en Cuba; constituye el primer precedente de la asistencia y la investigación médica cubana. Ayudó a transformar los desafíos enfrentados por las mujeres a lo largo de la historia.2
La sociedad evolucionó y las mujeres fueron ganando espacios. Hoy, la mayoría de los estudiantes que egresan de las facultades de Medicina son mujeres, pero su inserción en el campo de la cirugía es aún cuestionada.3
En España hay aproximadamente un 70 % de hombres cirujanos frente a un 30 % de mujeres. En el resto del mundo, los datos no son muy diferentes. La American Surgical Association delineó las deficiencias de diversidad, equidad e inclusión dentro de la cirugía académica y se proyectó por aumentar la diversidad en la membresía en sociedades quirúrgicas y el desarrollo del liderazgo; además definieron los roles de las mujeres cirujanas como exitosas y líderes académicas.4
En Cuba se han realizado estudios con la finalidad de identificar las diferencias entre los cirujanos y las cirujanas, se encontró que existen las mismas posibilidades para hombres y mujeres de seleccionar una especialidad médica, no se considera que unos u otros sean más aptos para desempeñar alguna en específico.3
La similitud en la satisfacción y realización profesional de hombres y mujeres cirujanos habla a favor de que a pesar de las actividades que desarrollan las mujeres en el hogar, su trabajo les reporta bienestar y posibilidades de desarrollo.3 Aunque son pocas las cirujanas en comparación con los cirujanos, está demostrado que cuando asumen esta especialidad sus resultados no son diferentes al de los hombres.
Se reconocen como características representativas del sexo femenino: sus habilidades, la flexibilidad, la organización y planificación del trabajo, sus capacidades de comunicación y de negociación y sus condiciones para el trabajo en equipo.
En Cuba, varias mujeres son presidentas de los capítulos provinciales de la Sociedad Cubana de Cirugía; en Villa Clara está dirigido por la doctora Silvia Olga González Lemus. El desarrollo de la mujer como cirujana aquí se ha enriquecido con profesionales tan talentosas como la doctora Leonila Noralis Portal Benítez, y otras que han laborado en la atención pediátrica con destacados resultados, y las que trabajan en el Hospital Universitario “Celestino Hernández Robau”, quienes a diario luchan en los salones en el tratamiento quirúrgico del cáncer. De igual forma, se han destacado en la docencia médica de pregrado y posgrado en la formación de residentes de dicha especialidad.
Los autores coinciden con un viejo proverbio referenciado por Valenzuela5: “El cirujano ideal debería tener la mente de Esculapio, ojos de águila, corazón de león y manos de mujer”. Posiblemente no se refería a las características físicas de una mujer, pero invocaba alguna característica de la naturaleza femenina; razones que reafirman las potencialidades de las féminas en los salones quirúrgicos.