INTRODUCCIÓN
Uno de los requisitos fundamentales para el éxito de la educación superior es la capacidad para reformarse a sí misma, evolucionar y ser, en buena medida, la promotora del cambio y progreso de la sociedad y de sus ciudadanos. Se trata de lograr no solo la preparación y formación de las nuevas generaciones sino, además, asegurar que puedan renovar sus conocimientos en correspondencia con la dinámica de los cambios científicos, técnicos, económicos y sociales que suceden continuamente.
La formación posgraduada puede actuar como factor multiplicador del aprendizaje permanente y reducir el tiempo para que el conocimiento recientemente generado se convierta en resultados socialmente positivos.
El empleo de la ecografía clínica se ha convertido en una herramienta fundamental en la asistencia al paciente crítico en muchos países del mundo, forma parte de los protocolos de atención de múltiples unidades de cuidados intensivos y del currículo de aquellos dedicados a la urgencia y a la emergencia, pero los autores consideran que hay mucho camino por recorrer.
La incorporación de la ecografía clínica al trabajo de los intensivistas y emergencistas constituye un problema aún sin resolver que solo puede validarse a través del desempeño, por tanto, es necesario la generación de competencias profesionales específicas para aquellos que ya tienen una calificación como especialistas o que están en proceso de adquirirlas.
Este enfoque de competencias aparece como un reclamo de los expertos para lograr una formación de los actuales y futuros intensivistas donde el desempeño en ecografía clínica básica quede demostrado y pueda ser certificado.1,2
En la actualidad, varios investigadores1,3,4 reclaman la necesidad de incorporar la ecografía clínica en el currículo de los médicos dedicados a la atención del paciente grave en Cuba; de hecho, se han dado pasos en esa dirección incluyendo la elaboración de un Programa de ecografía clínica básica.5) Sin embargo, aún no existe un sistema organizado de entrenamiento, ni de certificación y acreditación de competencias en ecografía crítica en el país.
El objetivo de este trabajo es realizar una revisión bibliográfica sobre lo más actualizado en la generación de competencias específicas en ecografía clínica, debido a su importancia para mejorar el desempeño profesional del especialista de Medicina Intensiva y Emergencias o de todo aquel médico dedicado a la atención del paciente grave.
MÉTODOS
Se realizó una revisión bibliográfica de la literatura científico-técnica nacional e internacional: libros, artículos especializados, informes, programas de estudio, guías de sociedades científicas, tesis doctorales y sitios especializados de universidades. Se accedió a libros y artículos científicos de revistas indexadas mediante las bases de datos de PubMed, Scopus, Medscape, SciELO, y Medline. Se identificaron 57 artículos que, luego de la lectura y consenso de los autores, les fueron aplicados criterios de inclusión/exclusión y quedaron seleccionados 25 artículos científicos con suficiente calidad y actualidad, en su mayoría publicados en los últimos cinco años. Se utilizó el motor de búsqueda Google académico en español y en inglés y las palabras claves: ecografía clínica, competencias, cuidados intensivos, ultrasonido de urgencia y educación médica.
DESARROLLO
La ecografía clínica
No es hasta principios de la década de los 70 del siglo pasado que empiezan a encontrarse soluciones prácticas para la introducción del ultrasonido en el campo de la Medicina. Como consecuencia de estos avances, creció la aceptación clínica de esta técnica inocua, de bajo costo y portátil que permite realizar el estudio en consultorios y en la cama del paciente. Durante el presente siglo, el ritmo de perfeccionamiento de estos medios diagnósticos empezó a responder con mayor rapidez y precisión a las demandas de los propios especialistas que los empleaban, se ganó en portabilidad, calidad de imagen, interconexión directa con el sistema internacional de redes y variantes especializadas para situaciones específicas.6
Gáldamez7 afirma: “El ultrasonido ha influido dramáticamente en la práctica de la Medicina de emergencia en el siglo XXI. Desde su introducción en el panorama médico en la década de 1950, se ha estudiado y utilizado en varios exámenes de diagnóstico y orientación de procedimientos”.
En opinión de los autores, la diferencia de fecha es irrelevante y se relaciona en alguna medida, si se parte de su empleo clínico-quirúrgico en general o se circunscribe al campo de las urgencias y emergencias médicas.
La tecnología es algo inherente a los cuidados intensivos, que no debe llegar a sustituir el método clínico, pero sí debe utilizarse como complemento.
La mayoría de la literatura revisada avala la importancia del surgimiento de la ecografía y la necesidad de que el aprendizaje comience lo más temprano posible en el pregrado; se defiende que, al menos el entrenamiento básico sea durante el inicio del programa de la residencia en cuidados intensivos.1,2,3,4,8,9
Vázquez8 et al. proponen la ecografía como una herramienta didáctica que permita la vinculación entre el conocimiento de las ciencias básicas y la aplicación clínica, desarrolla un conjunto de habilidades duraderas y de alto nivel para mejorar la atención al paciente.
Kondrashova y Kondrashov9 se refieren a la importancia del ultrasonido en el pregrado cuando muestran que la universidad comprometió activos significativos para agregar “fantomas” de ultrasonido a los laboratorios, incluidos simuladores con condiciones patológicas que permiten un enfoque realista para enseñar imágenes de ultrasonido durante los bloques clínicos.
En el caso de la ultrasonografía también se ha convertido en una importante herramienta en la asistencia al paciente crítico, forma parte de los protocolos de atención en las unidades de cuidados intensivos y ya desde el 2011, nació la idea de que debe integrarse a la formación de los especialistas en urgencia y emergencia.
En el surgimiento de la ultrasonografía de urgencia, ecografía clínica o en el punto de atención, en inglés: Point-of-Care Ultrasonography (POCUS), un balance de la situación muestra, por un lado, la necesidad del intensivista de acceder a determinados elementos imprescindibles para el diagnóstico, lo cual demanda medios técnicos para los que no tiene en muchas ocasiones, la preparación requerida. Por otro lado, está el radiólogo que domina la técnica, pero no puede direccionar e interpretar la búsqueda, sobre la base del diagnóstico y, por ende, aplicar la terapéutica necesaria.
La educación basada en competencias
El desarrollo de competencias profesionales debe tener un papel relevante en la enseñanza posgraduada por su capacidad de acercar la preparación de los profesionales a los entornos laborales. Se trata de un saber hacer que suponga mucho más que pericia ya que quien lo posee, no solo puede hacer algo bien, sino que puede explicar, justificar, emitir razones de lo que hace y posee.10
Añorga y Valcárcel11 definen como competente: “Aquella persona que posee los atributos (conocimiento, habilidades, actitudes y valores) necesarios para el desempeño de un trabajo o actividad (…) y señalan que: “La formación por competencias debe estar dirigida en su mayoría a la adquisición de experiencias prácticas, sin olvidar los temas o áreas del conocimiento que fundamentan sus acciones”.
Los autores coinciden con Aguilar y Claudio,12 cuando plantean: “Frente a una situación dada, quien tiene la competencia para actuar posee los conocimientos requeridos y la capacidad para adecuarlos a las condiciones específicas, tiene las habilidades para intervenir eficaz y oportunamente y está imbuido también de los valores que le permiten asumir actitudes acordes con sus principios y valores”.
Corral13 señala: “Un modelo de programa de enseñanza basado en competencias asumiría que la competencia profesional está presente en todos los contenidos, ya sea como modelo de la actividad profesional general, como componente de la actividad o como cualidad transversal presente en todas o algunas competencias generales, como la ética, los criterios de validez y profesionalidad o la honestidad científica”.
La preparación en competencias profesionales se aparta en alguna medida de la didáctica empleada para las competencias educativas. Se trata, en este caso, de una formación prácticamente individualizada y con un componente práctico notable. Para hacerlo más efectivo, prevalece el empleo de procedimientos donde se sustituye la didáctica pasiva por una actividad protagónica por parte del estudiante y la comprobación real de que es capaz de ejercer exitosamente la actividad.14
En correspondencia con esta dirección, se han desarrollado innovaciones de carácter didáctico que han tenido mucho éxito en asegurar que el método de enseñanza se ajuste a la creación de reales y efectivas competencias en las personas.
En varias universidades médicas del mundo se ha generalizado la formación a partir de competencias; y en otras, para desarrollar las competencias de sus profesionales, una vez egresados.
La formación basada en competencias y la educación médica
Desde la Cumbre Mundial de Educación Médica de Edimburgo en 1993 comienzan los cambios en la enseñanza médica, adquieren un papel esencial: el aprendizaje orientado a problemas, las prácticas clínicas reales, los medios, instrumentos y dispositivos necesarios, las habilidades, actitudes, aptitudes y cómo determinar si el estudiante ha adquirido realmente las competencias profesionales esperadas y el modo en que las aplica.
Bonal15 en un artículo de revisión plantea: “En la formación por competencias ya se transita hacia las actividades profesionales encomendables y constituye un novedoso enfoque en la educación médica contemporánea, aplicable no solo a pregrado, sino también a posgrado, especialidades médicas-quirúrgicas, tecnologías de la salud, enfermería y otras”.
En la educación médica superior, las competencias deben surgir a partir de los problemas profesionales y de la salud de la población que deben enfrentar los egresados desde la formación y con posterioridad como entes activos de la sociedad.16
Salas Perea y Salas Mainegra17 publican en el 2022 un libro que tiene como propósito trazar las guías de estudio sobre los procesos docentes educativos y la formación de competencias profesionales en el sector de la salud.
Alcalde y Zelada18 conceptualizaron: “Las competencias profesionales especializadas en cuidados posoperatorios para especialistas en MIE es el sistema de conocimientos, habilidades, actitudes y valores que desde una formación permanente y continuada se pone en funcionamiento en el contexto laboral para la toma de la decisión oportuna y precisa, que posibilita brindar solución al problema práctico concreto, donde intervienen capacidades socioafectivas, cognoscitivas, psicológicas, sensoriales y motoras”.
Cruz19 propone una metodología para la formación de competencias laborales en los futuros especialistas a partir de las insuficiencias que presentan en el desempeño laboral los médicos residentes de Medicina Natural y Tradicional, sustentada teóricamente en el enfoque de la formación basada en competencias en el contexto de la educación médica superior.
Escobar20 afirma: “El diseño curricular basado en competencias profesionales, constituye un proceso impostergable y complejo de transformación, redimensionamiento y perfeccionamiento curricular sobre el cual las autoridades nacionales pertinentes del Ministerio de Salud Pública de Cuba deben meditar con inmediatez para que la educación médica pueda contribuir a la optimización de la calidad de la formación universitaria en educandos y docentes, con vistas a que los nuevos resultados sean superiores a los habituales”.
Las competencias en ecografía clínica y la Medicina Intensiva y Emergencias
Los autores consideran las competencias en la interpretación de la ecografía clínica como un conjunto de conocimientos científicos, habilidades y destrezas prácticas, actitud profesional, valores y emociones que se desarrollan para mejorar el desempeño del médico intensivista y la atención médica al paciente grave y debe llevar un proceso de acreditación y certificación.
La incorporación de la ecografía clínica al programa de la residencia de Medicina Intensiva y Emergencias es un proceso que debe analizarse desde el punto de vista didáctico con la introducción de innovaciones educacionales que han demostrado excelentes resultados. Es la formación basada en competencias el método recomendado porque favorece el desempeño profesional y garantiza la profesionalización.
En Cuba se ha considerado que el currículo de la especialidad de MIE necesita renovación y actualización y que debe establecerse un currículo basado en competencias profesionales.21
En opinión de los autores existen algunas insuficiencias específicas en el campo profesional de los futuros egresados de la especialidad de MIE relacionadas con la adquisición de competencias en materia de ecografía clínica. No existe un proceso de aprendizaje uniforme en todas las unidades de cuidados intensivos del país, la capacitación del personal no es constante, por lo que se deben elaborar guías y protocolos nacionales y así unificar el aprendizaje en ecografía crítica, siempre desde la óptica de la educación basada en competencias y que lleve implícito un proceso de acreditación y validación, para lo cual es necesario el intercambio con otras instituciones.
Basados en la experiencia de varias sociedades internacionales de medicina crítica que han incorporado estas competencias a la formación del profesional dedicado a la atención del paciente grave, los autores consideran que desde el primer año de la residencia deben exigirse e incluirlas dentro de las habilidades básicas a demostrar por el intensivista en formación. Debe implementarse un programa debidamente estructurado y avalado por la vasta experiencia que existe en el país.
Rojas2 hace una propuesta interesante con el objetivo de: “superar la heterogeneidad de los estudios y fortalecer la cooperación entre intensivistas, cardiólogos y radiólogos, para crear las bases para el futuro entrenamiento en ultrasonografía” en la preparación del futuro especialista en cuidados intensivos”.
Smith22 recomienda las destrezas que deben adquirir distintos grupos de profesionales, tanto los familiarizados con el uso del ultrasonido como los más inexpertos, ya que el conocimiento clínico y la práctica supervisada en el uso del equipo, podría convertir a un profesional inexperto en uno muy valioso, a largo plazo.
Ayuela23 ofrece un documento de consenso para la formación en ecografía clínica en medicina intensiva y afirma que: “El módulo de formación y aprendizaje requiere un proceso estructurado dentro de la especialidad”.
El Grupo Nacional de Medicina Intensiva y Emergencias y la Sociedad Cubana de Medicina Intensiva y Emergencias han considerado incorporar al programa de la especialidad la ecografía del paciente crítico como una habilidad que deberán poseer sus especialistas.24 Sigue siendo el punto crítico, encontrar las vías didácticas más efectivas para que los intensivistas adquieran estas competencias y desde la superación permanente y continuada lleguen a dominar completamente el empleo de la ecografía clínica en las condiciones específicas de la Medicina Intensiva y Emergencias (MIE) en Cuba.
Los autores coinciden con Abdo y Blanco1 cuando plantean que: “La principal limitante para su implementación ha sido la identificación como problema científico y la carencia de un programa diseñado desde estructuras centrales (…), aunque no exista (por el momento) toda la tecnología necesaria”.
Nunca los costos en equipamiento superarán el beneficio que van a tener los pacientes y el desempeño profesional del personal médico dedicado a la atención del paciente grave.25
En la sistematización realizada se ha podido estudiar un número de artículos relacionados con la importancia y la necesidad del enfoque basado en competencias en la educación médica cubana; así como de las específicas en ecografía, destinadas no solo a intensivistas en ejercicio, sino también como parte de los planes de estudio de las especialidades médicas y de la formación de pregrado.
En la educación basada en competencias en ecografía clínica, tanto los gobiernos como las universidades públicas y privadas, los propios fabricantes y desarrolladores incluyen variantes de todo tipo, posibilidades y costos, incluyendo la educación a distancia. También se han habilitado las opciones de certificación para aquellos que han conseguido el dominio de la técnica por su propio esfuerzo. Las ventajas están demostradas y no son objeto de cuestionamiento. Hay consenso internacional sobre cómo llevar a cabo esta preparación y las maneras en que esta puede acreditarse, lo que incluye a todos aquellos que se hayan habilitado por cuenta propia y deseen o necesiten este requisito.
CONCLUSIONES
La ausencia del enfoque por competencias en la enseñanza y aprendizaje de la ecografía clínica constituye una barrera para lograr la generalización de esta técnica en las unidades de cuidados intensivos y áreas de emergencias. La utilidad y necesidad de este enfoque debe extenderse a todos los territorios del país y hacer sostenible su realización y continuidad en el tiempo, a través de la educación permanente y continuada. Esta preparación constituye una necesidad inaplazable ya que, en poco tiempo, ningún médico intensivista será considerado bien preparado, si no está certificado en dichas competencias.