INTRODUCCIÓN
En diciembre de 2019 la Provincia de Hubei, en Wuhan, China, se convirtió en el epicentro de un brote de neumonía de causas desconocidas.1 Un grupo de pacientes se presentó en diferentes hospitales con diagnóstico de neumonía de etiología no conocida. La mayoría fueron vinculados epidemiológicamente a un mercado mayorista de pescados, mariscos y animales vivos y no procesados en la Provincia de Hubei.2,3
El primer informe de caso en el continente americano surgió el 19 de enero de 2020 en el Estado de Washington, en los Estados Unidos: un paciente masculino de 35 años de edad, con una historia de tos y fiebre, acudió a un centro de salud y solicitó atención médica; en sus antecedentes estaba un viaje de visita familiar a Wuhan, China.4 Asimismo, el 24 de enero se informó el primer caso de COVID-19 en Europa, específicamente en Bordeaux, Francia, de una paciente con historia reciente de haber visitado China.5 El 26 de febrero de 2020 el Ministerio de Salud de Brasil informó el primer caso de COVID-19 en Suramérica: un hombre de 61 años, de São Paulo, con historia reciente de viaje a Lombardía, Italia, presentó síntomas leves y fue sometido a cuarentena.6
En Cuba, en diciembre de 2019, se organizaron el país y el Sistema de Salud con la finalidad de prepararse para la respuesta nacional. En marzo de 2020 el diagnóstico de los primeros casos dio inicio al plan de acción para el enfrentamiento a la COVID-19.7
El grado de vulnerabilidad de la población en general y en particular de los adolescentes ante este virus está en función de los comportamientos que demuestran eficacia en la prevención y el control de la COVID-19, sumada a la susceptibilidad o las fortalezas inducidas por los cambios de algunos factores sociales y demográficos, el microambiente familiar, las políticas socioeconómicas y el grado de conocimiento que poseen sobre el nuevo coronavirus, el Sars-CoV-2.8
El trabajo realizado propició disponer de un instrumento que contribuye a su preparación sobre el tema y a trazar acciones educativas dirigidas a la prevención, todo desde la perspectiva de la promoción de salud. Este trabajo tiene como objetivo evaluar el desarrollo de acciones educativas dirigidas a la prevención de la COVID-19 en adolescentes basadas en las necesidades de aprendizaje.
MÉTODOS
Se realizó un estudio no observacional, cuasiexperimental, tipo antes-después, sin grupo control, mediante una intervención educativa (Anexo 1) en adolescentes del Municipio de Quemado de Güines, de la Provincia de Villa Clara, durante el período de 2019 a 2020. La población estuvo conformada por 102 adolescentes seleccionados a través de un muestreo no probabilístico por criterios.
Criterios de inclusión:
Disposición de participación (con autorización de sus padres o tutores)
Ausencia de trastornos físicos o mentales que imposibilitaran la recolección de la información
Edad entre los 12 y los 16 años
Residentes permanentes en la comunidad en el momento del estudio.
Criterios de exclusión:
Métodos
La investigación se desarrolló durante tres períodos predefinidos: un primer momento de diagnóstico para identificar las necesidades de aprendizaje, un segundo dedicado a la intervención en el que la metodología utilizada está basada en aportes de la educación popular, las técnicas educativas que tienen un soporte científico y los grupos operativos del Centro de Formación e Investigaciones “Marie Langer” de Madrid, España, del programa “Como planear mi ida”, creado para el desarrollo de los jóvenes por el Center for Population Optiones y adaptado para la juventud latinoamericana. Se distingue, además, por el desarrollo de sesiones que fomentan la participación grupal, dirigidas por los autores de la presente investigación, y el último momento encaminado a evaluar el impacto de la intervención.
Primera etapa
Etapa diagnóstica: la recolección de los datos se realizó mediante una encuesta que fue realizada por los autores de la investigación y evaluada por un comité de expertos pertenecientes al Comité de Ética y al Consejo Científico del Municipio y aplicada a los adolescentes el día que se inició el estudio. La encuesta inicial permitió valorar el nivel de información y las necesidades de aprendizaje sobre la prevención de la COVID-19. La encuesta fue leída y explicada con detenimiento a cada uno de los adolescentes con el fin de garantizar una adecuada comprensión.
La encuesta aplicada inicialmente permitió determinar el nivel de información sobre las medidas higiénico sanitarias en la prevención de la COVID-19, entre las que se distinguen el uso correcto del nasobuco, el lavado correcto de las manos, el distanciamiento físico, las formas de saludo y la desinfección de las superficies en el hogar y la escuela. Se consideraron tres niveles de información: alto, medio y bajo. Después de la intervención se evaluó nuevamente el nivel de información con la misma encuesta.
Segunda etapa
Etapa de intervención: para la realización de la investigación fueron conformados ocho grupos, siete con 14 integrantes cada uno y uno de solo cuatro integrantes, seleccionados de forma aleatoria. Primeramente, los adolescentes fueron reunidos en su totalidad para ratificar su disposición, se les explicó el objetivo de la investigación, se les comunicaron el cronograma de la intervención educativa por sesión, el lugar y el horario de la realización de las acciones educativas. Se utilizó un lenguaje claro, sencillo y de fácil comprensión, sin abusos de términos médicos. Además, se coordinó con los padres o tutores de los participantes para que recordaran a los adolescentes el cronograma de actividades.
Se aplicó la intervención educativa durante seis semanas mediante encuentros asociados a técnicas de participación grupal, con un tiempo de duración promedio de 30 minutos cada uno.
El primer encuentro abordó las generalidades de las medidas higiénico sanitarias en la prevención de la COVID-19, el segundo el lavado correcto de las manos, el tercero el distanciamiento físico, el cuarto las formas de saludo y el quinto la desinfección de las superficies en el hogar y la escuela. Se seleccionaron locales con la adecuada ventilación e iluminación y se cumplió con los principios emanados en el Código de Vida.
Tercera etapa
Etapa de evaluación: para evaluar la variación antes y después de la intervención se aplicó el cuestionario al término de las acciones educativas implementadas y se diseñó una base de datos con paquetes comerciales Microsoft Office 2003 y SPSS-PC V15.0 soportados sobre Windows en una microcomputadora personal en la que se reflejaron las variables correspondientes. Aplicando técnicas de la estadística descriptiva se confeccionaron tablas y gráficos en los que se expresan los valores en frecuencias absolutas y por cientos.
Esta investigación, aprobada por el Comité de Ética de la institución, que incluyó sujetos humanos, se realizó de acuerdo a cuatro principios éticos básicos de la Declaración de Helsinki de 1964, enmendados por las Asambleas Mundiales de Tokio (1975), Venecia (1983) y Hong Kong (1989) y al cumplimiento de la Ley de Salud Pública en su Artículo 54: el respeto a las personas, la beneficencia, la no-maleficencia y el de justicia.
Es preciso mencionar como limitación en la investigación la falta de estudios previos sobre el tema con base en el Código de Vida.
RESULTADOS
Se estudiaron 102 adolescentes, 50 masculinos (49,0%) y 52 femeninas (51,0%). Quedaron más representados los adolescentes de 13 años (25,5%), los de 14 (24,5%), los de 12 (20,6%) y los de 16 años (12,7%). Según la escolaridad y acorde a su edad la mayoría (70,6%) habían terminado la secundaria básica y el 29,4% el preuniversitario.
Se encontró un bajo nivel de información sobre el uso correcto del nasobuco en la prevención de la COVID-19 previo a la intervención 28,4% (29), que creció hasta un 90,1% (92) posterior a la misma (Tabla 1).
Tabla 1 Adolescentes según el nivel de información sobre el uso correcto del nasobuco antes y después de la intervención
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El 27,4% (27) de los adolescentes estudiados presentaron un bajo nivel de información sobre el lavado correcto de las manos para contener el contagio de la COVID-19 antes de la intervención educativa, mientras que posteriormente fue del 93,1% (95) -Tabla 2-.
Tabla 2 Adolescentes según el nivel de información sobre el lavado correcto de las manos antes y después de la intervención
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Previo a la intervención el 16,9% (20) de la población estudiada mostró un nivel bajo de información sobre la importancia del distanciamiento físico en la prevención de la COVID-19. Posterior a la intervención fue del 95,0% (97) -Tabla 3-.
Tabla 3 Adolescentes según el nivel de información sobre el distanciamiento físico antes y después de la intervención
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El 32,3% de los adolescentes estudiados presentó un nivel bajo de información sobre las formas de saludo en la prevención de la COVID-19 antes de la intervención, posteriormente creció hasta el 89,2% (91) -Tabla 4-.
Tabla 4 Adolescentes según el nivel de información sobre las formas de saludo antes y después de la intervención
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Antes de la intervención el 36,2% (37) de la población estudiada mostró un nivel bajo de información sobre la desinfección de superficies en el hogar y la escuela en la prevención de la COVID-19. Al término de la intervención se elevó hasta 90,1% (92) -Tabla 5-.
Tabla 5 Adolescentes según el nivel de información sobre la desinfección de las superficies en el hogar y la escuela en la prevención de la COVID-19 antes y después de la intervención
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La Tabla 6 muestra que previo a la intervención el 37,2% (38) de la población estudiada mostró un nivel bajo de información sobre las medidas higiénico sanitarias en la prevención de la COVID-19. Después de la misma el 91,1% (93) alcanzó un nivel alto.
Tabla 6 Nivel de información sobre las medidas higiénico sanitarias en la prevención de la COVID-19 antes y después de la intervención
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Estos resultados se atribuyen al impacto favorable de la intervención educativa sobre el nivel de información en los adolescentes como herramienta para el enfrentamiento a la COVID-19 en este grupo poblacional de gran vulnerabilidad.
DISCUSIÓN
Esta investigación fue desarrollada en condiciones reales y en contextos similares, promueve la prevención de la COVID-1 entre los adolescentes, favorece una mejor calidad de vida, incrementa la cultura general sobre los factores de riesgo y eleva su nivel de educación sanitaria sobre esa problemática, contribuye a reducir la tendencia creciente de riesgos de enfermar y permite el desarrollo de comportamientos más responsables, lo que influye en la salud de este grupo poblacional, en su familia y en la sociedad en general.
En este trabajo se ofrecen, con calidad, conocimientos sobre el Código de Vida, necesidad que emerge en este grupo poblacional. Al respeto un grupo de investigadores peruanos informaron que la utilización de mascarillas en la población general como medida de prevención para la COVID-19 aún es heterogénea según algunos países. Pese a esto la Organización Mundial de la Salud aconseja el uso de mascarillas en personas sintomáticas o que estén expuestas a personas infectadas.9
La buena técnica del lavado de manos implica limitar, en la medida de lo posible, la transferencia de microorganismos patógenos de una persona a otra. Es un proceso en el que intervienen medios mecánicos y químicos que destruyen los gérmenes patógenos que son imprescindibles controlar para evitar la aparición de infecciones nosocomiales. Si se conoce la epidemiología teórica de estas infecciones se puede actuar con una correcta higiene de manos.10
El término distanciamiento físico debe utilizarse con el propósito de que las personas permanezcan conectadas con su medio social. El distanciamiento social usualmente expresa algún tipo de individualismo, la desconexión social y a menudo la exclusión; durante un tiempo en el que hay mucha ansiedad preservar las conexiones sociales nunca ha sido más importante.11,12 Como el ser humano es un ente biopsicosocial en el que juegan un papel imprescindible la salud física y la psicológica y el hecho de vivir en sociedad, se recomienda el uso del término distanciamiento físico, que se refiere estrictamente a mantener la distancia de dos metros entre personas que deben seguir interactuando con el medio que las rodea y en contacto con sus familiares y amigos para evitar, en gran medida, la incidencia de enfermedades mentales sobre añadidas a la actual pandemia.11,13
Un estudio sobre la adopción de cambios de conductas centrada en adolescentes muestra un impacto positivo en la salud de este grupo poblacional, integral e integrada, con enfoque biopsicosocial, sistémico y constructivista, y considerando los determinantes de salud y del curso de vida.14 Bajo esta perspectiva el autor considera importante asociar las formas de saludo como conductas aprendidas en esta etapa de la vida como parte importante del perfil de salud del adulto y que muchas enfermedades del adulto se han originado en el comportamiento adquirido en esta etapa del curso de vida; la intervención educativa en esta fase es la que produce un mejor impacto preventivo.
Investigadores cubanos, en relación con la participación social y a las prácticas juveniles en tiempos de la pandemia de la COVID-19, destacan la desinfección de las superficies en el hogar y en los lugares de trabajo y estudio.
El período de aislamiento significó una impronta en la vida cotidiana de los adolescentes y los jóvenes y les exigió buscar otras formas de ser, de pensar, de relacionarse y de proyectarse el futuro.15) A pesar de los impactos negativos de la pandemia, de la sensación de pérdida, de los sentimientos de incertidumbre, del aplazamiento de proyectos y de la complejización del día a día y de la convivencia, a nivel de la subjetividad, han tenido lugar cambios positivos que refuerzan valores de solidaridad, orientaciones prosociales y cuestionamientos del sistema-mundo.16 Los jóvenes perciben cambios en su concepción del mundo y se ha despertado el interés por el bienestar social, familiar e individual y se valorizan áreas de la vida que antes estaban naturalizadas o invisibilizadas como la salud, la familia, los afectos, el trabajo y el uso adecuado del tiempo.15
CONCLUSIONES
Se produjeron cambios favorables en el grupo de estudio después de las acciones educativas desarrolladas, basadas en el modelo de habilidades para la vida, resultados que indican su efectividad, lo que licita su uso en condiciones reales y otros contextos similares con vistas a generar cambios y modificaciones en los factores generadores de conductas de riesgo en adolescentes en tiempos de pandemia.