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Revista Cubana de Enfermería
versão On-line ISSN 1561-2961
Rev Cubana Enfermer v.17 n.1 Ciudad de la Habana jan.-abr. 2001
Efemérides
17 de noviembre
1976 Se constituye la Sociedad Cubana de Enfermería, integrada su primera Directiva por las siguientes enfermeras: Jovita Páez Armenteros, Presidenta; Onelia Espinosa Ramos, Vicepresidenta; Nilda Bello Fernández, Secretaria; Marta Caballeiro Melo, Vicesecretaria; Gladys Cantón Blanco, Tesorera; Gloria Cueto Rodríguez, Esperanza Ortiz García, Dalila Pérez Alsina, Angela Garrido Viera y Alba Avilés Moreno, Vocales.
22 de noviembre
1933 Fue nombrada la enfermera María Luisa Aguirre Areantes como Superintendente de la Escuela de Enfermeras del Hospital General de Santiago de Cuba, en la antigua provincia de Oriente. Se había graduado en 1905 y al año siguiente había ocupado una plaza de enfermeras en este hospital. Ese propio año, el gobierno de Panamá solicitó los servicios de una enfermera cubana para que ocupara la Dirección de la Escuela de Enfermeras del Hospital Santo Tomás, y el gobierno cubano la envió a ella. Más tarde, en 1926, el gobierno guatemalteco hizo igual solicitud y fue de nuevo propuesta María Luisa, quien rehusó por razones de salud.
5 de diciembre
1933 Decreto Ley No. 2990, que dispone la creación del Colegio Nacional de Enfermeras de Cuba.
7 de diciembre
1918 Fallece Victoria Brú, Superintendente y Profesora de la Escuela de Enfermeras de Cienfuegos, a los 42 años (había nacido en Managua, en 1876), quien se encontraba de licencia cuando la epidemia de influenza que atacaba al país comenzó a hacer grandes estragos entre la población cienfueguera. Hasta su retiro llegaban las noticias de las víctimas que hacía la terrible epidemia. El hospital estaba lleno de enfermos y el trabajo era por tanto excesivo. En los barrios pobres de la ciudad la enfermedad cobraba más víctimas y eran más terribles sus efectos. Ante tan dramática situación, Victoria Brú abandonó voluntariamente su licencia y fue a ocupar su cargo e iba con sus alumnas en una ambulancia a prestar asistencia y llevar socorros a las familias necesitadas.
En algunas casas, todos estaban en cama. Así adquirió la influenza Victoria Brú, quien falleció víctima del cumplimiento de su deber. La ciudad entera de Cienfuegos, que conocía sus obras de caridad, le demostró su admiración y respeto en su sepelio, que constituyó una verdadera muestra de duelo popular. Los periódicos de la localidad le dedicaron, con motivo de su sentida muerte, páginas enteras y en el Hospital de Cienfuegos, para perpetuar su memoria, una sala de enfermeras lleva su nombre y tiene a la entrada una placa conmemorativa.