INTRODUCCIÓN
En el ámbito hospitalario, es usual el contacto persistente con desechos infecciosos como sangre, objetos punzocortantes, productos farmacéuticos, sustancias radiactivas y dispositivos médicos potencialmente peligrosos.1 El manejo inadecuado de los residuos sanitarios es una de las mayores preocupaciones; constituye uno de los principales riesgos de contaminación ambiental y es peligroso para los profesionales de la salud.2) Uno de los riesgos más importantes que corre el personal de salud, es la lesión ocasionada por cortes hechos por objetos punzocortantes, especialmente, las enfermeras, laboratoristas y paramédicos, debido a pinchazos de agujas. Esto, muchas veces se debe a un inadecuado manejo y almacenamiento de los desechos hospitalarios. 3
Las lesiones por objetos punzocortantes traen como consecuencia, riesgo de adquirir infecciones por patógenos transmitidos por la sangre, como la hepatitis B, hepatitis C y el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).4 Al respecto, se dispone de poca información sobre los factores de riesgo en países en desarrollo.5 Los hospitales carecen de equipos de seguridad que influyen en ello, unido al bajo gasto en servicios de salud y seguridad, salud ocupacional y en la manera de proteger al personal de salud ante las lesiones.6 El subregistro y el uso inadecuado de barreras protectoras pueden aumentar el riesgo de accidentes biológicos.7
Entre los escasos estudios realizados, ninguno de ellos se centró específicamente, en los factores de riesgo de lesiones por pinchazo de aguja entre el personal médico.3,4 El objetivo de este estudio es describir las modalidades causantes de lesión por pinchazo de aguja y las medidas de prevención tomadas para la protección de los trabajadores de salud.
MÉTODOS
Diseño y área del estudio: Se realizó un estudio de corte transversal utilizando una encuesta en línea (Google formularios); la población estuvo constituida por trabajadores de la salud del Hospital Almanzor Aguinaga Asenjo y el Hospital Regional Lambayeque, ambos ubicados en Chiclayo, Perú.
Población y muestra: Se encuestaron 74 trabajadores de salud de los servicios: laboratorio, enfermería de la unidad de cuidados intensivos, hospitalización y cirugía, de febrero 2020 a febrero 2021. Se incluyeron solo los trabajadores de salud que desearon participar, a conveniencia de los investigadores.
Variables e instrumentos: Se aplicó un cuestionario previamente validado por expertos (cinco expertos del área de medicina intensiva y laboratorio); estos evaluaron las preguntas en su aspecto formal, fondo con pertinencia, claridad y relevancia de las preguntas.
El cuestionario contiene 24 preguntas diseñadas por los investigadores e incluyen características sociodemográficas (tres preguntas) y se evalúan conocimientos y actitudes frente a la lesión por pinchazo de aguja (24 preguntas). No se recopilaron datos de identificación y las respuestas fueron anónimas; se excluyeron los cuestionarios incompletos.
Procedimientos: Las encuestas a los participantes fueron enviadas por correo electrónico y otros medios de comunicación digitales; después de haberles explicado el objetivo del estudio, completaban la encuesta.
Análisis estadístico: Se analizaron los datos con estadística descriptiva (medias, intervalo de confianza) y análisis bivariado (correlación de Spearman); para el análisis estadístico se utilizó InfoStat 2019.
Aspectos éticos: Este estudio fue aprobado por el comité de ética de la Universidad Nacional de Ucayali y los procedimientos seguidos fueron de acuerdo con la declaración de Helsinki. Se obtuvo el consentimiento informado aceptado por los participantes.
RESULTADOS
La edad media de los 74 encuestados fue de 28,9 años (IC 95%: 27,38; 30,51). La mayoría de los encuestados fueron mujeres 42 (56,8 %), mientras que 32 (43,2 %) fueron varones. De los 74 encuestados, 45 (60,8 %) eran laboratoristas, 10 (13,5 %) enfermeras, 8 (10,8 %) estudiantes de medicina, 7 (9,5 %) médicos cirujanos, 2 (2,7 %) cirujanos dentistas, 1 (1,4 %) obstetra y 1 (1,4 %) químico farmacéutico.
Respecto al uso de guantes, 56 (75,7 %) de los encuestados, respondieron que sí, frente a 5 (6,8 %) que no usan guantes, y 13 (17,6 %), algunas veces. En cuanto a las lesiones, 42 (56,8 %) alguna vez ha tenido una lesión por pinchazo de aguja, mientras 32 (43,2 %) no sufrió lesiones. La severidad del pinchazo de aguja fue leve en 38 (51,4 %) de los casos, 5 (6,8 %) fue moderada y 31 (41,9 %) no tuvo lesión. Según el momento en el que se produjo el suceso: 22 (29,7 %) de las lesiones sucedieron durante un procedimiento, 10 (13,5 %) durante la eliminación del punzocortante, 10 (13,5 %) durante un procedimiento antes de la eliminación del punzocortante y 32 (43,2 %) no tuvieron lesiones.
En cuanto a las partes del cuerpo lesionadas por pinchazo de aguja, 38 (76,19 %) de los casos fue en los dedos, 8 (19,05 %) en las manos, 1 (2,38 %) en el brazo, 1 (2,38 %) en el torso.
La mayoría de las lesiones ocurrieron al reencapuchar la aguja, 15 (20,3 %), seguido por la extracción de sangre venosa 14 (18,9 %), durante el movimiento repentino del paciente 9 (12,2 %), por una inyección 5 (6,8 %), sutura 3 (4,1 %) y en menor cantidad, durante la extracción de sangre arterial 1 (1,4 %), corte 1 (1,4 %), preparación del medicamento 1 (1,4 %), sala de operación 1 (1,4 %), y 31 (43,2 %) de los casos no sufrieron lesiones.
La mayoría de los encuestados opina, que ante una lesión por pinchazo de aguja se debe lavar inmediatamente con agua y jabón, 60 (81,1 %); 38 (51,4 %) aplican antiséptico a la herida; 32 (43,2 %) permiten que la herida sangre; 25 (33,8 %) se realizaría una prueba de VIH, sífilis y hepatitis B; 17 (23 %) usarían solución de yodo; 15 (20,3 %) opinan que se debe buscar profilaxis posexposición; 14 (18,9 %), que se debe aplicar presión a la herida; 8 (10,8 %), cubrir la herida con curita o gasa; 7 (9,5 %) respondieron que se debía tomar anti-toxoide tetánico y 1 (1,4 %), realizarle pruebas rápidas al paciente.
Respecto a los factores que determinan la posibilidad de infección: 33 (44,6 %) respondió que está determinada por el volumen del fluido transfundido, la concentración y la viabilidad el virus; 40 (54,1 %) opinan que es por el tipo de accidente, el estado inmunológico del paciente, el tipo de fluido transfundido; 32 (43,2 %) respondieron que es por el estado inmunológico, el volumen del fluido transfundido, el diagnóstico del paciente y 26 (35,1 %), por el tiempo de exposición ante el fluido de un paciente infectado.
Opinan los encuestados, que según el protocolo de manejo de accidentes con punzocortantes del hospital, después de haber sufrido un accidente por pinchazo de aguja: acudiría a un servicio de salud ocupacional, 22 (29,7 %); al servicio de infectología, 22 (29,7 %); al tópico, 17 (23 %); al servicio de bienestar del personal el 2 (2,7%) y 11 (14,2 %) declararon no tener protocolo. La tabla 1 contiene las actitudes ante accidentes por pinchazos de aguja.
Los varones reportaron en menor cantidad, haber tenido accidentes con punzo cortantes (r: -0,17), y menor severidad que las mujeres (r: -0,14). Estas dijeron usar con mayor frecuencia los desinfectantes, con relación a los varones (r: -0.30), quienes reportaron trabajar con mayor rapidez (r: 0,16); por encima del número de mujeres, dijeron aceptar ir a una capacitación sobre manejo de residuos (r: 0,18).
El uso de guantes fue un factor protector para evitar lesiones (r: -0,18) o para la severidad de la lesión (r: -0,16). Los participantes que reportaron usar guantes dijeron mantener mayor calma ante la lesión (r: 0,17), y aceptaron ir a una capacitación (r: 0.20) frente a quienes no usaban guantes. La severidad de la lesión por pinchazo de aguja influenció en acudir al tópico (r: 0,23). El haber tenido una lesión (r: 0,17) y su severidad (r: 0,18) influyeron de manera negativa en la asistencia a una capacitación sobre manejo de residuos.
DISCUSIÓN
Los trabajadores de salud están expuestos a un mayor riesgo de contraer infecciones por virus, debido a la exposición ocupacional a infecciones transmitidas a través de la sangre por medio de pinchazo de aguja.3) El riesgo de contraer VIH después de una exposición percutánea a la sangre, es de 0,3 % y 0,09 %. 8) El uso de profilaxis posterior a la exposición oportuna, luego de la exposición con aguja a fluidos corporales de alto riesgo puede disminuir de manera significativa la tasa de transmisión de VIH a nivel ocupacional.3
El uso de guantes es una importante barrera de protección al estar en contacto con fluidos corporales;5 en el presente estudio, el 75,7% de los encuestados reportaron usar guantes durante los procedimientos; el 54,8 % ha experimentado alguna vez, una lesión por pinchazo de aguja; datos similares (61%) fueron reportados por Inga y colaboradores.10 En diversas regiones de Perú se han publicado estudios sobre lesiones por pinchazo de aguja (38 %) y en Lima se ha afectado el 57 % del personal de salud por esta causa. No se encontraron estudios llevados a cabo en el norte del país.
Una variedad de procedimientos puede ser causa común de lesiones por pinchazo de aguja; en este estudio, la causa más común fue al reencapuchar la aguja (20,3 %).11,12) En un estudio se reportó una incidencia de 42 % de lesión después del uso de la aguja y antes de su eliminación, esto podría deberse a que existe falta de conocimiento en las prácticas de eliminación de objetos cortopunzantes.8 9
Trabajar muchas horas también fue un factor de predicción significativo del riesgo de lesiones, pero no se ha relacionado directamente con la aparición de lesiones por pinchazo de aguja.13) El trabajo bajo presión, no fue factor de riesgo en este estudio.
Se sabe que la profilaxis posterior a la exposición es crucial para reducir el riesgo de contraer VIH.14 A pesar de esto, en nuestro estudio solo el 18,9 % opina que se debería buscar tratamiento posexposición, esto podría deberse a que no cuentan con conocimientos adecuados en bioseguridad 10 y no existen estrategias que velen por esto.15
Ante una lesión por pinchazo de aguja se debe inducir inmediatamente al sangrado (presionar la herida y enjuagar con abundante agua), en caso de exposición a las membranas no se recomienda frotar, ya que se podría inocular el virus en los tejidos.8) En nuestro estudio, la mayoría de los encuestados (66,2 %) está de acuerdo en inducir el sangrado de la herida, el 81,1 % en lavar la herida con agua y jabón, y el 95,9 % concuerda en asistir a una capacitación para la prevención de pinchazo de aguja.
El cuestionario tuvo carácter anónimo, para que los participantes pudieran responder sin preocuparse por estar vinculados a sus propias respuestas, contribuyendo a la precisión de sus respuestas. Debido a la participación voluntaria en el estudio, no se puede descartar cierto grado de sesgo de selección, porque las personas que han sufrido lesiones por pinchazos de agujas podrían haber estado ansiosas por participar.
Existe un escaso conocimiento en medidas de bioseguridad en trabajadores de salud en el Perú, esto puede verse relacionado con los resultados obtenidos en este estudio.16,17) El reporte de lesiones por parte de los trabajadores de salud esta subestimado, por lo que el problema es mayor aún, ya que como muestra este estudio, el reportar la lesión podría conllevar a llevar un tratamiento posexposición, produciendo más estrés en los trabajadores de salud.
CONCLUSIONES
Las principales modalidades causantes de pinchazo de aguja encontradas en este estudio fueron: al reencapuchar la aguja, extracción de sangre venosa, durante el movimiento repentino del paciente, durante una inyección, durante sutura.
Una capacitación continua, el uso de equipos de protección personal y seguir las pautas de eliminación adecuada de los objetos cortopunzantes, ayudarían a prevenir las lesiones por pinchazo de aguja en trabajadores de salud y por ende, evitar la transmisión de infecciones a través de sangre percutánea. Dispositivos más seguros (agujas retráctiles) debían usarse en la práctica diaria, muchas veces, estos no se emplean debido a su elevado costo y difícil acceso en algunas regiones de Perú.