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Revista Cubana de Salud y Trabajo

versão On-line ISSN 1991-9395

Rev. cuban. salud trabajo vol.24 no.1 La Habana jan.-abr. 2023  Epub 01-Abr-2023

 

Artículo original

Afectividad y estrés en trabajadores de un laboratorio de Biología Molecular en Cuba durante la pandemia de COVID-19

Affectivity and Stress in Workers of a Molecular Biology Laboratory in Cuba During the COVID-19 Pandemic

0000-0001-7655-100XAriel Cruz Hernández1  , 0000-0003-2479-9227Arlene Oramas Viera2  3  * 

1Facultad de Psicología, Universidad de La Habana. Cuba.

2Instituto Nacional de Salud de los Trabajadores. La Habana, Cuba.

3Universidad de Ciencias Médicas de La Habana. Cuba.

RESUMEN

Introducción:

El estado afectivo emocional de las personas en una organización laboral es un indicador del ambiente psicosocial laboral. La pandemia de COVID-19 ha generado cambios en las condiciones de trabajo y esto impacta a nivel individual y organizacional.

Objetivos:

Describir las dimensiones afectivas que caracterizan el ambiente emocional en una organización laboral y diagnosticar el nivel de síntomas de estrés en dicho centro.

Métodos:

Estudio descriptivo con un diseño transversal en los 30 trabajadores del centro. Se utilizó el Inventario de afecto positivo y negativo -PANAS- y la Escala Sintomática de Estrés. Se emplearon medidas de tendencia central, frecuencias absolutas y relativas, medidas de asociación y coeficientes de correlación con un 95 % de confiabilidad.

Resultados:

Aunque la afectividad positiva es baja, se encontró mayor presencia de esta que de la negativa, el 50 % tiene síntomas de estrés a nivel patológico. Se constata una correlación significativa, fuerte y positiva entre la afectividad negativa y el estrés.

Conclusiones:

Existe un problema de activación emocional y no de valencia, lo cual puede ser indicador de un nivel de activación disminuido producto de un agotamiento.

Palabras-clave: emociones; afectividad; ambiente psicosocial laboral; estrés laboral; COVID-19; laboratorio de Biología Molecular

ABSTRACT

Introduction:

The emotional affective state of people in a work organization is an indicator of the psychosocial work environment. The COVID-19 pandemic has generated changes in working conditions and this impacts at the individual and organizational level.

Objectives:

To describe the affective dimensions that characterize the emotional environment in a work organization and diagnose the level of stress symptoms in that center.

Methods:

Descriptive study with a cross-sectional design in the 30 workers of the center. The Positive and Negative Affect Inventory and the Symptomatic Stress Scale were used. Measures of central tendency, absolute and relative frequencies, association measures and correlation coefficients with 95% reliability were used.

Results:

Although positive affectivity is low, a greater presence of this than negative affectivity was found, 50 % have symptoms of stress at the pathological level. There is a significant, strong and positive correlation between negative affectivity and stress.

Conclusions:

There is a problem of emotional activation and not of valence, which may be an indicator of a decreased level of activation as a result of exhaustion.

Key words: emotions; affectivity; occupational psychosocial environment; work stress; COVID-19; Molecular Biology Laboratory

Introducción

En abril del 2020, Benavides1 llamaba la atención sobre la importancia de los ambientes de trabajo para el control de la trasmisión y de la gestión adecuada de los sistemas de salud y de la seguridad en el trabajo (SST) que incluyera no solamente los protocolos de bioseguridad, sino también la vigilancia del ambiente psicosocial por el impacto de todos los cambios en la salud mental.1 Exactamente, un año después, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en su Informe, por el día mundial de la SST plantea el reto que implicaría la pandemia de COVID-19 para estos sistemas y la necesidad de fortalecerlos para responder mejor a las crisis y las emergencias.2).Se plantea que la COVID-19 no es solo una pandemia física sino también psicológica.3

Los laboratorios de Biología Molecular son centros protagonistas en la respuesta ante la pandemia por COVID-19, en ellos se iniciaron los procedimientos para el diagnóstico confirmatorio de la enfermedad en marzo del 2020, en La Habana, Cuba. Tradicionalmente, a estos laboratorios les es inherente el riesgo biológico en las condiciones exteriores de trabajo, sin embargo, la situación de emergencia sanitaria provocada por la pandemia impactó a nivel individual, grupal y organizacional generándose múltiples cambios en toda la organización laboral. El régimen de rotación cambió a turnos de trabajo continuos con jornadas de 24 horas cada tres días, creándose equipos de 10 integrantes, paralelamente se actualizaron las tecnologías y el equipamiento, lográndose la elevada eficiencia de 3000 análisis diarios de muestras.

Las demandas físicas, mentales y emocionales de la tarea se incrementan cuantitativa y cualitativamente, existe sobrecarga de trabajo pero además, en el complejo contexto epidemiológico en que se realiza el estudio, el emitir un resultado concluyente, certero, sobre la presencia o no del coronavirus a partir del análisis de la muestra, adquiere una reconocida y relevante importancia para la toma de decisiones con gran impacto político y social, lo cual se traduce en elevadas demandas emocionales y fuentes de tensión. Se adiciona la presencia de otros peligros psicosociales adicionales como la estigmatización por trabajar con muestras peligrosas, lo cual deviene en un potencial riesgo de contagio a familiares o amigos en un entorno laboral con una capacidad reducida para beneficiarse del apoyo social por las propias características del trabajo, el empleo de equipos y medios de protección personal, el aislamiento, los intensos horarios laborales y la sobrecarga en el mismo.

Las consecuencias de esta realidad pueden expresarse en el desempeño, en las conductas de riesgo y/o protección y a nivel afectivo emocional. Precisamente, la OIT ha identificado como peligros derivados de la pandemia en el ambiente laboral el estrés, la violencia y el acoso.4).

El estrés es una respuesta emocional y fisiológica a los peligros psicosociales que se han descrito, y se manifiesta a nivel del comportamiento, afectando los diversos niveles funcionales: cognitivo, conativo, afectivo y psicosomático. Las emociones que sienten las personas en su trabajo constituyen un indicador primario de funcionalidad o disfuncionalidad, lo que constituye una de las manifestaciones más inmediatas del estrés laboral y un reconocido mediador de las situaciones que, en el ámbito laboral, imponen un conjunto de demandas físicas, mentales, emocionales y relacionales, ante las cuales las personas deben movilizar un conjunto de recursos psicológicos para afrontarlas, pero si estos recursos son insuficientes y/o la situación los desborda, aparecen como consecuencia una tensión molesta e irritante, o sea el estrés, con sus correlatos emocionales.

Sobre las emociones existen diversas conceptualizaciones, pero se vislumbra cierto consenso respecto a algunas de las características de las emociones básicas.5 Para su caracterización existen dos criterios fundamentales: el gradiente de intensidad y su valencia. La intensidad remite a la activación la cual marca el comportamiento de los sujetos y este se verá determinado según el nivel de activación emocional. Desde el punto de vista fisiológico las emociones son únicamente un continuum donde pueden verse todos los niveles de activación, estas reacciones fisiológicas no se distinguen por su calidad sino por su cantidad, pero estas reacciones guardan una relación estrecha con las situaciones que las han provocado. Otras corrientes no concuerdan con esta visión puramente conductista y formulan que los niveles de activación son un simple efecto del aporte energético de la estimulación.6

El término de activación puede resultar impreciso y ha sido objeto de debate científico. Almirall (citado por Castillo)7 expone una revisión muy útil y pertinente del término reflejando que Cannon lo consideró inicialmente como una movilización energética generalizada e indiferenciada, procedente del sistema nervioso simpático, Duffy como la energía en términos fisiológicos de excitación-inhibición del sistema nervioso autónomo, ambas desde una perspectiva fisiológica; también expone que, posteriormente, se conoce a partir de las investigaciones de Lindsley y otros en la década de los 70 y 80 del pasado siglo, diferentes tipos de procesos de activación en función del contexto psicosocial y de las condiciones dopaminérgicas, o sea características de la velocidad de respuesta y de la intervención de hormonas y neurotransmisores bioquímicos. El nivel de activación pues no está ajeno a la subjetividad al ser un indicador de la relación entre el estímulo externo, la imagen psíquica, el modelo nervioso y la respuesta psicofisiológica.7).

Grau8) para explicar el proceso de transición de estados emocionales cada vez más complejos, distintivos por el contenido vivencial e influencias en el curso de la actividad, propone un continuo que cursa por un estado de tensión operacional, tensión emocional, ansiedad situacional, depresión situacional y finalmente ansiedad patológica y depresión patológica.

Caracterizar las emociones según su valencia, identificándose las positivas y negativas, ha sido tradicional. Ambas desempeñan papeles diferentes, pero ninguna de ellas puede ser eliminada o minimizada, pues tienen una función adaptativa para la interacción con el entorno y son necesarias para responder adecuadamente a sus demandas.9

Las emociones positivas son aquellas en las que predomina la valencia del placer o bienestar, permiten cultivar las fortalezas y virtudes personales, aspectos necesarios que conducen a la felicidad;10 asimismo, son estados subjetivos que la persona experimenta en razón de sus circunstancias, por lo que son personales e involucran sentimientos, son parte de la naturaleza humana y se han convertido en una clave indiscutible para la consecución de las relaciones sociales;11 son reacciones breves que se experimentan cuando sucede algo que es significativo para la persona;12). son creadoras de experiencias positivas,13 capaces de promover el disfrute y la gratificación,14,15) de desarrollar la creatividad y de aumentar la satisfacción y el compromiso, lo que en general se traduce en una espiral ascendente de transformaciones en la vida de las personas.16) Al ser funcionales a nivel social, en la toma de decisiones y en las relaciones interpersonales, tienen implicaciones en la salud y el bienestar psicológico, permitiendo así una mejor calidad de vida y haciendo los conflictos cotidianos más llevaderos.

Las emociones negativas, llamadas así porque generan una experiencia desagradable, son aquellas que hacen referencia y consideran la situación que se presenta como dañina, lo cual permite que la persona active sus recursos de afrontamiento, nos advierten de determinadas circunstancias, consideradas una amenaza o un desafío y aumentan nuestra consciencia ayudándonos a focalizar la atención en el problema que se nos presenta, siendo también movilizadoras.17 Las principales son el miedo ante situaciones de amenaza, la ira o enfado, ante un daño o perjuicio y la tristeza, ante situaciones de pérdida.6,8,16,17

En el trabajo, el interés en las emociones se hace evidente con la introducción por Hochschild18) en la década de los años 80 del pasado siglo del constructo trabajo emocional referido a la obligación de los empleados a mostrar emociones en desacuerdo con lo que realmente sienten, pero en congruencia con las normas organizacionales y los fines de esta.

El tema realmente lo trasciende y actualmente se reconoce el papel de las emociones en el comportamiento organizacional; no obstante, las dificultades para su medición y la ausencia de un modelo teórico unificado con suficiente validez empírica, son limitaciones que han obstaculizado el avance en el estudio de las emociones en el trabajo.19,20

Una revisión de las diferentes taxonomías y modelos sobre las estructuras de las emociones,21 revela que uno de los primeros modelos fue el bidimensional y unipolar independiente, con una dimensión que incluye afectividad positiva y otra negativa. Por otra parte, se sostiene la propuesta de un modelo de afectividad bipolar, unidimensional, mediante el cual ambos polos, positivo y negativo, son excluyentes, dicotómicos. El denominado modelo circumplejo, clasifica las emociones según su valencia emocional -positiva o negativa-; y la activación emocional -alta o baja-, en correspondencia, las emociones pueden agruparse en cuatro cuadrantes: emociones negativas de alta y baja activación, como la ansiedad y la depresión y emociones positivas de alta y baja activación como el entusiasmo y el confort, respectivamente. Esta clasificación, revisada posteriormente, se reduce, y suele ser aplicada en la investigación para evaluar emociones positivas -feliz, entusiasmado e inspirado- y negativas -estresado, tenso y preocupado- en contextos laborales. De esto se deriva la existencia de emociones agradables de baja y alta activación (satisfecho y excitado), y emociones desagradables de baja y alta activación (abatido y ansioso).

En un intento por sistematizar los procesos emocionales que ocurren en las organizaciones, Ashkanasy22 propone un modelo multinivel que los integra. El primer nivel se corresponde con los estados afectivos individuales, intrapersonal, le es inherente a este nivel la teoría de los eventos afectivos y distingue entre los efectos positivos y negativos; el segundo nivel hace referencia a las relaciones entre los individuos, el reconocimiento de las propias emociones y de las de otros, la empatía y la expresión emocional; el tercer nivel contiene las interacciones personales, pero en su influencia grupal; el cuarto nivel se corresponde con lo intragrupal analizando las emociones en el interior y como resultado de la acción del grupo, finalmente, en el quinto nivel, se sitúan los fenómenos emocionales a nivel organizacional en un sentido amplio.

El presente estudio se centra en el primer nivel de análisis del modelo multinivel de Ashkanasy,22 donde se abordan los estados afectivos intrapersonales integrándose el modelo bidimensional del afecto que identifica el afecto positivo y el negativo, con el modelo circumplejo donde enmarca a las emociones agradables de baja y alta activación y desagradables de baja y alta activación, representando así la intensidad o energía de cómo se manifiestan las emociones en dependencia de la interpretación subjetiva por el sujeto de la situación que la provoca.

Las cuestiones teóricas en el estudio de las emociones que aún no son concluyentes; tienen, además, expresión en los modos de evaluación. Investigar científicamente las emociones es uno de los problemas más retadores y polémicos dentro de la psicología, pues estas tienden a disiparse cuando son objeto de autobservación y en el recuerdo pierden intensidad, pero por otra parte se requiere de su medición adecuada y confiable. Los métodos llamados objetivos son una alternativa y se dirigen al registro de los cambios a nivel fisiológico, es decir la medición de correlatos de estados emocionales, lo cual tiene un elevado costo, y generalmente se emplean en condiciones de laboratorio y muestras pequeñas; sin embargo, existe un empleo mayor de los llamados métodos de impresión a través de escalas o inventarios, donde el evaluado expresa sus afectos de modo introspectivo o retrospectivo. Estos son de fácil aplicación, se pueden emplear en diversas situaciones, y permiten estandarizar las emociones en estudios con grandes muestras.

Existen varias medidas para evaluar las dos dimensiones del afecto antes mencionadas, pero entre ellas destaca la tradicional Escala de Afecto Positivo y Negativo (PANAS),23 considerada uno de los instrumentos más utilizados y recomendados por la literatura especializada para examinar emociones positivas y negativas.21 En Cuba existen experiencias con el PANAS, en población cubana de edad media24 y en personas de la tercera edad,25 pero no se han encontrado antecedentes en población trabajadora.

El presente estudio tiene como objetivos describir las dimensiones afectivas que caracterizan el ambiente emocional en un Laboratorio de Biología Molecular (Laboratorio, en lo sucesivo en el texto) cuya misión está comprometida con el enfrentamiento a la COVID-19, diagnosticar el nivel de síntomas de estrés en dicho centro, explorar las relaciones entre ambos y aportar, además, una primera experiencia con el uso del PANAS en población trabajadora cubana.

Métodos

Se realiza un estudio descriptivo con un diseño transversal, que incluye al universo de la población trabajadora del Laboratorio, 30 sujetos. Los criterios de inclusión fueron cumplidos por todos los sujetos: 1 año o más de experiencia en el cargo, voluntariedad de participar, previo consentimiento informado y estar laboralmente activo durante la recogida de la información.

Instrumentos y técnicas

Inventario de afecto positivo y negativo (PANAS): Se utilizó la versión española de Sandín y otros (1999).21,22Es una técnica de lápiz y papel y a los sujetos se les pide que se evalúen en cada uno de los 20 reactivos sobre una escala tipo Likert con un rango de 1 (nada o casi nada) hasta 5 (muchísimo) para expresar el grado en que de forma general experimentan el particular sentimiento o emoción. Diez describen afectividad positiva (1, 3, 5, 9, 10, 12, 14, 16, 17 y 19) y otros miden afectividad negativa (2, 4, 6, 7, 8, 11, 13, 15, 18 y 20). Cada grupo de descriptores se suman de forma separada dando lugar a la puntuación en las dos escalas y se comparan. Watson y otros23 señalan una fiabilidad alfa de 0,88 y 0,87 para afectividad positiva (AP) y afectividad negativa (AN), respectivamente, similares a los que se encontraron en población cubana.24,25 Para ambas subescalas, los valores escalares son: Valor mínimo: 10 Valor máximo: 50 Rango bajo: ≥10 y ≤ 30 Rango alto: ≥ 31 y ≤ 50.

Escala Sintomática de Estrés: Cuestionario para la determinación del nivel de estrés, que se destaca dentro de otros instrumentos que tienen este mismo objetivo por el respaldo estadístico que posee. Su autor, Seppo-Aro7 de origen finlandés, en el año 1980 investigó, a 5000 personas y se determinaron un conjunto de síntomas cortico viscerales propios del estrés. Su aplicación es muy sencilla, consta de 18 ítems que puntean de manera aditiva y el resultado final es comparado con la norma. Es necesario comprobar que los síntomas no sean referidos como consecuencias de la ingestión de bebidas alcohólicas o del ciclo menstrual. El instrumento ha sido ampliamente utilizado en el contexto cubano en población trabajadora expuesta al estrés. Tiene una escala tipo Likert desde raramente/nunca, algunas veces, frecuentemente y muy frecuentemente con valores del 1-4. Su interpretación se realiza a partir de la escala: nivel no patológico: ≤ 10 nivel patológico > 10.

Procedimientos para el análisis

Se emplearon medidas de tendencia central y frecuencias absolutas y relativas, medidas de asociación y coeficientes de correlación con un nivel de significación de 95 % de confiabilidad. Se empleó el SPSS versión 23.

Resultados

En cuanto a la caracterización de la muestra, predomina el sexo femenino con 25 mujeres (83,3 %) y solamente 5 hombres (16,7 %). La edad media es de 38 ± 12,4 años, el sujeto más joven tiene 21 años y el mayor 57. En relación con la antigüedad laboral la media es de 14,3 ± 10, 6 a partir de un año, que es la antigüedad menor, la mayor es de 30 años de trabajo. En el centro, la antigüedad se comporta de modo similar a la de trabajo, entre 1 y 30 años; pero la media es más baja, de 6,6 años con una amplia dispersión pues hay 7 sujetos que trabajan allí desde hace más de 10 años. En la tarea que realizan actualmente la totalidad de los sujetos llevan 1 año y dos meses. Se estudiaron tres grupos de trabajo de 10 sujetos cada uno. De acuerdo con el nivel escolar existe mayor predominio de profesionales con una frecuencia de 22 sujetos los cuales representan el 73,3 % y 4 sujetos de niveles de técnicos medios y bachiller que representan el 13,3 % en cada caso. Con respecto a los niveles escolares están los cargos ocupados por los sujetos donde se encuentran 3 jefes de grupo que representan el 10%, 7 técnicos (23,3 %) y 20 licenciados (66,7 %).

La consistencia interna del PANAS fue buena para ambas subescalas con un alpha de Cronbach para la AP de 0,812 y para la AN de 0.8590; para la escala completa el alpha de Cronbach fue de 0,708.

Considerando el rango de los valores de cada subescala entre 10 y 50, y el punto de corte 30, la mediana y la moda de las dos subescalas están en un rango bajo (tabla 1). El promedio de las puntuaciones en afectividad positiva es superior por 13 puntos a la media de la afectividad negativa, existe una mayor presencia de emociones positivas en los sujetos, que de emociones negativas. La mediana y la moda se comportan de modo similar. En la subescala positiva el valor mínimo es mayor en 6 puntos y el valor máximo en 8 puntos a la subescala negativa. Existe una mayor presencia de las emociones positivas en los sujetos estudiados; no obstante, predomina el rango bajo de afectividad positiva -17 sujetos- (figura 1). En contraste, predomina el rango bajo de la afectividad negativa. En el rango alto solamente se encuentra un sujeto, el cual coincidentemente está en un rango bajo de afectividad positiva (figura 1, tabla 2).

Tabla 1 - Valores descriptivos de las subescalas del PANAS 

Afectividad positiva Afectividad negativa
Media 29,70 16,70
Mediana 30,00 14,50
Moda 28,00 12,00
Desviación estándar 6,24 6,35
Valor mínimo 16,00 10,00
Valor máximo 42,00 34,00
33,3 28,00 12,32
66,6 32,64 17,64

Fuente: Base de datos de la investigación.

Fig. 1 - Distribución de sujetos según niveles escalares de afectividad positiva y negativa. 

Tabla 2 - Distribución de sujetos según los rangos escalares de afectividad 

Rangos de afectividad negativa Total
Bajo Alto
Rangos de afectividad positiva Bajo 16 1 17
Alto 13 0 13
Total 29 1 30

Fuente: Base de datos de la investigación.

Un análisis más específico aparece en la figura 2, donde se describe la frecuencia de las emociones sentidas por los sujetos. Como se observa, la mayor frecuencia se evidencia en las positivas decidido (ítem 16), atento (ítem 17) y activo (ítem 19) con la mediana mayor. Continúan en el orden descendente con respecto a las anteriores, las siguientes cuatro: motivado (ítem 1), fuerte (ítem 5), orgulloso (ítem 10) y alerta (ítem 12). Después le siguen las penúltimas de dicha valencia, entusiasmado (ítem 9) y seguidamente, inspirado (ítem 14) y emocionado (ítem 3).

Aparecen, en el orden descendente descrito después de las emociones positivas, las negativas. Se refieren con más frecuencia: tenso (ítem 2), disgustado (ítem 4), nervioso (ítem 15) e inquieto (ítem 18). De las 10 emociones negativas presentes en la escala, son estas las más sentidas por los sujetos. Les siguen en la frecuencia de las negativas asustado (ítem 7) y temeroso (ítem 20), las cuales son muy similares, pero los sujetos las vivencian con poca frecuencia. Las otras dos son de las menos sentidas por los sujetos: agresivo (ítem 8) e irritable (ítem 11). Para cerrar las emociones menos experimentadas por los sujetos son el sentirse culpable (ítem 6) y el sentirse avergonzado (ítem 13) siendo casi nulas y apareciendo con muy baja intensidad.

El análisis de la escala sintomática de estrés arrojó que, del total de 30 sujetos estudiados, 15 de ellos presenta un nivel de estrés patológico y la otra mitad, no patológico.

La afectividad negativa tiene una relación directa con los síntomas de estrés. (Correlación de Pearson = 0,789, sig. 0,000) la correlación es fuerte y significativa. La afectividad positiva no correlaciona significativamente con los síntomas de estrés (Correlación de Pearson = -0,273, sig. 0,144).

Los síntomas de estrés correlacionan de manera directa y significativa con la edad (Correlación de Pearson = 0,424, sig: 0,019) aunque la relación es débil, para variables de este tipo se considera de interés. Así sucede con la antigüedad laboral y la antigüedad en el centro de trabajo (Correlación de Pearson = 0,420, sig: 0,021 y Correlación de Pearson = 0,488, sig: 0,006, respectivamente). Esto refleja que a mayor edad y antigüedad laboral y en el centro mayores serán los síntomas de estrés experimentados por los sujetos. La afectividad positiva y negativa no tienen una relación con las variables temporales de edad, antigüedad laboral y en el centro. No existen diferencias significativas entre hombres y mujeres con respecto al estrés y a la afectividad, lo cual implica que no están asociadas. Las diferencias entre los grupos de trabajo en relación con las variables del estudio no son posibles de analizar pues pueden ser expresión de correlaciones espurias ya que los grupos no son homogéneos en cuanto a la edad y a la antigüedad.

Fuente: Base de datos de la investigación.

Fig. 2 - Frecuencias de respuestas de los ítems - mediana, primer y tercer cuartil, mínimos y máximos. 

Discusión

La consistencia interna del instrumento reportó valores muy buenos, superiores a 0,7; datos similares a los descritos inicialmente por Watson y otros23 y a los que se encontraron en población cubana24,25 y en otras poblaciones donde ha sido validado.21,26)

Las emociones más sentidas por los sujetos con mayor frecuencia, decidido, atento y activo, se explican por las demandas de la tarea, que exigen alto grado de decisión, para evitar equívoco o fallas. Se utilizan normas y protocolos que estandarizan los procedimientos y no permiten mucha variabilidad individual de las acciones. Las decisiones se toman ante disrupciones que se puedan presentar en el proceso de trabajo, como el análisis de una muestra que presente prioridad ante otras o el cambio repentino de reactivo a media jornada. La toma de decisiones debe realizarse como un proceso donde se expresan las competencias del sujeto para el manejo de las acciones y procedimientos de la tarea que realiza, implica conocimiento, incluso maestría en el oficio, autoconfianza y seguridad, y son el resultado de la capacitación y la experiencia. La mayoría de estos sujetos presenta experticia, tiene grados científicos y académicos. La tarea demanda movilizar todos los recursos cognitivos necesarios para mantener la atención en el puesto de trabajo y niveles de activación psicofisiológica adecuados para evitar la ocurrencia de un incidente o accidente, impedir contaminación de la muestra y del trabajador y que el trabajo salga con la rapidez y calidad requerida, nótese que se trata del análisis para las muestras, por reacción en cadena de polimerasa (PCR) para COVID-19, elemento que permite el diagnostico confirmatorio de la enfermedad y las conductas a seguir según el protocolo establecido por las instancias de salud pública.

Por otra parte, el trabajo realizado implica exigencias físicas, mentales e incluso emocionales por la evidente importancia social, económica y política que lo trasciende; sin embargo, precisamente esta importancia deviene en una condición que sustenta la motivación intrínseca por la tarea en sí misma y también extrínseca dada por la valoración social de la misma. La labor que se realiza, de vital importancia para el país es una condición cuyo resultado emerge en la emoción de orgullo referida. Las emociones de alerta y fortaleza están muy relacionadas con lo anterior, se requieren mantener niveles óptimos de atención y energía psicofisiológica para el desempeño lo cual se traduce en una disposición para todas las tareas a realizar pues la dinámica del trabajo puede ser bastante diversa, los sujetos no solo trabajan en una sola área del laboratorio sino que se encuentran en donde se requiera durante el proceso, permitiendo así que se mantengan los niveles atencionales y se vivencie fortaleza, expresadas en las emociones motivado, fuerte, orgulloso y alerta.

El entusiasmo es una emoción relacionada con la motivación y el orgullo antes descrito y que mantiene a los sujetos con deseos de trabajo y de culminar su labor diaria con la mayor eficiencia. El sentirse inspirado es una emoción que si la vemos como un componente de la creatividad es bastante complicada de vivenciar ya que el trabajo dentro de los laboratorios es bastante estandarizado, se guía por protocolos de estricto cumplimento y no da mucho margen a la improvisación pero como un componente energético motivacional está muy relacionado con el entusiasmo antes descrito y también con la última emoción de la escala positiva, precisamente emocionado, congruentemente es la que menos se experimenta por estos sujetos.

De las 10 emociones negativas presentes en la escala, las más sentidas por los sujetos, tensión, disgusto, nerviosismo e inquietud se relacionan con las demandas de la tarea y en especial con las condiciones en que se están realizando, probablemente las mismas exigencias comentadas anteriormente tales como la responsabilidad del trabajo que se realiza, el volumen de trabajo y el riesgo biológico al que se exponen con la consecuente peligrosidad, hacen experimentar estas emociones negativas.

Las emociones negativas de asustado y temeroso son muy similares, se vivencian con poca frecuencia. Es necesario destacar que este es un personal que habitualmente se expone al riesgo biológico por lo que tiene incorporado un conjunto de competencias de bioseguridad que forman parte de las competencias del cargo, obviamente, esto les garantiza autoconfianza y seguridad en el desempeño y disminuyen la emoción negativa de miedo que está en la base del susto y el temor pues conocen las medidas y medios de protección, aunque la condición de riesgo está presente, vivencia seguridad.

Las otras dos emociones negativas agresividad e irritabilidad, de las menos sentidas por los sujetos, suelen emerger o manifestarse en las relaciones interpersonales en el trabajo, aunque se evidencia que en lo general su frecuencia es baja. En correspondencia las emociones menos experimentadas por los sujetos son el sentirse culpable y el sentirse avergonzado siendo casi nulas en los sujetos y en los que aparece con muy baja intensidad.

Aquí si se observa una concordancia del resultado anterior debido que la mayoría de los sujetos presentan una afectividad negativa baja. La intensidad de la afectividad positiva es mayor que la de la negativa. Las personas con alto afecto positivo experimentan orgullo, firmeza, decisión, entusiasmo y motivación. Si el puntaje es bajo en cualquiera de ambos tipos de afecto, indica poca frecuencia o baja intensidad de los mismos estados.23

Los estados emocionales son resultado de múltiples factores que actúan de manera sinérgica y también expresión del grado de salud psicosocial de la organización laboral, lo cual impacta en el bienestar y salud de quienes laboran en ella.27,28,29,30 Por ejemplo, en personal con elevadas exigencias emocionales como el de enfermería, se verificó un adecuado manejo de emociones propias y las de los demás cuando la satisfacción laboral en las enfermeras era mejor.20

Los resultados obtenidos tienen similitud con los primeros de Watson y otros,23 quienes demostraron que los estados emocionales se pueden trazar radialmente alrededor del circumplex, por ejemplo: afecto positivo alto y afecto negativo bajo corresponde a un estado de excitación y felicidad, el afecto negativo alto y el afecto positivo bajo, disgusto; afecto positivo bajo y afecto negativo bajo corresponde a un estado de tranquilidad. Por consiguiente, los mismos sujetos pueden experimentar afectividad negativa baja y afectividad positiva baja, 16 sujetos aparecen así en este estudio (tabla 1) lo que si no parece que exista rangos altos para ambas escalas.

Sin embargo, esto no excluye el hecho de que frente a determinados estresores podamos sentir simultáneamente emociones positivas y negativas, por ejemplo: activos, alertas, intranquilos y nerviosos, lo cual contradice el modelo unidimensional del afecto, según el cual al experimentar un estado emocional negativo es menos probable que ocurra una emoción positiva, y viceversa.21 Aunque en frecuencias bajas, los sujetos estudiados refieren emociones negativas.

La afectividad negativa y positiva no representa posiciones extremas de una misma escala, sino que caracterizan dimensiones emocionales diferentes, la afectividad positiva alta está determinada por entusiasmo, sensaciones placenteras y una gran capacidad de concentración, mientras que la afectividad negativa baja sería el resultado de experimentar un estado de calma y serenidad.

Hasta aquí se ha realizado un análisis de las emociones que predominan según su valencia positiva o negativa, sin embargo, la activación psicofisiológica resulta también importante, es decir el grado de movilización energética que implican. Los niveles de intensidad en que son experimentadas las emociones positivas, en su mayoría activas, no son máximos, encontrándose generalmente en las opciones entre moderadamente y bastante. Al parecer existe un posible desgaste que puede estar expresándose en la baja afectividad positiva a pesar de que es la más frecuente, lo que representa un problema de activación afectiva (baja o alta) y no de valencia (positiva o negativa). Existe una relación entre la intensidad de la motivación y las posibilidades del sujeto a hacerle frente o sea de movilización energética.

El nivel de activación es expresión de un continuo fisiológico resultado del aporte energético de la estimulación mientras que el tipo de emociones expresa un continuo psicológico6 Ambos se integran como una expresión de la Teoría de los Estados Funcionales, “cuya finalidad es caracterizada por la efectividad de la conducta del hombre, sus potencialidades y su realidad, para poder cumplir una actividad concreta.” Dicha teoría expresa la capacidad reactiva de la persona ante la realidad externa y el nivel de activación es la manifestación “unitaria en un todo, el tono funcional de las potencialidades humanas para el desempeño exitoso de una actividad. Se define como el nivel de funcionamiento psicológico en correspondencia con el grado de movilización energética necesario para un acto de comportamiento.”7

Los niveles de síntomas de estrés en el grupo estudiado son relativamente altos pues exactamente el 50 % tiene afectación patológica, lo cual puede interpretarse como un emergente de las demandas de la tarea y de las condiciones en que está se está ejecutando.

Considerando el modelo unidimensional, la afectividad positiva debería correlacionar inversamente con el estrés, lo cual no ocurrió. Este resultado puede interpretarse según el modelo dinámico del afecto el cual ha intentado conciliar las explicaciones de los defensores del modelo unidimensional bipolar y del modelo bipolar bidimensional.21 Según el mismo, en situaciones de elevado estrés, los afectos positivo y negativo presentan una estructura unidimensional, mientras que en las situaciones de bajo estrés el afecto se explica mejor sobre la base de una estructura bidimensional. La justificación de este modelo dinámico proviene de la psicología evolucionista y consiste en suponer que en condiciones de estrés constituye una ventaja evolutiva un procesamiento simple que acelere los procesos de decisión y actuación (procesamiento congruente con el modelo unidimensional). En cambio, situaciones de baja presión convocan al individuo a utilizar un procesamiento más complejo que permita la valoración de ambos tipos de afecto de manera separada (procesamiento congruente con el modelo bidimensional). Este modelo posee evidencias alentadoras pero también limitaciones.

Un resultado ha sido que a mayor edad y antigüedad laboral y en el centro mayor serán los síntomas de estrés experimentados por los sujetos, lo cual puede interpretarse como expresión de un posible proceso de desgaste de recursos psicofisiológicos que permitan la movilización de recursos de afrontamiento para estas demandas que exceden a las habituales.31

Conclusiones

La dimensión positiva de la afectividad prevalece sobre la negativa en los trabajadores de esta organización, aunque los valores de esta no son elevados lo cual sugiere un posible problema de activación y no de valencia, aspecto que recomendamos debe comprobarse en otros estudios y con otros instrumentos de evaluación.

La mitad de la población estudiada tiene síntomas de estrés a nivel patológico lo cual tiene relación directa con la edad y la antigüedad. El estrés se relaciona directamente con la afectividad negativa, no así con la positiva.

El PANAS reportó niveles adecuados de consistencia interna referente en población trabajadora cubana. Para estudios posteriores s espera ampliar el tamaño de las muestras.

Recomendaciones

Se recomienda profundizar en las relaciones entre las dimensiones afectivas y sus manifestaciones en el trabajo que contribuyan a fundamentar su empleo como indicador primario del ambiente psicosocial laboral, en especial en condiciones de elevadas demandas mentales y emocionales.

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Recibido: 18 de Agosto de 2022; Aprobado: 04 de Enero de 2023

*Autor para la correspondencia: arlene.oramas@infomed.sld.cu

Los autores declaran no tener conflicto de intereses.

Conceptualización: Ariel Cruz Hernández, Arlene Oramas Viera.

Curación de datos: Ariel Cruz Hernández.

Investigación: Ariel Cruz Hernández.

Análisis formal: Ariel Cruz Hernández.

Metodología: Arlene Oramas Viera.

Supervisión: Arlene Oramas Viera.

Visualización: Arlene Oramas Viera.

Redacción - borrador original: Ariel Cruz Hernández.

Redacción - revisión y edición: Arlene Oramas Viera.

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