Introducción
Entre las principales causas de muerte en los primeros 40 años de vida se encuentra el trauma, que actualmente representa uno de los principales problemas de salud a nivel mundial.1) La exposición anatómica de la región maxilofacial la hace susceptible, y condiciona que la fractura de los huesos nasales sea la más común y la tercera más frecuente a nivel corporal,2,3) pues la nariz es la estructura facial con mayor proyección y, por tanto, la principal área lesionada en un evento traumático, que puede generar alteraciones estéticas y funcionales significativas.4,5
La importancia del estudio de las poblaciones y sus respectivas estadísticas relacionadas con los traumatismos maxilofaciales se ha abordado con anterioridad.6) El primer paso de una investigación epidemiológica es definir la magnitud con que el problema de salud afecta a la población, así como precisar las características de los grupos más afectados. Si bien se dispone de estudios internacionales sobre el trauma maxilofacial, la mayor parte analiza los datos de los pacientes con fracturas nasales conjuntamente con los de aquellos afectados por otros tipos de fracturas faciales,7,8,9,10,11 lo cual evidencia la necesidad de un estudio separado.
En Brasil,6 Chile,12 Corea del Norte,13,14,15) Reino Unido16) y Estados Unidos17) se han realizado investigaciones específicas de fracturas nasales. Sin embargo, en la literatura cubana se dispone de pocos estudios sobre el tema y los existentes están desactualizados.18) Dado lo anterior, el objetivo fue caracterizar clínica y epidemiológicamente los pacientes con fractura nasal atendidos en un hospital universitario cubano.
Métodos
Se realizó un estudio observacional, descriptivo y transversal en el Servicio de Cirugía Maxilofacial del Hospital General Universitario “Carlos Manuel de Céspedes” de Bayamo, provincia Granma, Cuba, en el período comprendido entre el 1 de enero y el 31 de diciembre del 2020. Este servicio atiende a la población perteneciente a 6 de los 13 municipios de la provincia y cuenta con una consulta de urgencias de la especialidad que funciona 24 horas.
El universo estuvo conformado por la totalidad de los pacientes (universo = 102) con fractura nasal diagnosticados clínica y radiográficamente, y atendidos en dicho servicio, el único en el hospital dedicado a la atención de este tipo de traumatología. La muestra se obtuvo mediante un muestreo no probabilístico e intencional. Se incluyeron los pacientes que aceptaron participar en el estudio y que brindaron su consentimiento informado. Se excluyeron a los que declinaron recibir tratamiento (n = 3).
Las variables estudiadas fueron las siguientes: la edad (considerada cuantitativa discreta), el sexo, la procedencia (rural/urbana), la nacionalidad, el día de la semana y el mes del trauma, el nivel de escolaridad (no escolarizado, primaria, secundaria, técnico medio, preuniversitario y universitario), la etiología (violencia interpersonal, agresiones de animales, accidentes de tránsito, deportivos, laborales y domésticos, así como caídas). De modo similar se tuvo en cuenta el tiempo transcurrido entre el momento del trauma y la llegada al servicio para recibir atención médica (< 24 horas, 24-48 horas, 3-10 días y ≥ 11 días), los signos y síntomas, evaluados mediante interrogatorio y examen clínico, (edema, epistaxis, obstrucción nasal, equimosis, crepitación, dolor, heridas nasales, rinorrea de líquido cefalorraquídeo, laterorrinia, depresión del dorso nasal y hematoma del septum), la clasificación de las fracturas según: a) exposición del foco de fractura (abierta/cerrada), b) desviación del dorso nasal (sin desviación, desviación lateral y libro abierto) y c) asociación con otras fracturas faciales (aislada y asociada, particularizando en esta última el tipo de fractura asociada), así como el tratamiento recibido (conservador o reductor).
Se confeccionó una planilla de recolección de datos para la colecta de la información, que se colocó en la consulta del cuerpo de guardia, y se les explicó a todos los residentes y especialistas que realizan guardia en este servicio cómo llenarla.
Se respetaron los aspectos de la Declaración de Helsinki19 para la investigación en seres humanos. El presente estudio forma parte de un megaproyecto de trauma maxilofacial aprobado por el comité de ética y el consejo científico del citado hospital. Se elaboró una base de datos en el programa Microsoft Excel®, donde se realizó el análisis descriptivo de las variables mediante frecuencias absolutas y relativas.
Resultados
De los 99 pacientes incluidos para análisis, 74 (74,75 %) fueron masculinos y 61 residían en áreas urbanas (61,62 %). La proporción hombre-mujer fue de 2,96:1. El total de cubanos fue 98 y 1 canadiense. Los niveles de escolaridad se distribuyen como sigue: preuniversitario (n = 35; 35,35 %), secundaria básica (n = 21; 21,21 %), universitario (n = 18; 18,18 %), técnico medio (n = 16; 16,16 %), primaria (n = 8; 8,08 %) y 1 paciente no escolarizado. Las edades mínima, máxima y media fueron de 10, 98 y 38,97 ± 19,2 años, respectivamente. Nótese el predominio en las edades comprendidas entre la tercera y cuarta décadas de la vida (figura 1).
Las principales etiologías fueron la violencia interpersonal (n = 50; 50,51 %), las caídas (n = 22; 22,22 %) y los accidentes de tránsito (n = 11; 11,11 %), de los cuales 4 fueron específicamente en bicicletas (tabla 1).
Según el tiempo transcurrido entre el momento del trauma y la llegada al hospital, el 88,89 % de los pacientes (n = 88) acudieron durante las primeras 24 horas, seis (6,06 %) lo hicieron entre 24 y 48 horas, tres (3,03 %) entre tres y diez días, y los restantes dos (2,02 %) luego de ese tiempo. En el 97,98 % de los casos la epistaxis estuvo presente. Ningún paciente presentó rinorrea de líquido cefalorraquídeo ni hematoma del septum (tabla 2).
Variables | Etiologías n (%) | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
Violencia interpersonal | Agresión de animales | Accidentes | |||||
Tránsito | Deportivos | Laborales | Domésticos | Caídas | |||
Sexo | |||||||
Masculino (n = 74) | 38 (51,35) | 2 (2,70) | 8 (10,81) | 4 (5,41) | 3 (4,05) | 5 (6,76) | 14 (18,92) |
Femenino (n = 25) | 12 (48,00) | 0 (0,00) | 3 (12,00) | 0 (0,00) | 1 (4,00) | 1 (4,00) | 8 (32,00) |
Edad | |||||||
≤ 20 (n = 15) | 7 (46,67) | 0 (0,00) | 0 (0,00) | 2 (13,33) | 1 (6,67) | 2 (13,33) | 3 (20,00) |
21 - 40 (n = 44) | 23 (52,27) | 1 (2,27) | 6 (13,64) | 2 (4,55) | 3 (6,82) | 1 (2,27) | 8 (18,18) |
41 - 60 (n = 27) | 16 (59,26) | 1 (3,70) | 5 (18,52) | 0 (0,00) | 0 (0,00) | 2 (7,41) | 3 (11,11) |
≥ 61 (n = 13) | 4 (30,77) | 0 (0,00) | 0 (0,00) | 0 (0,00) | 0 (0,00) | 1 (7,69) | 8 (61,54) |
Procedencia | |||||||
Urbana (n = 61) | 31 (50,82) | 0 (0,00) | 7 (11,48) | 1 (1,64) | 2 (3,28) | 3 (4,92) | 17 (27,87) |
Rural (n = 38) | 19 (50,00) | 2 (5,26) | 4 (10,53) | 3 (7,89) | 2 (5,26) | 3 (7,89) | 5 (13,16) |
Nivel de escolaridad | |||||||
No escolarizado (n = 1) | 1 (100) | 0 (0,00) | 0 (0,00) | 0 (0,00) | 0 (0,00) | 0 (0,00) | 0 (0,00) |
Primaria (n = 8) | 1 (12,50) | 0 (0,00) | 1 (12,50) | 0 (0,00) | 0 (0,00) | 0 (0,00) | 6 (75,00) |
Secundaria (n = 21) | 12 (57,14) | 1 (4,76) | 0 (0,00) | 2 (9,52) | 0 (0,00) | 3 (14,29) | 3 (14,29) |
Técnico Medio (n = 16) | 8 (50,00) | 0 (0,00) | 0 (0,00) | 1 (6,25) | 1 (6,25) | 1 (6,25) | 5 (31,25) |
Preuniversitario (n = 35) | 23 (65,71) | 0 (0,00) | 3 (8,57) | 1 (2,86) | 2 (5,71) | 2 (5,71) | 4 (11,43) |
Universitario (n = 18) | 5 (27,78) | 1 (5,56) | 7 (38,89) | 0 (0,00) | 1 (5,56) | 0 (0,00) | 4 (22,22) |
Total (n = 99) | 50 (50,51) | 2 (2,02) | 11 (11,11) | 4 (4,04) | 4 (4,04) | 6 (6,06) | 22 (22,22) |
Signos y síntomas | No. (99) | % |
---|---|---|
Epistaxis | 97 | 97,98 |
Dolor | 81 | 81,81 |
Laterorrinia | 69 | 69,70 |
Obstrucción nasal | 67 | 67,68 |
Inflamación | 60 | 60,61 |
Crepitación | 49 | 49,49 |
Heridas nasales | 29 | 29,29 |
Equimosis | 24 | 24,24 |
Depresión del dorso nasal | 4 | 4,04 |
En 85 pacientes (85,86 %) las fracturas fueron cerradas. El dorso nasal se desvió lateralmente en el 68,69 % de los casos (n = 68;). Seis pacientes (6,06 %) tuvieron fracturas nasales asociadas con otras fracturas faciales, las cuales se distribuyen como sigue: tres pacientes con fracturas del complejo cigomático, dos mandibulares e igual número de Le Fort II, así como uno panfacial. El 59,60 % de los casos (n = 59) fue tratado mediante reducción cerrada con taponamiento nasal y fijación externa con yeso; no hubo ningún tratamiento abierto practicado (tabla 3).
Criterios de clasificación | n | %* | |
---|---|---|---|
Exposición del foco de fractura | Cerrada | 85 | 85,86 |
Abierta | 14 | 14,14 | |
Desviación del dorso nasal | Desviación lateral | 68 | 68,69 |
Sin desviación | 27 | 27,27 | |
Libro abierto | 4 | 4,04 | |
Asociación con otras fracturas faciales | Aislada | 93 | 93,94 |
Asociada | 6 | 6,06 | |
Tratamiento | Reducción cerrada | 59 | 59,60 |
Conservador | 40 | 40,40 |
*Calculado respecto al total de pacientes (n = 99).
La distribución mensual de los casos se muestra en la figura 2. Según los días de la semana, los pacientes se distribuyen como sigue: lunes (n = 13; 13,13 %), martes (n = 6; 6,06 %), miércoles (n = 16; 16,16 %), jueves (n = 9; 9,09 %), viernes (n = 18; 18,18 %), sábado (n = 24; 24,24 %) y domingo (n = 13; 13,13 %).
Discusión
La edad y el sexo son factores importantes en la epidemiología de los traumatismos faciales. En este sentido, reportamos un amplio predominio de pacientes masculinos, lo que coincide con los estudios realizados en Brasil,6 Chile,12 Corea del Norte,13,14,15 Reino Unido,16 Estados Unidos17) y Cuba.18) Esto guarda relación con el hecho de que los hombres suelen estar más expuestos a los traumas porque representan el mayor número de conductores de vehículos motorizados, practican más deportes de contacto físico, además de ingerir más alcohol y otras drogas en comparación con las mujeres, lo cual puede llevarlos a la violencia.7) Los pacientes con edades comprendidas entre la tercera y cuarta décadas de la vida fueron los más afectados en este estudio, similar a lo reportado previamente,6,12,15,18) pero difiere de lo hallado por Han-Kyul y otros,13) quienes comunicaron un predominio de casos cuyas edades oscilaron entre los 40 y 60 años.
En la presente investigación, la principal etiología fue la violencia interpersonal, resultado que es consistente con varios estudios previos,6,14,15,18 pero que contrasta con lo comunicado en otras investigaciones que encontraron a los accidentes de tránsito y las caídas como las causas más comunes.13,16,17 Si bien no se evaluó el consumo de bebidas alcohólicas en relación con el trauma, es importante considerar que la embriaguez ocupa el primer lugar entre las condiciones que desencadenan situaciones violentas pues en las personas expuestas a los efectos del alcohol, la inclinación a la violencia se triplica.11
La gran mayoría de los pacientes acudió durante las primeras 24 horas del trauma para recibir tratamiento médico, lo cual evidentemente guarda relación con los signos y síntomas que padecieron tras el evento traumático. Similar a lo reportado por Souza y otros6) en su estudio desarrollado en hospitales particulares de São Paulo, Brasil, así como por Espino y otros18 en Cienfuegos, Cuba, la epistaxis y el dolor estuvieron en mayor medida presentes en los casos, a los cuales se suman la laterorrinia y la obstrucción nasal, que condicionan afectaciones en el orden estético y funcional, y determinan que a la mayor brevedad los pacientes busquen ayuda médica.
En relación con lo anterior, el tratamiento principalmente practicado fue la reducción cerrada con taponamiento nasal y fijación externa con yeso, lo cual es consistente con la investigación brasileña referenciada, así como con el reporte de Han-Kyul y otros13) en pacientes coreanos. La mayoría de los autores18,20 que abordan este tema coinciden en que cuanto antes se reduzca la fractura, hay más posibilidades de éxito, pues pasadas unas horas de la fractura, el edema puede impedir un correcto diagnóstico y la posterior reducción.
El predominio de las fracturas cerradas con desviación lateral del dorso nasal en este estudio, similar al reporte cubano referenciado,18 se relaciona con los factores etiológicos. Tales fracturas fueron producidas, en mayor medida, por golpes laterales y objetos romos, utilizados muy frecuentemente en agresiones interpersonales, que fue su causa fundamental. Durante el primer trimestre del año, el promedio mensual de pacientes con fracturas fue de 12. Sin embargo, tras la aparición del primer caso de la COVID-19 el 11 de marzo del 2020 y el posterior aislamiento social activo durante meses, este indicador disminuyó hasta 7. Esto da la medida de que, controlando la exposición a factores de riesgo como el tráfico en las ciudades, la práctica de deportes de contacto físico, la participación en fiestas mediadas por consumo de bebidas alcohólicas, entre otros, se puede disminuir la incidencia del trauma maxilofacial.21
Este estudio aborda un área del conocimiento de la especialidad de Cirugía Maxilofacial en Cuba poco reflejada en la literatura científica, y donde los profesionales juegan un papel protagónico como parte de su equipo de atención. De ese modo, se aportan datos epidemiológicos y clínicos de estos pacientes, que pueden servir de referencia a otros estudios nacionales y foráneos.