INTRODUCCIÓN
La pandemia COVID-19 constituye una emergencia global de salud que ha generado un impacto en la salud pública.1 El brote tuvo sus inicios en diciembre de 2019, cuando fueron encontrados en la ciudad de Wuhan, China, varios grupos de personas con neumonía de etiología desconocida.2 Hasta la fecha (6/2/2021), a nivel mundial se han informado, aproximadamente, 106 millones de casos confirmados, y 2 326 000 fallecidos.3 En Cuba, se han diagnosticado 26 686 personas, y 214 fallecidos.4 Según la Directiva No. 1 del Consejo de Defensa Nacional (CDN), esta nueva pandemia se cataloga en la isla como un desastre de origen sanitario.5
Dadas las altas tasas de contagio del virus, el número cada vez mayor de casos confirmados, y la experiencia de epidemias y pandemias pasadas, se reconoce que los pacientes y el personal de salud pueden presentar síntomas psicológicos como ansiedad, depresión, estrés, y emociones como miedo y tristeza.6 El miedo ha sido la reacción psicológica con mayor frecuencia identificada en la población durante la pandemia.2 Esta constituye una emoción básica, fundamental para la supervivencia; es la respuesta más natural ante un objeto o situación que amenaza la vida o integridad física y psicológica.7 Sentir miedo puede ser beneficioso en tanto promueva comportamientos preventivos8,9 y protectores.10 Puede también resultar perjudicial si distorsiona la racionalidad de la persona.11 Igualmente, se ha asociado con altos niveles de ansiedad.12,13
La presencia de ansiedad frente al desarrollo creciente de esta pandemia resulta comprensible.14 Al respecto, un análisis realizado hasta marzo de 2020, informó una prevalencia global del 31,9 % entre 17 estudios publicados sobre este tema con una muestra total de 63 439 participantes.15 Personas entre los 21 y 40 años también mostraron elevados niveles de ansiedad en comparación con las edades de otros grupos.16 Otros estudios han sugerido que la presencia de enfermedades crónicas, y la proximidad a familiares o amigos que están enfermos con COVID-19, también aumentan las manifestaciones de ansiedad.2,17,18,19
Esta crítica situación epidemiológica hace de la pesquisa activa un componente primordial para enfrentar la COVID-19. Cuba es uno de los países donde las labores de pesquisa activa desde la Atención Primaria de Salud, han contribuido a controlar y reducir las catástrofes de los sucesos epidemiológicos. Entre los desafíos y problemas de la pesquisa activa, se destaca la disponibilidad de los recursos humanos que se necesitan para desarrollar el programa de monitoreo de forma eficiente.20
Hasta la fecha, estudiantes de todas las carreras de las Ciencias Médicas en Villa Clara y el país, participan en las pesquisas sanitarias en los hogares, unidos al plan integral diseñado para frenar el avance de la COVID-19.21 Los estudiantes de Ciencias Médicas residentes en Falcón no han estado exentos de protagonismo en la pesquisa durante la pandemia. Si bien hasta el momento, solo se han registrado 5 casos positivos de COVID-19 (actualmente en remisión), y ningún fallecido,22 la exposición al contagio en los jóvenes pesquisadores los hace más propensos a presentar manifestaciones psicológicas.23,24 Las investigaciones nacionales publicadas al respecto han encontrado la existencia de miedo25, ansiedad26, y estrés27. Por ende, el objetivo de la presente investigación fue describir las reacciones de ansiedad y miedo a la COVID-19 en los estudiantes pesquisadores del poblado de Falcón, Villa Clara.
MÉTODOS
Se desarrolló una investigación transversal de alcance descriptivo, desde el enfoque cuantitativo, con un diseño descriptivo mediante cuestionarios.28 La población de estudio estuvo constituida por los estudiantes pesquisadores del poblado de Falcón, Placetas, Villa Clara. La investigación se realizó en enero de 2021. El muestreo fue no probabilístico e intencional, a través de criterios de selección muestral. Se incluyeron los estudiantes de Ciencias Médicas con edades comprendidas entre los 16 y 26 años de edad, y que realizaban la actividad de pesquisa activa en el poblado de Falcón. Se excluyeron aquellos con alteraciones neuropsicológicas, psiquiátricas o psicológicas diagnosticadas. Salieron del estudio aquellos estudiantes con sesiones incompletas o por abandono voluntario de la investigación.
La población de estudio estuvo constituida por 28 pesquisadores; se descartó un participante por diagnóstico psiquiátrico presuntivo. Finalmente, la muestra quedó conformada por 27 participantes.
The Fear of COVID-19 Scale (FCV-19S) es un instrumento que tiene como objetivo evaluar las reacciones de miedo frente a la COVID-19. Cuenta con 7 ítems, agrupados en una estructura de factor único, con opciones de respuesta de tipo Likert: 1 (totalmente en desacuerdo), hasta 5 (totalmente de acuerdo). El rango de puntuación es de 7 a 35 puntos. Los puntajes más altos indican un mayor miedo a la COVID-19. En esta investigación se utilizó la versión cubana de la escala, la cual, en un estudio previo, exhibió altos índices de confiablidad (α=0,8). Para la presente investigación, se determinaron niveles altos y bajos de miedo, según los percentiles obtenidos del análisis de los datos aportados por los participantes. Además, la escala también mostró índices adecuados de confiabilidad (α=0,77).
The Coronavirus Anxiety Scale (CAS) es otro instrumento que evalúa las reacciones de ansiedad relacionadas con la COVID-19.29 Tiene 5 ítems con una respuesta en escala Likert: 0 (en absoluto), hasta 4 (casi todos los días durante las últimas 2 semanas). La versión original del CAS tiene una excelente consistencia interna y confiablidad (α=0,93). En la presente investigación se empleó la adaptación cubana de la prueba, cuyo índice de confiablidad también resultó alto (α=0,88).30 Al igual que en el instrumento anterior, se determinaron niveles altos y bajos de ansiedad, según los percentiles obtenidos del análisis de los datos aportados por los participantes.
El procesamiento se realizó mediante el paquete estadístico SPSS para Windows, versión 25.0. Los datos obtenidos se analizaron a partir de análisis de frecuencia. Se emplearon las pruebas no paramétricas a través de los análisis de la U de Mann-Whitney. Se calcularon los tamaños de efecto en cada caso, mediante la r de Rosenthal (r≤0,3: pequeño, 0,3≥r≤0,5: mediano, r≥0,5: grande).31 Las correlaciones se llevaron a cabo mediante la Tau-b de Kendall.
La investigación fue aprobada por el Comité de Ética de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas. Posteriormente, se obtuvo el consentimiento por parte del personal de salud del Policlínico de Falcón; se accedió a los listados de los pesquisadores y sus correspondientes datos. Finalmente, cada participante tuvo opción de firmar un consentimiento informado, una vez explicados los objetivos investigativos.
RESULTADOS
La muestra quedó compuesta por 27 estudiantes pesquisadores de carreras de Ciencias Médicas (14 de Medicina y 13 de otras ramas afines). Existió un predominio del rango de edad de 15-20 años y del sexo femenino; más del 50% conocían personas diagnosticadas con COVID-19 (Tabla 1).
Se obtuvieron mayormente niveles bajos de ansiedad ante la COVID-19. La variable miedo a la COVID-19 se comportó de forma equilibrada, dados los bajos (48,1 %) y altos niveles (51,9 %) (Tabla 2).
En el análisis de comparación de medianas con arreglo a los datos informados por los participantes que conocían o no a personas infectadas con la COVID-19, se encontraron diferencias estadísticamente significativas (p≤0,01) y un tamaño de efecto mediano, en la variable de ansiedad ante la COVID-19. Se obtuvieron valores superiores de ansiedad en el grupo de participantes que no conocían personas diagnosticadas. También, el miedo ante la COVID-19 se comportó en niveles superiores, en los estudiantes que no conocían casos confirmados, lo que mostró un tamaño de efecto mediano y una significación estadísticamente significativa (p≤0,05) (Tabla 3).
Se obtuvo una correlación inversa muy significativa (p≤0,01), entre las variables edad y ansiedad, lo cual sugiere que fueron los participantes más jóvenes los que mostraron niveles más elevados de ansiedad ante la COVID-19. Igualmente, se encontró que los niveles de ansiedad resultaron más bajos en aquellos participantes que conocían personas con COVID-19. La variable miedo correlacionó de forma negativa con el conocer a una persona diagnosticada con COVID-19; es decir, los participantes que conocían personas diagnosticadas con la enfermedad, exhibieron niveles más bajos de miedo. Por último, se destacó una correlación positiva y directa entre el miedo y la ansiedad ante la COVID-19 (Tabla 4).
DISCUSIÓN
Los resultados encontrados pueden ser analizados según tres líneas o ejes esenciales: la presencia de miedo y ansiedad, la relación entre la ansiedad y la edad de los participantes, y la relación entre el miedo y la ansiedad a la COVID-19, con el hecho de conocer personas positivas. En adición, el vínculo que existe entre el miedo y la ansiedad ante la COVID-19 como manifestaciones psicológicas, el cual ha sido documentado por disímiles autores.12,13
Al tomar como referente el primero de los ejes a analizar, se reconoce que la COVID-19 ha provocado la vivencia de: ansiedad32, miedo2,33 estrés2,23, depresión2, angustia e incertidumbre34. En España se obtuvieron altos niveles de estrés, ansiedad y depresión en una muestra de estudiantes, probablemente asociados a los retos que ha impuesto el nuevo estilo de vida a raíz de la COVID-19.35 No obstante, en la presente investigación, los estudiantes mostraron bajos niveles de ansiedad. De forma similar, esto se observó en los estudiantes de Medicina del municipio de Gibara, Holguín.26 Los bajos niveles de ansiedad obtenidos en la presente investigación, pudieran deberse a una pobre percepción de amenaza,9 configurada a raíz de la situación epidemiológica en Falcón,22 así como a la familiarización con las características de la COVID-19 y las estrategias de prevención aprendidas mediante el proceso de capacitación docente.
En cuanto al miedo, se ha sugerido que su presencia y expresión se debe a la novedad e incertidumbre que genera la actual situación epidemiológica.36 En la investigación realizada en estudiantes de Ciencias Médicas asignados a la pesquisa en el área de salud del Policlínico Norte de Ciego de Ávila, el miedo al contagio prevaleció en el 100 % de la muestra.25 En la presente investigación se constató la existencia de miedo en poco más del 50 % de los participantes.
En lo que respecta al análisis de la ansiedad ante la COVID-19 y su relación con la edad de los participantes, investigaciones en China han sugerido la presencia de estrés, ansiedad, depresión y miedo en edades comprendidas entre los 12 y 30 años de edad.2 También han sido encontrados altos niveles de ansiedad en muestras de adolescentes específicamente.37 De igual manera, en el presente estudio se obtuvo una relación inversa entre ambas variables. De ahí que, mientras menores eran los participantes, mayores índices de ansiedad informaron. A su vez, los participantes de mayor edad mostraron menores niveles de ansiedad ante la COVID-19. Este resultado pudiese sustentarse en la mayor experiencia que les ha aportado el vínculo con su carrera a aquellos participantes que han acumulado mayor cantidad de años de estudio de las Ciencias Médicas, no es así para aquellos que recién la inician, y cuyo conocimiento de temáticas médicas pudiese resultar un poco limitado.27
Por último, en cuanto al análisis de la presencia de miedo y ansiedad ante la COVID-19 y su relación con el hecho de conocer personas que hayan sido casos positivos, investigaciones en estudiantes de Medicina durante la fase inicial de la pandemia en China, indicaron que tener un conocido diagnosticado con la COVID-19 suele empeorar la vivencia de ansiedad.17 Contrario a ello, en los estudiantes pesquisadores de Falcón, esta relación ocurrió de forma inversa para ambas variables (ansiedad/miedo a la COVID-19). Al respecto, se considera que en los participantes que no han conocido personas diagnosticadas con la enfermedad, la información con que cuentan suele basarse esencialmente en los medios de comunicación o redes sociales.
En este sentido, varios estudios señalan que el miedo se exacerba por los mitos y la desinformación en redes sociales y medios de comunicación, a menudo impulsado por noticias erróneas o por una incorrecta comprensión de los mensajes relacionados al cuidado de la salud.38 La incertidumbre asociada con la COVID-19 puede agravar la salud mental de la población,14,39 con lo cual, se reconoce que la búsqueda de información es la primera opción ante la vivencia de incertidumbre.
En adición a ello, se han descrito correlaciones inversas entre el estrés, la ansiedad y la depresión frente a la COVID-19, con los niveles de información o conocimiento sobre la enfermedad en adolescentes.37 Entonces, sería interesante conocer con qué frecuencia estas personas se encuentran expuestas a niveles de información sobre la COVID-19, y desde qué fuentes obtienen dicha información. Estos elementos podrían ofrecer hipótesis sobre de la posibilidad de que, en el caso de estos participantes, los niveles de miedo y ansiedad podrían elevarse debido a la sobresaturación de información a la cual se someten, y lo verídica o no que esta pueda resultar.
En sentido general, los resultados aportados contribuyen a la comprensión de las reacciones psicológicas ante la actual pandemia. La Psicología como ciencia en tiempos de la COVID-19 resulta necesaria para favorecer la salud y el bienestar humano.5 En las nuevas condiciones de vida, el factor psicológico se erige como un pilar esencial del bienestar integral del individuo. Las investigaciones que se han realizado al respecto deberían servir como bases generales para la inserción de estrategias psicológicas intervenidas en los disímiles niveles de atención en salud en el país.
CONCLUSIONES
En los estudiantes pesquisadores del poblado de Falcón se encontraron bajos niveles de ansiedad ante la COVID-19. A su vez, fueron encontrados niveles altos y bajos de miedo ante la pandemia. Los niveles más elevados de miedo y ansiedad fueron observados en aquellos participantes que no conocían personas diagnosticadas como casos positivos. De igual modo, se encontraron mayores manifestaciones de ansiedad en los pesquisadores más jóvenes. En la muestra, correlacionaron de forma directa y significativa, las manifestaciones de miedo y ansiedad ante la COVID-19.
La presente investigación constituye un acercamiento al estado de salud mental de los estudiantes vinculados a la pesquisa activa. Una de sus principales fortalezas radica en el empleo de instrumentos desarrollados para evaluar reacciones psicológicas específicamente ante la COVID-19; no obstante, los autores reconocen la existencia de limitaciones. En esencia, el tamaño muestral hace más compleja la generalización de resultados hacia mayores poblaciones de pesquisadores. Por ende, los resultados expuestos solo deben ser tomados en consideración, al referirse a la muestra con la cual se investigó. Convendría la realización de estudios similares en poblaciones mayores, así como estudios comparativos entre estudiantes pesquisadores y no pesquisadores.
Agradecimientos
Los autores agradecen la colaboración de Lisdadny Cardoso Rodríguez. Especialista en Primer Grado de Medicina General Integral. Profesora Instructora. Por su contribución en la facilitación de listados y datos muestrales que permitieron la realización de la presente investigación.