INTRODUCCIÓN
La cicatriz queloide es una afección que se caracteriza por el depósito excesivo de colágeno en la dermis y tejido subcutáneo. El proceso por el cual se desarrolla no es del todo conocido.1 Son formaciones densas en colágeno, no encapsuladas, "neoplasias benignas" del tejido conectivo que persisten durante largo tiempo, no regresa espontáneamente y se extiende más allá de los límites de la lesión inicial, hecho que la diferencia de la cicatriz hipertrófica.2
La cicatriz queloide fue descrita por primera vez por Edwin Smith, pero no fue hasta 1802 cuando Alibert usó el término queloide, cheloid, que significa tenaza de cangrejo, debido a la forma que adquiere la lesión.2
El queloide forma parte de las cicatrices patológicas por exceso; es más frecuente en la raza negra (15 %), mestiza y asiática (8 %). Afecta en igual proporción a hombres que mujeres y es 9 veces más frecuente en la raza negra que en la blanca.1
Se localiza con mayor frecuencia en la región de los hombros, zona preesternal, espalda y lóbulos auriculares, en cambio rara vez se presenta en párpados, palma de las manos, planta de los pies y genitales.
En algunos países de África, una de las afecciones de mayor incidencia en la consulta de cirugía plástica es la cicatriz queloide, con frecuente aparición de pacientes con queloides de tamaño considerable, poco frecuentes en Cuba y en los reportes de la literatura médica.
Se pretende con esta presentación de caso, informar a la comunidad médica, la experiencia en el manejo y tratamiento con dos pacientes portadores de lesiones queloides de gran tamaño.
CASO CLÍNICO
Paciente de 33 años de edad, con antecedentes de buena salud, que en el año 2012, después de colocarse aretes, presentó tumoración en ambos lóbulos auriculares, diagnosticado como queloide, que inicialmente eran de pequeño tamaño. Fue operado en el año 2014, con un crecimiento desmesurado a partir de esta fecha y para el cual no recibía tratamiento médico.
Al examen físico: Hemicara derecha con tumoración de aproximadamente 20 cm de largo por 8 cm de ancho, que toma lóbulo, región retroauricular y parte del cuello (región infraauricular), con pérdida parcial de de piel, presencia de secreciones y edema. Hemicara izquierda con tumoración de aproximadamente 15 cm de largo por 10 cm de ancho, que toma lóbulo, región retroauricular y parte del cuello (región infraauricular) con pérdida parcial de piel, presencia de secreciones, edema, fluctuante (Fig. 1).
Se decidió el ingreso del paciente y se impuso tratamiento con antibiótico del tipo amoxicillina con ácido clavulánico, así como cura local diaria. Se comenzó a la semana de su ingreso (mostraba evidente mejoría clínica), la preparación para la intervención quirúrgica.
Para la planificación quirúrgica se tuvo como objetivo primordial, eliminar la tumoración, con un cierre quirúrgico inmediato, sin tensión. Después de programado, fue llevado al salón de operaciones, donde se realizó, bajo anestesia general, eliminación quirúrgica de las tumoraciones y cierre quirúrgico borde a borde (Fig. 2).
El segundo, es un paciente de 40 años de edad, con antecedentes de buena salud, que desde hacía aproximadamente 10 años, a partir de comenzar a padecer de foliculitis de la barba, aparecieron cicatrices, que como resultado final se diagnosticaron como queloide, con crecimiento rápido y excesivo, para lo cual no llevó tratamiento especializado.
Al examen físico: Tumoración de consistencia dura, que toma toda la región anterior del cuello, desde el área submentoniana hasta el límite del cuello con el tórax anterior y en el plano horizontal, se desplaza de lóbulo a lóbulo auricular sin tomar estos, con presencia de secreciones y edema.
En este paciente se aplica la decisión inicial similar a la expuesta para el primer paciente. Con las condiciones óptimas, es llevado al salón de operaciones. En un primer tiempo se realizó, bajo anestesia general, la excéresis quirúrgica de la cicatriz queloide y en un segundo tiempo quirúrgico, se logró el cierre de la zona cruenta, mediante injerto de espesor total; como zona donante de piel, se empleó la pared anterior del abdomen (Fig. 3).
COMENTARIOS
Entre las cicatrices anómalas por exceso se encuentra la cicatriz queloide; no se conoce del todo su patogenia y el hecho de ser una entidad que solo se presenta en el hombre, dificulta su estudio a nivel experimental.1,3
En la introducción se plantea que la cicatriz queloide es una neoplasia benigna del tejido conectivo, sin embargo la frontera que separa a las hiperplasias benignas características de la reparación de las heridas, de las verdaderas neoplasias es con frecuencia, una línea no muy bien definida.4
Es una enfermedad de difícil tratamiento, en la que lograr una conducta terapéutica exitosa, continúa siendo un desafío. Se han invocado múltiples modalidades de tratamiento, entre las que se encuentra: cirugía, farmacoterapia, presoterapia, radioterapia, láser de CO2 o Nd YAG. Los mejores resultados se obtienen con la combinación de varias modalidades de tratamiento.1
En los pacientes presentados, se decidió realizar excéresis quirúrgica, para la cual se tuvo en cuenta durante la planificación, tres posibilidades que garantizaran la eliminación total de la tumoración con el mínimo de tensión: excéresis y cierre por injerto libre de piel, excéresis y cierre mediante colgajo; la eliminación quirúrgica de la tumoración y cierre borde a borde. Además se infiltró con acetónido de triamcinolona, 40mg/ml, desde el momento de la intervención quirúrgica; se repitió este proceder cada 15 días. Se realizó también presoterapia con crema esteroidea.
En la literatura se recogen estudios para el tratamiento del queloide en el que se emplea, la mitomicina C tópica e intralesional, la triamcinolona o betametazona combinada con cirugía y colchicina en caso de resección quirúrgica anterior, la combinación de triamcinolona intralesional, presoterapia y cirugía, los efectos de la radiofrecuencia, láser terapia y más recientemente, el empleo del plasma rico en plaquetas en el tratamiento de las cicatrices quirúrgicas.3,4,5,6,7,8,9,10
Aunque no existe un tratamiento ideal, se debe tratar esta enfermedad de manera personalizada, teniendo en cuenta el tiempo de aparición de la tumoración, la presencia de recidiva y el tamaño de la lesión.11