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Revista Cubana de Cirugía
versión On-line ISSN 1561-2945
Rev Cubana Cir v.43 n.1 Ciudad de la Habana ene.-mar. 2004
Experiencia y resultados
Facultad "Finlay-Albarrán
Hospital Clinicoquirúrgico "Joaquín Albarrán"
¿Debe el paciente conocer que tiene un cáncer? Nuestra experiencia en las pacientes con cáncer de mama
Resumen
Se realiza un enfoque eticofilosófico sobre el conocimiento que deben tener los pacientes que padecen de un cáncer, sobre su enfermedad. El cáncer es la segunda causa de muerte en Cuba. Los tratamientos y adelantos tecnológicos hacen que la sobrevida de estos pacientes cada día sea mayor y con mejor calidad de vida. En la mujer es el cáncer de la mama y el del cerviz los más frecuentes, el primero, evidentemente más mutilante por tener la mama un significado sexual, de belleza, de feminidad y materno; en nuestra experiencia el conocimiento previo por la paciente y sus familiares de que se detectó un cáncer en la mama implica de inicio un gran choque emocional y afectivo, que es superado prontamente con una magnífica relación médico-paciente y médico-familiar. Sobre la base de esta experiencia preconizamos exponerles a los pacientes el tipo de enfermedad que posee.
DeCS: NEOPLASMAS DE LA MAMA; RELACIONES MEDICO-PACIENTE; REVELACION DE LA VERDAD
El cáncer es un término genérico que se aplica a un número de enfermedades, susceptibles de afectar a cualquier parte del organismo y que poseyendo características biológicas comunes, tienen evolución, respuesta al tratamiento y pronósticos diferentes.
En Cuba el cáncer ocupa el segundo lugar entre las principales causas de muerte. Más allá de las cifras estadísticas, el cáncer es una de las enfermedades con mayor impacto psicológico. Es bien conocido el miedo generalizado que el diagnóstico de cáncer, y en no menor grado la propia palabra "cáncer'', suscitan en la población.
Consideramos un derecho humano básico, el respeto a la libertad individual, a dominar cada uno su propio cuerpo, a tener y emitir opiniones en las decisiones que afecten su cuerpo, su propia vida.
El problema más difícil de resolver en ocasiones en relación con la información al paciente sobre diagnóstico, no es el paciente sino el médico; generalmente toman la actitud más fácil, pero inhumana, de ocultar el diagnóstico con los pretextos de "tengo el deber de evitarle sufrimiento al paciente'' o "no hay ley que me ampare para decirle la verdad''.
Todavía muchos de los pacientes pueden preferir no poseer la información, y que esta sea manejada solo por sus familiares, y adoptar una actitud de negación y pasividad. Aunque en nuestra experiencia, como veremos más adelante, esto es fácilmente reversible, a partir de una buena relación médico-paciente, en beneficio de una mejor evolución posterior.1
El cáncer de mama es uno de los de mayor magnitud, trascendencia y vulnerabilidad. Constituye la localización más frecuente de las neoplasias malignas en la mujer cubana y representa la primera causa de muerte por cáncer en el sexo femenino.
Es necesario hacer hincapié en la promoción de salud, que no es más que el conjunto de acciones del sistema de salud para lograr la participación consciente y activa de la población en el cuidado y optimización de su bienestar; con esto logramos un determinado aumento en la prevención de estas enfermedades.2
En el cáncer de mama, las acciones de promoción y prevención implican que el médico del área de salud debe tener una relación muy estrecha con los miembros de la comunidad donde desempeña su labor, pues es precisamente en este medio donde estas acciones alcanzan su máxima eficacia.2
Aquí la relación médico-paciente es más amplia, se establece con toda la población en general y con la población femenina en particular, mediante charlas educativas y campañas de divulgación masiva basadas en el significado social de esta afección, como hacer el diagnostico precoz de ella y la posibilidad de curación con el tratamiento quirúrgico impuesto a tiempo.3
Una vez que se presenten síntomas y signos que hagan sospechar al médico que existe un posible cáncer de mama, se hace necesario realizarle a la paciente toda una serie de investigaciones complementarias más o menos invasivas, que exigen del profesional de la salud el cumplimiento de normas jurídicas, técnicas y metodologías especificas y un desempeño adecuado de sus conocimientos éticos, psicológicos y socioculturales que le permitan explicar y de ser necesario convencer a la paciente de la necesidad objetiva de su realización.
Desde ese momento comienza la aprehensión y angustia de la paciente por el temor al cáncer; el diagnóstico no es aún positivo, pero de la confianza que inspire el médico, del establecimiento de una buena relación médico-paciente, se le hará más fácil y comprensible la posibilidad futura de que lo sea.4
Con su consentimiento informado, llegamos a realizarle la biopsia por aspiración con aguja fina (BAAF) que nos informará citológicamente de la existencia o no de un cáncer de mama.5,6
Por tanto, en esta localización y por los métodos modernos de diagnóstico, en la propia consulta la mujer conoce de la presencia de su enfermedad. Recordemos que la mama es un sinónimo de feminidad, belleza y sexualidad; que es visible, no como otros órganos, y esto conduce a una grave afectación psicológica a la paciente.
En las subsiguientes entrevistas, aunque no se le niega, se le brinda a ella y a sus familiares más allegados (sobre todo al esposo) el mayor apoyo y seguridad; se le explica que hasta tanto no se realice la extirpación del tumor, el diagnóstico no es seguro; se le explica la necesidad de los tratamientos ulteriores como la radioterapia y la quimioterapia y seguimiento posoperatorio prolongado, para alcanzar su rehabilitación más completa o total, tanto física como psíquica y su reincorporación a la sociedad.
Galeno, 1 800 años atrás, expresó: "Cura mejor quien tiene la confianza de las gentes''. Esto lo comprobamos con el grado de aceptación y de satisfacción que observamos en las pacientes una vez que hemos conversado con ellas, y les explicamos las posibilidades que el tratamiento quirúrgico les puede ofrecer, desde el más simple y sencillo, la exéresis del tumor por resultados benignos, hasta el más drástico que resultaría la amputación de la mama por ser maligno.4
Las pacientes mastectomizadas presentan una variedad de síntomas físicos y psíquicos que deben ser atendidos con prontitud y que están determinados, en gran medida, por su edad, capacidad intelectual, educación adquirida, modo de vida, familiares e información recibida en el preoperatorio mediante la relación médico-paciente, información que puede ser verbal y extraverbal y que no siempre se recibe adecuadamente o en su totalidad por la influencia que pueden ejercer factores como:
- Las características generales de la paciente y el médico.
- Los mecanismos de defensa o de distorsión de la realidad que asuma.
- Su nivel de tolerancia ante las frustraciones y la capacidad del médico para conducirla con un manejo adecuado.
De aquí la importancia de la calidad de esta relación dinámica que se establece desde la primera consulta y que debe ir profundizándose cada vez más hasta lograr que la paciente adquiera hábitos y normas de conducta que le permitan participar pasivamente en todas aquellas actividades y procedimientos encaminados a la recuperación de su salud.
Sabemos que las grandes preocupaciones de estas pacientes son la distorsión de su perfil somático sexual y el posible comportamiento familiar (más en su pareja), así como las limitaciones en sus compromisos sociales y laborales y sus necesidades económicas; por tanto, la importancia de la relación médico-familia es también indiscutible. Los familiares y allegados deben ser preparados en espera de respuestas psicológicas adversas por parte de la paciente, que pueden ir desde la inseguridad y ansiedad, fácilmente explicables, hasta el negativismo total, rechazando todo tipo de ayuda, o por el contrario exigiendo atención exagerada; deben ser enseñadas a revertir estas reacciones brindando cooperación y comprensión, y evitar por todos los medios que la paciente caiga en un estado de frustración, que solo genera hostilidad y determina, muchas veces, el fracaso de cualquier relación interpersonal.
En nuestra experiencia, el mayor porcentaje de estas mujeres operadas, retornan a sus labores habituales, desde las profesionales hasta las amas de casa, se preocupan por rehabilitación estética, por operaciones quirúrgicas y mantienen un gran halo de afectividad y autoestima y rechazo a la condolencia y apoyo de sus allegados.
Debemos señalar que en el 100 % no es así, por la alta malignidad de su afección o lo tardío del tratamiento, que conduzcan rápidamente a la muerte.
Ahora bien, estimamos que si esto ocurre en las pacientes que conocen desde un principio que son portadoras de un cáncer, y que además, no se les puede ocultar por la amputación de la mama por el tratamiento quirúrgico, por qué no dárselo a conocer a cualquier otro tipo de paciente que lo presente en otra parte de su cuerpo.
Como se ha intentado resaltar, la relación médico-paciente es fundamental para que el individuo maneje su situación, coopere y logre su mejoría o establezca la conducta apropiada en su seno familiar y de sus allegados si la terapéutica fallara.7
Resulta chocante que en un país como el nuestro, que la educación y la cultura, así como todo lo referente al ser humano, se desarrolle día a día en grandes logros y méritos, se utilicen en los medios de difusión masiva frases como "murió a consecuencia de una penosa enfermedad''; que aún no se haya modificado el artículo 7 inciso ch del "Reglamento disciplinario para los profesionales, técnicos y demás trabajadores de la salud'' que dice textualmente : (
) mantener la debida reserva en relación con el paciente sobre el diagnóstico de los casos de enfermedad de curso letal y brindar la información necesaria, con el tacto que se requiera, a los familiares.8
Por tanto, consideramos que hay que romper con el tabú de la palabra cáncer y ofrecer más información de tipo general a la población, sobre todo lo que resulta curable cuando es tratado a tiempo.
Mientras el paciente conserve su autonomía y su grado sociocultural sea bueno, sí debemos informarle, decirle la verdad. Nuestra experiencia así lo indica.
Summary
An ethical and philosophical analysis on the knowledge patients suffering from cancer should have about their disease is made. Cancer is the second cause of death in Cuba. The treatments and technological advances make these patients survive longer every day and have a better quality of life. In women, breast cancer and cervix cancer are the most frequent. The first is evidently more mutilating due to the fact that the breast has to do with sex, beauty, feminity and maternity. According to our experience, when the patient and his family previously know that a breast cancer has been detected it causes at first an emotional and affective shock that will be overcome fast through an excellent physician-patient and physician-family relationship. On the basis of this experience, we recommend to tell the patients the type of disease they have.
Subject headings: BREAST NEOPLASMS; PHYSICIAN-PATIENT RELATIONS; TRUTH DISCOLOSURE
Referencias bibliográficas
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- Amador García M, Hernández Ceballos H. El efecto de la revolución social. Las necesidades crecientes del pueblo cubano y sus implicaciones para la educación médica. Educación Médica Superior 1988; 2(1) : ene.-jun.
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- García Aberasturi L. La relación médico-paciente, un enfoque histórico concreto. Rev Cubana Admón Salud 1979;4(3): jul. - sep.
- Castellanos Arroyo M. El consentimiento informado. Manual de Bioética General. Ed. RIALP; 1994.
- Lara MC, de la Fuente JR. Sobre el consentimiento informado. Boletín Panamericano de la Salud. 1990;108(5-6).
- González Menéndez R. La nueva dimensión de la relación médico-paciente en nuestros días. Bioética desde una perspectiva cubana. La Habana: Centro "Felix Varela''; 1997.
- MINSAP. Reglamento disciplinario para los profesionales, técnicos y demás trabajadores de la rama de la Salud. Resolución Ministerial No. 164, capítulo IV, sección 1, artículo 7, inciso "Ch''. La Habana, 1967.
Recibido: 23 de enero de 2004. Aprobado: 26 de enero de 2004.
Dr. Justo Piñeiro Fernández. Hospital Clinicoquirúrgico "Joaquín Albarrán", calle 26 y Boyeros, Plaza, Ciudad de La Habana, Cuba.
1 Especialista de I Grado en Cirugía General. Asistente de Cirugía General.