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Revista Cubana de Estomatología
versión On-line ISSN 1561-297X
Rev Cubana Estomatol v.42 n.2 Ciudad de La Habana Mayo-ago. 2005
Facultad de Estomatología. Instituto Superior de Ciencias Médicas  de La Habana    
 Hospital Pediátrico Docente de Centro Habana
Síndrome de Parry-Romberg. Visión de su tratamiento
Dra. María Elena González Espíndola,1 Dra. Yulenia Cruz Rivas,2 Dra. Brismayda García González,3 Dr. Librado Vergara Piedra1 y Dra. Libia Mena García 4
    
Resumen
El síndrome de Parry-Romberg o atrofia hemifacial progresiva, enfermedad de Romberg o también denominada trofoneurosis facial, fue descrito por Parry en 1925 y por Romberg en 1946. Se considera una malformación craneofacial poco frecuente en la práctica diaria y en edades tempranas, ya que es una enfermedad progresiva que suele empezar en la adolescencia. Se caracteriza por presentar la atrofia del tejido graso (celular subcutáneo), piel, músculos faciales y en algunos casos pueden estar afectados también los huesos y cartílagos de un lado de la cara; su evolución dura de 2 a 12 años, pero puede detenerse en cualquier momento. Su diagnóstico temprano, así como un adecuado plan de tratamiento, resultan importantes y se deben ejecutar por un equipo multidisciplinario para lograr un buen desarrollo funcional y psicológico, así como el establecimiento de una buena relación de oclusión que mejore la armonía facial, que eleve la calidad de vida de estos pacientes. El objetivo del presente trabajo es mostrar un caso que ha sido tratado por el equipo multidisciplinario de Cirugía Maxilofacial del Hospital Pediátrico de Centro Habana.
Palabras clave: Atrofia hemifacial progresiva, síndrome de Parry-Romberg, asimetría facial, híbrido maxilar, aparatología funcional, equipo multidisciplinario.
La revisión  de la literatura pone de manifiesto, que existen varias teorías que avalan  el crecimiento y desarrollo del complejo craneofacial. Una de las más recientes  fue propuesta por Vander Klouss.1     
     
 Moss  afirma que la cabeza es una estructura compleja que interviene en varias funciones  relativamente independientes como el olfato, respiración, visión,  digestión, habla, audición, equilibrio e interacción neural.  Cada función es llevada a cabo por tejidos blandos apoyados y protegidos  por elementos esqueléticos anexos.2    
      
 Cuando las matrices funcionales se ven afectadas en su crecimiento, los tejidos  esqueléticos responden con determinado grado de afectación, según  el momento en que se produzca.El síndrome Parry-Romberg es una entidad  clínica que consiste en una atrofia hemifacial progresiva que aparece en  edades tempranas,3 constituye una enfermedad  que afecta el crecimiento y desarrollo de las estructuras de un lado de la cara,  trayendo a su vez alteraciones estéticas, funcionales, psíquicas  y sociales.    
 Las causas que lo producen no están aún bien argumentadas,4-5  aunque autores como Moko lo atribuyen a disturbios en el sistema simpático  que origina atrofias en el tejido subcutáneo.6  También se ha relacionado con traumas y extracciones dentales. Rogers plantea  que se origina producto de una neuritis intersticial del nervio trigémino.  En el trabajo de Bellusci se describe un modelo patogénico de un proceso  inflamatorio crónico como una posible explicación a la atrofia hemifacial  progresiva.7-9 En general la etiología  de esta afección aún es desconocida.
Esta anomalía es poco frecuente, por lo general comienza en la primera juventud, o sea, en la adolescencia, aunque algunos autores la han reportado en niños como una enfermedad progresiva. 5,10-11 El signo más llamativo es la pérdida de la plenitud facial de un lado de la cara. El lado anormal de la cara suele estar perfectamente delimitado del lado sano por una zona paramedial deprimida. Generalmente el área inicial de la enfermedad se localiza sobre el músculo temporal y se observa como una línea vertical extendida que se denomina "estocada de sable".12 Se presenta como una atrofia unilateral de la piel, del tejido celular subcutáneo y las estructuras óseas subyacentes,5 con afectación de los músculos faciales y el cartílago en la zona dañada. El daño puede limitarse a una de las zonas de innervación de una de las ramas del trigémino, pero puede extenderse y afectar el cuello, hombro, brazos, tronco y llegar a la pierna del mismo lado.Se ha planteado que esta enfermedad es progresiva, pero puede detenerse en cualquier momento dejando una deformidad mínima.13-14
Otras  manifestaciones clínicas que pueden aparecer con la enfermedad son: caídas  de las pestañas, alopecia, neuralgia trigeminal, atrofia ipsolateral de  la lengua, epilepsia del lado contrario, procesos inflamatorios del ojo y diplopía.15-16    
  La piel afectada puede presentar color castaño y puede ser más oscura  de acuerdo con la atrofia de las estructuras anexas.17    
  Los músculos faciales disminuyen de tamaño, pero conservan su función;  los huesos y cartílagos están poco desarrollados en dependencia  de la edad de aparición de la enfermedad; mientras más temprano  aparecen las lesiones óseas son más importantes, dado por el grado  de crecimiento y desarrollo del individuo.18
Un  gran número de asociaciones neurológicas se han reportado en este  síndrome.19 Al igual que Bellusci, Rogers  describió alteraciones bilaterales. Este último lo observó  en el 5 % de 772 casos, con mayor frecuencia en el sexo femenino, con una frecuencia  de 3 a 2.8-9    
     
 Consideramos cada vez más  necesario el diagnóstico y tratamiento temprano de esta enfermedad para  evitar que se agraven las alteraciones producidas por este síndrome con  una intervención oportuna que garantice, a largo plazo, una evolución  satisfactoria del paciente, con el propósito de mejorar su calidad de vida.  El objetivo del presente trabajo es mostrar la evolución de una caso con  síndrome de Parry Romberg tratado por un equipo multidisciplinario pediátrico.    
  
Presentación del caso
Datos generales: paciente IMD, de  11 años de edad, sexo femenino, grupo étnico europiode.    
 Motivo  de consulta: remitida por el maxilofacial.    
 HEA: refiere la madre que a los  9 años comenzó a notar que su hija desviaba la boca y no la cerraba  bien, y que la cara derecha estaba menos desarrollada.    
     
 Examen físico    
      
 Extrabucal:    
     
 De frente (fig.1): 
- Asimetría facial.
- Lado derecho de la cara menos desarrollado.
- Signo se estocada de sable en región comisura derecha que se extiende al borde de la mandíbula.
- Atrofia del tejido celular subcutáneo y músculos faciales.
- Piel de la zona oscurecida.
- Comisura labial derecha elevada.
- Pabellón auricular derecho más pequeño que el izquierdo.
Fig. 1. Paciente de frente.
De perfil (fig. 2):
- Perfil convexo.
- Estocada de sable del lado derecho.
- Color café de la piel en zona geniana.
- Depresión de los tejidos faciales en esa zona facial.
- Ligera disminución del pabellón auricular derecho.
Fig. 2. Paciente de perfil.
Intabucal:    
     
 Arcada superior: forma redondeada,  dentición mixta tardía, dientes anteriores vestibularizados, diastemas  interincisivos.    
 Arcada inferior: redonda, dentición permanente, dientes  alineados.    
     
 Arcadas en oclusión:     
     
 Anteroposterior:
- Resalte anterior de 5 mm.
- Relación molar lado derecho neutroclusión.
- Relación molar lado izquierdo mesioclusión.
- Mesioclusión.
Transversal:
- Línea media inferior desviada 3 mm a la derecha.
- Plano oclusal elevado a la derecha.
- Resalte posterior normal.
- Vertical: sobrepase: 2/3 corona.
Análisis radiográfico: los análisis de simetría realizados en cefalometría anteroposterior y panorámica corroboraron la presencia de una asimetría facial tanto transversal como vertical. Se constató ausencia del folículo de los terceros molares.
Clasificación  sindrómica de Moyers: síndrome de clase I.    
     
 Los objetivos  del tratamiento ortodóncico propuestos fueron:
- Lograr buen balance psíquico y neuromuscular.
- Nivelar el plano oclusal.
- Reducir vestibuloversión de incisivos superiores.
- Eliminar diastemas interincisivos.
- Mejorar perfil.
- Mantener relación maxilomandibular estable.
- Lograr resalte y sobrepase funcional.
- Centralizar líneas medias.
Con estos estudios realizados, el caso fue valorado en la consulta colectiva integrada por un equipo multidisciplinario, donde se confirmó el diagnóstico de síndrome de Parry-Romberg y se aprobó el siguiente plan de tratamiento:
Conducta inmediata: se indicó mioterapia para los músculos buccinador, masetero y orbicular de los labios. Se comenzó el tratamiento funcional empleando un aparato híbrido constituido por un arco palatal, arco vestibular superior, aleta lingual, rejilla lateral, escudo vestibular derecho superior e inferior, este último más grueso y bloque de mordida izquierda en zona de bicúspides y molares (fig. 3).
Fig. 3. Aparato que se empleó en la paciente.
Conducta mediata: el caso se revalorizó paulatinamente para controlar su evolución durante el período de crecimiento de la paciente.
Discusión
El  tratamiento psicológico es importante tanto para el paciente como para  los familiares, ya que los defectos estéticos que se producen son marcados  y es también función del equipo que los trata lograr su adaptación  social completa en su vida cotidiana. La psicoterapia debe ser simultánea  al tratamiento mecánico.    
     
 El aparato diseñado permitió  dar solución a la mayoría de los problemas sin descartar que la  gimnasia muscular desempeña un papel fundamental para devolver la tonicidad  a estos tejidos blandos atróficos. La presencia en al aparato de un bloque  de acrílico del lado sano favorece la migración vertical de los  dientes del lado opuesto, con lo cual se niveló el plano oclusal y mejoró  el sobrepase.     
     
 El arco vestibular con un diseño similar al de  la placa Hawley brindó estabilidad al aparato y posibilitó en esta  paciente reducir la vestibuloversión de incisivos superiores, reducir el  resalte y eliminar los diastemas superiores, lo que mejoró el perfil.    
  Este aparato se comporta como un posicionador mandibular por la presencia de la  aleta lingual, que permite centralizar las líneas medias.El arco palatal  brindó estabilidad al aparato en sentido transversal.    
     
 Con la rejilla  fue posible evitar la interposición lingual al espacio lateral creado por  el bloque de acrílico, evitando las interferencias a la egresión  de los molares, lo que a su vez es favorecido por el escudo vestibular que separa  los carrillos.    
 Otras funciones del escudo vestibular fue evitar la presión  anómala de los tejidos blandos sobre el esqueleto poco desarrollado, disimular  el defecto; en los músculos fue posible el ablandamiento por el masaje  obtenido como resultado de la función, lo cual mejoró la circulación  y el tono de la musculatura. Todos estos cambios contribuyen a la preparación  del lecho para una posible microcirugía en edades posteriores si no se  detiene la enfermedad.     
     
 La terapéutica debe estar encaminada a  minimizar los efectos debilitantes de una atrofia progresiva de un lado de la  cara. En el estudio de Grippaudo, 2 pacientes con síndrome de Parry-Romberg  recibieron tratamiento ortodóncico durante 6 años; al finalizar  el crecimiento craneofacial, la mandíbula se mantuvo prácticamente  simétrica y el problema relacionado con la atrofia se mantuvo confinado  al área inicial. El análisis cefalométrico demostró  que los planos oclusal y mandibular mantuvieron una orientación derecha  en relación con el plano bicigomático. La relación entre  los lados derechos e izquierdo de la mandíbula en la rama y cóndilo  mejoró. 20
El empleo de la terapéutica  ortodóncica permite a los pacientes afectados con Parry-Romberg tener una  cara más armónica al final de la pubertad. Los resultados logrados  preven una intervención quirúrgica limitada solo a la zona de la  esclerodermia.    
 Para el tratamiento de la enfermedad han sido propuestos procederes  que oculten el defecto, tales como inyecciones de silicona por debajo de la piel.  Con el desarrollo de la microcirugía, desde 1965 en Japón se han  logrado mejores resultados y más estables. 
Para concluir, podemos plantear que el síndrome de Parry-Romberg debe ser tratado en un equipo multidisciplinario pediátrico. Su diagnóstico y tratamiento debe realizarse lo antes posible, para actuar de forma oportuna en el desarrollo de la enfermedad, con el objetivo de lograr un buen balance psíquico y neuromuscular que mejore la calidad de vida de nuestros pacientes. Recomendamos el uso de aparatos híbridos agregándole elementos adicionales, según las características individuales del paciente. Con un tratamiento precoz las secuelas son mínimas.
Summary
Parry-Romberg's syndrome. View of its treatment
Parry-Romberg's syndrome or progressive hemifacial atrophy, Romberg's disease, or facial trophoneurosis as it is also called, was described by Parry in 1925 and by Romberg in 1926. It is considered an uncommon craniofacial malformation in the daily practice and at early ages, since it is a progressive disease that usually appears in adolescence. It is characterized by the atrophy of the fatty tissue (cellular subcutaneous), skin, facial muscles and in some cases the bones and cartilages of a side of the face may be affected. Its evolution lasts from 2 to 12 years, but it may stop at any time. Its early diagnosis, as well as an adequate treatment plan are important and they should be made by a multidisciplinary team to achieve a good functional and psychological development and the establishment of a good relation of occlusion that improves the facial harmony and increases the quality of life of these patients. The objective of this paper is to show a case that has been treated by the multidisciplinary team of Maxillofacial Surgery of the Pediatric Hospital of Centro Habana.
Key words: Progressive hemifacial atrophy, Parry-Romberg's syndrome, facial asymmetry, maxillary hybrid, functional apparatus, multidisciplinary team.
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Recibido: 25 de octubre de 2004. Aprobado:  12 de enero de 2005.    
 Dra. María Elena González Espíndola.  Facultad de Estomatología. Ave. Salvador Allende y calle G, municipio Plaza,  Ciudad de La Habana, Cuba.
1  Especialista de II Grado en Ortodoncia. Profesor Auxiliar.    
 2 Especialista  de I Grado en Ortodoncia. Profesora Instructora.     
 3 Especialista de II Grado  en Ortodoncia. Profesora Instructora.     
 4 Doctora en Ciencias. Especialista  de II Grado en EGI. Profesora Auxiliar.    
 

 
 


 
 




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