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Revista Cubana de Medicina
versión On-line ISSN 1561-302X
Rev cubana med v.36 n.1 Ciudad de la Habana ene.-abr. 1997
Editorial
El juicio ético en la práctica médica
Dr. José Antonio Lloréns Figueroa
La ética médica tiene su punto de partida antes de nuestra era, simbolizada por el más ilustre médico de la antigüedad, Hipócrates, cuya doctrina ha tenido una gran influencia en el ejercicio de la profesión médica en los siglos posteriores. A cada régimen social correspondió una ética médica subordinada a los intereses de las clases dominantes y muy influida desde el medioevo por la moral religiosa, a través de las enseñanzas doctrinarias que tratan de dar razón de lo religioso. La teología enmarca una visión de la ética hasta nuestros días y aunque solo es válida para una minoría, ejerce de hecho una fuerza moral prevalente socialmente.
Así, durante siglos se va produciendo una transformación evolutiva de la ética médica en forma lenta, de acuerdo con el propio desarrollo de la medicina y la ciencia y, especialmente, de los cambios socioeconómicos ocurridos. La influencia de las corrientes filosóficas burguesas traza pautas desde el siglo pasado para consolidar una ética médica burguesa, que encuentra con el desarrollo del marxismo-leninismo y la experiencia de la revolución social que instaura el socialismo, una nueva visión de la ética médica. Los conflictos y dilemas éticos que surgen después de la Segunda Guerra Mundial con la defensa de los derechos humanos y el avance impetuoso de la tecnología y las nuevas políticas de salud le dan nuevas visiones y dimensiones.
Más recientemente, por los años 70, nace la bioética en Estados Unidos con el fin de mantener la estabilidad de la estructura social, que oculta los conflictos existentes en la sociedad para preservar los intereses de los grupos dominantes, y una clara intención, de tipo comercial para insertar la tecnología médica de avanzada, mientras que para los países subdesarrollados significa programas alternativos de autocuidados, atención primaria realizada por personal no profesional, medicina tradicional, tecnología apropiada, reducción de los gastos sociales por el Estado y privatización de la atención médica.
Actualmente, la ética médica aborda múltiples temas relacionados con la práctica médica, con el ejercicio profesional, con la gestión de salud, con los avances de la ciencia y la tecnología médica, y con la regulación de la vida. El juicio ético, como componente obligado de la práctica médica, está inmerso en cada tema de la ética médica, pero teniendo en cuenta su extensión me referiré exclusivamente a la facultad anímica y profesional del médico en su ejercicio frente al paciente para juzgar la aplicación de la tecnología más avanzada con énfasis en la relación médico-paciente.
Los progresos ininterrumpidos en los conocimientos y técnicas en el campo de las ciencias médicas se reflejan de una forma decisiva en estos tiempos en la práctica médica. Para muchos, la práctica clínica actual está fuertemente influida por los adelantos tecnológicos ocurridos después de la Segunda Guerra Mundial, para algunos puede ser motivo de un enfoque de la medicina francamente biologista, y atribuyen incluso, cierto deterioro o falta de progreso en la atención médica individual. Otros autores aluden a una supuesta interposición de la técnica y la complejidad hospitalaria moderna entre el médico y el paciente al tratar de explicar dicho deterioro.
El uso de las nuevas tecnologías en los servicios de salud está avanzando rápidamente, sobre todo en los países que cuentan con mayores recursos. El desarrollo de equipos basados en nuevos principios, como la microelectrónica, está teniendo un fuerte impacto en el desenvolvimiento de los servicios de salud. También en el campo de la biotecnología se está produciendo un desarrollo vertiginoso con la electrónica biomolecular, la producción de materiales biosintéticos, la inmunología molecular y, muy especialmente, la ingeniería genética.
La incorporación de la medicina al torrente general del progreso científico-técnico ha creado una serie de problemas de carácter ético, por ejemplo, los aspectos sociomorales que surgen en los trasplantes, en los problemas genéticos, en la psicofarmacología, en el experimento clínico y en muchos más que se derivan de los adelantos más modernos.
La tendencia progresiva a la «tecnización» y al desarrollo de la medicina contemporánea tiene también algunas consecuencias negativas, en el sentido que el aparato no da una idea acerca de la personalidad del enfermo, con su complejo mundo sociopsíquico y moral de inquietudes y aspiraciones. El peligro está, precisamente, en la relación médico-aparato-paciente, donde el enfermo puede ser sometido a acciones mecanicistas que indefectiblemente lo lleven a un plano de «despersonalización«. Conocer este peligro es la mejor manera de obviarlo y utilizar los medios tecnológicos con todas las ventajas que ofrecen. Desde luego, esto exige aplicar enfoques complejos basados en la metodología dialéctico-materialistas.
Emplear la nueva tecnología médica entraña también otras preocupaciones como su elevado costo, el acceso de los pacientes por igual a los servicios de salud, el consentimiento voluntario a someterse a una nueva tecnología, la relación médico-paciente, así como el perfil profesional del médico del futuro. En efecto, el alto costo de estas tecnologías de punta obligará sin dudas a controlar más e investigar la relación costo/beneficio, particularmente de aquellos procedimientos de alto costo y alto riesgo. La atención médica, a tenor de la introducción de estos adelantos, se ha venido encareciendo sostenidamente en los últimos años, lo cual establece el dilema de quiénes deben beneficiarse principalmente de ellos, los que los pueden pagar, o los que los necesitan realmente.
En las circunstancias actuales en que vive el mundo, los países subdesarrollados siguen siendo las principales víctimas de los cambios ocurridos en la economía internacional y el sector de la salud se halla entre aquellas áreas que han quedado relegadas. Las injustas «políticas de ajuste económico» repercuten fundamentalmente en el desarrollo social, con un sostenido déficit de recursos que se refleja en reducidos presupuestos de salud, a lo cual se adiciona la persistencia de una desigual distribución del ingreso nacional, de forma tal, que amplios sectores de la población quedan marginados del acceso, no ya de tecnologías de punta, sino incluso a los más elementales servicios de salud.
La insuficiente información junto a la propaganda sensacionalista de los medios de comunicación dominados por el interés de las ganancias que tienden a generar falsas esperanzas, ha conducido al fenómeno comúnmente conocido como «abuso tecnológico». Precisamente, una de las cuestiones importantes que plantea el uso de un nuevo procedimiento médico, está relacionada con las condiciones en que se realiza actualmente el acceso de los países subdesarrollados al progreso científico-técnico. En el caso de la nueva tecnología médica, existen también contradicciones y obstáculos inherentes al traspaso tecnológico en general, que se desenvuelve en el marco del actual sistema de relaciones económicas internacionales. Para algunos autores relacionados con la bioética, el «abuso tecnológico» se refiere más bien al uso indiscriminado de las indicaciones de los procedimientos tecnológicos más avanzados, consideran, además, los riesgos que muchos de ellos pueden producir en el paciente. Ciertamente, un análisis de las indicaciones que se realizan en el momento actual, sobre todo cuando nos referimos a la medicina mercantilista, nos conduce a la conclusión de un uso indebido de pruebas diagnóstica o intervenciones terapéuticas en muchas circunstancias clínicas sin tener en cuenta el riesgo y los costos.
La necesidad urgente de reconstruir cuidadosamente la ética médica con la finalidad de abordar los nuevos dilemas y conflictos que la tecnología médica y las políticas de salud en evolución introducen en la función del médico y en la gestión de salud, se hace impostergable en este momento histórico con nuevos enfoques y estructuras, pero dentro del marco teórico del marxismo-leninismo, para enfrentar estos acuciantes problemas, que no son dependientes exclusivamente de las teorías burguesas y la llamada cultura posmoderna, sino también, y con mayores razones, en la sociedad socialista donde se pone fin a las contradicciones antagónicas entre los valores científicos y morales, sin perder los principios humanísticos. El carácter socialista de nuestra medicina constituye la base material sobre la que se sustenta la moral y la ética de los trabajadores de la medicina cubana que engendra principios éticos clasistas y partidistas opuestos radicalmente a la ética médica burguesa.