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Revista Cubana de Medicina

versión On-line ISSN 1561-302X

Rev cubana med v.40 n.3 Ciudad de la Habana jul.-set. 2001

 

Editorial

La Medicina Interna cubana en las puertas del Siglo XXI

La Medicina Interna como especialidad ha sido reconocida desde hace relativamente poco tiempo. En 1880, Adolf von Strumpell (1853-1925) escribió el primer Tratado de Enfermedades Internas, y 2 años después, en Weisbaden, se celebró el I Congreso de Medicina Interna, donde esta especialidad ya se perfilaba con características propias.1 En 1936 se crea en los Estados Unidos de Norteamérica el Concilio Americano de Medicina Interna y 20 años después (1956) se reconoce en Cuba esa denominación.1 Con el triunfo de la Revolución Socialista en nuestro país se le abren las posibilidades para un progreso ilimitado, se crea la residencia de la especialidad y en 1968, su Grupo Nacional.

A pesar de su relativa juventud, actualmente, tanto a nivel mundial como en nuestro país, la Medicina Interna resulta indispensable para la atención médica general e integral de los adultos,2 situación que seguramente se mantendrá en el nuevo siglo, en el cual, al menos en Cuba, las acciones médicas tendrán que diseñarse y ejecutarse de acuerdo con los más elevados principios de la Bioética, como corresponde a nuestro sistema social.3

La Medicina Interna tuvo un importante protagonismo en la organización e implementación del Plan del Médico de la Familia, así como en la formación de las primeras generaciones de especialistas en Medicina General Integral (MGI). En el futuro, los internistas mantendrán un papel fundamental en la formación del médico general básico cubano y el especialista en Medicina Interna y continuarán contribuyendo a la formación del especialista en MGI.

Así pues, pudiéramos concebir la Medicina Interna como: "La parte de la Medicina, mezcla de ciencia y de arte, que nos guía en el cuidado de la salud de los adultos, a través de una actuación generalista, integral y humanista." En Cuba, los internistas se desempeñan con éxito en los 3 niveles asistenciales del Sistema Nacional de Salud4 y han logrado relaciones armónicas y fructíferas con la Medicina General Integral, la Geriatría y las demás especialidades con las que comparte los distintos espacios. Para desempeñarse con éxito en el siglo xxi, los internistas cubanos tienen que tener una visión clara de los complejos escenarios en los cuales inevitablemente han de actuar y de cuál será la misión que en ellos les aguarda, ya que no hacerlo sería irracional y por lo tanto, funesto.

Al pensar en el primer cuarto de siglo xxi, consideramos razonable aceptar como premisas las siguientes: a) no surgirá una guerra que borre de la faz del planeta la actual civilización; b) se seguirá ampliando y profundizando el actual proceso de globalización; c) se mantendrá la alta productividad de la Revolución Científico-Técnica y d) la Humanidad seguirá su acelerado proceso de envejecimiento.

Según nuestra información, suponemos que en este período se complete el mapa del genoma humano; surjan nuevas vacunas efectivas, medicamentos y medios diagnósticos; se logren grandes progresos en el diagnóstico y tratamiento del cáncer; los trabajadores de la salud alcancen plena conciencia de la necesidad de poner más énfasis en el trabajo con los factores de riesgo, la promoción de la salud y los aspectos sociales de la Medicina;5 se produzcan grandes adelantos en Pedagogía y en Psicología, incluyendo el desarrollo de la teoría siconeuroinmunológica.6 Así pues, al internista cubano en el primer cuarto del siglo xxi le resultará indispensable incorporar o incrementar en su desempeño cotidiano los elementos siguientes:

  • Dominio del idioma inglés y de los conocimientos indispensables de computación.
  • Conocimiento y observancia de los principios de la Bioética, incluyendo el correcto manejo de la relación médico-paciente-familia-comunidad-ambiente.7
  • Poseer convicciones internacionalistas y disposición para materializarlas en cualquier momento.
  • Profundizar en el conocimiento de la Ecología y de los efectos que los fenómenos cósmicos producen en la salud humana.
  • No permitir que las tecnologías más sofisticadas los deshumanicen ni los aparten de las personas que atienden.
  • Utilización correcta de los aportes de la medicina natural y tradicional e incorporar a su práctica diaria todo lo que haya probado científicamente ser útil para sus pacientes, aunque sean hallazgos de las culturas más remotas.
  • Profundizar sus conocimientos de genética y de inmunología.
  • Poseer suficientes conocimientos para enfrentar los problemas de salud del anciano.
  • Poseer dominio de la dinámica del trabajo en equipo.
  • Adquirir aceptables conocimientos sobre nutrición y sobre las bondades y utilidad de los antioxidantes, para su aplicación cotidiana en las personas que atiende.
  • Empleo adecuado de la educación para la salud, de la promoción de salud, de los factores de riesgo y del componente social de la Medicina.
  • En el caso que el internista sea docente, dominar y utilizar los nuevos adelantos en el campo de la Pedagogía y de la Ética Pedagógica.8
  • Estudiar constantemente, como única forma de mantener actualizados sus conocimientos, así como investigar en cualquier puesto de trabajo donde se desempeñe.
  • Aunque disponga de los más efectivos recursos tecnológicos, tener siempre presente el consejo del gran médico ruso Nicolás I. Pigorov: "Cuando un médico conversa durante un rato con su paciente, y al cabo de ese tiempo dicho paciente no se siente mejor, ese médico ha fracasado".

Referencias bibliográficas

  1. Ascuy P. Prólogo. En: Grupo Nacional de Medicina Interna. Normas de Medicina Interna. La Habana: Editorial Científico-Técnica, 1976:7-8.
  2. Cuba. Ministerio de Salud Pública. Fundamentación de un nuevo enfoque de la medicina en la Comunidad. La Habana: MINSAP:1976.
  3. Llorens Figueroa JA. El juicio ético en la práctica médica (editorial). Rev Cubana Med 1997;36(1):7-10.
  4. Fernández Sacasa J. La medicina interna en la comunidad [editorial]. Rev Cubana Med 1975;14(3):267-70.
  5. Rodríguez Rivera L. Comprensión de la esencia social del ser humano para la solución de los problemas de salud. En: Colectivo de autores. Filosofía y Medicina. La Habana: Ciencias Sociales;1987:130-47.
  6. Borysenko J, Borysenko M. Sobre la Siconeuroinmunología: cómo la mente influye sobre la salud y las enfermedades... y cómo hacer que esta influencia sea beneficiosa. En: Cuba. Ministerio de Educación. Recopilación de artículos sobre algunas cuestiones biológicas. La Habana: Pueblo y Educación;1986,vol.4:217-25.
  7. González Menéndez R. La unidad biosicosocial. Rev Cubana Med 1975;14(1):65-71.
  8. Ilizástigui F. Salud, medicina y educación médica. La Habana: Editorial Ciencias Médicas, 1985:247.

Dr. Marcos A. Montano Díaz.
Especialista de II Grado en Medicina Interna.
Especialista del Centro Provincial de Promoción y Educación para la Salud. Pinar del Río.

Dra. Ana Carmen Valdés Vento.
Especialista de I Grado en Medicina General Integral.
Vicedecana del Área Clínica. Facultad de Ciencias Médicas "Dr. Ernesto Guevara de la Serna", Pinar del Río.

 

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