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Revista Cubana de Medicina
versión On-line ISSN 1561-302X
Rev cubana med v.41 n.4 Ciudad de la Habana jul.-ago. 2002
Temas actualizados
    
   Hospital Clinicoquirúrgico "Gral. Calixto García". Servicio    de Psicología    
 
Consecuencias neuropsicológicas de los traumatismos craneoencefálicos    
 
     Dra. Yurelis Ginarte Arias1    y Lic. Irianis Aguilar Pérez2    
 
Resumen    
 
     Se conoce que en la actualidad existe interés, cada vez más creciente,    por el estudio de las consecuencias de los traumatismos craneoencefálicos.    El abordaje de esta temática exige del enfoque interdisciplinario en    el que se insertan diferentes especialidades (neurología, neurocirugía,    neuropsicología, medicina física y rehabilitación, entre    otras). Se observaron los resultados obtenidos en investigaciones recientes    y en el presente artículo se abordaron los factores de los cuales depende    la aparición de alteraciones neuropsicológicas tras el daño    cerebral de origen traumático y su relación con el funcionamiento    cognitivo del paciente con dicha lesión.    
 
DeCS: TRAUMA CRANIOCEREBRAL/complicaciones; TRAUMA CRANIOCEREBRAL/psicología;    ATENCIÓN AL PACIENTE; CALIDAD DE VIDA.    
 
    
   Durante los últimos años ha existido un creciente interés    por el estudio de las causas y las consecuencias de los traumatismos craneoencefálicos    (TCE), los cuales han sido investigados desde disciplinas muy diversas como:    la Epidemiología, Fisiopatología, Neuropsicología, Rehabilitación,    Neurocirugía, entre otras.    
 
El daño cerebral de origen traumático posee alta incidencia en    el mundo (200/300 cada 100 000 hab)1 y genera    marcadas afectaciones en la calidad de vida del paciente, lo cual se expresa    en el orden personal, familiar y social.    
 
La National Head Injury Fundation define el daño cerebral traumático    como "un daño al cerebro, de naturaleza no degenerativa, causado    por una fuerza externa, que puede producir una disminución o alteración    del estado de conciencia, dando como resultado un deterioro del funcionamiento    de las capacidades cognitivas y físicas".2    
 
La lesión cerebral producida por un TCE implica una serie de cambios    estructurales, fisiológicos y funcionales en la actividad del sistema    nervioso central, al comprometer varias funciones cerebrales, las manifestaciones    clínico-neuropsicológicas que pueden aparecer son numerosas y    variadas.    
 
Desarrollo    
 
     Las alteraciones neuropsicológicas observadas en los pacientes con TCE    dependen de múltiples factores como: gravedad de la lesión (intensidad    o severidad, duración del período de coma y período de    amnesia postraumática); tipo de daño cerebral (focal, difuso,    mixto); zonas afectadas (extensión y localización); consecuencias    fisiopatológicas (pérdida de la masa encefálica, hematoma,    contusión); edad, nivel educativo, personalidad premórbida y otros.    
 
El TCE produce una alteración en el nivel de conciencia, la valoración    de ésta constituye un indicador de la intensidad o severidad de la lesión.    Para su evaluación existen múltiples procederes,1,3    sin embargo, a pesar de la diversidad de instrumentos, en la práctica    clínica se estima de forma universal a partir de la puntuación    de la escala de coma de Glasgow (GCS).4    
 
Al relacionar los resultados obtenidos en esa escala y el rendimiento cognitivo    posterior, estudios realizados1 refieren que    sólo el 20 % de los pacientes con puntuaciones superiores a 8 presentaron    déficit en las funciones cognitivas; de los que obtuvieron puntuaciones    entre 6 y 7, el 63,3 % tuvo déficit y de los que puntearon entre 3 y    4, el 70 % tuvo secuelas cognitivas graves.    
 
Investigaciones más recientes realizadas con metodologías neuropsicológicas    más rigurosas han encontrado porcentajes aún mayores. Otros estudios    han relacionado las puntuaciones obtenidas en la GCS con el grado de ajuste    social y la calidad de vida o el retorno a una actividad laboral productiva.1,5    
 
Otro de los elementos a evaluar en la valoración de la gravedad de la    lesión es el período de amnesia postraumática (APT). En    estudios realizados desde el punto de vista neuropsicológico, la duración    de la amnesia postraumática ha sido relacionada con variables como: el    coeficiente de inteligencia (CI) meses después del accidente; el funcionamiento    cognitivo general; la existencia de problemas persistentes de memoria; la gravedad    de las alteraciones psicosociales y la situación laboral posterior.5,6    
 
Existe un acuerdo general en reconocer que una vez superada la fase aguda del    coma, la duración del período de amnesia postraumática    representa el indicador más preciso para predecir el funcionamiento cognitivo    tras la lesión y para su evaluación existen diferentes instrumentos.1,2,4    
 
Según las características fisiopatológicas se ha demostrado,    en cuanto a las funciones cognitivas, que existe una clara distinción    entre las lesiones extraparenquimatosas y las intraparenquimatosas. Investigaciones    realizadas reflejan que de las personas con hematomas epidurales o subdurales    presentaron déficit cognitivo mínimo el 61 % y el 13,8 %, déficit    grave y de las personas que presentaron contusiones, laceraciones y hematomas    intracerebrales, el 28 % presentó mínimas secuelas cognitivas    frente al 43 % que presentó alteraciones graves.1,7    
 
Las zonas afectadas (extensión y localización) son otros de los    factores de los que va a depender la aparición de alteraciones neuropsicológicas    tras una lesión traumática. Según su localización    topográfica así se comportarán las funciones cognitivas    del sujeto.    
 
Las investigaciones realizadas hasta la actualidad plantean la importancia    de la corteza frontal en procesos como la memoria, atención y funciones    ejecutivas; la corteza temporal ha sido relacionada con la actividad del lenguaje;    la occipital con la percepción visual y la parietal con la atención,    percepción visuoespacial y la visuoconstrucción.    
 
La edad del paciente al sufrir el traumatismo es la variable a la que se ha    prestado mayor atención. Tradicionalmente se ha asociado la mayoría    de la edad con una mayor probabilidad de déficit cognitivo y secuelas    psiquiátricas, según el principio de Kennard, en el cual este    científico señaló que a menor edad en el momento de producirse    la lesión, menor nivel de alteración residual y mayor capacidad    de recuperación. En muchos estudios se han encontrado resultados que    coinciden con esta afirmación; sin embargo, investigaciones más    recientes1,2 sugieren que, sobre todo en niños,    la relación entre edad y nivel de recuperación no es lineal.    
 
Con respecto al nivel educativo, debemos plantear que la educación premórbida    del sujeto tiene marcada influencia en la aparición de alteraciones neuropsicológicas,    pues cuanto mayores sean las habilidades y los recursos cognitivos previos,    mayores serán las posibilidades de emplear estrategias alternativas de    compensación y solución de los déficits que aparezcan con    el traumatismo. En este sentido, investigaciones realizadas8    plantean una correlación positiva entre funcionamiento ejecutivo general    y pruebas globales de inteligencia previa a la lesión.    
 
La personalidad premórbida también influye en las consecuencias    de los TCE. Tras un daño cerebral traumático de intensidad leve    o moderada hay una probable exacerbación de los rasgos de personalidad,    mientras que en los de mayor gravedad suelen preservarse muy pocos rasgos y    aparece el llamado cambio de personalidad postraumático.8,9    
 
La evaluación neuropsicológica de las personas con TCE constituye    uno de los componentes esenciales en el estudio del paciente traumatizado, ya    que permite identificar las alteraciones cognitivas y afectivo-conductuales    que surgen a partir de la lesión, así como las funciones conservadas,    de manera que permita elaborar un programa rehabilitador que posibilite el mayor    grado de autonomía, la reinserción socio-laboral y un aumento    en la calidad de vida del paciente.10,11    
 
Concluyendo, las alteraciones neuropsicológicas que se presentan en    los traumatismos craneoencefálicos pueden ser muy variadas y dependen    de factores relacionados con la gravedad de la lesión, el tipo de daño    cerebral, la localización y la extensión de las zonas afectadas,    las consecuencias fisiopatológicas, y de otros factores relacionados    con el propio individuo como la edad, el nivel de escolaridad y la personalidad    premórbida.    
 
La evaluación neuropsicológica y la rehabilitación cognitiva y psicosocial constituyen eslabones primordiales en el proceso de atención al paciente con daño cerebral traumático.
    
   Summary 
         
   It is known that at present there is an increasing interest in studying the    consequences of cranioencephalic traumas. Dealing with this topic demands a    multidisciplinary approach in which different specialities, such as neurology,    neurosurgery, neuropsychology, physical medicine and rehabilitation, among others,    take part. The results obtained in recent research were observed. The factors    on which the appearance of neuropsychological alterations depends after the    brain damage of traumatic origin, as well as its relationship with the cognitive    functioning of the patient with this injury, are analyzed in this paper.    
 
Subject headings: CRANIOCEREBRAL TRAUMA/complications; CRANIOCEREBRAL/psychology;    PATIENT CARE; QUALITY OF LIFE.    
 
    
   Referencias bibliográficas    
 
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Recibido: 9 de enero de 2002. Aprobado: 15 de marzo de 2002.    
   Dra. Yurelis Ginarte Arias. Hospital Clinicoquirúrgico "General    Calixto García", Servicio de Psicología, Avenida Universidad    y calle J, El Vedado, Ciudad de La Habana, Cuba.
1 Master en Psicología de la Salud. Hospital Clinicoquirúrgico    "Gral. Calixto García".    
   2 Licenciada en Psicología. Policlínico "Guillermo González".    
    
    
 

 











