Estimado Editor:
El brote de enfermedad por coronavirus (COVID-19) se está extendiendo en todo el mundo con más de 34 000 000 casos confirmados y casi 1 000 000 muertes al final de septiembre de 2020.1 Las características clínicas varían de leves a enfermedades respiratorias graves. En algunos casos, los pacientes pueden requerir cuidados intensivos y ventilación mecánica.2,3
Se conoce que el riesgo de exposición al coronavirus es mayor en los trabajadores de salud, debido a su función en la asistencia y atención de los pacientes infectados con COVID-19.4 Los médicos, enfermeras y otros trabajadores de salud están en la primera línea de la emergencia médica. Los trabajadores sanitarios deben cumplir con las medidas de prevención y emplear equipos de protección personal; sin embargo, muchos de ellos se han visto afectados por COVID-19, por lo que su protección es una cuestión fundamental ahora más que nunca. Aunque algunos trabajos han abordado la exposición de las trabajadoras al COVID-19, aún no se ha abordado el problema relacionado con las trabajadoras embarazadas.
El embarazo es un estado fisiológico en el que muchos cambios afectan al organismo de la mujer, incluidas las alteraciones inmunológicas. Se sabe que las mujeres embarazadas pueden ser más susceptibles a la adquisición de enfermedades infecciosas y pueden tener un mayor peligro durante el embarazo.5
El nuevo coronavirus SARS-CoV-2, se detectó por primera vez a fines de 2019 y los datos referidos a pacientes embarazadas aún son muy limitados. Se dispone de algunos datos limitados sobre infecciones previas por coronavirus, como el síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV) y el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV). El SARS durante el embarazo parece estar asociado con el aborto espontáneo, el parto prematuro y las restricciones del crecimiento intrauterino.6 El MERS durante el embarazo parece estar asociado con muerte neonatal y muerte fetal tardía.7
Dado que el análisis estructural del nuevo coronavirus ha sugerido que utilizaría el mismo mecanismo del SARS-CoV, es fundamental considerar el papel potencial del SARS-CoV-2 durante el embarazo.7 Sin embargo, la gravedad de infección y la mortalidad fueron mayores en mujeres embarazadas que en mujeres no embarazadas.8 Además, no hay evidencia de infección intrauterina debido a una transmisión vertical en mujeres embarazadas afectadas por COVID-19.9,10
Debe tenerse en cuenta no solo el tema relacionado con los efectos directos del COVID-19 en mujeres embarazadas, sino también el de los tratamientos, los cuales están relacionados con la importancia de su uso en caso de infección, debido a que estos pueden tener un impacto potencial para el feto.
Sin embargo, es importante señalar que los datos sobre COVID-19 aún son deficientes, ya que es una pandemia muy reciente. Por estas razones, las trabajadoras de salud embarazadas no deben exponerse a pacientes confirmados o sospechosos de COVID-19, incluso si usan el equipo de protección personal adecuado. Se necesitan más estudios para evaluar y comprender mejor el papel potencial del nuevo coronavirus durante el embarazo. Además, las trabajadoras embarazadas deben cumplir con las mismas recomendaciones para otros trabajadores tales como el lavado de las manos con agua y jabón, mantener una distancia social de 2 metros, y evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca.4