Introducción
En los últimos años se ha especulado sobre la repercusión en los cambios de la microbiota intestinal (MI), en su composición y diversidad; y la asociación con distintas enfermedades crónicas no trasmisibles que cursan con síndrome metabólico, donde sobresale la obesidad,1,2) y comorbilidades como diabetes mellitus tipo 2,3) enfermedad de hígado graso no alcohólico (esteatosis hepática),4,5 enfermedad cardiovascular,6 y se ha descrito también en algunos tipos de cáncer.7,8
En este contexto, la obesidad, que es considerada una pandemia mundial, se ha convertido en uno de los problemas más graves de salud pública en el Nuevo Milenio con un alarmante ritmo de crecimiento, de repercusión en muchos países del orbe, que afecta progresivamente también, a aquellos de bajos y medianos ingresos. El incremento de la obesidad en la infancia y adolescencia es trascendente, donde también ha alcanzado proporciones epidémicas.9
Diferentes mecanismos se han argumentado acerca de la participación de la microbiota intestinal y los eventos que ocurren relacionados con la obesidad y su fisiopatología, por la repercusión en la absorción de nutrientes y el metabolismo con el consiguiente aumento de peso, al contribuir como eventos principales la disbiosis y disfunción de la barrera intestinal, traslocación bacteriana, inflamación por activación entre microorganismos y receptores que activan la cascada inflamatoria, estrés oxidativo, y la formación de metabolitos activos como el etanol producido por la disbiosis.1,9,10
Hoy día, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce la obesidad como un factor prevenible de riesgo de enfermedades no transmisibles que se caracteriza por una acumulación anormal o excesiva de grasa, que puede perjudicar a la salud.11) En 2016, 41 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso o eran obesos, y había un aproximado de más de 340 millones de niños y adolescentes (de 5 a 19 años) con sobrepeso u obesidad.11) En el mismo año, en la población mundial, más de 1900 millones de adultos de 18 o más años tenían sobrepeso, de los cuales, más de 650 millones eran obesos, de estos, el 39 % tiene sobrepeso, y el 13 % tiene obesidad, con predominio de mujeres.12)
Las tasas mundiales de obesidad de la población infantil y adolescente aumentaron desde menos de 1 % (que corresponde a 5 millones de niñas y 6 millones de niños) en 1975 hasta casi 6 % en las niñas (50 millones) y cerca de 8 % en los niños (74 millones) en 2016. Estas cifras muestran que, conjuntamente, el número de individuos obesos de 5 a 19 años de edad se multiplicó por 10 a nivel mundial, y pasó de los 11 millones de 1975 a los 124 millones de 2016. Además, 213 millones presentaban sobrepeso en 2016, si bien no llegaban al umbral de la obesidad. En todo el orbe se ha registrado dicho aumento en la infancia y adolescencia, solo en África, el número de niños con sobrepeso u obesidad aumentó de 4 a 9 millones en el mismo periodo. De los datos y cifras anteriores se puede concluir el significado del aumento de la prevalencia mundial de la obesidad entre 1975 y 2016. Si se mantienen las tendencias actuales, en el 2022 habrá más población infantil y adolescente con obesidad que con insuficiencia ponderal moderada o grave. (13)
Las investigaciones y estudios realizados en roedores en el laboratorio y en humanos son de gran repercusión para la comunidad científica, ya que demuestran la influencia del microbioma en la obesidad, al desempeña un rol trascendente en el desarrollo de la absorción de nutrientes y la inflamación de bajo grado, eventos fundamentales en la obesidad y la diabetes,14) llamados a resaltar la participación cada vez más importante en los trastornos metabólicos de la microbiota intestinal, aunque según expertos la magnitud de su contribuciones aún es incierta,14,15) Por dicho objetivo, analizamos con este trabajo la participación de la microbiota intestinal en la obesidad y enfermedades relacionadas con el síndrome metabólico, como diabetes mellitus tipo 2, enfermedad de hígado graso no alcohólico (esteatosis hepática) y mecanismos que intervienen en dicho proceso en ratones, los argumentos propuestos en humanos y papel de modulación de la microbiota intestinal como tratamiento.
Métodos
Se revisaron las publicaciones sobre microbiota intestinal y obesidad, en especial en la infancia, en español e inglés en bases de dato de PubMed, Google Scholar, ScIELO desde enero 2005 a febrero 2019. Se usó los términos de microbiota intestinal, obesidad y modulación de la microbiota intestinal.
Resultados
Microbiota intestinal
La MI o el microbioma, término que define el genoma de la microbiota, es reconocida como un “órgano metabólico virtual”, constituido por un conjunto de diversos microorganismos (bacterias, bacteriófagos, virus, hongos, protozoos) y sus genomas colectivos, que contiene entre 10 y 100 billones de microbios que codifican 100 veces más genes que el genoma humano que convive en equilibrio en el tracto gastrointestinal.16) El intestino del hombre normalmente alberga aproximadamente 1014 organismos bacterianos de hasta más de 1000 especies diferentes. Se considera que es estable cuando mantiene su diversidad y abundancia en su composición con predominio de simbiótica población bacteriana de efecto beneficioso y en menor proporción bacterias potencialmente patógenas, denominadas patobiontes.14,15) Es importante destacar la contribución de la MI en la salud humana, mediante sus funciones cardinales fisiológicas, como la inmunorregulación, prevención de patógenos, recolección de energía, el metabolismo, nutrición y mantenimiento de la homeostasis.1) En la homeostasis del ecosistema intestinal participan tres elementos principales: la microbiota, la permeabilidad del epitelio intestinal y la inmunidad local.17)
Hasta el presente, en la microbiota intestinal humana se han identificado 10 divisiones o phylum de bacterias, que corresponde el mayor porcentaje a Firmicutes y Bacteroidetes (aproximado 90 %), y el resto está constituido por Actinobacterias, Proteobacterias, Fusobacterias y Verrucomicrobia, entre otros. Entre los géneros resultan predominantes Prevotella y Bacteroides. (18) El desequilibrio en relación con las proporciones de Firmicutes y Bacteroidetes es uno de los rasgos más notificaos en la obesidad,3) con reducciones de Bifidobacterium y Methanobrevbacter smithi, y aumento de algunas especies de Lactobacillus.17) Las alteraciones en la composición de la microbiota puede ser elemento decisivo de riesgo de infecciones y trastornos metabólicos, como acontece con la obesidad, la resistencia a la insulina, la diabetes, dislipemia, hipertensión arterial y enfermedad cardiovascular.19,20) En 2017 se publicó por primera vez la asociación de la microbiota intestinal alterada con la obesidad pediátrica y cambios discordantes en las poblaciones de Firmicutes, tras descubrir diferencias significativas en el microbioma entre niños obesos y saludables.16)
Se ha observado en los sujetos obesos incremento de Proteobacterias, Bacteroides, Campylobacter, Shigella y evidente disminución de bacterias antiinflamatorias, como Akkermansia muciniphilae. Estas modificaciones en la constitución de microbiota intestinal normal conllevan pérdida de la integridad de la barrera mucosa, degradación de la capa mucosa y aumento del estrés oxidativo. Sin embargo, en sujetos normales o delgados predomina una distinta microbiota, constituida por diferentes especies de Lactobacilus, Bifidum y la referida Akkermansia muciniphilae, lo que hace especular a los expertos sobre la posibilidad futura de implantar determinados grupos de bacterias para modificar el peso corporal y evitar sus complicaciones.21
Existen tres momentos cardinales en el origen y desarrollo de la composición de la MI en el niño, en el cual influyen distintas variables: 1. El nacimiento (modo [parto o cesárea] y tiempo de embarazo [a término o prematuro]) 2. Alimentación del recién nacido (leche materna o artificial) y 3. Alimentación complementaria con inicio de la introducción de alimentos sólidos.17) Es de interés reseñar en recientes estudios sobre la colonización de la MI en el recién nacido, además de la tradicional implantación según la forma de nacimiento y la piel de la madre,16 se ha precisado desde la vida uterina que el feto mantiene estrecho contacto con la microbiota materna, a través de la placenta y líquido amniótico.16,20
En la MI del niño un elemento característico es su inestabilidad, por la influencia de cambios por factores ambientales, lo que repercute, a diferencia del adulto, en su composición y funcionalidad.22,23) Sin embargo, otros expertos han sugerido que después de los primeros 1 a 3 años de edad es bastante estable, aunque guarda diferencias significativas en relación con su composición en los individuos adultos.24
Distintos factores participan en la composición de la MI, los principales son la dieta, las enfermedades, los medicamentos y la genética,14 (Fig.). La dieta es el principal factor, con alta influencia (57 %), mientras la condición genética es menor (13 %). La interacción entre la MI y la alimentación, particularmente con alto contenido de grasas y carbohidratos simples, incrementa las posibilidades de presentar obesidad. El impacto de las diferentes dietas es variable, como se demuestra en la alimentación rica en grasa, vegetariana y con restricción de calorías; queda demostrado cómo repercuten en su composición.4) En la dieta rica en grasa hay un incremento de la relación Firmicutes/Bacteroidetes y además, mayor proporción de Enterobacteriaceae,25) mientras en la vegetariana se produce aumento de Bacteroidetes y disminuyen Firmicutes y Enterobacteriaceae,26 y en la restricción de calorías hay disminución de la relación Firmicutes/Bacteroidetes,27) lo que demuestra el efecto de la diferencia en las dietas sobre la composición y diversidad de la microbiota intestinal.
Una elevada proporción en grasa saturadas, ácidos grasos trans y azúcares en la alimentación causa un deterioro en el microbioma, lo que condiciona disbiosis en un propenso ambiente inflamatorio con disrupción de la función de la barrera intestinal, inflamación de bajo grado y endotoxemia metabólica, exponentes de las alteraciones metabólicas que acontecen en la obesidad. La dieta, como se ha expuesto, es reconocida como importante factor de influencia en la producción de disbiosis, junto a enfermedades intestinales agudas o crónicas y sistémicas, al igual que el tratamiento con antibióticos.28
En el transcurso de la vida, desde el nacimiento a la ancianidad, la microbiota intestinal es modificada y afectada por diferentes eventos capaces de producir disbiosis: dieta, enfermedades sistémicas e intestinales agudas y crónicas, y efectos de tratamientos con antibióticos.2,29,30) La disbiosis es también capaz de producir daño en la permeabilidad intestinal, lo cual favorece traslocación bacteriana y el paso de metabolitos de este origen a la circulación.31) A la luz de los avances científicos más recientes las acciones para revertir la disbiosis se basan en modulación de la microbiota, incluido trasplante de material fecal (TMF) e intervenciones dietéticas como soluciones para modificar la composición de la MI y producir metabolitos indispensables para la salud, prevención y tratamiento de las distintas afecciones intestinales y extraintestinales.32
Estudios experimentales de microbiota intestinal en ratones
En la revisión efectuada de estudios clásicos realizados en distintos modelos experimentales en ratones, en especial axénicos (con intestino estéril, libres de microbiota) versus ratones normales, de investigaciones sobre la microbiota intestinal y relación con los cambios que se producen en la patogenia de la obesidad como factor adicional, hallamos durante el curso del decenio 2001 al 2010, los siguientes resultados de interés.(,33,34,35
Aporte de la influencia de la composición de la microbiota intestinal en la obesidad
Hace más de 10 años, en 2007, Gordon y otros, colaboradores del Centro de Ciencias Genómicas de la Universidad de Washington, EE.UU. descubrieron que la microbiota intestinal de ratones obesos (ob/ob),* genéticamente predispuestos a la obesidad contenía una mayor proporción de bacterias del phylum Firmicutes, con 50 % menor de Bacteroidetes, sin embargo, en los ratones delgados del mismo grupo predominaban las bacterias del phylum Bacteroidetes, alimentados con la misma dieta. Este resultado llamó la atención por primera vez acerca la participación de la microbiota intestinal en la obesidad.33,34 Por otra parte, se demostró el predominio de los phylum Firmicutes y Bacteroidetes según el biotipo.34
Esta observación se verificó posteriormente en voluntarios humanos obesos y delgados, además, la microbiota de los sujetos obesos se modificó tras ser sometidos a dieta baja en calorías y presentar un aspecto más similar a los sujetos más delgados.35
El trasplante de microbiota intestinal de ratones ob/ob y delgados a ratones gnobióticos delgados (libres de bacterias), se apreció a las dos semanas que los trasplantados con microbiota de ratones ob/ob, tenían un significativo incremento de grasa, por haber extraído más calorías de los alimentos en comparación a los que habían recibido microbiota de ratones delgados. Es decir, de donante delgado el receptor resultaba delgado, y viceversa en los ratones obesos. Este estudio demostró el papel de la composición de la MI en el fenotipo corporal mediante la regulación del peso en los ratones trasplantados, y por tanto, la participación en la patogenia de la obesidad.35
En estudio posterior, en ratones gemelos discordantes se comprobó resultado similar cuando se observó que al trasplantar microbiota de intestino de un gemelo obeso a un ratón estéril, se producía mayor acúmulo de grasa en comparación al trasplante de gemelo delgado, con similar ingestión de calorías. Este resultado permitió demostrar el papel de la microbiota intestinal como agente causal en el desarrollo de la obesidad.36
Metabolismo de ácidos grasos de cadena corta
Los ratones libres de microbiota intestinal no poseen ácidos grasos de cadena corta (AGCC), lo que demuestra la participación de las bacterias intestinales en su producción.37
Cirugía bariátrica
En ratas no obesas sometidas a cirugía bariátrica se observó disminución de la proporción de Firmicutes y Bacteroidetes asociado a marcadas elevaciones de las concentraciones de Proteobacterias (52 veces) en relación con ratas con cirugía simulada. Este estudio indicó la repercusión de la cirugía gastrointestinal en la composición de la microbiota, con la consiguiente producción de AGCC y respuesta adecuada del sistema inmune local, lo que denota la contribución en el equilibro de la MI.38
Participación de la microbiota intestinal en la patogenia de la obesidad
En ratones genéticamente obesos ob/ob y homólogos delgados, los que fueron sometidos a similar dieta rica en polisacáridos, el análisis de la microbiota fecal de los ratones ob/ob presentaban menor proporción de Bacteroidetes y Firmicutes (en 50 %) en comparación con los ratones delgados de la misma camada y se precisó que la diferencia tenía relación con la alimentación ingerida.35
Uso de antibióticos
La administración de dosis subterapéuticas de antibióticos en ratones jóvenes, produce incremento del tejido graso y niveles de la incretina GIP-1. Se observaron también modificaciones taxonómicas de la MI con el incremento de las concentraciones de Lachnospiraceae y Firmicutes y disminución de Bacteroidetes, asociado a aumento de AGCC (acético, propiónico y butírico) en colon y modificaciones en el metabolismo hepático de lípidos. Este estudio demostró la modulación de la homeostasis metabólica del intestino con el uso de antibióticos.39
Metabolismo corporal: relación con la obesidad e inflamación
La MI distal de ratones deficientes en leptina y genéticamente obesos (ob/ob) se comparó con ratones delgados (ob/+ y +/+) de la misma camada y se halló que los ratones ob/ob contenían los genes que codifican las enzimas que hidrolizan los polisacáridos no digeribles, mayor proporción de AGCC (como ácido acético y ácido butírico) y calorías disminuidas en las heces. Se demostró en este modelo de ratón la participación del contenido génico de la MI en la obesidad y extracción de calorías adicionales de la dieta. por lo que estableció la contribución de la Mi en la obesidad.35
La participación de la MI en la obesidad está relacionada con distintos factores que se han relacionados. Los estudios citados fueron seleccionados entre los de mayor trascendencia de diferentes centros de investigación de prestigio internacional en distintas latitudes. Los mismos han aportado las bases para la interpretación de los eventos relacionados con la composición taxonómica bacteriana, metabolismo de AGCC, composición corporal, efecto de los antibióticos y el rol en la cirugía bariátrica.
Mecanismos de la microbiota intestinal propuestos en la obesidad
Los avances alcanzados en las tecnologías genómica, proteómica y metabolómica han permitido profundizar en los conocimientos acerca la composición y el fenotipo de los microbiomas del intestino,9,17) lo que ha determinado que se hayan propuesto varios mecanismos como posibles agentes causales relacionados con la obesidad,18) entre los cuales sobresale su diversidad y complejidad, pues los cambios que ocurren en la MI intestinal no han sido definitivamente establecidos.9) A continuación se enumeran dichos cambios, de acuerdo a lo postulado por Morán-Ramos y otros:18
La MI tiene la capacidad de incrementar la obtención de energía de la dieta, a expensa de la fermentación de polisacáridos no digeribles, al producir AGCC, elaborados en especial, a partir de la fermentación de fibra dietética, además de participar en la inflamación de bajo grado y la regulación de la composición de los AGCC, que son absorbidos a nivel de colon por el huésped y actúan como fuente de energía para el organismo humano, con el rasgo de ser calificados como mediadores claves de los efectos beneficiosos desencadenados por el microbioma intestinal.40
Incremento en el depósito de triglicéridos por inhibición del Factor de adiposidad inducido por el ayuno (FIAF, sigla en inglés), conocido también como proteína 4, similar a la angiopoyetina, que desempeña un papel cardinal en el metabolismo de los triglicéridos mediante la inhibición de la lipoproteína lipasa (LPL) en el tejido adiposo; LPL, puede ser suprimida de forma selectiva por la microbiota en el epitelio intestinal y participar en la modulación de la oxidación de ácidos grasos. Componentes de MI pueden suprimir el FIAF en la mucosa intestinal y de esta manera potenciar el aumento de peso.18
Incremento en el tono endocanabionoide (eCB).18) El Sistema eCB es un sistema fisiológico descubierto en los años 80 del siglo xx, formado por lípidos endogénicos bioactivos. Participa de manera relevante en la ingestión de alimentos, mediante la regulación de la expresión de mediadores anorexigénicos y oregénicos en diferentes áreas del hipotálamo. La sobreactivación de eCB se asocia a obesidad y trastornos metabólicos. Algunos estudios en ratones obesos precisan que el bloqueo de receptores del sistema permitiría disminuir la ingestión de alimentos, reducir las concentraciones de liposacáridos y disminuir la lipogénesis.41
Modulación de las señales de saciedad a través del eje intestino cerebro.18
Modulación de la microbiota intestinal y obesidad
La modulación de la MI representa una nueva estrategia terapéutica promisoria para las enfermedades asociadas con la obesidad. Los prebióticos, probióticos y simbióticos, el trasplante de microbiota fecal y los protocolos de ejercicio, han mostrado una acción moduladora sobre la MI en la obesidad y comorbilidades para restituir su heterogeneidad normal, aunque es necesario mayor atención y desarrollo de nuevos estudios controlados.42
Prebióticos
Son ingredientes o sustancias alimentarias constituidos por carbohidratos no digeribles (oligo y polisacáridos) que participan en la estimulación de la MI, a través de la fermentación de la población bacteriana colónica de Lactobacillus y Bifidum, y de esta forma fomentar la producción de AGCC.43) Sus efectos son beneficiosos porque tienen la capacidad de participar en la modulación de la MI, por su interacción huésped-bacterias, y estimular la población bacteriana referida, lo que modifica la composición de la MI, lo que junto a otras acciones, como disminuir el colesterol y triglicéridos hepáticos, y participar en la reducción de la grasa corporal presente en niños obesos.44 Los prebióticos han mostrado resultados prometedores para el tratamiento de la obesidad en adultos y niños.45,46
Probióticos
Son microorganismos vivos que después de su ingestión en un número específico ejercen beneficios para la salud del huésped, más allá de aquellos que son inherentes a la nutrición básica. Alimentos como yogur, kéfir y queso fermentado presentan probióticos en su composición. La industria farmacéutica ha desarrollado distintos tipos de probióticos bacterianos con diferentes especies de levadura con reconocidos efectos para la salud humana.47
Los probióticos pueden participar en la modulación de la MI, porque pueden ejercer efectos directos sobre su composición y diversidad.48) Han sido utilizados en la agricultura para promover el crecimiento de animales de granja. En humanos y animales obesos ciertas cepas favorecen la obesidad, como Lactobacillus acidophilus, L. fermentum y L. ingluviei, mientras L. gasseri o L. plantarum producen pérdida de peso y se ha demostrado pueden prevenir la adiposidad.22,49) En opinión de los expertos es necesario ejecutar nuevas investigaciones.47,50
Simbióticos
Es la combinación de prebióticos y probióticos, apoyan la supervivencia de las cepas probióticas al proporcionarles sustratos prebióticos para la fermentación.17 Los estudios in vitro resultaron más satisfactorios que los prebióticos o probióticos independientes, a los efectos de modular el microbioma intestinal, pero son limitados los estudios para su uso en la obesidad. (51,52
Trasplante microbiota fecal
Es un novedoso método, eficaz y seguro, poco costoso, buena tolerancia y apenas se registran efectos adversos. Consiste en el trasplante de la microbiota de un donante sano, previo estricto control, a uno enfermo por distintos motivos.32 El trasplante de microbiota fecal ha sido evaluado para el tratamiento de la obesidad como válido.53 Se ha informado que aplicarlo de personas delgadas a obesas, puede representar un medio para tratar la obesidad por el incremento de la sensibilidad a la insulina.53) Son limitados los estudios definitivos realizados en humanos que demuestren su eficacia como método antiobesidad, independiente de las debidas precauciones para prevenir patógenos virales con el procedimiento del trasplante fecal.32,53
Los análisis expuestos sobre modulación terapéutica de la MI permiten considerar la posibilidad del uso de prebióticos y probióticos, en especial combinados, como método efectivo para restablecer la heterogeneidad de la microbiota, por el efecto metabólico demostrado, con los consiguientes beneficios para la salud. En la infancia el tratamiento modulador para la obesidad puede resultar particularmente útil por la tolerancia y seguridad en la terapia probiótica.32
Discusión
La obesidad es un problema de salud pública en el niño y en el adulto, que sigue creciendo a nivel mundial. Es un factor de riesgo en tres de las cuatro principales enfermedades crónicas: las enfermedades cardiovasculares, la diabetes tipo 2 y ciertos tipos de canceres.3,4,5,6,7,8). La presentación en la infancia de la obesidad contribuye en un 25 % a su desarrollo en el adulto, y aquellos que tenían dicha condición en la niñez presentan la tendencia en desarrollar un grado mayor de severidad, lo que determina la necesidad de establecer medidas de prevención desde temprana edad,18) pues en el mundo actual viven 800 millones de personas que comen poco y se alimentan mal por condiciones socioeconómicas, sin embargo, un mayor número siguen una dieta que favorece la obesidad, las enfermedades referidas y la mortalidad prematura.54,55
Los conocimientos aportados por los resultados de las investigaciones en animales de laboratorio y en humanos acerca de los eventos que acontecen en la MI son de gran trascendencia para establecer medidas futuras, en especial en la infancia. De lo anterior se destaca el rol de la microbiota como modelo para interpretar la relación de la obesidad ante las diferencias de asociación con los phylum Firmicutes y Bacteroidetes, y la importancia de realizar acciones bioterapéuticas, en particular en su composición y diversidad, para lograr la regulación de los componentes del microbioma intestinal.21
Queda de manifiesto con este artículo la asociación entre los microbiomas del intestino, la obesidad e incluso afecciones autoinmunes, como la diabetes mellitus tipo 1 (DM1) avalado por estudios en modelos animales y el humano. Cabe destacar, recientemente, en febrero 2019 Paun y otros, publicaron en Science los resultados de una investigación en cohortes pediátricas donde “vinculan asociaciones entre las respuestas de los anticuerpos a microbios intestinales, el genotipo HLA-DR y la especificidad a autoanticuerpos de los islotes del páncreas” a desarrollo posterior de DM1. Postulan así el posible diagnóstico futuro de la DM1, según la microbiota intestinal basado en el nuevo concepto de “microbioma prediabético”.56
Ante la problemática mundial del sobrepeso y la obesidad en adultos y niños, es de importancia científica que los expertos hayan dirigido sus investigaciones al papel de la MI en la obesidad y sus comorbilidades, y aunque la obesidad es reconocida como una entidad multifactorial por la intervención de factores ambientales (dieta y actividad física, que resultan los de mayor protagonismo), sociales y genéticos, los estudios referidos en el presente trabajo demuestran la participación de la MI en el desarrollo de dichas afecciones.35
El papel de la modulación de la MI como arma terapéutica para regular sus alteraciones y recuperar su equilibrio con el uso de prebióticos, probióticos, simbióticos y el trasplante de microbiota fecal, son promisorios.
Las novedosas medidas ensayadas para el control de la obesidad, ante la necesidad de regulación de la comunidad de microorganismos que forman el microbioma intestinal, representan un desafío para prevenir la repercusión de dicha afección.47,48,49,50,51,52
Consideraciones finales
Los avances analizados demuestran la relación de la MI con la obesidad y comorbilidades por el gran interés de los estudios de expertos e investigadores de la comunidad científica del orbe, debido a la relevancia del sobrepeso y la obesidad en el humano, en especial en la infancia de la población mundial y su aumento global desde 1975 a 2016, calificado por la OMS como la pandemia del Nuevo Milenio.
Se revisan los estudios cardinales en roedores y humanos sobre los mecanismos del microbioma intestinal que intervienen en la obesidad: el rol de las bacterias en el intestino, el control de la permeabilidad e inflamación intestinal, la acción de polisacáridos no digeribles para la producción de AGCC, inhibición del factor de adiposidad inducida por ayuno, entre otros efectos que intervienen en el metabolismo intestinal, los cuales participan en el aumento de la capacidad por parte de la microbiota en la extracción de energía de los nutrientes.
Se expone el desafío de la modulación de la MI mediante la bioterapia, representada por probióticos, prebióticos, simbióticos y trasplante de la microbiota fecal, por su efectividad y tolerancia como acción terapéutica para restituir las alteraciones producidas en la obesidad y que son difundidas como posibles armas para acciones preventivas a desarrollarse en el futuro.