Introducción
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la obesidad como una acumulación anormal o excesiva de grasa que constituye un riesgo para la salud. El incremento del sobrepeso y la obesidad en la niñez es un problema para la salud pública en países industrializados y en desarrollo. La obesidad determina diversos riesgos en el ámbito psicológico, biológico y social, conduce al niño al aislamiento y disminución de la autoestima, afectando así la esfera de relaciones personales, familiares y académicas. Los riesgos biológicos se manifiestan a corto, mediano y largo plazo, a través de enfermedades ortopédicas, respiratorias, cutáneas, hipertensión arterial, elevación de los lípidos plasmáticos, resistencia a la insulina y diabetes mellitus tipo 2.1,2
Estudios realizados en Cuba estiman la prevalencia de sobrepeso y obesidad en escolares de primaria en 14,2 y 9,3 %, respectivamente.3
Las etapas tempranas de la vida (intraútero y posnatal) pueden tener una profunda influencia en la salud a largo plazo.4 Existen factores fetales y nutricionales que pueden programar al organismo y favorecer la acumulación de tejido adiposo. El escaso desarrollo del tejido muscular y las alteraciones cardiometabólicas relacionadas, como la diabetes gestacional, la preeclampsia, la insuficiencia placentaria, la hipertensión materna y la sobrealimentación de la madre en el embarazo; son factores de riesgo relacionados con el desarrollo de la resistencia a la insulina, la obesidad y la diabetes mellitus en la vida posnatal.5
La programación de la obesidad puede producirse mediante alteraciones permanentes de una o más vías relevantes, durante el desarrollo embrionario y perinatal. Así, un tipo de alteraciones que afectan el desarrollo de obesidad y de síndrome metabólico en la edad adulta lo conforman los cambios en el patrón epigenético.6
El período neonatal y posnatal es otro momento determinante para el desarrollo de la obesidad, dentro de los factores que impactan se encuentran factores sociales, culturales y biológicos como, la multiparidad, bajo o alto peso al nacimiento, antecedentes familiares de obesidad, nivel socioeconómico de la familia, entre otros.7
Los esfuerzos para prevenir el sobrepeso y la obesidad, hasta el momento han sido insuficientes, la mayoría de las acciones se han dirigido a niños y adolescentes.
Por el impacto de los factores de riesgo que acontecen desde la vida prenatal para el desarrollo de obesidad y otras enfermedades crónicas en la edad escolar y adulta, es que nos propusimos determinar la frecuencia de sobrepeso y obesidad y su asociación con factores de riesgo en niños de edad escolar, que es el objetivo de este trabajo.
Métodos
Se realizó un estudio descriptivo de tipo transversal en el período comprendido desde marzo de 2016 a marzo de 2017, que incluyó a 125 niños, de 5 a 10 años de edad, de ambos sexos pertenecientes a tres consultorios médicos del Policlínico Universitario Héroes del Moncada, del Municipio Plaza de la Revolución en la Habana. Esta área de salud se corresponde con un área urbana ubicada en la capital del país.
Los padres o tutores legales aceptaron la participación en el estudio mediante la firma voluntaria del consentimiento informado.
Se consideraron criterios de exclusión: niños con enfermedades crónicas o discapacidades, niños con obesidad de tipo secundaria y condiciones de salud durante los 15 días previos al estudio que pudieran afectar los resultados.
Un pediatra y un especialista en medicina general integral realizaron una entrevista a los padres para recoger los antecedentes de tabaquismo, diabetes gestacional, obesidad y edad materna en el momento del embarazo. Se revisaron las historias clínicas pediátricas para recoger el peso al nacimiento y el antecedente de recibir lactancia materna exclusiva hasta los seis meses o más.
Se midió el peso y la estatura en una balanza con estadiómetro Seca®, de fabricación china. Los niños se midieron descalzos y vestidos con ropa ligera. Cada medición se realizó en duplicado y se promediaron los valores obtenidos. Se calculó el índice de masa corporal (IMC= peso en k/estatura en metros2) para determinar el estado nutricional. Se establecieron las categorías de percentil de IMC-edad (delgado, como mayor del 3 percentil y menor del 10, normalidad por encima del 10 y menor del 90 percentil, de sobrepeso de 90 a 97 percentil, obesidad igual o mayor al percentil 97). Para la valoración de este índice se utilizaron como valores de referencia las tablas cubanas de 1982.8
Estos datos se llevaron al programa informático Excel 2003. Posteriormente se utilizó el paquete estadístico comercial SPSS en su versión 18.0 para Windows, para realizar el procesamiento. Para las estadísticas descriptivas de variables cuantitativas se utilizaron los valores medios y desviación estándar y para las variables cuantitativas los porcentajes. La investigación cumplió con los requisitos éticos para estudios en humanos y fue aprobada por el comité de ética de las instituciones participantes.
Resultados
La edad media fue de 7,4 años, 49,6 % eran niñas y 50,4 niños. Las características generales se describen en la tabla 1.
La clasificación de la valoración nutricional por percentiles de IMC (Tabla 2) mostró un predominio de los niños clasificados como normopeso, seguido de la obesidad y el sobrepeso, con 16,8 y 14,4 % respectivamente. Si se unen ambas categorías la cifra de niños con exceso de peso fue de 31,2 %. En el caso de los niños con obesidad la frecuencia fue mayor en el sexo femenino.
Clasificación del estado nutricional | Masculino n (%) | Femenino n (%) | Total n (%) |
---|---|---|---|
Delgado | 2 (3,2) | 1 (1,6) | 3 (2,4) |
Bajo peso | 6 (9,5) | 4 (6,5) | 10 (8,0) |
Normopeso | 37 (58,7) | 36 (58,1) | 73 (58,4) |
Sobrepeso | 9 (14,3) | 9 (14,5) | 18 (14,4) |
Obeso | 9 (14,3) | 12 (19,4) | 21 (16,8) |
En la relación de los factores prenatales con la frecuencia de sobrepeso y obesidad, se detectó que la variable que tuvo una asociación más fuerte fue la nutrición materna durante la gestación, en particular, las madres que tenían sobrepeso tenían una mayor frecuencia de niños con exceso de peso. Respecto al peso en el momento del nacimiento la mayor frecuencia de sobrepeso estuvo en el grupo de niños que nacieron con un peso superior a los 3 500 gramos como se puede apreciarse en la tabla 3.
El 61,5 % de los niños con sobrepeso y obesidad no tuvieron el antecedente de haber recibido lactancia materna exclusiva, a diferencia de los normopeso en los que predominaron los que sí habían tenido lactancia materna (Tabla 4).
Discusión
La obesidad infantil, constituye un potente predictor del exceso de peso en el adulto, especialmente cuando se presenta en la segunda década de la vida, y se relaciona una mayor intensidad del sobrepeso, con un inicio precoz del mismo. Según estudios realizados, los niños obesos tienen tres veces más posibilidades de desarrollar hipertensión arterial y otras enfermedades relacionadas con la aterosclerosis que los no obesos.9
Dentro de la población infantil, un subgrupo con riesgo elevado de desarrollar obesidad son los niños en edad escolar. El 31,2 %, de los niños estudiados, presentaban exceso de peso (sobrepeso y obesidad). Diferentes investigaciones realizadas en poblaciones pediátricas en Cuba han publicado una tendencia al aumento de la frecuencia de sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes.3,10
Los estudios epidemiológicos demuestran que la presencia de factores de riesgo ateroscleróticos presentes en las primeras etapas de la vida puede predisponer al desarrollo de obesidad o sobrepeso en los niños. Entre ellos se encuentran el peso materno, el hábito de fumar materno durante la gestación, la diabetes gestacional y la obesidad familiar.11,12
En el presente estudio se demostró la asociación de la nutrición materna con la presencia de sobrepeso y obesidad en la edad escolar. La obesidad materna se asocia con un mayor riesgo de peso elevado del recién nacido y un incremento de tejido adiposo durante la vida fetal. La resistencia a la insulina durante el embarazo, es mayor en la gestante obesa y se acompaña de alteraciones en la placenta con aumento de la expresión de citocinas proinflamatorias, entre las cuales se encuentra el actor de necrosis tumoral α (TNF-α), que a su vez incrementa la resistencia a la insulina.
La asociación entre el IMC materno y la obesidad del niño muy posiblemente se debe tanto a factores genéticos como ambientales. Entre los últimos se cuentan la influencia del sobrepeso materno en el ambiente intrauterino y el rol de la madre al formar las prácticas y hábitos alimenticios y de actividad del niño.13
Otras exposiciones que ocurren durante la vida fetal pueden tener efectos sobre la aparición posterior de obesidad. Tal es el caso de la asociación del tabaquismo durante el embarazo y el sobrepeso en la infancia, explicada por la pérdida de apetito materna causada por la nicotina, un compromiso en la circulación útero-placentaria por su efecto vasoconstrictor o la exposición a concentraciones mayores de CO2, que disminuyen el aporte de oxígeno al feto y, por tanto, su crecimiento y desarrollo, con una impronta metabólica y efectos desfavorables sobre su salud a corto, medio y largo plazo.14 En un estudio de una cohorte británica, se confirmó que adultos que habían estado expuestos al tabaco en la vida prenatal, presentaban mayores valores de IMC.15
Por su parte la lactancia materna es considerada el mejor alimento para los lactantes menores de 6 meses,5,16 ya que proporciona elementos nutricionales óptimos además de beneficios inmunológicos, cognitivos, emocionales, económicos y ambientales. Además, contiene diversas hormonas (leptina y ghrelina) que según estudios recientes estarían implicadas en la regulación del crecimiento y desarrollo durante la infancia. Estas hormonas podrían influir en la regulación del equilibrio energético tanto en la edad pediátrica como en la adulta.17 Los resultados del presente estudio confirman la asociación del exceso de peso con la lactancia materna en niños de edad escolar, resultados concordantes con investigaciones realizadas en diferentes países.18
A pesar que las evidencias sobre esta asociación son abrumadoras, debe considerarse el efecto confusor de otros factores protectores, ya que las madres que amamantan además tendrían mayor conciencia sobre la salud y promoción de hábitos saludables.17
A pesar de las asociaciones detectadas en el presente estudio, hay que tener en cuenta que la etiología del sobrepeso y la obesidad es multifactorial y sus determinantes numerosos y complejos. Los principales factores sociales con evidencia son el nivel socioeconómico (NSE) desfavorable, familias monoparentales. Los factores genéticos y familiares como el sobrepeso de la madre durante el embarazo y no recibir lactancia materna tienen pueden estar influenciados por factores ambientales y de estilos de vida. Tampoco se pueden obviar los factores relacionados con la alimentación poco saludable y la insuficiente actividad física.
El presente estudio tiene como principal limitación que su diseño es de corte transversal por lo que no permite realizar asociaciones causales.
Finalmente podemos concluir que la elevada frecuencia de sobrepeso en la edad escolar y su asociación con factores de riesgo presentes desde el nacimiento. Se recomienda diseñar estrategias de prevención de la obesidad infantil que incluyan el control de los factores de riesgo desde la etapa prenatal y los primeros años de la vida.