Introducción
La Organización Mundial de la salud (OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia y la Asociación Internacional de Pediatría, recomiendan el amamantamiento exclusivo hasta los 6 meses de vida, para continuar luego con alimentación complementaria desde los 6 meses hasta los 2 años de edad, sin embargo las madres inician algunas prácticas alimentarias en lactantes de 4-6 meses de edad que interfieren con la lactancia, entre ellas, la incorporación de agua, jugos, fórmula para lactantes y alimentos semisólidos, que en su mayoría no ofrecen los requerimientos nutritivos para el lactante.1
En el Perú, la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) 2017 registró que entre las niñas y niños de 6 a 35 meses de edad 43,6 % tiene anemia. En el área rural este porcentaje fue mayor en comparación con el área urbana (53,3 y 40,0 %, respectivamente).La anemia afectó en mayor grado a las niñas y niños menores de 18 meses de edad (59,2 en los de 6 a 8 meses de edad, 59,9 de 9 a 11 y 56,6 % de 12 a 17 meses de edad).2
El Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), refiere que 24,1 % de niñas y niños menores de cinco años de edad padece de anemia en Lambayeque. Por tipo, 17,0 % tuvo anemia leve y 7,1 % anemia moderada. Entre las niñas y niños de 6 a 35 meses de edad, 37,6 % sufrió de anemia. El grupo de edad más afectado por la anemia es el de 6 a 11 meses de edad, en el que alcanza 49,6 %, a predominio de zona rural.3
La prevalencia de anemia en niños en el distrito de Patapo en Lambayeque en 2017, es de 36,7 % (31,67 leve y 5,0 % moderada),4 mientras que los informes operativos muestran frecuencias de 81,9 % en zonas rurales y 27,3 % en zonas urbanas (https://www.regionlambayeque.gob.pe) .
La ingesta inadecuada de hierro se relaciona con alteraciones del desarrollo cognitivo que repercute durante edades más tardías.
Es característico que la madre brinde pocos alimentos con carnes, vísceras y una mayor cantidad de alimentos de origen vegetal, cuyo hierro es absorbido en forma limitada por interactuar con sustancias inhibidoras o facilitadoras de su absorción.5,6
Esta investigación tiene como objetivo principal: valorar si las prácticas maternas en alimentación complementaria en lactantes de 04-08 meses de edad, son adecuadas en zonas prevalentes de anemia del norte del Perú.
Métodos
Investigación de tipo descriptivo, trasversal y prospectivo. Población constituida por todas las madres de lactantes de 4 a 8 meses, nacidos entre junio y octubre del 2018 que correspondió a un total de 569 mujeres del distrito de Mórrope.
Se incluyeron a madres de lactantes de 4 a 8 meses de edad que residen en los caseríos de la Microred Mórrope con alta prevalencia de anemia, seleccionadas por muestreo polietápico estratificado y que dan de lactar y a la vez inician alimentación complementaria, que aceptaron voluntariamente ser parte del estudio previo consentimiento informado y que hablen castellano.
Se excluyeron a madres que solo ofrecen lactancia materna a sus lactantes de 4 a 8 meses de edad, aquellas con algún trastorno o alteración mental y madres que tuvieran limitaciones para comunicarse: sordomudos.Se utilizó el programa epidat 3.1., con nivel de confianza de 95 %, precisión 5,3 % y con una proporción esperada de anemia de 36,7 %,4 para estimar un tamaño muestral de 206 madres, localizadas por establecimiento de salud de la microred de Mórrope, en los 12 caseríos y Mórrope pueblo.
La selección de los participantes se realizó mediante muestreo polietápico estratificado por zonas de alta prevalencia. Los participantes seleccionados se dividieron en dos grupos tomando en consideración el rango de edad estimado: las madres de los niños que iniciaron la alimentación complementaria antes de los 6 meses (4-5 meses) y a partir de esta edad (6-8 meses).
Las variables en estudio fueron: prácticas maternas en alimentación complementaria (prácticas referidas de inicio de alimentación complementaria, uso referido de tipos de alimentos, lactancia materna al iniciar alimentación complementaria) y las características sociodemográficas de la madre (edad, nivel de educación, ocupación, número de hijos, estado civil y procedencia).
El Instrumento de recolección de datos fue el cuestionario que consta de 27 ítems, 7 de los cuales se refieren a datos sociodemográficos y 20 a preguntas entre opciones múltiples que mide Ia variable “prácticas maternas en alimentación complementaria”, que aborda las dimensiones del tema de investigación, validado mediante método Delphi con la participación de 4 expertos (pediatría, salud pública, nutrición y enfermería). La técnica utilizada fue la entrevista.
Se obtuvieron los permisos correspondientes de los jefes de los puestos de salud, para facilitar el acceso al padrón nominal y a la municipalidad del distrito de Mórrope y facilitar la entrevista con las madres en los caseríos visitados, motivo de estudio. Se mostraron imágenes a las entrevistadas a fin de facilitar su comprensión e interpretación de la información. Se realizó el llenado de la hoja de recolección de datos hasta completar el tamaño de la muestra.
El registro de datos se procesó utilizando el paquete estadístico SPSS versión.23, se procedió al análisis bivariado de los datos utilizando frecuencias y porcentajes, para luego utilizar la prueba estadística Ji-cuadrada (χ²) con p< 0,05, considerado como significativo en las comparaciones respectivas.
Resultados
Los lactantes en estudio fueron 206, de los cuales 14 (6,8 %) tenían 4 y 5 meses de edad, y 192 lactantes (93,2 %), 6, 7 y 8 meses de edad. Del total de lactantes, 41 (19,9 %) representaron a aquellos que han iniciado alimentación complementaria antes de los 6 meses (14 lactantes de 4 y 5 meses de edad y 27 lactantes de 6, 7 y 8 meses de edad) (Tabla 1).
Las madres de los lactantes en estudio brindaron principalmente alimentos como hígado y lentejas. Hubo diferencia significativa entre el inicio de alimentación complementaria y los alimentos: pollo, pescado, hígado, sangrecita, bazo, lentejas, beterraga, leche y papa (Tablas 2,3).
n: número de lactantes que iniciaron alimentación complementaria; (() pregunta con respuesta de opción múltiple;*:sopa espesa que se prepara con hortalizas, legumbres u otros ingredientes cocidos y triturados y desleídos en caldo o leche: **:sopa líquida y menos espesa que el puré.
n: número de lactantes que iniciaron alimentación complementaria; (: pregunta con respuesta de opción múltiple; * p˂0,05, existe diferencia significativa; **plato típico peruano que se prepara con sangre de pollo cocida, rica en nutrientes (alto contenido de hierro) y apta para el consumo humano.6
El 39 % de los lactantes que iniciaron alimentación complementaria antes de los 6 meses ingirieron alimentos facilitadores de la absorción del hierro y 75,6 % de alimentos inhibidores de la absorción del hierro. Asimismo, a aquellos lactantes que iniciaron alimentación complementaria después de los 6 meses les brindaron 57,6 % de alimentos facilitadores de la absorción del hierro y 73,3 % infusiones como inhibidores de la absorción del hierro. No se encontró diferencia estadística del consumo de alimentos facilitadores o inhibidores de hierro en ambos grupos de edad de los lactantes (Tabla 4).
Discusión
Este estudio identificó prácticas maternas de alimentación complementaria no adecuadas. Las madres de los lactantes en estudio tenían entre 18 y 35 años de edad, con instrucción primaria, amas de casa con ningún hijo anterior y de estado civil convivientes.
La experiencia ha demostrado que el rol de las mujeres contribuye con mayor probabilidad a la buena nutrición infantil y aquellas madres con mejores niveles educativos tienen hijos más saludables.3 Los hallazgos coinciden parcialmente con el estudio de Navarrete,7 donde el mayor rango de edad de la madre es de 25-30 años, instrucción secundaria, amas de casa, que tenían de 2 a 3 hijos, por lo que demuestra que no hay relación entre el número de hijos y que las prácticas alimentarias impartidas por las madres sean adecuadas. ENDES 2017 publica que 78,2 % de niñas y niños menores de seis meses tuvieron lactancia materna en el área rural y en la región Sierra y aquellos cuyas madres tenían instrucción primaria o menos, alcanzaron 77,6 %.2
Un niño a término y alimentado exclusivamente con leche materna, durante los primeros 6 meses de vida, tiene menor riesgo de desarrollar anemia,8 sin embargo, en este estudio se demostró el inicio de la alimentación antes de los 6 meses con papillas con una frecuencia de 2 a 3 cucharadas, dos veces al día, lo cual no es lo adecuado según la OMS, por otro lado, las madres de lactantes a partir de 6 meses de edad brindaron principalmente puré con una frecuencia de 2 a 3 cucharadas, tres veces al día.
Estos hallazgos se asemejan al estudio realizado por Chafloque9 donde se encuentra que la cantidad de alimentos que brinda la madre por comida al niño según su edad, en un alto porcentaje es inadecuada, además del agravante de que el niño no consume en su totalidad la ración brindada y que la frecuencia con la que se brinda dichos alimentos no es la correcta. Respecto a la consistencia, 59,4 % de madres hasta los 8 meses seguían dándoles solo papillas y purés, a pesar de que mientras más edad en el lactante, deben usarse alimentos enriquecidos con hierro.10
Las madres de lactantes que iniciaron alimentación complementaria a partir de los 6 meses brindaban principalmente hígado, lenteja y sangrecita, alimentos proporcionados 2 a 3 veces por semana y que no se combinaban en cantidades necesarias para aportar una buena ración rica en hierro. Estos hallazgos difieren del estudio realizado por Chafloque9 en el que las madres en su mayoría combinan los alimentos de forma adecuada.
Difiere también del estudio de Mariana y otros,11 donde la mayoría de las madres conocen el valor nutritivo de alimentos como el hígado y el pescado que introducen en la alimentación infantil a partir de los 8 meses de vida; también de las harinas de trigo fortificadas con hierro y ácido fólico que brindan los programas alimentarios y que mejoran el consumo de hierro, todo lo anterior se refleja en los mejores parámetros hematológicos que se observa en este estudio.
Los hogares peruanos tienen un consumo de hierro principalmente de origen vegetal cuya biodisponibilidad y absorción a nivel intestinal es baja. A nivel del hogar, se estima un consumo aparente reducido de hierro de origen animal (Hem) en todos los quintiles socioeconómicos.3
El uso de alimentos facilitadores e inhibidores en la absorción del hierro resultó ser mayormente inhibidor puesto que a partir de los 6 meses las madres introducen infusiones como anís y manzanilla y que al no existir diferencia significativa estaría indicando que el introducir dichas infusiones sigue un curso que repercute en la prevalencia de anemia, además de introducir cítricos en la alimentación de sus niños antes de los 6 meses de edad, práctica que es inadecuada por no ser idónea en menores de 6 meses.12
Estos resultados en nuestra investigación coinciden con los del estudio realizado en Brazil13,14 en donde la dieta se caracteriza por el bajo contenido y baja biodisponibilidad del mineral hierro, debido a la poca presencia de favorecedores de su absorción tales como las carnes y frutas cítricas y la presencia de inhibidores, representados por fitatos en alimentos vegetales además de infusiones diversas.
Existen varias barreras para el control efectivo de la anemia como información de salud limitada y confusa recibida durante las citas de atención médica, por ello, comprender las creencias maternas sobre la anemia pediátrica puede orientar las futuras pautas de control de la anemia en el nivel de atención primaria para pacientes pediátricos en Perú,15 que con futuras investigaciones, sobre todo de anemia que es una prioridad de investigación en Perú, sin embargo, solo 1 de cada 10 de las publicaciones contienen esta prioridad.16
Las limitaciones del estudio están en la veracidad de los datos obtenidos por las madres en estudio, ya que solo son prácticas referidas, cuando lo ideal hubiera sido observar el procedimiento de dichas prácticas maternas en alimentación complementaria, lo cual no fue viable debido al tiempo disponible.
La investigación se reduce al hecho de valorar las prácticas maternas en alimentación complementaria en lactantes, implica que no se abarca la correlación causal o factorial que serviría para conocer las causas y factores que generan la anemia.
Concluimos que las prácticas maternas en alimentación complementaria en lactantes de 4-8 meses de edad en zonas prevalentes de anemia, Mórrope 2018, no son adecuadas. Las madres a partir de los 6 meses de edad introducen mayormente infusiones como anís y manzanilla que constituyen inhibidores de la absorción de hierro, por ende, constituye alimentación no apropiada.