Introducción
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) sostiene que, en los servicios de atención de la salud reproductiva, la atención prenatal (APN) es un espacio fundamental porque permite llevar a cabo funciones preventivas y promocionales, como el cribado, el diagnóstico oportuno y la prevención de enfermedades. Se ha constatado que, cuando esta atención se realiza en un tiempo oportuno y con prácticas basadas en evidencia, contribuye a mejorar la salud materna y perinatal.1
El momento de inicio de la primera APN representa un punto crítico en la atención de la gestante, debido a que a partir de esta se puede establecer un plan de trabajo periódico y continuo basado en las necesidades de salud. En diferentes países de la región, el criterio para considerar inicio precoz de la APN difiere en la semana de gestación, sin embargo, esta se encuentra alrededor del primer trimestre del embarazo; en Colombia, se sugiere que la APN sea antes de la semana 10;2 en Cuba, antes de la semana 12;3 y en Perú, antes de la semana 14.4
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para el año 2014 en el mundo 81 % de las gestantes habían recibido al menos una APN; mientras que el 56 % había recibido al menos 4. América es la región con datos más favorables, ya que el 95 % tuvo al menos una APN y el 86 % cuatro.5 Por otra parte, en una revisión sistemática, se determinó que el porcentaje de gestantes con APN tardía ha presentado una disminución importante con el paso de los años, de 59,1 % en el año 1990 a 41,4 % en 2013. Además, se reconoció que en América Latina y el Caribe, el 15,6 % tuvo un inicio tardío de la APN.6
En el Perú, según la normatividad vigente, la APN se realiza con enfoque de género e interculturalidad en el marco de los derechos humanos, vigilando y evaluando integralmente a la madre y al feto.4 Su cobertura ha mejorado a través de los años, evidenciando una tendencia positiva desde el año 1986 (54,6 %) hasta el 2018 (98,1 %), además, en este último año, la mayor proporción de gestantes fueron atendidas por un profesional obstetra (79,9 %) y se estimó que 2 de cada 10 gestantes aproximadamente, comenzaron su APN después del tercer mes del embarazo.7
El inicio tardío de la APN forma parte de un problema de salud pública. Se ha reconocido que esta situación se encuentra asociada a diversas causas propias de las gestantes, de sus familias, condiciones sociales y culturales, e incluso, de aquellas relacionadas con el centro de salud en el que reciben la atención. En estudios previos señalan que el conocimiento deficiente sobre la importancia para la madre y el feto, los costos en el transporte al establecimiento, la ocupación de la madre y la falta de planificación del embarazo,8 así como, el ingreso económico mensual mínimo, las actividades del hogar, la poca disposición de tiempo, la distancia al establecimiento y el excesivo tiempo de espera para recibir la atención, son factores descritos que hacen más probable que la gestante inicie tardíamente la APN.9
De acuerdo con todo lo expuesto respecto a este importante tema de salud pública, este estudio se realizó con el objetivo de determinar los factores asociados al inicio tardío de la atención prenatal en un centro de salud del Callao, Perú.
Métodos
Estudio observacional, analítico, de corte transversal. La población estuvo conformada por las gestantes que fueron atendidas de setiembre a noviembre del 2019 en el Centro de Salud Alta Mar del Callao, Perú, establecimiento de salud perteneciente al primer nivel de atención. Se incluyeron a las gestantes que asistieron a su primera atención prenatal y decidieron participar voluntariamente. A su vez, fueron excluidas aquellas con edad extrema (< 18 años o ≥ 35 años) o con diagnóstico de alguna patología grave.
La variable en estudio fue el inicio tardío del control prenatal, la cual correspondió a la primera atención posterior a la semana 14 de gestación, de acuerdo con la fecha de última regla. Asimismo, se estudiaron los factores sociodemográficos (≤ 30 años, sin pareja, instrucción básica, empleada e ingreso económico ≤ 1000 nuevos soles), personales (falta de interés en la atención, antecedente de violencia, falta de apoyo familiar, pareja desinteresada, trabajo aplazó la primera atención y experiencia negativa en atención previa) obstétricos (primigesta, nulípara, antecedente de aborto y embarazo no planificado) e institucionales (trámite inadecuado, dificultad de acceso al centro de salud, horario incompatible, trato inadecuado del personal de salud y tiempo de espera inadecuado). Para la recolección de esta información se aplicó la técnica de la encuesta con un cuestionario validado por Navarro.10
La muestra del estudio fue calculada con la fórmula para estimar una proporción de una población finita, para lo cual se consideró una población de 242 gestantes, un nivel de confianza de 95 %, una proporción con el fenómeno (p) de 0.5 y una proporción sin el fenómeno (q) también de 0.5, con lo que se obtuvo un tamaño muestral de 149 gestantes. La selección de unidades de análisis fue no probabilística, sino intencional.
El estudio contó con la autorización del Comité de Ética en Investigación de la Dirección Regional de Salud del Callao. Además, se contó con el consentimiento informado que presentaba los riesgos y beneficios del estudio, así como los datos del investigador. Este documento fue firmado previo a la aplicación del instrumento.
Los datos fueron examinados mediante el programa R Studio, que permite el análisis descriptivo de las variables cualitativas, las cuales fueron calculadas en sus frecuencias.
Para el análisis inferencial bivariado se utilizó la prueba chi cuadrado y para conocer la magnitud de la asociación de las variables se empleó el Odds Ratio (OR) y sus intervalos de confianza (IC 95 %). Las variables que demostraron una asociación significativa se incluyeron en el modelo multivariado, mediante la regresión logística binaria.
Resultados
En la tabla 1 se observa que en el análisis bivariado los factores sociodemográficos estudiados no mostraron asociación significativa con el inicio tardío de la atención prenatal. No obstante, cabe precisar que 77,2 % de las gestantes que comenzaron sus atenciones prenatales después de la semana 14 de embarazo tenían 30 años o menos, 33,7 % no tenían pareja, 47,5 % solo tenían instrucción básica, 42,6 % eran empleadas y 26,7 % tenían un ingreso económico mensual menor o igual a 1000 nuevos soles.
Referente a los factores personales resalta que el antecedente de violencia (43,6 %) y el desinterés de la pareja (67,3 %) fueron más frecuentes en el grupo de gestantes que iniciaron tardíamente su atención prenatal. Se muestran diferencias significativas en ambos grupos de estudio y se eleva la probabilidad de presentar esta situación cuando se encuentran expuestas al factor personal (Tabla 2).
En la tabla 3 se muestra que la frecuencia del embarazo no planificado fue mayor en el grupo de gestantes con inicio tardío de la APN, en comparación al otro grupo de estudio (91,1 % vs 60,4 % respectivamente). Se evidencia un incremento en 6,6 veces, la probabilidad de que la gestante inicie su atención prenatal después de las 14 semanas de embarazo cuando este no ha sido planificado.
En la tabla 4 se observa que el grupo de gestantes con inicio tardío de la APN (91,1 %) refirió un trámite inadecuado al ser atendida, por parte del personal de salud y un tiempo de espera inadecuado. Asimismo, 18,8 % consideró que el horario de atención era incompatible con el suyo y 16,8 % refirió que se le dificultaba el acceso al centro de salud. No se evidenciaron diferencias estadísticamente significativas de los factores institucionales asociados a los grupos de estudio.
En el análisis multivariado se encontró que solo el desinterés de la pareja (p= 0,013; OR= 2,7; IC95 % = [1,2-6,1]) y el embarazo no planificado (p= 0,001 OR= 5,6; IC95 % = [2,2-14,3]), fueron los únicos factores que demostraron una asociación significativa con el inicio tardío de la APN (Tabla 5).
Discusión
La atención prenatal, como bien refiere Lugones (3 es una estrategia sanitaria mundial con un proceso bien establecido, que permite realizar un diagnóstico integral y oportuno del estado de salud de la gestante, así como un seguimiento continuo hasta el término de su embarazo. Para lo cual resulta necesario que su inicio sea lo más precoz posible.
En el presente estudio, la condición de tener menos de 30 años no fue un factor asociado significativamente con el inicio tardío de la APN (p= 0,139), además, el porcentaje presentado en ambos grupos de estudio, fue menor a lo reportado en el estudio de Hanna y Yemane, donde la proporción de gestantes cuya edad era menor o igual a los 30 años fue similar en grupo con y sin control prenatal tardío (91,1 % y 89,3 % respectivamente).11 Respecto a la condición laboral de la mujer, Cáceres Manrique y Ruíz Rodríguez,12 a diferencia de esta investigación, indicaron que tener pareja (RP= 0,67; IC95 % = [0,48-0,94]) y un empleo remunerado (RP= 0,52; IC95 % = [0,37-0,73]) representaron factores protectores para que el control prenatal se realice de forma precoz.
En un estudio desarrollado en Colombia12, se identificó que en el grupo de gestantes con inicio tardío de la APN, 41,4 % tenía su primera gestación, siendo un factor que mostró diferencias significativas entre los grupos de estudio. Este hallazgo difiere de lo estimado en este estudio, donde la condición de ser primigesta no mostró significancia estadística para iniciar tardíamente la APN. Por otra parte, resalta que no planificar el embarazo es el factor que representa mayor probabilidad para el inicio tardío de la APN [Ora = 5,6; IC95 % = 2,2-14,3], siendo una información similar a lo hallado por Chilipio y Santillán13 debido a la significancia estadística en la asociación de las variables, pese a que difiere en la magnitud de la misma (OR=1,48). Estos datos estadísticos permiten inferir que la falta o deficiente proyección de la vida reproductiva de las mujeres y sus parejas, juega un rol importante en el momento de inicio de la APN ya que puede existir un desconocimiento de los signos del embarazo para poder reconocerlos tempranamente y acudir a un centro de salud para descartarlo, o asumir una actitud negativa frente al embarazo y, en consecuencia, a sus cuidados.
Otro factor importante en el estudio fue el desinterés de la pareja, el cual mostró una asociación significativa en el análisis multivariado con el inicio tardío de la APN (p= 0,013), además de ser más frecuente en este grupo de gestantes (67,3 %). Estos datos no se contradicen con lo encontrado por Rivera y otros14 dado que la falta de apoyo de la pareja (43,8 %) fue menos frecuente en el grupo de gestantes con inicio tardío en comparación a las de inicio temprano, lo que evidencia una falta de asociación significativa entre estas variables. Por lo antes expuesto se desprende que se precisa fomentar y fortalecer el rol activo de la pareja, buscando su empoderamiento en el proceso del embarazo, desde su concepción hasta el término. Igualmente, es necesario estimular un clima agradable con la pareja, que evite factores estresores, centrándose en la comunicación asertiva y una adecuada distribución de roles, maternidad y paternidad responsable.
Referente al antecedente de violencia, en una investigación desarrollada en un centro de salud del Perú,10 se reportó que las mujeres víctimas de violencia tenían hasta 2,3 veces la probabilidad de tener un inicio tardío del control de embarazo. Información semejante a lo reportado en el análisis bivariado de este estudio, pero no en el multivariado, donde este factor no demostró asociación significativa con el inicio tardío de la APN. En cuanto a este contraste de resultados resalta la importancia de un problema social que afecta la salud pública, siendo más relevante aún si considera que en el Perú, 7 de cada 10 mujeres, aproximadamente, ha sufrido algún episodio de violencia familiar.7
En cuanto a los factores institucionales, el trámite inadecuado y la dificultad de acceso al centro de salud no mostraron diferencias significativas en los porcentajes estimados en los grupos de gestantes con y sin inicio tardío de la APN. Al respecto, Stein y Ferreira15 mostraron diferencias en su análisis descriptivo, en el que identifican que el motivo principal para acudir tardíamente a la atención prenatal fue el proceso para obtener una cita. Del mismo modo, Ebonwu y otros16 reportaron que las barreras en el acceso al servicio no se asociaron significativamente (p= 0,351), pese a su elevada frecuencia. Es preciso señalar que, pese a la falta de asociación de los factores institucionales, estos deben garantizar que el todo proceso de atención de una gestante sea adecuado y amigable para ella, a fin de fidelizarla y asegurar la continuidad y periodicidad en las atenciones.
Entre las imitaciones del estudio destaca el proceso no probabilístico de selección de la muestra, por lo que los resultados no podrán ser extrapolados a la población correspondiente. Asimismo, se consideró como cierto el registro de la primera atención en el carnet perinatal, pudiendo generar una subestimación o sobreestimación de casos en los grupos de estudio.