INTRODUCCIÓN
Los adolescentes y adultos jóvenes son un grupo poblacional en el que la intervención comunitaria es primordial.1 La prevalencia de infección cervical por Chlamydia trachomatis, en mujeres adolescentes tratadas en el Hospital Dos de Mayo fue 25,7 %, mientras que en las mujeres mayores de 20 o más años de edad fue 9,1 %.2 En México, el 92,3 % de los casos de sida reportados, adquirió la enfermedad en la adolescencia o juventud y 78 % de ellos por contacto sexual.3
En la adolescencia son frecuentes los comportamientos sexuales de riesgo. En esta etapa de la vida, los jóvenes no poseen una adecuada información sobre los métodos anticonceptivos y definen sus actitudes ante la sexualidad, basados en opiniones y conceptos errados, en la mayoría de las ocasiones.4
La modificación del comportamiento sexual es uno de los grandes desafíos para poder prevenir las infecciones de transmisión sexual (ITS), los procesos inflamatorios pélvicos y con ello la infertilidad de causa tuboperitoneal. Esto puede lograrse con programas de información, asesoramiento y comunicación, bien diseñados, que provean a los jóvenes de conocimientos, capacidades y apoyo para precaverlas.
Las instituciones educacionales son escenarios idóneos para la implementación de estos programas. Permiten actuar sobre un número importante de adolescentes y poseen los recursos materiales y organizativos necesarios. El impacto de un programa comunitario y educativo es complejo de determinar. Debe diseñarse a partir de un enfoque, en el cual lo esencial para lo jóvenes, no es planificar su familia como los adultos, con parejas estables. Deben realizarse intervenciones dinámicas e integrales, continuas y permanentes, que les permitan mayor disfrute de las relaciones sexuales, libertad de elección, responsabilidad de acuerdo con las necesidades individuales y las del contexto social donde se vive, protegidos de embarazos no deseados, de ITS, con garantías de su salud sexual y reproductiva.
En Cuba se dan las condiciones ideales para el desarrollo de estrategias de promoción de salud. Existe una voluntad política, las organizaciones de masas y los centros educacionales permiten implementar estos programas, lo cual hace que un estado del tercer mundo, pueda exhibir indicadores de salud de un país altamente desarrollado.
Es el propósito de la presente investigación, es determinar el impacto de la intervención comunitaria “Prevención de la infertilidad tuboperitoneal”, en estudiantes de educación superior.
MÉTODOS
Se realizó un estudio de intervención comunitaria, en 235 estudiantes de la educación superior, del sexo femenino, seleccionadas por convocatoria voluntaria, para participar en el estudio.
Las variables utilizadas fueron: número de abortos provocados, antecedentes de ITS, enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), infección vaginal, infección postaborto, número de parejas sexuales, relaciones sexuales desprotegidas, resultados del examen vaginal con espéculo y conocimientos sobre ITS y aborto.
Se definieron tres fases. En la fase I, se identificaron los factores de riesgo de infertilidad tuboperitoneal, mediante una entrevista estructurada (anexo); se realizó examen físico ginecológico y se realizó la comprobación de conocimientos sobre ITS y aborto, que fue evaluada de la siguiente forma:
Excelente (E, 5 puntos) si 7 respuestas estaban correctas.
Muy bien (MB, 4 puntos) si 5 o 6 respuestas correctas.
Bien (B, 3 puntos) si 4 respuestas correctas.
Regular (R, 2 puntos) si 3 respuestas correctas.
Mal (M, 1 punto) si 1 o 2 respuestas correctas.
En la fase II, se desarrolló el programa de intervención educativa (anexo).
En la fase III se realizó la evaluación de la intervención, un año después, según el mismo procedimiento de la fase I.
Se empleó como descriptor el porcentaje. Para las variables cuantitativas se calcularon medias y desviación estándar. Se estimó el riesgo relativo (RR) al considerar la razón entre tasas de exposición antes y después de la intervención, así como sus intervalos de confianza al 95 % (IC 95 %). La diferencia entre tasas se calculó por el índice de variación, que determinó el porcentaje de reducción de los factores.
La evaluación del impacto de las medidas educativas se calculó a partir del riesgo atribuible (RA) que establece la diferencia entre la tasa después - tasa antes, lo cual resume el exceso de tasas de los eventos como resultado de los riesgos conductuales. Se utilizó el chi cuadrado de Pearson, para determinar el nivel de significación estadística entre estas. Se consideró como nivel de significación estadística un valor α de 0,05.
Las estudiantes fueron incluidas previa firma de consentimiento informado. Se mantiene la confidencialidad de los datos obtenidos para el estudio y solo son publicados los resultados del análisis grupal.
RESULTADOS
La evaluación de los conocimientos sobre temas relacionados con las ITS y el aborto, mejoró después de impartir el programa educativo de la intervención, lo cual se evidencia en la tabla 1. Fue mayor el número de estudiantes que obtuvieron calificación de bien con 44,2 %. Aumentaron las evaluaciones de muy bien de 12,3 % a 31,06 %, así como los resultados excelentes de 7,65 % a 17,4 %. No hubo evaluaciones de mal. Se modificó la media de puntuaciones obtenidas de 2,54 a 3,58, lo cual fue estadísticamente significativo (p = 0,000).
En la tabla 2 se muestra la disminución del porcentaje de exposición de las estudiantes que tenían relaciones sexuales desprotegidas, de 77,4 % a 41,7 %, con reducción de la tasas en 46,2 %. Este resultado es estadísticamente significativo (p = 0,001).
Antes de la aplicación del programa educativo, predominaron las alumnas que refirieron tener dos parejas sexuales (39,5 %), con una media de 2 (DE ± 0,9); posterior al programa, fue mayor el porcentaje de jóvenes que declararon una pareja sexual (64,6 %), con una media de 1,23 (DE ± 0,59), resultado estadísticamente significativo (p = 0,00) (tabla 3).
Se observa en la tabla 4 la variación de la exposición a las enfermedades infecciosas antes y después de la intervención realizada. La prevalencia de infección vaginal fue 1,48 veces mayor antes de la aplicación del programa. El porcentaje de exposición disminuyó de 55,3 % a 37,4 %, con un índice de reducción de las tasas de 32,3 %.
La EIP antes de la intervención fue de 2,52 veces mayor. Se produjo posterior a la aplicación del programa una variación de las tasas de prevalencia de 33,2 % a 13,2 %, con un porcentaje de reducción de 60,2 %.
El riesgo de presentar una infección de transmisión sexual antes de la intervención educativa fue 1,60 veces mayor. El porcentaje de exposición tuvo una reducción de 60 %, con una disminución de 10,2 % a 6,4 %.
La probabilidad de presentar infección después de realizarse un aborto provocado antes de la intervención fue de 3,27 veces mayor. Se produjo una disminución de porcentaje de exposición en 227 %, de 15,3% a 4,7 %.
La variación en los porcentajes de exposición a las enfermedades infecciosas ginecológicas fueron estadísticamente significativos, excepto en las ITS.
Se puede observar en la tabla 5, la distribución de la muestra según el número de abortos provocados. Disminuyó el porcentaje de exposición de 48,0 % a 17,4 %, con una disminución de la media de 0,85 (DE ± 1,01) a 0,18 (DE ± 0,39) y relevancia en el análisis estadístico (p = 0,000).
DISCUSIÓN
Resultados similares a los mostrados en la tabla 1, obtuvo Pérez Assef y otros,1 en un estudio de intervención para la prevención de ITS. Lograron un aumento en los conocimientos sobre estos temas en un 97 %. En otro artículo sobre sexualidad y enfermedades de trasmisión sexual, según los grupos de estudiantes, las respuestas regulares y malas disminuyeron de 66,7 % a 51,3 % y de 10,3 % a 0 % respectivamente, con aumento de las buenas de 2,3 % a 48,7 %.4
En relaciones sexuales desprotegidas, se conoce que en América Latina, el 50 % de los adolescentes tiene relaciones sexuales sin uso de métodos anticonceptivos, con una edad promedio de inicio por debajo de 17 años.5
El resultado de este estudio, coincide con una intervención para la prevención de embarazos en la adolescencia, en la cual el nivel inicial de conocimientos inadecuados, fue de 28 %, se incrementó al final del estudio a 96 %. La falta de conocimientos sobre los métodos anticonceptivos más seguros, era de 15 % al inicio del programa y mejoró a 35 % al final.6
En una publicación sobre una intervención realizada a adolescentes de la comunidad San Francisco, estado Portuguesa en Venezuela; en los resultados, el 96,6 % adquirió conocimientos sobre el uso de anticonceptivos, el 80 % sobre las complicaciones del embarazo, más del 70 % sobre las complicaciones del aborto y más del 90 % se evaluó de adecuado en el conocimiento sobre la edad óptima para el embarazo.7
Sobre el número de parejas sexuales, resultados similares a los de este trabajo, se recogen en un artículo que evalúa el comportamiento sexual en adolescentes, mediante encuestas aplicadas de forma anónima. Los autores constatan una reducción de la prevalencia de múltiples parejas sexuales de 18,7 % a 14,3 % después de la intervención ejecutada.8
Para la prevención y tratamiento de las infecciones vaginales, se plantean como cuestiones fundamentales la higiene adecuada y el uso consistente del condón o preservativo durante las relaciones sexuales.9,10 El resultado obtenido en el presente estudio refuerza este planteamiento.
La enfermedad inflamatoria pélvica es frecuente en la mujer en edad fértil y muy agresiva en la adolescencia. Se asocia con las infecciones de transmisión sexual y la no utilización de anticoncepción de barrera.11 Las relaciones sexuales desprotegidas constituyen un factor de conducta sexual, directamente proporcional a la presencia de este proceso infeccioso ginecológico.
Hubo una reducción de las ITS después de la aplicación del programa educativo. Este resultado no fue posible contrastarlo objetivamente con otros estudios, sin embargo, en la bibliografía revisada existen varias publicaciones sobre el tema, relacionados fundamentalmente con el nivel de conocimientos de los adolescentes sobre estas enfermedades. Una investigación que incluyó el uso de técnicas participativas en adolescentes,12 encontró que antes de la intervención, 90 % de los adolescentes tenían conocimientos inadecuados sobre los principales grupos y factores de riesgo de la infección por VIH/sida y otras ITS, los cuales fueron modificados adecuadamente en 88,9 %.
Una amplia investigación, en la cual participaron 12 centros educacionales, obtuvo como resultado de la ejecución de un proyecto de intervención, un incremento significativo de las respuestas correctas sobre ITS, en 52 % de los ítems y en 80 % de las actitudes ante la sexualidad.13
Estas intervenciones son válidas por sus resultados, sin embargo, tienen como limitación, no evaluar su impacto con la modificación del comportamiento sexual de jóvenes y adolescentes. Este aspecto es subjetivo y depende de la referencia de la muestra que se investigue. Las ITS, excepto en el caso del VIH/sida, generalmente no constituyen un problema para las adolescentes por sus manifestaciones clínicas, sin embargo, cobran mayor importancia por su repercusión y el aumento del riesgo para la fertilidad.14
Sobre el aborto provocado, un resultado similar se encuentra en una intervención educativa de temas relacionados con el embarazo y aborto.15 Se plantea un incremento de los conocimientos de 25 % a 90 % de las estudiantes encuestadas después de realizada la intervención. En otro artículo16 se expone, que como resultado de la ejecución de un programa educativo en el grupo entre 19 a 24 años, mejoró la evaluación del cuestionario sobre aborto de 4,1 % que tenía bien antes de la intervención, a 71,8 %.
Después de los diferentes programas de intervención ejecutados, los conocimientos sobre sexualidad y métodos de prevención del aborto mejoraron.8,17
Las relaciones sexuales protegidas evitan la proliferación de gérmenes en el tracto genital, que condicionan la complicación infecciosa del aborto provocado,19 hecho que se demuestra con la disminución de la prevalencia de este factor, posterior a la ejecución del programa y al incremento del uso del condón.
Resultados semejantes se encuentran en la intervención realizada con adolescentes atendidas en consulta de ginecología infanto juvenil,20 que expone la diferencia en el porcentaje de curación de pacientes con leucorrea, la cual fue de 87,9 % en las incluidas el programa de intervención educativa y 73,5 % en el grupo control. En Latinoamérica y el Caribe, el 15 % de las adolescentes adquieren infecciones como la tricomoniasis, clamidiasis, gonorrea, sífilis, además de la mitad de los casos nuevos de VIH/sida.5
La prevención de la infertilidad tuboperitoneal, se logra al postergar el inicio de las relaciones sexuales, evitar el cambio frecuente de parejas sexuales y usar condón o preservativo, para reducir los riesgos de infección, evitar una enfermedad inflamatoria pélvica y con ella la aparición de este factor.
Es imprescindible brindar a jóvenes y adolescentes, una educación moral de todos los aspectos de la vida, incluida la sexualidad, basada en los principios básicos de la sociedad cubana y garantizar así su desarrollo integral. La información sobre los temas de sexualidad no es adecuada ni suficiente,21 se circunscribe al riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual o el embarazo no deseado, sin plasmar el significado para el futuro reproductivo de los jóvenes, de las conductas sexuales inseguras. De ahí la importancia de aplicar programas de intervención, que contribuyan a preservar la salud reproductiva de adolescentes y jóvenes.
La intervención comunitaria “Prevención de la infertilidad tuboperitoneal” en estudiantes que cursan la educación superior, mejoró la calificación en la evaluación de los conocimientos sobre los temas tratados, impactó en la disminución de las relaciones sexuales desprotegidas, el número de parejas sexuales, se confirmó la reducción del aborto provocado y las enfermedades infecciosas ginecológicas.