INTRODUCCIÓN
En la actualidad, la mayoría de los países han adoptado mecanismos formales para el aseguramiento y la evaluación de la calidad. Casi siempre siguen un esquema típico que contempla definición de estándares o criterios, procesos de autoevaluación, evaluación externa, y acreditación.1,2,3,4
Dentro del mecanismo para asegurar la calidad, la autoevaluación adquiere una importancia capital como proceso de autorreflexión y análisis realizado por los propios actores, de acuerdo con estándares de calidad previamente establecidos 5; da cuenta del estado de la institución o programa; de la formalidad y rigor técnico con que se haya realizado. La información obtenida debe ser válida, confiable y verificable, para fortalecer la toma de decisiones.1,6,7
En Europa, a partir de la declaración de Bolonia de 1999, se asumió con mayor énfasis el tema de la evaluación de la calidad, generándose iniciativas de constituir organismos regionales con este propósito,8 extensivo también a Latinoamérica. La existencia de múltiples organismos acreditadores de la calidad expresa la trascendencia de este tema en la actualidad.9,10,11
En Cuba, la evaluación de la calidad de la educación superior ha sido objeto de atención especial; tiene su origen en la reforma universitaria de 1962, cuando se estableció la incorporación de la investigación y la combinación de estudio y trabajo en los planes de estudio.12
La política encaminada al desarrollo de un sistema de evaluación y control a las instituciones de educación superior en Cuba comienza a aplicarse en 1978;13,14 desde entonces, la evaluación se ha perfeccionado y adecuado al contexto.5,15,16
El esquema de aseguramiento de la calidad en la educación superior cubana se complementa, a partir del año 2000, con el Sistema Universitario de Programas de Acreditación (SUPRA) implementado por la Junta de Acreditación Nacional (JAN),5,15 que, como parte de su perfeccionamiento continuo, deviene en Sistema de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior Cubana (SEAES).5
Dentro de los subsistemas que integran el SEAES, se incluye el de Evaluación y Acreditación de Carreras Universitarias (SEA-CU),5,16 cuyo objetivo es contribuir a la mejora continua de la calidad de las carreras universitarias.5,17,18
Estudios realizados en Cuba sobre carreras no médicas19,20,21,22 y médicas,7,23,24,25 ponen de manifiesto limitaciones para la autoevaluación como proceso sistémico e integrado, entre otros aspectos, por no considerar la concepción de la formación en el entorno laboral como elemento cardinal, aplicable también a la formación médica en el contexto internacional.26,27
Unido a estos antecedentes, desde el año 2011 se trabaja en el perfeccionamiento del proceso de autoevaluación de la carrera de medicina de Cienfuegos,25,28,29 sin embargo, existen insuficiencias relacionadas con la autoevaluación en esta carrera, las cuales se expresan en: insuficiente participación e integración de la comunidad universitaria para asumir el proceso y concebir planes de mejora; insuficiente preparación para el desarrollo de la autoevaluación; limitada corresponsabilidad de departamentos docentes en el rol de autoevaluador permanente de sus procesos; insuficiente implicación y trabajo colaborativo de niveles organizativos y de dirección; carencias en el registro sistemático y diseminación de información; no se ha logrado la incidencia de los procesos de autoevaluación en el quehacer de la universidad; los procesos se visualizan como propios de la carrera, y no se han considerado las características propias de la carrera en el desarrollo de la autoevaluación.
Estos elementos constituyeron las motivaciones fundamentales para desarrollar la presente investigación, que tiene el objetivo de fundamentar la concepción teórico metodológica para el desarrollo de la autoevaluación de la carrera de medicina.
MÉTODOS
Se utilizaron métodos teóricos y empíricos para comprender la esencia de la autoevaluación, e identificar tendencias y regularidades que caracterizan el surgimiento, evolución y desarrollo de este proceso.
Se realizó una revisión bibliográfica que incluyó el análisis de documentos oficiales emitidos por el Ministerio de Educación Superior, así como artículos de revistas científicas especializadas en pedagogía y en menor medida, investigaciones presentadas en eventos y libros de obligada referencia; la mayoría de ellos publicados en los últimos cinco años.
DESARROLLO
La concepción surge a partir de los referentes teóricos, problemáticas prácticas y la caracterización del estado actual del desarrollo de la autoevaluación de la carrera de medicina en Cienfuegos.
En la literatura consultada, existe diversidad de definiciones sobre la concepción teórico-metodológica, destacándose el análisis de Valdés Zambrana y otros,30 asumen la definición aportada por Chirino,31 quien la define como la "forma de organización sistémica del conocimiento científico que, fundamentada en los resultados de las ciencias, proporciona una explicación particular del objeto de estudio y una derivación metodológica orientadora para la práctica".
Por su parte, Viciedo y García, citados por De Armas Ramírez y otros,32 al referirse a los resultados científicos de carácter metodológico, incluyen las concepciones señalando que, como aporte teórico, pueden ser expresadas en forma de definiciones, propiedades del objeto, clasificaciones, regularidades, entre otros.
Núñez Aliaga33) realizan un profundo análisis del término concepción y reconocen la coincidencia en las definiciones, estructura y la finalidad, que debe concretarse en la práctica, por lo que se define que la concepción es un sustento teórico y se materializa, mediante sistemas, metodologías, estrategias, y otros resultados prácticos, posición que asumen los autores de la investigación.
La concepción del desarrollo de la autoevaluación se declara como teórica-metodológica, pues no se limita al sustento teórico; las ideas científicas que la conforman, en este caso principios, indican una finalidad en la transformación de la autoevaluación de la carrera de medicina, que se concreta en la práctica en una metodología, cuya presentación no es propósito de este artículo.
Resulta conocido que la calidad en la educación superior se asocia con una participación directa de los usuarios y actores sociales, que generen expectativas, tanto específicas (a nivel de la universidad), como en el contexto de la sociedad en relación con las exigencias de integración en el ámbito laboral y de la opinión pública. Implica, además, un proceso sistemático y continuo de mejora sobre todos y cada uno de sus elementos; compromiso de mejoramiento que está dado por el propósito de la educación.
En la educación, la calidad está histórica y culturalmente especificada, y se construye en cada espacio, lo que significa que los elementos que en cierto momento y en determinado contexto se definen como importantes, no son necesariamente los mismos para otro momento o lugar.
Los estudios consultados revelan que la estructura productiva, en este caso las unidades atencionales, generan una presión importante sobre la calidad de la educación como expectativa deseada sobre los modos de actuación de los futuros médicos. Por tanto, desarrollar la autoevaluación considerando este contexto, permitirá establecer una relación de potenciación mutua que dinamiza la unidad dialéctica del estudio-trabajo, posibilitando que el escenario laboral tenga realmente potencialidades formativas, y que la autoevaluación muestre con mayor coherencia el estado en que se encuentra la carrera.
A partir de estas ideas, la autoevaluación en la carrera de medicina debe desarrollarse dentro de un concepto renovado que le confiera al contexto atencional, marcada significación. Este contexto hará que los valores extrínsecos a la educación, como lo es la sociedad, resulten tan importantes como los valores intrínsecos (académicos).
La formación del médico en Cuba transcurre durante seis años, y tiene como escenario fundamental el contexto atencional, donde se desarrolla el proceso docente educativo desde el primer año de la carrera, con la educación en el trabajo como principal forma organizativa docente. Durante esa actividad, el profesor orienta, supervisa y controla el trabajo de acuerdo con lo establecido en los programas de las asignaturas, y permanentemente ha de reflexionar, describir, analizar y valorar la realidad del proceso docente educativo, basado en datos objetivos.
El desarrollo de la autoevaluación en este contexto es estratégico para la carrera y para el logro de una política de calidad sostenible a partir de los siguientes criterios:
En el contexto atencional, la carrera logra una amplia proyección hacia el territorio, la región y el país, insertándose de forma efectiva en los principales programas de desarrollo y proyectos de investigación científica priorizados, con una activa y sistemática presencia de los estudiantes y los profesores en la solución de los problemas de salud.
La formación ética y el desarrollo de los valores profesionales tienen asiento principal en la educación en el trabajo; de ahí la importancia del ambiente de profesionalidad y de excelencia de los servicios que debe imperar en los escenarios en los que transcurre el proceso formativo.34
Para el claustro, la vinculación al proceso de formación inicial significa un elevado compromiso social, implica un reto y a la vez un incentivo para su sostenibilidad. Para el personal de apoyo a la docencia, también genera crecimiento; todo ello se traduce en mejor satisfacción de la población como propósito supremo del sector de la salud.
El estudiante participa de manera permanente en la atención de personas sanas o enfermas, y contribuye a la transformación de la salud individual y colectiva. El educando parte de los elementos concretos de los problemas de salud de la práctica social, lo cual le permite, a través de la auto preparación, construir sus saberes,35,36 mediante comparación, análisis y síntesis, clasifica situaciones, realiza abstracciones y generalizaciones; induce y deduce, entre otros procesos lógicos, que contribuyen a desarrollar las formas en las que participan los estudiantes para evaluar la calidad.
En este concepto renovado de autoevaluación en la carrera de medicina, se hace imprescindible considerar como actores a los individuos sanos o enfermos, familias y comunidad; aspecto que complementa el carácter de sistema de la autoevaluación con criterios participativos y de interacción, que difieren de otras carreras universitarias.
El proceso de autoevaluación, sustentado en el contexto atencional, fortalece la infraestructura sanitaria que se convierte en un recurso para la enseñanza; se incorporan los componentes organizacionales de los servicios de salud, las tecnologías y los procedimientos asistenciales y gerenciales que tributan al perfil del egresado, lo cual contribuye al perfeccionamiento permanente de la gestión curricular.
El contexto atencional se presenta como un medio donde el estudiante se apropia de valores y normas que rigen el mundo laboral. Se enfatiza en el componente educativo del proceso formativo que genera la relación estudio trabajo, y se fortalecen los procesos de autoevaluación.
Investigaciones realizadas en Cuba abordan principios para desarrollar la autoevaluación institucional, como la realizada por Correa Martínez,37 que propone el principio de la relación entre la sistematicidad de la evaluación y la mejora institucional asume que la evaluación sólo puede ser un instrumento de mejora institucional si se caracteriza por la sistematicidad, entendida como la cualidad que expresa la regularidad, la presencia permanente de la evaluación en la gestión institucional. Los autores reconocen el valor incuestionable de los resultados de la investigación, pero consideran que la concepción acerca de la sistematicidad expresada tiene algunas limitaciones, teniendo en cuenta que asume este concepto como regularidad y presencia permanente, lo cual resulta una visión parcial del sistema, al dejar de reconocer elementos importantes de su estructura y funcionamiento, como son, sus componentes, interacciones y propiedades, que, contextualizados a la autoevaluación de carreras, deben ser incorporados.
Al principio de la sistematicidad de la evaluación y la mejora institucional, el autor añade el carácter procesal de la evaluación institucional; la unidad de la participación y la objetividad, y el principio del carácter contextualizado de la evaluación institucional,37 aplicables a la autoevaluación de la carrera de medicina.
Al analizar los resultados de investigaciones que abordan la temática de autoevaluación de carreras en Cuba, distinguen los de Brito Padilla,20 que propone un modelo teórico metodológico para desarrollar la autoevaluación, donde enuncia como principios el carácter legal y consciente, la dialéctica de las etapas, y el carácter objetivo y subjetivo del proceso; que si bien pueden ser contextualizados y aplicados al desarrollo de la autoevaluación en la carrera de medicina, no satisfacen necesidades reales, como el hecho de considerar el rol del contexto atencional en el proceso y el protagonismo que requiere.
Como resultado de la autoevaluación de la carrera de Medicina de la Universidad de Ciencias Médicas de Ciego de Ávila, Madariaga Pérez y otros24 presentan una estrategia de dirección pedagógica del proceso de superación profesional y de formación académica de postgrado, con positivos efectos en su implementación; fundamentada en tres principios representados por el carácter trasformador, investigativo y proactivo de la autoevaluación. Los autores reconocen como limitación en esa estrategia que no se valora la singularidad que aporta el comportamiento de esa realidad en los escenarios atencionales, a lo cual se debe dar salida en las acciones que se propongan, y a lo que se agrega que no contempla la opción del trabajo metodológico como alternativa para encauzar la solución de las debilidades identificadas.
Sobre la base de estas limitaciones, centradas en las particularidades que tiene el proceso formativo de la carrera de medicina en Cuba que la distinguen y que no son consideradas en el desarrollo de la autoevaluación, es que los autores plantean y fundamentan los principios que sustentan la concepción teórico metodológica para el desarrollo de la autoevaluación en esta carrera:
Principio de la combinación de la teoría con la práctica, con expresión en el contexto atencional.
Principio de la responsabilidad y compromiso del claustro.
Principio de la direccionalidad del trabajo metodológico.
Principio de la sistematicidad.
Principio de la combinación de la teoría con la práctica con expresión en el contexto atencional
Dada la prioridad que el contexto atencional tiene en el proceso de formación de la carrera, la caracterización de ese entorno y de las trasformaciones que se generan en sus recursos, así como la contribución que ello significa para la calidad de la carrera y resultados, es que se asume como un requisito de la concepción para desarrollar la autoevaluación.
El aprendizaje desde la práctica tiene gran significación en la formación integral de los estudiantes de medicina; contribuye a la excelencia de los recursos humanos y materiales de las unidades de atención, y al enriquecimiento del currículo como resultado de la inserción de los estudiantes en ese contexto; todo ello repercute en mejor atención y satisfacción de la población, consecuente con el encargo social de la carrera, es decir, su pertinencia. Estos elementos deben quedar explícitos en el desarrollo de la autoevaluación, porque particularizan el proceso formativo en la carrera y sus resultados.
Principio de la responsabilidad y compromiso del claustro
Constituye un requisito de la concepción, que los profesores perciban y asuman la responsabilidad que tienen con la calidad de la carrera, y que se muestren comprometidos con ella, lo que se concreta a través de su participación en el desarrollo de la autoevaluación de la carrera de medicina como una práctica que forme parte del sistema de trabajo. Para ello, se requiere la incorporación de saberes dirigidos a perfeccionar su desempeño, donde la autopreparación juega un rol fundamental. El claustro debe ser consciente de esta necesidad, y asumir un papel activo y protagónico en su formación y perfeccionamiento continuo, para lograr efectividad y sostenibilidad en las acciones.
Principio de la direccionalidad del trabajo metodológico en el proceso de autoevaluación
El desarrollo de la autoevaluación sistemática de la carrera genera insumos permanentes para el trabajo metodológico individual y colectivo a todos los niveles, lo cual, en la práctica, debe constituir una pauta a seguir, evidenciada a lo largo de todo el proceso.
El trabajo metodológico influye positivamente en la calidad del proceso de formación, y se constituye en hilo conductor de la concepción; está dirigido a solucionar las necesidades de aprendizaje sobre la evaluación de la calidad de la carrera y sobre la autoevaluación en particular, y debe utilizarse para dar respuesta a debilidades y fortalezas que se detectan como resultado de la autoevaluación de esta.
Los resultados que se obtienen del desarrollo de la autoevaluación deben afrontarse a través de las modalidades del trabajo docente metodológico y científico metodológico, para que este se convierta en un sistema de apoyo al proceso. Hay realidades que se deben abordar a través del trabajo metodológico individual; otras, necesariamente, serán canalizadas a través del trabajo metodológico colectivo; de igual manera, existen cuestiones que tendrán salida en niveles de dirección, porque la naturaleza de los problemas lo requiera, y otras tendrán solución en niveles organizativos.
Principio de la sistematicidad
Implica que los componentes que conformen el desarrollo de la autoevaluación interactúen entre sí y funcionen como un todo para el logro de los objetivos previstos, lo que permitirá develar cualidades y propiedades totalizadoras del proceso que no afloran mediante la mera suma de sus componentes.
La continuidad genera la apropiación de la cultura de autoevaluación, la incorporación de experiencias al sistema de trabajo; contribuye a que la necesidad de autoevaluar no se perciba como algo aislado, sino permanente, constante, para garantizar que las lecciones aprendidas se incorporen en forma de buenas prácticas al modo de actuación de la comunidad universitaria.
La carrera es una estructura metodológica, la concreción de acciones se logra, fundamentalmente, en las estructuras de dirección. El sistema de trabajo de la carrera en sus niveles organizativos y de dirección debe estructurarse en función de la autoevaluación permanente, donde los niveles de responsabilidad son compartidos, pero donde es preciso delimitar las funciones propias para contribuir a la sistematicidad de manera más efectiva. De esta manera, es posible lograr que la labor de la carrera se organice, planifique, ejecute y controle en función del patrón de calidad; se garantizará la sistematicidad; de ese funcionamiento armónico y vertebrado, depende el logro de los objetivos de la carrera y el éxito de la autoevaluación.
La autoevaluación se caracteriza por ser un proceso dilatado en el tiempo, que se desarrolla escalonadamente, cuyos resultados más significativos se perciben lentamente. Como proceso, ha de ser evaluado sistemáticamente, lo que significa realizar el control y ajuste del mismo, para obtener información relevante relacionada con la eficacia, eficiencia y efectividad de su ejecución y resultados, y encaminar acciones destinadas a mejorarla.
Asumir este planteamiento garantiza que se aporte y se valide información que contribuya a caracterizar a la carrera, donde impactan el resto de los procesos sustantivos de la universidad (formación postgraduada, investigación, extensión) y las áreas de apoyo a la docencia; las cuales, además, tiene un rol protagónico en el diseño e implementación de acciones de mejora y en la continuidad entre la formación inicial y el postgrado.
Las insuficiencias en la concepción para desarrollar la autoevaluación de la carrera de medicina, evidenciadas en la revisión de la literatura científica publicada, y en las características del proceso formativo en esta carrera que lo distinguen del contexto internacional y de otras carreras en Cuba, es que surge la necesidad de enunciar principios que fundamenten la concepción teórico metodológica del desarrollo de la autoevaluación de la carrera de medicina, representados por la combinación de la teoría con la práctica con expresión en el contexto atencional, la responsabilidad y el compromiso del claustro, la direccionalidad del trabajo metodológico, y la sistematicidad en la autoevaluación. Estos constituyen las bases que sustentan la concepción del desarrollo de la autoevaluación en aras de perfeccionar el proceso y acercarlo a la realidad y características de la carrera.