INTRODUCCION
El envejecimiento patológico se relaciona con cambios morfofisiológicos que conllevan la aparición de limitaciones funcionales y fragilidad. 1,2,3) Un consenso internacional, define fragilidad como un síndrome geriátrico con múltiples causas, que se caracteriza por disminución de la fuerza, resistencia y función fisiológica, que incrementa la vulnerabilidad individual para desarrollar mayor dependencia y/o muerte.4,5 Se ha reportado que personas mayores con fragilidad presentan limitada autonomía debido a alteraciones físicas, psicológicas y de salud 5) teniendo como consecuencia una mayor vulnerabilidad para ser trasladados a establecimientos de larga estadía (ELEAM), lo que genera un alto impacto en aspectos económicos, sociales, psicológicos y principalmente, sobre la calidad de vida.1,6
Actualmente una de las intervenciones más relevantes y con mayor evidencia en la mejora del síndrome de fragilidad y en la calidad de vida de personas mayores es la práctica de actividad física (AF).7,8,9 Si bien la literatura es amplia al momento de presentar modalidades y planificaciones de AF para población mayor, el denominado entrenamiento multicomponente, ha reportado múltiples beneficios para enlentecer la discapacidad y otros eventos adversos.8,10 Este tipo de programas combina entrenamiento de fuerza, resistencia, equilibrio, marcha y potencia muscular,8 mostrando mejorías en la capacidad funcional, autopercepción de salud y en la capacidad para desarrollar actividades básicas, instrumentales y avanzadas de la vida diaria.10,11 Además de lo descrito, estos programas han resultado intervenciones eficaces en otros dominios de la fragilidad, como el deterioro cognitivo y las caídas.9,12
A pesar de los amplios beneficios reportados por el programa multicomponente, gran número de estudios, solo reúnen población mayor perteneciente a la comunidad,13 no incluyen personas mayores institucionalizadas, antecedente no menor, ya que son los institucionalizados quienes presentan bajos niveles de AF, menor capacidad funcional y autonomía al compararlos con adultos mayores de la comunidad.1 Por lo expuesto, se considera necesario e importante desarrollar intervenciones dirigidas y específicas a personas mayores institucionalizas.
El objetivo de este estudio es determinar los efectos de un programa de entrenamiento físico multicomponente sobre la fragilidad y la calidad de vida de personas mayores institucionalizadas.
MÉTODOS
Estudio preexperimental, longitudinal, que evaluó 28 adultos mayores (17 mujeres y 11 hombres) entre 65 y 80 años, pertenecientes a tres ELEAM de la ciudad de Talca, seleccionados bajo un criterio no probabilístico intencionado. El estudio se realizó entre los meses de septiembre a noviembre del 2019.
Los criterios de inclusión fueron: a) poseer residencia en el ELEAM mayor a 6 meses; b) condición funcional de autovalente o autovalente con riesgo determinado a partir del examen funcional del adulto mayor (EFAM-Chile); c) presentar capacidad de comprender y seguir instrucciones.
Fueron excluidos quienes presentaron: a) alguna enfermedad inhabilitante; b) aquellos que poseían lesiones musculoesqueléticas o en tratamiento de rehabilitación física, que impidiera su normal desempeño físico; c) quienes tuviesen contraindicaciones permanentes o temporales para realizar AF; d) quienes no lograran una participación mínima del 70 % de las intervenciones.
Evaluación del síndrome de fragilidad
Se evaluó en base a la escala de fenotipo propuesta por Fried,4 el cual consideró 5 criterios:
Pérdida involuntaria de peso: mediante auto-reporte de pérdida de peso de 4,5 kg o más en el último año.
Cansancio o agotamiento: se realizaron 2 preguntas incluidas en la escala Center for Epidemiologic Studies-Depression Scale (CES-D): ¿Siente que todo lo que hace le genera esfuerzo? y ¿Siente que no tiene ganas de hacer nada?14
Disminución de la velocidad de la marcha: se midió el tiempo en segundos que tardaba en caminar 4,6 metros.
Bajo nivel de AF: se utilizó la escala de AF para las personas mayores Physical Activity Scale for the Elderly (PASE).15
Debilidad: Evaluada mediante dinamometría a través de la prueba de prensión manual.4
Se consideró frágil a toda persona mayor que cumplía con 3 o más criterios de fragilidad, prefrágil, 1 o 2 criterios, y no frágil, quien no tuviese ningún criterio.4
Evaluación de la calidad de vida
Fue evaluada a través del cuestionario World Health Organization Quality of Life - Older Adults (WHOQoL-OLD) el cual se compone de 26 preguntas de escala tipo Likert, 2 de ellas permiten conocer la calidad de vida global, y las otras 24 son agrupadas en 6 dimensiones: habilidades sensoriales, autonomia, actividades pasadas, presentes y futuras, participación social, muerte e intimidad.16 Cada una de estas dimensiones contiene cuatro ítems con una puntuación que oscila entre 4 a 20 puntos. Luego, se calculó el resultado medio es tandarizado de cada área (con valores entre 1 y 5) y el resultado transformado de cada área (con una pun tación entre 0 y 100), según el manual del WHOQoL-OLD. Mientras más alta sea la puntuación, mayor el grado de satis facción percibida por el adulto mayor, para cada una de las dimensiones.17
Programa de entrenamiento físico multicomponente
Se llevó a cabo en dos ELEAM. La intervención fue realizada por kinesiólogos capacitados en la prescripción de AF en el adulto mayor y basado en las recomendaciones de AF para el adulto mayor frágil Vivifrail.12,18
La duración de las sesiones fue 90 minutos (dos veces por semana) durante 6 semanas. Cada sesión tuvo una progresión de carga que varió en intensidad y número de repeticiones para ejercicios de fuerza y resistencia muscular.
Cada sesión inició con 15 minutos de calentamiento, en la cual se incluyeron ejercicios de movilidad articular y marcha estática/dinámica de baja intensidad.19 El entrenamiento aeróbico consistió en 25 minutos de AF entre el 55 - 70 % de la frecuencia cardiaca máxima, de acuerdo con el método propuesto por Tanaka,20 y controlado mediante la escala de Borg.21 Luego, se desarrollaron actividades de fuerza y resistencia muscular (15 - 20 minutos) para entrenar grandes grupos musculares (tríceps, bíceps, deltoides, glúteos, cuádriceps, isquiotibiales, gastrocnemios y dorsal ancho),13 orientados a la transferencia directa de actividades de la vida diaria. Se inició con 8 - 10 repeticiones al 20 % del 1RM (repetición máxima) para progresar hasta un 40 % 1RM.12,22
Esta actividad fue combinada con 10 - 15 minutos de ejercicios de agilidad y equilibrio, utilizando bandas elásticas, bastones y balones medicinales de 2 y 3 kg.12 Finalmente, la sesión incluyó ejercicios respiratorios y de flexibilidad estática, con un tiempo de mantención de 30 segundos por grupo muscular.23
Para el análisis estadístico se utilizó el software SPSS 23.0, se calculó la media y desviación estándar para todas las variables. La distribución y homogeneidad de la varianza de los datos fueron determinadas con los test de Shapiro-Wilk y Levene, respectivamente. Se utilizó la prueba t de Student para muestras relacionadas, para comparar los resultados de las evaluaciones realizadas. El tamaño del efecto se calculó con la d de Cohen, considerando un efecto pequeño (≥ 0,2), moderado (≥ 0,5) o fuerte (≥ 0,8).24 Para todos los análisis se utilizó un valor de significancia de p < 0,05.
El protocolo de investigación fue revisado y aprobado por el Comité Ético Científico de la Universidad Santo Tomás (N°80-19) y desarrollado siguiendo lo expuesto en la declaración de Helsinki.
RESULTADOS
Todos los participantes completaron la intervención (n = 28). Las características basales de la muestra de esta investigación fueron: promedio de 75,5 ± 5 años de edad, 63,7 ± 8,6 kg de peso y 1,57 ± 9,1 m de estatura bípeda.
Los cambios en el índice de fragilidad antes y después de la intervención se presentan en la tabla 1. Luego de participar en el programa de ejercicio multicomponente, los adultos mayores mostraron mejoras significativas en el índice de fragilidad (p = 0,007; d = 0,36).
En cuanto a la calidad de vida evaluada mediante el cuestionario WHOQoL-OLD, se evidenciaron cambios estadísticamente significativos fuertes y moderados en las dimensiones, Actividades pasadas, presentes y futuras (p = 0,018; d = 0,53), Participación social (p = 0,003; d = 0,53) e Intimidad (p = 0,005; d = 0,36) respectivamente. También hubo cambios fuertes en la calidad de vida global de los participantes (p = 0,007; d = 0,65), luego de realizar un programa de ejercicios multicomponente.
DISCUSIÓN
El principal resultado de este estudio revela que un programa de ejercicio multicomponente de 6 semanas de duración mejora la fragilidad y calidad de vida de adultos mayores institucionalizados.
Una revisión de Daniels y otros, examinó el efecto de un programa de ejercicios multicomponente concluyendo que este tipo de intervenciones tendrían mejores resultados sobre la capacidad funcional y fragilidad, al compararlos con un entrenamiento de fuerza aislado,25 sin embargo, la población estudiada únicamente fueron adultos mayores pertenecientes a la comunidad. De igual manera, Tarazona - Santabalbina y otros, reportaron al programa multicomponente como una medida para revertir la fragilidad, mejorar la función física y algunos aspectos cognitivos en adultos mayores.26 Finalmente, datos entregados por Cadore y otros, muestran amplios beneficios de este tipo de intervenciones en personas mayores institucionalizadas nonagenarias luego de 12 semanas, coincidiendo con los hallazgos de esta investigación.8
Actualmente la fragilidad se considera uno de los síndromes geriátricos de mayor prevalencia entre población mayor,27 capaz de disminuir las reservas funcionales y la resistencia a estresores relacionados con diferentes sistemas fisiológicos.8 Este síndrome geriátrico se ha asociado fuertemente con sarcopenia y mayor infiltración de grasa en el tejido muscular, ocasionando en los adultos mayores un especial riesgo de discapacidad, hospitalización y muerte.27,28 No obstante, estos efectos adversos podrían revertirse o prevenirse mediante la ejecución de un programa de ejercicio multicomponente, en donde el desarrollo de actividades aeróbicas inducen adaptaciones centrales y periféricas que mejoran el consumo de oxígeno y la capacidad del músculo para generar energía a través del metabolismo oxidativo,29 mientras que actividades que involucran fuerza muscular, inducen hipertrofia y adaptaciones neurales.30 Todos los cambios mencionados, influyen positivamente sobre la condición física de los adultos mayores, y por lo tanto, podrían ayudar en el manejo de la fragilidad.
Este estudio reveló que la calidad de vida global de los adultos mayores institucionalizados mejoró luego del programa de entrenamiento multicomponente, mejoraron las dimensiones Actividades pasadas, presentes y futuras, Participación social e Intimidad. Estudios previos coinciden con estos resultados.31,32
Los beneficios de la práctica de AF sobre la calidad de vida de personas mayores podrían atribuirse a la estimulación y consecuente activación del sistema de opioides endógenos, los cuáles inducen un incremento significativo de la concentración de ß-endorfinas, que se traduce en sensación de bienestar, analgesia, relajación y disminución de la ansiedad.33,34,35 Estos antecedentes debiesen causar interés particularmente en adultos mayores institucionalizados, ya que reportan alta prevalencia de inactividad física.36
Bajo el mismo contexto, un estudio liderado por Medeiros de Araújo y otros, reportó que los adultos mayores institucionalizados declararon sentirse insatisfechos en su calidad de vida global y con su autonomía, posiblemente a causa de su escasa libertad debido a la institucionalización.37 Estos resultados enfatizan aún más la necesidad de generar intervenciones basadas en la práctica de AF que logren revertir, o bien, sobrellevar de mejor manera la institucionalización.
Dentro de las limitaciones de este estudio se encuentran el pequeño tamaño de la muestra, la selección por conveniencia de los participantes y la inexistencia de un grupo control. Al tratarse de adultos mayores institucionalizados, cuya autonomía es limitada, la posibilidad de obtener mayor cantidad de participantes para conformar un grupo control y realizar la aleatorización de la muestra no fue posible. El número de adultos mayores institucionalizados con una condición funcional apta para desarrollar el programa de entrenamiento multicomponente de este estudio era reducido.
Todo lo mencionado probablemente restrinja la validez externa del estudio. A pesar de esto, la significancia estadística observada en cada una de las comparaciones refleja la efectividad de la intervención.
Un programa de entrenamiento físico multicomponente de 6 semanas de duración mejora la fragilidad y calidad de vida de adultos mayores institucionalizados. Esto sugiere la necesidad de promover acciones orientadas hacia la práctica de AF y con ello influir sobre la calidad de vida de los adultos mayores institucionalizados.
Existe amplia evidencia que respalda los beneficios de un programa de entrenamiento multicomponente. Dichos estudios se orientan principalmente a personas mayores pertenecientes a la comunidad, no enfatizando en gran número de adultos mayores que debido a la pérdida de su autonomía, se encuentran institucionalizados.