Introducción
El 23 de marzo del 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS), emite directrices en las que se mencionan la susceptibilidad de presentar mayores complicaciones por la COVID-19, a las personas mayores de 60 años o con enfermedades no transmisibles (ENT).1,2 Es importante indicar que las ENT están asociadas en su mayoría, a estilos de vida poco saludables.3
La OMS indica que los estilos de vida saludables, son patrones de comportamientos identificables, que resultan de la interacción de características individuales, de la sociedad y del ambiente. Además, practicarlos contribuye al bienestar físico, mental y social.4 No adoptar estilos de vida saludables, incrementa la probabilidad de aumentar el índice de masa corporal (IMC), cuyos valores, cuando superan 25 y 30, se pueden considerar sobrepeso y obesidad. De acuerdo con datos del año 2016, el 39 % de las personas en el mundo, tenían sobrepeso y el 13 % obesidad.5 Las fuerzas armadas no están exentas de esta situación; por ejemplo, el 51,2 % de los militares en servicio en los EE. UU., tienen obesidad o sobrepeso.6
En el Perú, de los pacientes fallecidos por la COVID-19, el 85,5 % padecía de obesidad, el 43,1 % diabetes y el 27,2 % hipertensión arterial. Esto pone en evidencia, que las ENT son los principales factores para la mortalidad por la COVID-19.7 Se resalta además, que desde antes de la pandemia de la COVID-19, las ENT eran causantes del 71 % de las muertes a nivel mundial.3 Adoptar estilos de vida saludables, como una dieta adecuada, no fumar, no consumir drogas, mantener el control del peso corporal, realizar actividad física regularmente y saber controlar el estrés, contribuyen a disminuir el riesgo de padecer ENT.3,8,9
El personal militar sanitario, posee características laborales propias, como jornadas laborales prolongadas, riesgos propios de la profesión, fuerte agotamiento laboral y muchos poseen varios años de servicio. Adicionalmente están sometidos a factores estresantes propios de la vida militar, estas características predisponen a que se alteren sus estilos de vida,10,11 más aún por el contexto de la pandemia de la COVID-19. Se hacen susceptibles a padecer depresión, ansiedad, sedentarismo, trastorno de estrés postraumático, tabaquismo, consumo de alcohol y otras sustancias, con mayor probabilidad de padecer ENT y formas graves de la COVID-19.1,10) El Hospital Militar Central (HMC), como institución prestadora de servicios de salud (IPRESS) de las fuerzas armadas, tiene la obligación de realizar actividades de promoción de salud en el personal militar que labora en sus instalaciones, promover estilos de vida saludables y realizar un monitoreo constante sobre su estado de salud. Esto permite que puedan desempeñarse adecuadamente y con bajo riesgo de contraer enfermedades no transmisibles y formas graves de la COVID-19.
El objetivo de este estudio es determinar la asociación entre los estilos de vida y el estado nutricional del personal militar sanitario.
Métodos
El presente estudio fue transversal, en una población de 143 individuos, entre médicos (56,6 %), odontólogos (32,2 %), químicos farmacéuticos (8,4 %), psicólogos (2,1 %) y médico veterinario (0,7 %), todos con formación castrense, que laboran en el Hospital Militar Central “Coronel Luis Arias Schreiber” de la ciudad de Lima.
El estudio fue realizado en el periodo octubre - noviembre del año 2020. Aceptaron participar voluntariamente 104 individuos.
Las variables fueron: edad, sexo, profesión, grado militar (agrupado en 5 categorías: teniente, capitán, mayor, teniente coronel y coronel), tipo de estilo de vida (cuestionario de estilos de vida) y el estado nutricional (IMC y la medida del perímetro abdominal (PA)).
La aplicación del cuestionario, el registro del peso, la talla y el PA, se realizó en el Servicio de Medicina Preventiva del HMC; los participantes fueron invitados a participar en la investigación respetando el distanciamiento social (no menos de 1,5 metros). Los investigadores y los sujetos de la investigación, cumplieron las medidas de bioseguridad establecidas por el Ministerio de Salud, a través de la Norma Técnica de Salud N° 161-MINSA/2020/DGAIN,12) correspondiente a la pandemia de la COVID-19.
Se utilizó el Cuestionario de Estilos de Vida de Arrivillaga y otros,13) validado por Palomares en la ciudad de Lima.14 Está dividido en 2 partes, la primera compuesta por datos sociodemográficos y la consta de 48 ítems, divididos en las siguientes dimensiones: condición actividad física y deporte (4 preguntas), recreación y manejo del tiempo libre (6 preguntas), consumo del alcohol, tabaco y otras drogas (6 preguntas), sueño (6 preguntas), hábitos alimentarios (18 preguntas), autocuidado y cuidado médico (8 preguntas).
Para evaluar el cuestionario, se utiliza una escala Likert del 0 al 3;15) todos los ítems tienen una valoración de 0 puntos (nunca), 1 punto (algunas veces), 2 puntos (frecuentemente) y 3 puntos (siempre), excepto el 9, 10, 11, 13, 14, 16, 18, 20, 21, 22, 28, 32, 33, 34, 40, 43, 44, 48, en los cuales la valoración es inversa. Se suma la puntación para establecer el tipo de estilo de vida: muy saludable (108 - 144 puntos), saludable (72 - 107 puntos), poco saludable (36 - 71 puntos) y no saludable (0 - 35 puntos).
El IMC se obtuvo mediante fórmula siguiente: peso en kg/talla2. Por el contexto de la emergencia sanitaria por la COVID-19, el personal fue pesado y tallado con su uniforme, por tanto, al registro del peso en la balanza calibrada, se descontaron 3 kg (uniforme militar completo) y para el registro de la talla, descontaron 4 cm (calzado estandarizado). Se clasificaron los resultados del IMC se clasificaron de acuerdo con los criterios de la OMS:16 bajo peso, peso normal, sobrepeso, obesidad tipo I, obesidad tipo II y obesidad tipo III.
La medida de PA, se realizó con una cinta métrica, con el cuerpo de los sujetos relajado, en la etapa final de la espiración normal. Se midió el punto entre la última costilla y la parte superior de la cadera. Se utilizó la clasificación de la OMS para establecer el riesgo cardiometabólico: riesgo normal, riesgo elevado y riesgo muy elevado.16
Los datos fueron tabulados en Microsoft Excel 365 y se utilizó el programa STATA 16,0. Se realizó análisis descriptivo de las diferentes variables y análisis bivariado con la prueba ji cuadrado (entre estilo de vida y estado nutricional (IMC y PA). Con el análisis multivariado, mediante regresión de Poisson se obtuvieron los valores de razones de prevalencias (RP) y sus valores ajustados (RPa) con intervalo de confianza (IC) del 95 %. Se utilizó un nivel de confianza del 95 % y la significación se estableció en p < 0,05.
El trabajo fue aprobado por el Departamento de Apoyo a la Docencia y Capacitación e Investigación del Ejército del Perú (DADCI). Se garantizó la confidencialidad y el uso exclusivamente científico de los datos obtenidos del personal militar sanitario que participó en el estudio.
Resultados
En la tabla 1 se observa predominio del grupo de edad entre los 31 a 40 años con el 34,62 %, el sexo masculino con el 84,62 %, la profesión médica con el 52,88 % y los grados militares de teniente coronel y capitán, con el 25 %. De acuerdo a la clasificación de la OMS para el IMC, se obtuvieron valores entre 25 y 29,9 en el 59,62 % y valores superiores a 30 en el 12,5 %. Respecto a la medida de PA, se evidenció que el 46,15 %, tuvo riesgo cardiometabólico elevado. El 39,42 % del personal militar sanitario, presentó un estilo de vida poco saludable.
En la tabla 2 se observa el análisis bivariado. Hubo asociación significativa (p < 0,001) entre estilo vida y estado nutricional (IMC y PA); el 100 % de los sujetos que tuvieron estilo de vida poco saludable, presentaron obesidad y el 100 % de quienes tuvieron estilo de vida saludable o muy saludable, presentaron la medida de PA normal.
En la tabla 3, se observa la asociación entre el estilo de vida poco saludable con el IMC (RP =15,467; IC 95 %: 2,228 - 107,357: p < 0,001). Al ajustarlo para las variables edad, sexo, profesión y grado militar; RPa =18,515; IC 95 %: 2,98 - 114,913: p < 0,001).
Discusión
La pandemia de la COVID-19, tiene un impacto mundial en la salud de las personas, no solo por la transmisión del SARS-CoV-2, sino también por alterar el estilo de vida de las personas, como consecuencia de las medidas restrictivas implantadas, para prevenir el contagio, como son las cuarentas y el distanciamiento social.17
El personal militar sanitario posee mayor probabilidad de producir cambios en sus estilos de vida y que se vea reflejado en su estado nutricional, más aún en el contexto de la pandemia, la cual ocasiona sobrecarga laboral, los hace susceptibles a contraer infecciones virales, incluida la COVID-19 y tener mayor riesgo cardiovascular.18,19,20
En el estudio realizado, se evidenció que el personal militar sanitario, con una edad promedio de 44,43 + 8,63 años, clasifica como grupo sin riesgo frente a la COVID-19, respecto a la edad, de acuerdo a la OMS y el Estado peruano.21,22 En lo que se refiere al sexo, se estableció que el mayor porcentaje fue masculino. Se han encontrado porcentajes similares en estudios de personal militar bomberil en Brasil, con el 100 %;23) esto puede deberse a la mayor adherencia castrense por parte del sexo masculino.
En cuanto a la profesión del personal militar, los médicos constituyeron la mayoría. El HMC está categorizado como una IPRESS de nivel III-1 y forma parte del Sistema Nacional de Residentado Médico del Perú, con el papel de sede docente,24 por este motivo cuenta con diversas especialidades médicas y también proporciona formación profesional de especialistas. Los grados militares de teniente coronel y capitán fueron los más representados, de acuerdo con la edad activa laboral militar.
En cuanto al IMC, se obtuvo un valor promedio de 26,88 + 2,78 kg/m2, con una prevalencia total de exceso de peso de 72,12 %, superior a los datos de Shams White y otros,6) que fue de 51,2 % en EE. UU. y de Damacena y otros,23 que fue de 59,64 % en Brasil; ambas en poblaciones militares. En relación específica con el sobrepeso, el presente estudio obtuvo una prevalencia superior en comparación al realizado por Pajuelo y otros,25) que utilizó la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) en Perú y encontró 40,5 % de prevalencia nacional de sobrepeso. También determinó que el 33,6 % de la población nacional peruana, tuvo riesgo muy elevado en relación a la medida del PA;25) la presente investigación obtuvo una prevalencia inferior con referencia a esta medida, pero un porcentaje mayor en comparación al estudio de Damacena y otros,23) representado por el 18,61 % en los bomberos militares. Se debe enfatizar que los estudios mencionados, de Shams-White y otros,6Damacena y otros,23 y Pajuelo y otros,25 presentan datos que no fueron en un contexto de pandemia, lo cual puede contribuir a valores los antropométricos superiores de IMC y de PA en la presente investigación.
Con respecto a los estilos de vida, se determinó la asociación estadísticamente significativa con valores p < 0,001 entre este y las variables de estado nutricional (IMC y PA). Puede deberse a las características sanitarias laborales y militares de la población en estudio, que tiene mayor estrés, depresión, ansiedad, ocasionada por el contexto de la pandemia y podría haber generado cambios significativos en los estilos de vida del personal; redujeron las actividades físicas (moderadas e intensas) y relajantes (reemplazas por conductas sedentarias). Alteraron hábitos como el consumo de bebidas alcohólicas, las horas de sueño y hábitos alimenticios cotidianos (debido al limitado acceso por el horario restringido y reducción en la disponibilidad de productos saludables).19,20,26 Estos cambios pueden generar incremento del IMC y PA, asociado al incremento de peso y riesgo cardiometabólico.26
En el Perú se produjo un aumento de la prevalencia del exceso de peso, desde la encuesta realizada en 1975 hasta la realizada el 2012. Aumentó la prevalencia, del 24,9 % a 40,5 % en sobrepeso y del 9 % a 19,7 % en obesidad.25 El contexto de la pandemia debe preparar al sistema sanitario del Perú, a afrontar el probable aumento de factores de riesgo que pueden aumentar las ENT durante y tras la emergencia sanitaria.18) Se deben promover estilos de vida saludables en todas sus dimensiones, especialmente en poblaciones como el personal militar sanitario. Se sugieren programas de asesoría nutricional personalizada y de retorno progresivo de ejercicios aeróbicos, siempre respetando las normas de bioseguridad, acorde al contexto;18) unido a estrategias para incentivar la práctica de estilos de vida saludables, que pueden ser implementadas durante las evaluaciones anuales, a las cuales están sujetos, ya sea para su selección, ascenso o desplazamiento.23) Adicionalmente, se debe incluir la evaluación periódica de los parámetros antropométricos y metabólicos, para de esta manera, mejorar o mantener un adecuado estado de salud, reducir los factores de riesgo que puedan producir ENT y de esta manera desempeñar adecuadamente sus funciones laborales.27,28
Es importante reconocer que el estudio al ser transversal, no puede establecer causalidad entre las variables. El uso del IMC posee limitaciones en personal físicamente activo, debido a que no puede distinguir si el incremento de la masa corporal es por tejido graso o por tejido muscular. Para medir exactamente la grasa abdominal sería necesario utilizar exámenes, como la resonancia magnética y la tomografía computarizada, cuyo uso es limitado debido a factores económicos y de disponibilidad, por lo cual la medida del PA es una buena alternativa para complementar la medida del IMC, que indica el mayor riesgo cardiometabólico u obesidad abdominal.
Se concluye que existe asociación entre el estilo de vida y el estado nutricional, determinado por el IMC y el PA en el personal militar sanitario estudiado, del HMC, en el contexto de la pandemia de la COVID- 19.