INTRODUCCIÓN
Es aceptado que el principal factor de riesgo para el desarrollo del esófago de Barrett (EB) es la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE). Alrededor del 15 % de los pacientes con ERGE crónica desarrollan EB.1) En la actualidad algunos autores1,2 consideran el EB como un tercer fenotipo de la ERGE.
Algunas investigaciones1,2,3,4,5) coinciden que la edad superior a los 50 años, el sexo masculino, el color de la piel blanca, la obesidad central, el consumo de tabaco y la presencia de hernia hiatal son condiciones relacionadas con la aparición de la enfermedad.
La verdadera frecuencia de EB es difícil de estimar porque muchos de los pacientes están asintomáticos, requieren evaluación endoscópica y confirmación histológica. Las tasas de prevalencia varían de 0,4 % hasta 20 %.
En Cuba son pocas las investigaciones publicadas sobre frecuencia y aspectos epidemiológicos relacionados con esta enfermedad. En el Instituto Nacional de Gastroenterología se realizó un estudio en el año 2020,6 en el cual se obtuvo una frecuencia de 0,27 en 5 107 estudios endoscópicos.
La presente investigación se realiza con el objetivo de determinar la prevalencia del esófago de Barrett y las características epidemiológicas de los pacientes con esta afección.
MÉTODOS
Se realizó un estudio observacional y descriptivo de una serie de casos, en el Servicio de Gastroenterología del Hospital Militar Central “Dr. Carlos J. Finlay”, entre enero del 2018 y junio del 2019. De las 3 739 endoscopias digestivas altas realizadas en este período, el diagnóstico de sospecha endoscópica de EB fue en 45 pacientes. De ellos, el diagnóstico se confirmó por estudio histológico en 14, los cuales fueron incluidos en el presente estudio.
Las variables investigadas fueron: edad; sexo; color de la piel; antecedentes epidemiológicos; síntomas y signos; longitud del segmento de acuerdo con la clasificación de Sharma;3 presencia de hernia hiatal; diagnóstico histológico según clasificación histológica de Viena para neoplasias intraepiteliales y frecuencia de la enfermedad en endoscopía digestiva alta.7
El estudio histológico para la inclusión, fue realizado de la siguiente forma: se irrigó agua destilada sobre la superficie mucosa hasta retirar todas las secreciones del esófago; luego se insufló la cavidad y se instiló ácido acético al 2 % sobre la mucosa del esófago distal y desde la unión esófago-gástrica en sentido ascendente, para lograr el realce de la lesión. Una vez que la mucosa adquirió un aspecto blanquecino, se esperaron 2 minutos y se tomaron muestras de las áreas mucosas sospechosas de EB.
Se realizó estadística descriptiva, medidas de tendencia central y dispersión (desviación estándar DE) para la edad y frecuencias para las demás variables. Para calcular la frecuencia del EB en las endoscopías, se calculó la prevalencia (cifra de individuos que presentaron EB entre el total de endoscopías digestivas altas).8
El estudio se realizó conforme a los principios establecidos en la declaración de Helsinki.9 Se respetó la integridad de los pacientes y se aseguró la confidencialidad de la información personal recogida.
RESULTADOS
De las 3 739 endoscopias digestivas altas realizadas en este período, se confirmó el diagnóstico de EB en 14 pacientes, para una prevalencia del 0,37 %.
Predominó el sexo masculino (78,6 %) y el color de piel blanca (71,4 %). En el grupo de edades por encima de los 50 años se agrupó el 64,2 % de los pacientes. La edad media fue 51,64 años con una DE ± 14,87 y un rango de edad de 23 a 78 años.
Como antecedentes epidemiológicos se encontró que el 50 % de los pacientes eran fumadores y el consumo de antinflamatorios no esteroideos (AINE) fue en el 7,1 % de los pacientes.
En cuanto a los síntomas y signos predominaron los típicos de ERGE: pirosis y regurgitación; este último se presentó en más de la mitad de los pacientes. La disfagia fue el síntoma de alarma más frecuente. Como otros síntomas se encontraron los vómitos y la epigastralgia (tabla 1).
La variedad de segmento corto fue la más observada (lengüeta corta y tipo islote). La hernia hiatal se observó en 28,6 % de los casos (Fig. 1).
DISCUSIÓN
En Cuba son escasos los estudios de frecuencia de esta enfermedad. En el mundo se han publicado varias investigaciones, como la de Lanas,10 que hace referencia al incremento creciente de la frecuencia de EB en España (de 1,5 a 28,5); Cuauro y otros11) al investigar el resultado de biopsias esofágicas en un período de 10 años, encuentra que la frecuencia asociada a ERGE para EB fue de 8 %. Sin embargo en un estudio que incluyó 4 500 pacientes sintomáticos y asintomáticos de ERGE, esta fue de 1,5 %.12) Herrera Elizondo y otros13 reportan un 1,8 % y Valdovinos y otros14 un 9,6 %. Para Martín Huerta15 las frecuencias son variables, ya que van de 0,26 % en población no seleccionada, hasta 9,6 % en pacientes con historia de ERGE, que se les realizó estudio endoscópico.
La prevalencia obtenida en la investigación, corrobora lo poco frecuente que es el EB. Estos resultados pudieran estar influenciados por el tipo de población objeto del estudio, en la cual la existencia de síntomas de ERGE no fue el motivo de la realización del estudio endoscópico, ni tampoco todos los pacientes seguían un perfil clínico sugerente para EB.
Las guías de diagnóstico y tratamiento del EB coinciden en que la edad más frecuente para la aparición del EB es por encima de los 50 años, el sexo masculino y color de la piel blanca.1,16) Una investigación realizada en Cuba,17 encontró mayor número de pacientes hombres que mujeres con la enfermedad; Bernal-Vaca y otros,18 sin embargo, reportan una frecuencia mayor en mujeres con más de 60 años.
Aún no se conoce por qué los pacientes del sexo masculino son más propensos a desarrollar la enfermedad. Esto pudiera estar influenciado por los hábitos tóxicos y estilos de vida asociados al EB que son prácticas más frecuentes en pacientes masculinos. Por otra parte, pudiera ser que el factor protector de los estrógenos y que su efecto antinflamatorio esté relacionado con la menor frecuencia en las mujeres.
Se han descrito diferentes factores de riesgo para el desarrollo de la metaplasia intestinal en esófago. En la serie, el tabaquismo resultó el antecedente epidemiológico que con mayor frecuencia refirieron los pacientes. En algunas investigaciones18,19,20 el consumo de tabaco ha sido el factor de riesgo principal asociado al desarrollo del EB e incluso se ha establecido dicha relación en pacientes exfumadores. Para algunos autores este nocivo hábito no es un factor de riesgo independiente, sino asociado a ERGE, ya que incrementa la exposición del esófago al ácido.16,20
Los resultados del presente estudio, en cuanto al consumo de alcohol, no coinciden con los de Chacaltana y otros21 que reportan este antecedente en la mayoría de los pacientes. En las últimas guías de la Asociación Mexicana de Endoscopia Gastrointestinal, no describen el consumo de alcohol como factor de riesgo asociado al desarrollo del EB.16
El consumo de AINE se describe en asociación inversa al desarrollo del EB, se considera que reduce el riesgo de aparición de la enfermedad hasta en un 50 %.1 Pocos pacientes en la investigación eran consumidores de este grupo de medicamentos.
La obesidad central o abdominal provoca la relajación del esfínter esofágico inferior por dos mecanismos (mecánico y humoral). El aumento de la presión intraabdominal e intragástrica, así como del gradiente del esfínter esofágico inferior favorecen la aparición de hernia hiatal y enlentecen el tiempo de tránsito esofágico, con el desarrollo de cuadros de reflujo gastroesofágico. Mediante el mecanismo humoral se induce la secreción de citoquinas proinflamatorias en el tejido adiposo, que provocan relajación de la musculatura del esfínter esofágico inferior e inducen insulinorresistencia.22
En un metaanálisis realizado por Hoyo y otros,23) proponen una teoría no mecánica; plantean que la obesidad favorece el aumento de factores proliferadores (leptina) y la disminución de factores antiproliferadores (adiponectina). En el estudio, pocos pacientes tenían obesidad central.
Los síntomas típicos de ERGE fueron los que predominaron en este grupo de pacientes confirmados con EB, la regurgitación fue el más frecuente. Herrera Elizondo y otros13 reportan en su estudio síntomas de ERGE en el 100 % de los pacientes con EB; Shou-Wu y otros24 encuentran la regurgitación y la pirosis como síntomas predominantes, sin embargo Chacaltana y otros21 no concuerdan con los resultados del estudio, pues los síntomas dispépticos estuvieron presentes en 54,5 % de los pacientes.
Los síntomas típicos de ERGE son los que se describen con mayor frecuencia e incluso llegan a estar presente en todos los pacientes. Se plantea que en el EB los pacientes pueden permanecer asintomáticos; la explicación a este fenómeno podría deberse a una menor sensibilidad del epitelio metaplásico a la acidez gástrica.
Las limitaciones del estudio, están en no haber determinado la relación entre el consumo de AINE (según el tipo ingerido), la cantidad y el tiempo con la presencia del EB; además no se definió el período de la ingesta del alcohol y el consumo de tabaco. Se recomienda realizar estudios con un mayor número de pacientes, para un mayor conocimiento de las características epidemiológicas de la enfermedad en el medio.
Las características epidemiológicas fueron: pacientes masculinos, de color de la piel blanca, entre la 5ta y 6ta décadas de la vida, con predominio de los síntomas típicos de la ERGE. La prevalencia corrobora lo descrito en la literatura internacional sobre lo poco frecuente que es la enfermedad.