INTRODUCCIÓN
El sobrepeso y la obesidad son las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) y los desequilibrios nutricionales que más afectan al mundo occidental, se considera una epidemia y uno de los desafíos más importantes de la salud pública del siglo XXI.1) Su prevalencia ha aumentado especialmente en la última treintena. La ganancia excesiva de peso durante la adolescencia se ha incrementado de manera significativa, de un 4 % en 1975 a un 18 % en 2016.2,3) A nivel mundial, se espera que para el año 2030 el número total de obesos en edad pediátrica alcance los 254 millones, en comparación con los 160 millones de casos existentes en el 2020.3,4)
La presencia de malnutrición por exceso desde edades tempranas, se puede asociar con el inicio precoz de múltiples comorbilidades; ejemplo: déficit de vitaminas como la D3, alteración del metabolismo de los carbohidratos y los lípidos, elevación de las cifras de tensión arterial, resistencia a la insulina y esteatosis hepática no relacionada con la ingestión de alcohol.5,6,7) Estos elementos, al aparecer de forma simultánea o secuencial en un individuo, conllevan al desarrollo de importantes desequilibrios que dan origen a lo que hoy se conoce como síndrome metabólico (SM).8
El SM fue descrito inicialmente como una agrupación de factores de riesgo cardiovascular (aumento de triglicéridos, disminución de colesterol HDL, hipertensión arterial y obesidad abdominal) asociado a resistencia a la insulina, cuyos componentes, en conjunto, predicen riesgo cardiometabólico, mejor que en forma individual.6,9
La identificación precoz del SM en niños y adolescentes constituye una necesidad, no solo para comenzar el tratamiento de manera oportuna, sino también para dirigir la intervención sobre estilos de vida y conductas propias de la niñez y la adolescencia. Con estas acciones se minimiza la aparición de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, además se reducen discapacidades y años de vida potencialmente perdidos en la edad adulta.
El objetivo de esta investigación es caracterizar desde el punto de vista clínico y humoral a niños y adolescentes obesos con síndrome metabólico.
MÉTODOS
Diseño
Se realizó un estudio observacional, descriptivo y de corte transversal en un grupo de niños y adolescentes con el diagnóstico de obesidad, atendidos en consulta de externa del Hospital Militar Central "Dr. Luis Díaz Soto" en el periodo comprendido de enero del 2018 a diciembre del 2022.
Sujetos
De 152 pacientes obesos atendidos en el periodo citado, la serie quedó constituida por 106, quienes cumplieron los criterios siguientes: tener entre 5 y 18 años de edad, y con diagnóstico de obesidad. Fueron excluidos los que tenían antecedentes de tratamiento con esteroides, metformina, obesidad secundaria, o la historia clínica estaba incompleta en las variables de interés para el estudio.
Variables
Se analizaron las variables: edad (agrupada en: 5-9 años, 10-14 años y 15-18 años); sexo; grado de obesidad según el índice de masa corporal (IMC)13 (ligera, moderada, intensa y mórbida); hipertensión arterial (HTA)14 (cifras tensionales elevadas en 3 o más determinaciones, o con diagnóstico previo de HTA. Se clasificó en presente, ausente); glucemia en ayunas (GAA), (normal, alterada); hipertrigliceridemia (presente, ausente) y HDL-colesterol (normal, alterado).
Procedimientos y procesamiento
Los datos fueron tomados de las historias clínicas de cada paciente. Se elaboró una planilla de recolección de datos para registrarlos y procesarlos.
El diagnóstico de síndrome metabólico se realizó según los criterios del III Panel de Tratamiento para los Adultos del Programa Nacional de Educación y Control del Colesterol (NCEP-ATP III por sus siglas en inglés), modificado para niños y adolescentes, y adaptado para la población cubana.10) Se consideraron como pacientes con SM quienes cumplían 3 o más de los siguientes criterios:
Obesidad central: IMC > 97 percentil, por edad y sexo (según tablas cubanas).11
Presión arterial sistólica/diastólica > 95 percentil según edad, sexo y talla.
Dislipidemia: triacilglicéridos (TG): > 95 percentil (> 1,24 mmol/L o 100 mg/dL) o lipoproteína de alta densidad (HDL-c) < 5 percentil (< 1,03 mmol/L o 40 mg/dL).
Glucemia en ayunas alterada (GAA) ≥ 6,1 mmol/L o 110 mg/dL o tolerancia a la glucosa a las 2 horas (TGA) ≥ 7,8 mmol/L o 140 mg/dL y ≤ 11,1 mmol/L o 200 mg/dL. En este estudio solo se tuvo en cuenta la GAA.
El valor de referencia cubano para la GAA es de ≥ 6,1 mmol/L, pero la Asociación Americana de Diabetes12 (ADA siglas en inglés) plantea ≥ 5,6 mmol/L, por lo que el valor considerado como referencia fue el de la ADA por ser de mayor sensibilidad.
Para el análisis estadístico se utilizaron como medidas de resúmenes las frecuencias absolutas y relativas para todas las variables. Se realizó con el paquete estadístico IBM SPSS v. 23.
Aspectos bioéticos
Se tuvo en cuenta el principio de respeto a la confidencialidad de la información, proveniente de la base de datos revisada y de las historias clínicas. La investigación fue aprobada por parte del Consejo Científico y por el Comité de Ética de las Investigaciones del Hospital Militar Central “Dr. Luis Díaz Soto”.
RESULTADOS
El grupo de edades que predominó fue el de 15 a 18 años (51,9 %), y el sexo masculino el más afectado (58,5 %) (tabla 1).
Se describieron los componentes del SM y se constató que el 100 % de los pacientes tenían un IMC superior al percentil 97, se observó además hipertrigliceridemia en un 61,3 % de los pacientes; le siguió en frecuencia la HTA (51,9 %) (tabla 2).
Tabla 2 -Componentes del síndrome metabólico
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IMC: índice de masa corporal; GAA: glucemia en ayunas alteradas; HDL: lipoproteína de alta densidad.
En cuanto al grado de obesidad la categoría más frecuente fue la obesidad moderada con 64 pacientes (60,4 %), con mayor frecuencia en el sexo femenino, con un porcentaje de 34,9 % (tabla 3).
El mayor porcentaje de HTA se encontró en la población con obesidad moderada e intensa para un 49,1 % y 34,5 % respectivamente (tabla 4).
En relación al grado de obesidad y alteración de los lípidos, se encontró que, de 106 niños con obesidad, 70 tuvieron dislipidemia para un 66,0 % (tabla 5).
DISCUSIÓN
La identificación de pacientes con SM puede considerarse útil para evaluar y prevenir riesgos comunes, de un grupo importante de las ECNT. Detectar y diagnosticar oportunamente, mejora la calidad de vida y disminuye las muertes prematuras por enfermedades cardiometabólicas. En América Latina y el Caribe, cada año, alrededor de 750 000 personas fallecen por esta causa, además de ser responsables de 1,9 millones de años de discapacidad y más de 19 millones de años de vida saludable perdidos.15
En niños y adolescentes, la presencia del SM está agravada por la presencia de cambios hormonales propios de la edad y por ser un período de importantes transformaciones en cuanto a hábitos tóxicos y dietéticos y la práctica de deportes. Además, la situación epidemiológica de la pandemia por la COVID-19 ha exacerbado estas problemáticas.
En un estudio realizado por Marrero y otros,16) en el periodo comprendido entre el 2015 y el 2017, el 62,3 % de los pacientes con SM se encontraban entre 15 y 18 años y el 58,6 % eran del sexo masculino, cifra coincidente pero superior a la detectada en el presente trabajo. Picos y otros,7 detectaron que el 58,9 % de los niños y adolescentes diagnosticados con SM tenían entre 10 y 16 años y el 64,4 % pertenecía al sexo masculino. Agüero y otros17) detectaron mayor incidencia en niños menores de 11 años (61,8 %), sin embargo Rojas Concepción y otros18) plantean un 58,87 % de su muestra para el sexo femenino. Este último dato no coincide con los de la presente investigación; puede estar dado por diferencias en los sujetos de la muestra.
Picos y otros7) detectaron mayor incidencia de HDL-c bajo (92,2 %), seguido en frecuencia por la hipertrigliceridemia (64,4 %) y la HTA (46,7 %), mientras que solamente el 6,6 % presentó glucemia alterada. Datos similares de los de esta serie; pero la hipertrigliceridemia fue más reportada con relación al resto de las variables. En un estudio de Santiago y otros19 encuentran en niños y adolescentes obesos con SM, cifras más elevadas de tensión arterial sistólica y diastólica, mayor elevación de los triglicéridos y la glucemia. Las alteraciones de la glucemia son de aparición tardía, con respecto al resto de los componentes del SM, lo cual se puede explicar por la edad de los pacientes y el número de células ß pancreáticas funcionales en ese momento de la vida. Diferentes artículos6,20,21) reportan una clara correlación entre la obesidad, el sobrepeso y la resistencia a la insulina, debido a un aumento en la cantidad de grasa visceral, que a su vez favorece la liberación de ácidos grasos libres que activan mecanismos promotores de aterosclerosis, se depositan en el músculo y disminuyen la acción de dicha hormona.
Calcaterra y otros,22 detectaron que de 191 niños obesos, el 13,9 % presentaba SM y en los intensamente obesos la cifra aumenta al 31,1 %; en cambio, en niños con peso normal no detectaron el síndrome. En el presente estudio se detectó mayor incidencia de obesidad moderada/intensa en el sexo masculino, lo cual coincide con otros estudios de Cuba,7,23,24 y en Israel.25
Santiago y otros,19 en niños y adolescentes obesos, detectaron que el 21,2 % de los pacientes con SM eran hipertensos, cifras inferiores a las de esta investigación. Burrows y otros,26) en una investigación realizada 314 niños y adolescentes, de entre 6 y 15 años, detectaron en los obesos, cifras de presión arterial superiores a los sanos.
La obesidad en niños y adolescentes se asocia con un aumento en la frecuencia de los componentes del síndrome metabólico.23) La atención por obesidad y sobrepeso, desde edades tempranas de la vida y su consideración como uno de los factores de riesgo más importantes en la incidencia de los componentes del SM, permite aplicar estrategias de intervención efectivas sobre poblaciones vulnerables, además de dejar claro que el diagnóstico y seguimiento de estos pacientes es primordial para la prevención de las enfermedades crónicas de la edad adulta.
La investigación posee las siguientes limitaciones: es un estudio descriptivo que incluyó una muestra pequeña, por lo que los autores recomiendan realizar estudios analíticos donde se pueda demostrar o no, relación de causalidad entre las variables estudiadas.
Los componentes clínicos del síndrome metabólico, como el índice de masa corporal y la hipertensión arterial; y los humorales, como la dislipidemia y la glucemia en ayunas alterada, tienen mayor frecuencia en la medida que aumenta el grado de obesidad.