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Economía y Desarrollo

versión On-line ISSN 0252-8584

Econ. y Desarrollo vol.152 no.2 La Habana jul.-dic. 2014

 

ARTÍCULO ORIGINAL


Análisis del cambio del modelo global de acumulación capitalista sucedido en la década de los años setenta del siglo xx. Elementos a observar ante un posible cambio

 

Analysis of the Change in Capitalist Accumulation Global Model During the 20th Century's 70s. Elements to Take into Account Facing a New Change

 

 

Yoandris Sierra Lara

Universidad Politécnica Salesiana, Guayaquil, Ecuador.

 

 


RESUMEN

En el artículo se realiza un análisis de las causas y las vías de transición ocurridas en los años setenta del siglo xx en el interior del sistema capitalista, del modelo global de acumulación capitalista típicamente productivo comercial (MGPC) de corte keynesiano al modelo global de acumulación capitalista típicamente especulativo financiero (MGEF) de corte neoliberal. En un segundo momento se exponen los elementos a observar para determinar las posibilidades de que el sistema esté en estos momentos realizando una nueva transición, esta vez del MGEF de corte neoliberal a un nuevo MGPC, con revestimientos externos de tipo neokeynesianos.

PALABRAS CLAVE: acumulación, capitalismo, perspectivas, transición.


ABSTRACT

The present paper analyzes the causes and pathways of transition in the seventies of the twentieth century within the capitalist system, from the Global Capitalist Accumulation Model typically Commercial Production - of Keynesian-cutting -, towards the Global Model of Capitalist Accumulation, typically Neo-liberal Financial speculative cutting. Also, the article outlines the elements to take into account to determine the likelihood that the system is at the moment making a new transition, this time from the Capitalist Accumulation Model Global Financial Speculative typically cut, into a new Model Neoliberal Global typically Capitalist Accumulation Commercial Production with Neo Keynesian types external coatings.

KEYWORDS: accumulation, Capitalism, perspectives, transition.


 

 

INTRODUCCIÓN


Por la relevancia de sus implicaciones hasta hoy, conviene repensar las causas y las vías de transición en el interior del sistema capitalista, del modelo global de acumulación capitalista típicamente productivo comercial (MGPC) de corte keynesiano al modelo global de acumulación capitalista típicamente especulativo financiero (MGEF) de corte neoliberal dadas en la pasada década del setenta. El deterioro sufrido por la productividad del trabajo social y sus implicaciones sistémicas, especialmente en la cuota media de ganancia (1), lo asumimos como tendencia principal que explica el proceso de transición. Asimismo, es preciso identificar los elementos a observar para determinar las posibilidades de que el sistema esté realizando una nueva transición, esta vez del MGEF de corte neoliberal a un nuevo MGPC, con revestimientos externos de tipos neokeynesianos.

El enfoque propuesto tiene, como uno de sus referentes teóricos principales, la teoría de los ciclos económicos largos o ciclos Kondratiev y busca, desde esta base, integrar orgánicamente la dinámica de los modelos globales de acumulación capitalista (MGAC) (2) y brindar una interpretación de los fenómenos ocurridos en los setenta y de los que en estos momentos pudieran estar en desarrollo (3). De tal manera, no se busca una explicación absoluta, sino más bien aportar una visión más que pueda arrojar luz sobre temas cardinales y polémicos hoy.

 

DESARROLLO
El cambio del modelo global en los años setenta del siglo XX

La transición en los años setenta del siglo XX no fue, esencialmente, entre el keynesianismo y el neoliberalismo, sino una transición desde un MGPC con una expresión teórico subjetiva y de política económica keynesiana hacia un MGEF de corte neoliberal. Aquí el contenido es el modelo global; el keynesianismo, como teoría y política económica que es, actuaría como un revestimiento externo de dicho modelo. Esto se ha obviado en muchos análisis del tema realizados por autores de diversas filiaciones teóricas e ideológicas. Por lo tanto, hay que explicar la causa o el conjunto de causas que provocaron el desenlace más profundo.

Primera causa: caída en los niveles de productividad del trabajo social

 

En nuestra concepción, el MGPC se erige sobre un alto desempeño de la productividad del trabajo social. Esto se explica a partir de que una elevada productividad actúa como base material para una tendencia ascendente de la cuota media de ganancia y posibilita una amplia participación estatal e, incluso, una amplia remuneración salarial. De este modo, se configura un patrón de acumulación productivo comercial, con amplia participación estatal, y con un sistema monetario y financiero internacional en función de la actividad productiva (Sierra, 2011, pp. 87-95). En general, el periodo de posguerra se caracterizó por poseer una alta tasa de productividad del trabajo social; sin embargo, para los años setenta, esta dinámica rompió su desarrollo y comenzó a caer (la figura 1 demuestra dicha situación).

Puede observarse, principalmente en el panel de la izquierda, que entre 1948 y 1973 la tasa de productividad del trabajo tuvo un comportamiento ascendente. Sin embargo, para mediados de los años setenta y en una situación que se extendería hasta 1995, la tasa de productividad del trabajo tuvo un comportamiento descendente. ¿Pudiera atribuirse esta caída al modelo keynesiano? La respuesta es mucho más profunda que en un simple fallo de políticas económicas.

Fig 1. Cilclo largo en los EE.UU

Debe tenerse en cuenta que ya comenzaba a agotarse el influjo expansivo de la gran masa de capital fijo generada después de la II Guerra Mundial. Este es un movimiento reconocido por autores neoschumpeterianos, regulacionistas y marxistas. Se considera que existe una caída sensible en la tasa de productividad del trabajo social en la década de los setenta del siglo xx, debido a un agotamiento de la renovación tecnológica aplicada tras la II Guerra Mundial. El modelo keynesiano difícilmente pudiera ser presentadocomo el responsable de esta caída en la productividad del trabajo social, al tiempo que su capacidad de solución era también muy limitada.

 

Segunda causa (motivada por la primera): caída en la cuota media de ganancia

En El Capital (t. III) Carlos Marx analiza la tendencia de la cuota de ganancia, la cual está afectada por variables que la impulsan a caer y otras que la hacen aumentar. Por eso se refería a una "tendencia" y no a un movimiento absoluto de ella en el tiempo. Entre las variables clave que hacen ascender la cuota de ganancia está el comportamiento de la productividad del trabajo social. Entre la variable dependiente (la cuota de ganancia) y la independiente (la productividad del trabajo) existe una relación positiva. Analicemos entonces algunos hechos.

La figura 2 muestra el comportamiento de los beneficios y la productividad en la tríada para el periodo 1960-2013. Puede observarse cómo a partir de 1970 ambos indicadores sufrieron una violenta caída. También, por causas muy complejas, a partir de mediados de los ochenta, ambas variables comenzaron a separarse en su evolución.

Fig 2. Beneficio y productividad en la tríada 1960-2013

Incluso si se observa en la figura 3 el comportamiento de la producción industrial mundial, veremos cómo a partir de los años en que se instaura el neoliberalismo (década de los setenta) este índice va a marcar una clara tendencia a la baja.

Fig 3. Tasas combiadas de crecimiento real del producto bruto mundial y los productos financieros derivados

Como mismo el modelo keynesiano no debe asumirse como el promotor de la onda larga ascendente de posguerra, el modelo neoliberal tampoco es el causante de la onda larga descendente que vive el sistema a partir de los años setenta del siglo anterior. No obstante, por sus características específicas, el neoliberalismo ha sido el modelo empleado para ajustar el sistema a las condiciones de la onda larga descendente.

Estas tendencias evidencian que la caída registrada en la productividad del trabajo social ocasionó a la postre la caída de la cuota media de ganancia. Ambos elementos contribuyeron a que el MGPC vigente comenzara a fracturarse en su propia base. De hecho, el patrón de acumulación productivo comercial vigente comenzaba a perder viabilidad funcional. Se hacía en extremo complejo para el sistema capitalista garantizar su uso en la esfera de la generación de bienes y servicios, ya que tendía a reproducirse masivamente en los esquemas de la especulación financiera. El ascenso del capital especulativo estuvo favorecido por otra serie de factores que llegaron de la mano del neoliberalismo y, sobre todo, de la denominada globalización, donde la dimensión financiera es clave.

 

Tercera causa (motivada por las dos primeras): replanteamiento del papel y poder económico del Estado nación

Una elevada cuota media de ganancia propicia un patrón de acumulación productivo comercial y esto, a su vez, demanda de una activa participación estatal en la economía. Durante el periodo en que la productividad del trabajo y la cuota media de ganancia fueron elevadas, se aplicó en el capitalismo un patrón de acumulación productivo comercial, y ello hizo que el Estado mantuviese una presencia económica vital. Pero este papel activo del Estado en la economía responde a las necesidades de funcionalidad del modelo global vigente.

Las tendencias adversas observadas en la productividad del trabajo y la cuota media de ganancia comprometieron el patrón de acumulación productivo comercial y al propio MGPC, y con ello se inició un proceso de replanteamiento del papel económico del Estado. Los teóricos neoliberales no hacían más que reflejar teóricamente los nuevos requerimientos funcionales del MGEF con relación al Estado.

 

La cuestión de la inflación

El modelo keynesiano tiene una importante propensión a generar inflación. Sin embargo, mientras las inversiones no cubiertas encontraban como efecto un incremento de la renta, la demanda y la ocupación, el problema de la inflación sería un mal necesario y controlable. Pero ya para los años 60-70 del siglo XX las empresas capitalistas disminuían su estímulo para invertir, dado el descenso observado en la cuota media de ganancia -esto se traduce en que las inversiones, por bajas que fuesen las tasas de interés, no reportaban una conveniente rentabilidad-. Por otra parte, el modelo inflacionario se justificaba porque se intercambiaba inflación por desempleo. Esta relación también se deteriora y se arriba a un momento en que ambos fenómenos se muestran en forma simultánea. El sostenimiento del gasto público deficitario se tradujo en un proceso de inflación creciente para la economía.

Pero si bien todo esto coincide en el tiempo con el predominio del modelo keynesiano, no debe considerársele como responsable absoluto o principal. La raíz del problema está en la caída de la productividad del trabajo social antes señalada. Dicha caída explicaría en gran medida la estanflación; no era motivada por el modelo keynesiano vigente, sino por dinámicas más profundas del sistema capitalista.

En la figura 4 pueden observarse claramente las dos etapas descritas: la del predominio del modelo keynesiano (hasta 1970), donde parece cumplirse la Curva de Phillips, y la etapa de estanflación que sirve de antesala al modelo neoliberal.

Fig 4. Curva de Philips, estanflación y desinflación

El diagnóstico de la inflación presentado por los economistas neoclásicos neoliberales hizo un gran énfasis en el gasto público deficitario keynesiano y la supuestamente equivocada política monetaria del gobierno. En verdad, los neoliberales no se interesaron por ir mucho más profundo en sus análisis para buscar las causas estructurales de la inflación, lo que responde tanto a su peculiar visión de la economía política, como a un claro interés político- ideológico. Sus propuestas de cambio no buscaban lógicamente eliminar el sistema capitalista, sino solamente el modelo keynesiano.

Entre otras acciones, se aplicaron una serie de ajustes en los gastos públicos que terminaron por liquidar en gran medida el denominado "estado de bienestar general", y reducir notablemente el ámbito de la intervención del Estado en la economía capitalista, todo dirigido supuestamente a erradicar la inflación.

 

Elementos a observar ante un posible cambio del modelo global

Podemos plantear, a modo de hipótesis, que en la actualidad se está manifestando un proceso de agotamiento del modelo global de acumulación capitalista típicamente especulativo financiero (MGEF) de corte neoliberal dominante desde los años setenta del siglo XX. Esta situación puede establecer la necesidad de que el sistema capitalista transite a un modelo global de acumulación capitalista típicamente productivo comercial de corte neokeynesiano.

Si se asume dicha necesidad, al menos como hipótesis de trabajo, quedaría valorar los elementos de posibilidad. Este análisis se realiza sobre la base del modelo teórico que hemos ido desplegando en varias investigaciones, donde incorporamos la existencia de una base material que garantice una nueva onda larga expansiva en el sistema y la correlación orgánica existente entre dicha onda y la configuración del MGPC acorde con la nueva situación (Sierra, 2011, pp. 87-95). Esta concepción se inspira en los trabajos de economistas neoschumpeterianos y los de Mandel (2003) cuando asumen, como imprescindibles para el despliegue de una nueva onda larga ascendente, la presencia de un núcleo tecnológico notablemente sólido, acompañado de factores que Mandel definía como extraeconómicos (4).

Sobre el esquema de análisis que se ha desplegado hasta ahora, proponemos considerar de forma crítica los siguientes aspectos:

1. Existencia de una base material que sustente una onda larga ascendente del capitalismo.
2. Concurrencia favorable para el capital de "factores extraeconómicos" en la actual coyuntura.
3. Complejidades específicas del nuevo MGPC de corte neokeynesiano.

A continuación se presenta un análisis de cada uno de ellos.

 

1. Existencia de una base material que sustente una onda larga ascendente del capitalismo

Según la teoría de los ciclos largos, es durante las ondas descendentes cuando suelen generarse los adelantos tecnológicos que serán aplicados y darán sus frutos, al tiempo que sostendrán la onda larga ascendente. Desde los años setenta del siglo XX se ha instaurado un modelo global de onda larga descendente y, según varios autores, cumplió su tarea de regenerar las fuerzas productivas para sustentar el nuevo auge capitalista.

Este es, por ejemplo, el criterio de Pérez (1998):

Lo que estamos viviendo actualmente es la transición de un patrón tecnológico a otro en el mundo productivo. Son los periodos de surgimiento de un nuevo e inmenso potencial de generación de riqueza, cuyos verdaderos frutos solo se dan décadas más tarde, una vez que la sociedad ha logrado domar ese potencial, organizándose de modo adecuado para ponerlo al servicio de sus objetivos. (p. 1)

Para la próxima onda larga ascendente, Pérez (1998) identifica como base material el desarrollo de la informática, las telecomunicaciones, la cibernética, es decir, lo que ha dado en llamarse tecnologías de la información. Otros autores incorporan las llamadas tecnologías verdes y el despliegue de la energía nuclear con fines pacíficos, como un punto importante de la estrategia de desarrollo de los Estados Unidos (EE. UU.).

En el debate científico, debido, precisamente, al desarrollo que mostraron estas ramas de la economía norteamericana durante la década de los noventa del siglo XX, apareció el término "nueva economía" y toda una discusión en torno a si realmente estas ramas eran capaces de generar saltos importantes de productividad en toda la economía como un todo, o si solo eran capaces de afectar sus propios marcos de actuación. Si era lo primero, podría considerarse que se estaba ante un paradigma técnico productivo que puede potenciar y mantener una onda larga ascendente para el sistema capitalista.

El debate en torno a esta problemática ha resultado ser complejo, tanto por los requerimientos empíricos, como por las posibles implicaciones ideológicas de dichas conclusiones. De tal forma, se ha mezclado y, en varias ocasiones, identificado el término y contenido de una potencial III Revolución Industrial, con el término y contenido del slogan de la "nueva economía",
en muchos casos validando o descartando de un golpe y por extensión a ambos procesos como si se tratase de lo mismo.

El análisis ha estado también condicionado por la ocurrencia de recesiones en los EE. UU. Sin embargo, dichas recesiones no pueden indicar definitivamente la presencia o no de un proceso de profunda reconversión tecnológica, toda vez que entre su generación e introducción a la economía y su posterior generalización productiva, media un tramo considerable, es decir, la reconversión tecnológica es un proceso estructural, de largo plazo.

En realidad, es difícil suponer que la economía capitalista vaya a asimilar un nuevo paradigma tecnológico y un probable cambio de patrón de acumulación sin que dejen de darse serias conmociones financiero-económicas en el ámbito de la economía mundial. Pudiera estar sucediendo que justo ahora la transformación o transición hacia el nuevo modelo global esté chocando con la dinámica especulativa financiera a escala global y provocando una nueva recesión en la economía norteamericana y mundial, sin descartar una depresión.

En tal sentido, es importante la tesis que plantea Guillén (2009) cuando reconoce que:

La crisis inmobiliaria representa el colapso de la bursatilización y en un sentido más amplio, de un régimen de acumulación dominado por las finanzas. La pirámide de bonos y de derivados construida alrededor de las hipotecas se ha derrumbado estrepitosamente. La insolvencia en el segmento de las hipotecas subprime fue solamente el iceberg de una crisis más profunda. Se trataba tan solo del eslabón más débil de la cadena financiera. (p. 17)

A los fines de este trabajo solo es relevante la cuestión de si las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) constituyen o no la posible base material para una onda larga ascendente en el sistema capitalista; esto es, si logran o no impactar significativamente en el resto de las ramas económicas del sistema, o incluso si podrán hacerlo en un futuro. De hecho, se puede considerar que las TIC han comenzado a impactar efectivamente en la tasa de crecimiento económico y de ganancias de los países industrializados, principalmente de los EE. UU.; que su significación es relevante tanto para la producción como para el consumo y, lo que es mucho más importante, que en ambos procesos (de producción y consumo) guardan aún potencialidades importantes. Distintos elementos de la configuración actual del sistema, signado por la acumulación especulativa financiera, no han dejado que sus potencialidades se hagan plenamente efectivas. Pero, objetivamente, pudieran actuar como base material para el sostenimiento de una onda larga ascendente, al menos en la economía de los EE. UU. y de algunos otros países industrializados, los que podrían empujar la economía mundial dotada de un nuevo paradigma tecnológico.

 

2. Concurrencia favorable para el capital de "factores extraeconómicos" en la actual coyuntura

En este punto se retoma a Mandel (2003), quien introdujo la cuestión de los "factores extraeconómicos" en la teoría del ciclo económico largo. Mandel identifica, entre los fundamentales para propiciar la onda larga ascendente, elementos como las guerras, las revoluciones, las conquistas coloniales, la derrota de la clase obrera y el incremento del ejército industrial de reserva.

Desde que se inició el siglo XXI, los EE. UU. -apoyados por la mayoría de las potencias occidentales- han venido desplegando un impresionante accionar bélico en regiones que consideran estratégicas. Es importante observar el efecto multiplicador que tiene el gasto público militar en la economía norteamericana, además del impacto beneficioso que pudiera tener para su crecimiento el acceso a una serie importante de recursos estratégicos como el petróleo, los minerales, las materias primas existentes en los países ocupados. En cuanto a las conquistas coloniales -aunque evidentemente no se trata de nuevas colonias- habrá que decir que el capitalismo actual cuenta además con el espacio económico de países exsocialistas como Rusia y China, que se han insertado ampliamente en el mercado capitalista mundial; también aparecen la India, los países de Europa Central, todos ellos actúan ahora más activamente en la reproducción ampliada del capital trasnacional y generan una demanda global, como suministradores de mercancías y materias primas, como receptores de créditos, entre otros aspectos.

La clase obrera internacional no logra aún resolver el impacto que significó la destrucción del socialismo en Europa del Este. De hecho, en las condiciones del capitalismo contemporáneo la extracción de la plusvalía -ahora aún más en su modalidad absoluta- se refuerza sobremanera. Si a esto se le suma la extrema precarización del sector obrero motivado por el neoliberalismo, entonces pocas dudas habría de la derrota o, al menos, de la debilidad de la clase obrera de la que hablara Mandel (Rodríguez, 2005). De tal modo, podemos asumir que los elementos extraeconómicos que terminarían favoreciendo la tendencia ascendente de la cuota de ganancia del capital productivo pudieran estar dispuestos en este momento.

Mandel también plantea, como condición para el desarrollo de una nueva onda ascendente, la necesaria desvalorización masiva del capital. Según Caputo y Radrigán (2000), este es un proceso que ya ha iniciado:

La desvalorización del capital podría estar ya transformando cualitativamente los procesos de producción, reemplazando en magnitudes importantes la maquinaria y equipo construidos sobre una base técnica anterior por maquinaria y equipos nuevos construidos en la nueva base técnica que el actual desarrollo de las fuerzas productivas está permitiendo. Esto ha sido considerado como un elemento esencial para que se posibilite la superación de la crisis estructural que se inició en los años setenta. (pp. 50-51)

 

3. Complejidades específicas del nuevo modelo global

Si el capitalismo experimenta una nueva onda larga ascendente en su desarrollo, muy probablemente configurará un MGPC para garantizar su funcionamiento. Externamente, dicho modelo global podría identificarse con una especie de neokeynesianismo.

Para que el sistema retorne a un patrón de acumulación productivo comercial, se precisa que la inversión productiva sea rentable para el capital. Se necesita además la existencia de una demanda efectiva y suficiente para realizar la capacidad productiva del sistema capitalista. Al parecer, después de lo que se ha visto acerca del incremento del grado de explotación de los obreros, la cuota de plusvalía estaría garantizada para el capital; pero las condiciones actuales del capitalismo interponen otro problema fundamental: el ritmo de la reposición tecnológica. Este es el punto de vista de Tablada y Dierckxsens (2003), que encuentra eco en teóricos como Caputo y Radrigán (2000).

Los remedios a esta compleja problemática podrían pasar por alargar la vida media de la tecnología, controlar el ritmo de la aplicación tecnológica así como socializar los enormes gastos en subsidios estatales a los monopolios propietarios de la tecnología de avanzada. La problemática podría reforzar por esta vía la participación directa del Estado en unión con los monopolios sobre el
sistema económico capitalista y potenciar sus políticas macroeconómicas expansivas (Tablada y Dierckxsens, 2003).

El otro aspecto que habla de la posibilidad de existencia de un MGPC de corte neokeynesiano está en la necesidad de potenciar la demanda total a escala global por parte del sistema capitalista. Este tipo de modelo global solo logrará imponerse a largo plazo si las economías generan suficiente demanda efectiva, tanto en el polo central como en la periferia del sistema capitalista; de
tal forma que la periferia será asumida funcionalmente en la dinámica capitalista global y comenzará a cobrar importancia como oferente de materias primas y productos semielaborados, y como fomento de demanda efectiva. En cierto modo la bonanza observada en la mayor parte de la periferia en plena crisis mundial refuerza este argumento, y si bien hasta el momento esto no ha podido ser aprovechado plenamente por el centro, sí puede ser una importante reserva a explotar hacia el futuro.

El último elemento a discutir, y a la vez el más superficial, es el referido al sistema de políticas macroeconómicas neokeynesianas. Generalmente, este tipo de políticas trata de conjugar una alta participación estatal, del capital y del trabajo. La condición necesaria para lograr esta tríada de objetivos radica en la presencia de una productividad del trabajo social media o elevada (Gouverneur, 2002).

Según Rodríguez (2005), el periodo 1996-2002 se asemeja mucho en cuanto a nivel de productividad del trabajo, nivel de precios y nivel de ocupación al de 1960-1964, un periodo de franca aplicación de políticas macroeconómicas keynesianas, lo que significa un escenario donde, al menos, estas variables estarían dispuestas favorablemente (p. 49) (5).

Para algunos analistas (Cobarrubia et al., 2009) existen claras pruebas de una política macroeconómica puramente keynesiana ya en acción:

El paquete de estímulo presupuestal de 150 mil millones de dólares, aprobado a comienzos de 2008, tras varias rebajas del costo del dinero e inyecciones de liquidez, marcó el final de lo que hemos dado en llamar la primera ola de la política keynesiana […] Más adelante, en septiembre de 2008, vendría una segunda ola con el desencadenamiento del tsunami financiero y, en apenas dos semanas, el gobierno estadounidense tendría que asumir operaciones de capitalización de empresas quebradas por un monto de 285 mil millones
de dólares. (p. 78)

Obviamente, también existen políticas económicas neoliberales en EE. UU., lo que hace aún más complejo darle una caracterización única al momento actual. También es cierto que desde antes de la crisis actual ya existían importantes elementos de manejo keynesiano y neokeynesiano en la política norteamericana. Por esa razón es que, metodológicamente, se distingue entre el nivel de cambio dado entre modelos globales (aspecto principal), y el nivel de cambio dado entre teorías y políticas económicas dominantes (aspecto secundario, ya que este nivel siempre va a presentar mucha más heterogeneidad y mixtura).

En la Zona Euro, actualmente es aún más evidente el paquetazo neoliberal para sanear las finanzas y descargar sobre lo social el peso mayor de la crisis. Sin embargo, estas opciones de políticas neoliberales tienen una función de ajuste ante la crisis; son políticas de estabilización macroeconómica temporal; no se considera que se constituyan en el "modelo" de largo plazo de esta zona, en tanto es uno de los tres centros del imperialismo mundial. La
economía capitalista a escala global no podría funcionar a largo plazo con una Europa deprimida por políticas de austeridad (6).

 

Palabras finales

El análisis a nivel de las políticas macroeconómicas dominantes podría ser confuso y engañoso, al tiempo que oculta los procesos esenciales que discurren en la profundidad estructural del sistema. Las políticas macroeconómicas son, por esencia, coyunturales y superficiales. No sería, entonces, la caracterización de estas políticas elemento suficiente para determinar con precisión hacia dónde se mueve el sistema.

Mucho peso tienen los procesos anteriormente tratados (de la dinámica de la productividad del trabajo, de la cuota de ganancia, de los cambios en el patrón de acumulación, de la conformación de los modelos globales de acumulación capitalista, de la transición entre estos). Es a partir del análisis de ellos que se considera que el capitalismo ha iniciado un proceso de transición intrasistema hacia un MGPC que pudiera revestirse con instrumentos macroeconómicos de corte neokeynesiano, algunos de los cuales ya están en acción. Esto no quiere decir que el actual MGEF vaya a desaparecer sin lucha ni convulsiones, o que incluso le sea ya imposible tener aún momentos de repunte, pero observando la tendencia histórica, el tránsito a un nuevo modelo global parece ser el movimiento definitivo. Es importante considerar que la pasada transición de este tipo necesitó más de quince años y una guerra mundial de por medio para realizarse, y que también participan con gran importancia en el desenlace final las variables de tipo político-subjetivas y los llamados intereses creados, elementos que pueden entorpecer, acelerar o configurar el rumbo de los procesos y tendencias más objetivos del sistema.

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

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Cobarrubia, F.; J. James y C. Tablada, Dólar y hegemonía. ¿Un orden monetario en el siglo xxi?, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, (2009).

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Guerrien, B. «La nueva macroeconomía clásica y el equilibrio general: una visión crítica», Tunja, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, (2006).

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Páez Pérez, P. «Crisis del capitalismo y capitalismo de crisis», ponencia, XI Encuentro Internacional de Economistas sobre Globalización y Problemas del Desarrollo, La Habana, ANEC, (2009, marzo).

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VV. AA. Diccionario de Economía Política, Moscú, Editorial Progreso, (1985).

 

 

 

RECIBIDO: 7/9/2013

ACEPTADO: 17/3/2014

 

 

 

Yoandris Sierra Lara. Universidad Politécnica Salesiana, Guayaquil, Ecuador. Correo electrónico: ysierra1981@hispavista.com

 

NOTAS ACLARATORIAS

1. Se entiende por cuota media de ganancia, la cuota igual de ganancias producidas por capitales de la misma cuantía, independientemente de la rama de producción capitalista en que estén invertidos. Cuantitativamente equivale a la relación entre la plusvalía global creada por la clase obrera en todas las ramas y el capital social invertido en todas las esferas y ramas de la producción capitalista. (VV. AA., 1985,
p. 98).

2. Genéricamente definimos el modelo global de acumulación capitalista (MGAC) como la estructura sistémica conformada por un grupo de variables socioeconómicas que genera el capitalismo para favorecer, por todas las vías posibles, la valorización de los capitales, su subsiguiente acumulación y la consiguiente reproducción del sistema en su conjunto. Los indicadores de un modelo global de acumulación capitalista se expresan en un conjunto de variables socioeconómicas de carácter funcional, que le dan contenido y naturaleza específica. A estas variables las denominamos variables funcionales y son: el patrón de acumulación del capital social, la dimensión económica del Estado- nación, la naturaleza y rol del sistema monetario financiero internacional (SMFI) y el cuerpo social-institucional-político (Sierra, 2011, pp. 67-69).

3. Entre los economistas marxistas no existe un consenso teórico y/o empírico sobre la presencia de los ciclos económicos largos como regularidad histórica del capitalismo, por lo que su utilización como referente resulta naturalmente polémica. Por demás, se asume que no debe entenderse la presencia de estos ciclos como una cuestión mecánica o como una regularidad exacta en términos cronológicos. Debe considerarse el hecho de que los ciclos largos, que algunos autores prefieren definir como "ondas largas" o "fases de desarrollo" capitalistas, constituyen la forma en que se desenvuelve el sistema capitalista a lo largo del tiempo e impactan en la vida social, política e institucional. Lo importante en este sentido es recalcar que la gran premisa para estos movimientos de largo plazo está dada en la persistencia histórica del capitalismo y no al revés. A su vez, esta persistencia se explica por factores distintos a la existencia misma de los ciclos largos, ondas o fases de desarrollo capitalistas. Por lo tanto, los diagnósticos de un capitalismo eterno o insuperable no tienen que asociarse necesariamente con el enfoque de los ciclos económicos largos como muy extendidamente se cree. No deben desconocerse los aportes realizados por un destacado grupo de economistas marxistas y no marxistas que a lo largo de décadas han desarrollado esta concepción de los ciclos económicos largos y han realizado fructíferas aproximaciones a la dinámica del capitalismo contemporáneo, especialmente, a sus tendencias de largo plazo. Entre ellos podemos destacar: Nikolai D. Kondratiev, Joseph A. Schumpeter, Ernest Mandel, Richard D. Day, Michel Aglietta, Angus Maddison, J. J. Rodríguez Vargas, Gérard Duménil, Dominique Lévy, Carlota Pérez, Luis Sandoval Ramírez, Carlos Hermida Revillas, Julia M. Campos Alfonso, Francisco García Hernández, Claudio Katz, Néstor Kohan y Michel Husson. Aun cuando esta teoría posee problemas y limitaciones todavía por resolver, en general ha logrado una capacidad descriptiva, explicativa y predictiva muy consistente y rica en matices, y ha fundamentado procesos, relaciones y fenómenos que la economía política marxista más tradicional generalmente no toma en cuenta o lo hace de forma limitada. En tal sentido, y dado que la economía política marxista no es capaz por sí sola (como tampoco lo es la economía política burguesa) de fundamentar plenamente el capitalismo contemporáneo, los aportes teóricos y, especialmente, las hipótesis de los defensores de los ciclos largos, no deben ser rechazados apriorísticamente, dado que pueden contribuir al desarrollo del marxismo en la contemporaneidad.

4. Husson (2013) lo ve de la siguiente forma: "Uno de los puntos importantes de la teoría de las ondas largas es romper la simetría de las inflexiones: el paso de la fase expansiva a la fase depresiva es "endógeno", en el sentido de que es el resultado de los mecanismos internos del sistema. El paso de la fase depresiva a la fase expansiva es, por el contrario, "exógeno", no automático, y supone una reconfiguración del entorno social e institucional. La idea clave es que el paso a la fase expansiva no está dado de antemano y requiere reconstituir un nuevo "orden productivo"" (p. 1).

5. En la figura 2 se hace evidente que la tendencia de la productividad del trabajo social es muy inestable, con una caída desde 2002 y hasta 2005, una recuperación desde 2007 y hasta 2011; una nueva caída y una posterior recuperación. En estas condiciones resulta complejo poder establecer una tendencia clara del indicador clave.

6. En el campo de la economía ortodoxa, también se ha analizado la dinámica de los cambios de modelos de acumulación y sus implicaciones políticas. Tal ha sido el caso del conocido Dynamic Stochastic General Equilibrium Model. Aun cuando reconozco la enorme importancia analítica e instrumental que este tipo de enfoque puede brindar, y lo mucho que de este (el enfoque) tiene aun que asimilar la economía política marxista, considero que tal instrumento debe abordarse de forma crítica, especialmente porque se trata de un enfoque que tiene un carácter ahistórico y atemporal al sistema capitalista. En tal sentido, hablar de tendencias históricas, objeto propio de la economía política, resulta imposible. Por otra parte, comúnmente la teoría económica convencional sustituye la noción de "cambio histórico" con la mucho más restringida de "análisis dinámico". En este tipo no hay lugar para las contradicciones, para las estructuras de poder, para la configuración económica, social y política del sistema, cuestiones fundamentales en un análisis de economía política. A su vez, el modelo tiende a naturalizar las relaciones económicas, desconoce su contenido social e histórico, hace además un énfasis absoluto en la dimensión cuantitativa del fenómeno económico, lo que limita en gran medida la posibilidad de un examen estructural del organismo capitalista. Por otra parte, el modelo -muy vinculado a la denominada nueva macroeconomía clásica- tiende a apoyarse en supuestos muy poco creíbles, como las "expectativas racionales" y la racionalidad de los agentes económicos, y trata de dar a los análisis macroeconómicos un enfoque sustentado en varios de los dogmas tradicionales de la microeconomía neoclásica.


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