INTRODUCCIÓN
La República Socialista de Vietnam es una de las pocas naciones en el mundo que se encuentra en el proceso de construcción del socialismo. Un país que se considera económicamente subdesarrollado y que se enfrenta a grandes obstáculos, cuyo objetivo es construir un «Vietnam con un pueblo rico, un país poderoso, una sociedad equitativa, democrática y civilizada», según los objetivos del Partido Comunista de Vietnam (PCV).
Algunos consideran que el camino tomado con el proceso de Renovación -entiéndase como la reforma al modelo económico social emprendido en el año 1986- aleja al país del socialismo. Sin embargo, con el pasar de los años, no solo se profundiza el accionar teórico y práctico, sino también surgen nuevos elementos que aportan a la experiencia socialista mundial. La construcción de una nueva sociedad vietnamita está llena de dificultades y es que es inevitable que surjan errores y desaciertos. Lo más importante en los más de treinta años de transformación ha sido saber reconocerlos y encontrar la manera de corregirlos. El socialismo se enfrenta ante grandes desafíos, en primer lugar por el carácter agresivo del capitalismo actual que busca formas novedosas y sutiles para atacar a cualquier modo de producción alternativo que surja y eliminarlo completamente.
El escenario mundial de hace tres décadas -incluso el actual- cataliza las posibilidades y limita el progreso pacífico, pero también normal de la transición extraordinaria. Según (Figueroa, 2002), «los países imperialistas y las transnacionales tratan de aplastar a estos proyectos de desarrollo, utilizando el embargo comercial, el bloqueo económico y las agresiones militares. Todas estas medidas están dirigidas a colapsar el aparato productivo nacional a un costo desproporcionado que ya forma parte de la “lógica histórica y económica” de la reproducción periférica» (p. 86). Así lo hizo Vietnam desde su inicio, primero en guerra con Francia y luego con Estados Unidos, este último le impuso un bloqueo económico comercial y financiero desde 1964 hasta 1994.
La Renovación tuvo que resolver muchos problemas como:
Retomar la mentalidad sobre el modelo de un socialismo normal y no de guerra (desde su independencia, estuvo 30 años en guerra).
Rectificar los errores y deficiencias en el orden teórico y práctico en la construcción del socialismo vietnamita.
Crear una nueva visión del desarrollo.
A principios de los ochenta, la nación del Sudeste Asiático siguió de cerca las transformaciones emprendidas por Singapur, la República de Corea, Japón y China. La Renovación tuvo en cuenta las experiencias anteriores para su propio proceso y fue a su vez punto de partida, especialmente la china por tener un modelo más cercano.
La experiencia práctica vietnamita posterior a 1989 mostró un camino diferente al que fracasó en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y Europa del Este. Tal vez sea la causa por la que Vietnam ha tenido detractores en su proyecto desde algunas facciones de la izquierda en el mundo, porque abandonó algunos postulados del llamado «socialismo real». Lo cierto es que por haber tomado ese rumbo, la nación de Ho Chi Minh es diez veces más hermosa y próspera. Aún con muchas dificultades por superar y elementos que rescatar, se ha convertido en uno de los países con más rápido crecimiento, que más personas ha sacado de la pobreza después de China y mejorado el nivel de vida de su sociedad bajo el liderazgo del PCV.
Desde que se emprendió por primera vez la reforma al modelo económico y social vietnamita, el PCV y el Gobierno fueron modificándolo cada cierto tiempo. Por ello, resultó la separación en dos grandes etapas al incluir elementos nuevos acogidos a la realidad del momento: una Inicial y de Apertura (1986-2000) y una segunda de Industrialización y Modernización (2001-2020). Según (Bobrowski, 1966), «el proceso de modificación del modelo es constante. El modelo no se cambia de un golpe, sino a modo de efecto en cadena. Puede ocurrir, por supuesto, que varios cambios simultáneos sean de tan importante naturaleza que los siguientes resulten complementarios», (p. 142).
El nuevo modelo en la segunda etapa de Renovación socialista tuvo en cuenta la existencia objetiva de las relaciones monetario-mercantiles (RMM), las que permiten el intercambio equivalente entre los diferentes componentes de la estructura económica multiforme, la vinculación de la producción a la demanda, la relación costo beneficio y el autofinanciamiento. Estas relaciones actúan estrechamente vinculadas a los principales instrumentos de planificación nacional, territorial, ramal y local, así como de regulación de la economía por parte del Estado. La reforma vietnamita es multifacética y utiliza los instrumentos metodológicos del marxismo-leninismo, ajustada a las características del país y unida al pensamiento de Ho Chi Minh.
En este proceso se reconoce al mercado como espacio de confluencia intermediaria entre el Estado y las empresas. No obstante, para el buen funcionamiento de la política económica, el Gobierno vietnamita utiliza mecanismos de regulación y control macroeconómicos, a la vez que reconoce la acción de la Ley del valor como ley económica objetiva dentro del sistema de leyes económicas de la estructura socialista. El Estado mantiene su condición de propietario de los medios fundamentales de producción y ejecuta un control significativo sobre las actividades generales. El basamento de esta condición está en la ley económica de la socialización que impone en las condiciones de los pequeños países periféricos, la formación de una economía heterogénea.
1. LA RENOVACIÓN Y SUS CARACTERÍSTICAS
La reforma vietnamita está planteada en cinco sentidos: renovación del pensamiento, de la estructura y la gestión económica, del sistema político, de la política social, y de la política exterior. Su primera etapa se enfocó en la agricultura y sector empresarial y, la segunda en el desarrollo de la economía de mercado orientada al socialismo, con la renovación de la empresa estatal, el sistema financiero, la apertura al exterior y más recientemente la reforma de la administración pública. Con respecto a la renovación del pensamiento, se hizo una profunda crítica al subjetivismo que despreció las leyes objetivas y condiciones concretas, así como se afirmó el compromiso y respeto a las exigencias de la realidad y lógica del desarrollo de la sociedad. En cuanto a la renovación de la estructura y gestión de la economía, se ha reconocido la existencia de múltiples formas de propiedad y de componentes económicos; así como se declaró necesario aplicar el modelo de economía de mercado orientado al socialismo.
Como resultado de los acuerdos del IX Congreso del PCV, celebrado en el 2001, y posteriormente con las modificaciones realizadas a la Constitución en el 2002, los diferentes tipos de propiedad se transformaron en: estatal, colectiva, individual (entiéndase como pequeña propiedad), privada, capitalista de Estado y, formando parte de esta última, el capital de inversión extranjera (IED). La propiedad estatal representa el núcleo central y junto a la economía colectiva constituyen la base de su carácter socialista. En los últimos años, se ha observado la aplicación de un conjunto de decisiones y acciones encaminadas a fortalecer el componente privado de la economía nacional. Esta última desempeña un rol cada vez más importante en la economía nacional, aunque dirigida y regulada por la estatal (Figura 1).
En el caso del reconocimiento de la forma capitalista de Estado, esta puede ser contradictoria, pero en la experiencia vietnamita no ha sido incompatible con el proceso de transición. Según (Lenin, 1985a),
[…] no es el capitalismo de Estado el que lucha contra el socialismo sino la pequeña burguesía más el capitalismo privado los que luchan juntos, de común acuerdo, tanto contra el capitalismo de Estado como contra el socialismo. La pequeña burguesía opone resistencia a cualquier intervención del Estado, contabilidad y control tanto capitalista de Estado como socialista de Estado. Eso es un hecho de la realidad absolutamente incontrovertible en cuya incomprensión está la raíz de varios errores económicos. (p. 208)
En otro contexto, ( Lenin , 1985b) opinaba que […] «El socialismo no es otra cosa que el paso siguiente después del monopolio capitalista de Estado. O dicho en otros términos: el socialismo no es otra cosa que el monopolio capitalista de Estado puesto al servicio de todo el pueblo y por ello, ha dejado de ser monopolio capitalista» (p. 198). Por estas razones, en el período de Renovación vietnamita, el capitalismo de Estado significa la adecuación del pensamiento leninista de transitar al socialismo y poder enfrentar la grave crisis que afectó al país, desarrollando las fuerzas productivas nacionales con el reconocimiento de la heterogeneidad socioeconómica.
Pese a los resultados positivos obtenidos por Vietnam, no puede desestimarse (Figueroa, 1996) que «el capitalismo de Estado (CE) en la transición es contradictorio y algo más, encierra un antagonismo de esencias. El CE impone un dualismo funcional en la economía que afecta inevitablemente a todo el sistema de nexos y categorías económicas y, finalmente, obra contradictoriamente en la conciencia de la gente» (p. 67).
En la política social vietnamita se ha colocado al ser humano en el punto de partida y destino de todas las acciones socioeconómicas; así como se ha exigido combinar orgánicamente el crecimiento económico con la puesta en marcha de la equidad y el progreso social. Para renovar el sistema político, se ha hecho énfasis en la necesidad de redefinir el papel dirigente del PCV, diferenciándolo del papel del Estado; de establecer su nuevo contenido y método; de edificar el Estado de Derecho socialista, donde los poderes de la Asamblea Nacional aumentan, así como la participación ciudadana en asuntos de decisión gubernamental.
El socialismo que Vietnam está edificando ha sido concebido, al decir de (Phu Trong, 2011) como el de:
una sociedad donde el pueblo trabajador sea su propio dueño y tenga una economía altamente desarrollada sobre la base de las fuerzas productivas más modernas, con un régimen de propiedad común de los medios principales de producción, y de una cultura avanzada profundamente impregnada de los valores nacionales. El hombre se liberará de toda opresión, explotación e injusticia, su distribución será con arreglo al trabajo, vivirá bien nutrido y vestido, con libertad y felicidad, y disfrutará de las condiciones suficientes para desarrollarse multifacéticamente […] Las distintas nacionalidades en el país convivirán en igualdad y solidariamente se ayudarán mutuamente para progresar de forma conjunta y tendrán relaciones de amistad y colaboración con los pueblos de todos los países del mundo. (p. 311)
En el programa de la construcción del país en el período de transición al socialismo (PCV, 1991) está plasmado: « […] Construir una sociedad democrática y civilizada por los legítimos intereses y la dignidad del hombre, todos los organismos y actividades del sistema político del país se empeñan en establecer y perfeccionar gradualmente la democracia socialista» (p. 8).
El período de construcción del socialismo en Vietnam está dado por seis rasgos peculiares:
Versa sobre los objetivos de la revolución y el ideal del Partido (PCV, 2011) cuyo propósito es «construir un país con un pueblo próspero, un país fuerte, democrático, justo y civilizado» (p. 11).
Analiza el período de transición al socialismo, con tal de darse cuenta en el lugar en que se encuentran y el nivel de desarrollo al que han llegado. Vietnam aún es un país que considera sus fuerzas productivas subdesarrolladas, pese a los logros obtenidos, pero con la gran amenaza de quedarse atrasado económicamente con respecto a sus vecinos. Por ello, centra todo su esfuerzo en el desarrollo de las fuerzas productivas con el propósito de convertirse en un país básicamente industrializado y moderno para el 2020. La vía de desarrollo vietnamita es la de una evolución transitoria al socialismo sin pasar por la etapa capitalista, pero asimilando los avances científicos y tecnológicos obtenidos por la humanidad bajo el régimen capitalista. Por tanto, según (PCV, 2001), el país necesita transcurrir por «un largo período de transición dividido en diversas etapas y con diferentes formas de organización económico-social de carácter transitorio, para lo cual se ha de recurrir a algunas formas intermedias con la intercalación de la lucha decisiva entre lo nuevo y lo viejo, lo socialista y lo no socialista» (p. 40).
Se desarrolla sobre la base del modelo de una «economía de mercado orientada al socialismo». Esto significa que la economía vietnamita se rige por las relaciones de oferta y demanda del mercado, pero no igual que una economía de mercado capitalista liberal, así como tampoco, como una economía del llamado «socialismo real». Todo ello sobre la base del estado en que se encuentra el país, en un período de transición al socialismo, cuando aún se entrelazan lo viejo y lo nuevo y no se presentan completamente los elementos del socialismo. Según (Jasay, 1991),
Los defensores del capitalismo usurpan el mercado, apropiándoselo, como si el mercado -una institución eficiente- dependiera para su funcionamiento del capitalismo -un sistema repugnante y alienante. Sin embargo, la sugerencia de que el mercado y el capitalismo van de la mano no es más que un ejercicio de prestidigitación. Los socialistas tradicionales caen en esta trampa, y creen detestar y desconfiar de los mercados, cuando, en realidad, lo que ellos rechazan es el capitalismo. Esta es una confusión, el error de no ver que el mercado puede ser adaptado para promover metas socialistas, de la misma manera que ahora sirve a las capitalistas. (p. 4)
La asimilación del mercado por Vietnam estuvo dada por la propia necesidad de desarrollar las fuerzas productivas. Para ello tuvo en cuenta la experiencia desplegada por Lenin con la Nueva Política Económica (NEP). Según (Díaz, 2009), «lo nuevo que parece dejar las lecciones del socialismo agotado y del existente apunta al esclarecimiento de que el concepto de mercado no es identificable con el capitalismo. Más bien, constituye un conjunto de medios y métodos debidamente institucionalizados para la distribución y empleo de ciertos recursos» (p. 20).
El mercado no es una conquista de la burguesía. Cuando el capitalismo surgió ya estaba ahí y supo utilizarlo de manera eficiente. Tiene elementos positivos, pues potencia la competencia, la productividad, la estimulación de la actividad del comercio y la producción; pero, a su vez, genera desafíos y riesgos, por lo que provoca la diferenciación, el individualismo y la lucha sin piedad entre competidores. Está, entonces, el carácter regulador del Estado como figura central de la macroeconomía para corregir los efectos negativos del mercado.
En términos concretos las características de la economía de mercado orientada al socialismo consisten en un modelo de organización económica que tiene en cuenta las leyes de la economía de mercado, pero al mismo tiempo se fundamenta sobre la base de la regulación estatal socialista. Esto se manifiesta en tres aspectos: posesión, organización de gestión y distribución.
El modelo de economía de mercado orientada al socialismo en Vietnam está enfocado en desarrollar las fuerzas productivas y transformar el país en «industrializado y moderno» para del 2020. Para ello, la nación se propuso desarrollar la economía del conocimiento, teniendo en cuenta la ciencia, la tecnología, el conocimiento y la fuerza laboral de alta calidad como fuerza motriz principal. Por otro lado, la inserción internacional desempeña un papel preponderante, al aprovechar las ventajas competitivas del país y la participación de manera amplia y profunda en las redes de producción y las cadenas de valor regional y global.
Debe tenerse en cuenta que la introducción de esta forma de economía también ha traído algunos problemas. La mercantilización de algunos de los progresos sociales del socialismo como la educación y la salud en las actuales condiciones, no solo ha afectado al acceso, sino también a su calidad. Por tal motivo, las direcciones del Partido y el Gobierno comenzaron a modificar las políticas sociales con una mayor atención a estos sectores, con vistas a reducir las problemáticas existentes.
El modelo vietnamita ha enfocado la industrialización y la modernización en tres pasos: crear las premisas y condiciones para ese proceso, impulsarlas e incrementar su calidad. En los próximos años hacia el 2020 se continuará estimulando el avance hacia un estadio superior de desarrollo, se hará énfasis en el sector de la agricultura y de las zonas rurales, así como al desarrollo rápido y sostenido. En el sector industrial, se tiene en cuenta el incremento del contenido científico y tecnológico, de tal manera que permita un valor agregado a los productos nacionales. Es de significación estratégica para el desarrollo acelerado y sostenido de Vietnam, elevar el carácter independiente y soberano de la economía, contar con capacidad de participar de modo profundo y eficiente en la red de producción y distribución globales, así como potenciar la marca industrial nacional. En este proyecto, se le ha otorgado énfasis al desarrollo de las ramas con mayores ventajas competitivas, la industria auxiliar, de servicio, de la agricultura y las zonas rurales, energía limpia y renovable, así como la construcción de materiales nuevos y el perfeccionamiento gradualmente la biotecnología, la industria ambiental y la industria cultural. Se proyecta continuar desarrollando, de manera racional, algunas ramas industriales donde se estimule el empleo. En este sentido, se pretende ubicar racionalmente las industrias en todo el territorio nacional; incrementar la eficacia de las zonas económicas, los parques industriales y las zonas francas industriales para la exportación; así como profundizar en el desarrollo de los complejos industriales de altas tecnologías.
Este aspecto está relacionado con la lucha de clases y la fuerza motriz del desarrollo del país. La realidad ha demostrado que, al entrar en el período de transición al socialismo, no se puede dejar de reflexionar sobre las cuestiones de las clases y su lucha. Existe como fenómeno objetivo en Vietnam, ahora y durante todo el período de transición, las clases sociales y las luchas entre ellas. No se puede borrar la frontera entre las diferentes clases, ni entender que la contienda sea la armonización de intereses de clases. Actualmente, Vietnam se desenvuelve en una nueva situación, por contenido y forma, así como también aparecen nuevos sujetos sociales más allá de obreros y campesinos en la nueva sociedad. Junto con los grandes cambios socioeconómicos, las clases han cambiado de estructura, carácter y posición dentro de la sociedad. Entre las distintas clases sociales en el país se desarrollan lazos de cooperación y lucha en el seno del pueblo. La lucha de clases y la existente entre los dos caminos -el socialismo y el capitalismo- están ligadas al resguardo de la independencia nacional, contra la opresión y la injusticia, contra la explotación, la pobreza y atraso, así como por la liberación de la situación de país pobre y subdesarrollado.
Se relaciona con el fundamento ideológico y la brújula para la acción del Partido sobre la base del Marxismo-Leninismo y el pensamiento de Ho Chi Minh.
2. LA RENOVACIÓN Y SUS TRANSFORMACIONES
La Renovación vietnamita generó transformaciones importantes, entre las que se pueden destacar aquellas que van desde mayores niveles de descentralización hasta cambios en las formas de la planificación. La experiencia vietnamita mostró que pueden adoptarse varias formas en cuanto a los procesos de descentralización. Desde la teoría, esta puede ser política, administrativa o fiscal, y lograrse mediante la desconcentración y la delegación. Estas se distinguen por sus características, implicaciones normativas y condiciones para el éxito. Vietnam ha mostrado un poco de todas, o sea, programas de descentralización completa, sustituidos por una mezcla de desconcentración y delegación de facultades y responsabilidades. El reto ha sido determinar cuáles son las responsabilidades «locales» y las que deben continuar «centralizadas».
La descentralización a los gobiernos locales es sumamente compleja. Implica cuestiones relacionadas con las finanzas, la administración, el control, la regulación, la presentación de informes y la rendición de cuentas, elementos todos ellos que forman parte de la interrelación entre los diferentes niveles de Gobierno. A pesar de las fuerzas políticas económicas combinadas que impulsan la demanda en favor de la descentralización, muchas veces existe un abismo entre la realidad y el objetivo que puede establecerse en las políticas y la legislación. La descentralización se ha incluido entre los requisitos necesarios para hacer frente a varios de los desafíos que se presentan en Vietnam, a decir, las crecientes exigencias que se plantean a los servicios públicos y las mayores expectativas de la población acerca de la calidad de los servicios.
La descentralización se propuso en Vietnam por razones económicas y administrativas, lo que significa que la prestación local de servicios puede resultar menos costosa, pero a su vez más directa. Este proceso ha impactado de manera relativa -en cuanto a mayor eficiencia administrativa y económica- en la asignación de recursos escasos, ya que hay una mejor comprensión de las necesidades locales. Puede determinarse como lección que el ejercicio de las competencias públicas, de modo general, debe incumbir preferentemente a las autoridades más cercanas al pueblo.
Con el proceso de descentralización en Vietnam una parte de los recursos financieros de las entidades locales provienen de ingresos patrimoniales y de impuestos locales como parte del aporte correspondiente en relación con la contribución total. El ámbito de los servicios asignados a los gobiernos locales se ha ido ampliando gradualmente.
Existe también la descentralización de las inversiones extranjeras directas (IED), donde las provincias pueden aprobar y el Gobierno solamente se reserva el derecho de dar opinión en sectores sensibles y de actividad cultural. Las inversiones de utilización de la tierra son aprobadas por los presidentes de los Comité Populares Provinciales. El Gobierno central plantea las necesidades puntuales de desarrollo en determinadas provincias. Las autoridades locales han dado por momentos mejores incentivos que las centrales, pero también han generado problemas vinculados a la corrupción. Por tanto, no basta solamente con generar leyes, sino que hace falta más control y supervisión.
Un problema presente en Vietnam vinculado a la descentralización es que el Gobierno central no ofrece un nivel adecuado de servicios de manera uniforme en todo el país. Por el contrario, muchos servicios gubernamentales son de fácil acceso para quienes viven en las grandes ciudades, mientras que en las regiones remotas, la presencia de organismos de la administración central requiere más gastos y atención. En estos casos, la descentralización fiscal necesita el acceso a nuevos recursos con el fin de ofrecer un nivel de servicios más uniforme en todo el país. Los esfuerzos por sufragar la prestación de servicios de los gobiernos locales no puede suponer meramente la transferencia de recursos desde el centro, sobre todo cuando esos no existen.
Además, muchas aldeas y poblados rurales no generan actualmente ingresos fiscales locales suficientes para cubrir el costo de la prestación de servicios. En consecuencia, los gobiernos locales rurales dependen en buena medida de subvenciones recibidas del Gobierno central. La incapacidad de las pequeñas comunidades rurales de prestar los servicios necesarios ha hecho que las grandes ciudades desempeñen un papel importante no solo en sus jurisdicciones respectivas, sino también para apoyar al presupuesto central que permita a este atender a las comunidades rurales más desfavorecidas.
Otro elemento relevante es el tema de la planificación. Con respecto a esta, lo máximo es la estrategia de desarrollo socioeconómico y sus planes que pueden ser decenales, quinquenales y anuales. Este último es más concreto en relación a lo que dictan los planes quinquenales. O sea, el plan quinquenal solo expresa previsiones, mientras el plan anual puede revisarse y modificarse. Estos son aprobados en la Asamblea Nacional (AN).
La estrategia de desarrollo socioeconómico y su plan decenal se van revisando cada quinquenio y se les realizan las modificaciones correspondientes. Esta estrategia tiene en cuenta los objetivos de desarrollo propuestos por el PCV y la AN y se plantea metas con su plan de acción a desempeñar. Aquí se trazan tareas generales y objetivos concretos, al igual que los planes quinquenales. En estos últimos, se van realizando ajustes correspondientes para adecuar al contexto existente.
Los planes anuales tienen en cuenta los principales objetivos de desarrollo con carácter cuantitativo y cualitativo del país. Se emprende un proceso de consulta con la base y luego de conciliación. El sector empresarial es autónomo, pero responde a inversiones que el Estado requiere, a partir de las necesidades de este. Si el Estado quiere invertir o desarrollar una zona, orienta a las empresas privadas a que inviertan. La planificación asume un carácter totalmente orientativo.
Los grupos y corporaciones estatales elaboran sus planes quinquenales y anuales y los envían al Ministerio de Planificación e Inversiones (MPI). Este ministerio -encargado de la planificación macroeconómica- crea con la de todos los actores los planes decenales, quinquenales y anuales del país. Actualmente las empresas estatales que se subordinan a los órganos locales son pocas, pueden destacarse comunales, lotería, entre otras. Sin embargo, las grandes ciudades como Hanoi y Ho Chi Minh tienen bajo su subordinación algunas corporaciones. El resto, en la mayoría de los casos, se subordina al nivel central. Actualmente, muchas empresas son accionalizadas, incluso las locales de tratamiento de aguas residuales, serán sometidas a este proceso.
Los planes anuales y quinquenales son más simples en las condiciones actuales. Una vez terminada la elaboración se somete a consultas con los diferentes órganos locales a través de seminarios y envío de documentos para someterlos a opinión, donde se discuten aquellos que no coinciden con los planes centrales. Posteriormente se presentan a la AN. Cada autoridad local presenta sus necesidades.
En el ámbito de la política exterior, la Renovación socialista en Vietnam ha sido muy elocuente. Denomina la política de ampliación y multiplicación de las relaciones internacionales, bajo el lema rector de que este país está dispuesto a ser amigo y socio confiable de todas las naciones, sobre la base de la reciprocidad y el respeto mutuo. Bajo estos elementos se ha insertado en diversos mecanismos internacionales y ha desplegado vínculos bilaterales con una visión pragmática y proactiva. Ello expresa que la Renovación es un proceso que se ha enriquecido con la marcha de las transformaciones.
En los momentos actuales, el país se destaca por la firma de diversos tratados de libre comercio (TLC) y la inserción a megacuerdos regionales y extrarregionales. La tendencia actual del mundo hacia la liberalización de las economías y la conformación de grandes bloques -independientemente de ciertas posturas proteccionistas recientes- han puesto en una situación ventajosa a algunos países; en tanto a otros, les generan altos niveles de riesgo. Pese a estos, Vietnam se ha beneficiado de este tipo de acuerdos.
Hanoi se encuentra en negociaciones o ha firmado 16 TLC. En 2016 concretó este tipo de acuerdos con la Unión Económica Euroasiática, la República de Corea y la Unión Europea (UE). Por otro lado, es parte del actual Acuerdo Progresivo e Integral de Asociación Transpacífico (CPTPP,1 por sus siglas en inglés) y las negociaciones de la Asociación Económica Regional Integral (RCEP,2 por sus siglas en inglés). Es una vía que ha buscado para avanzar activamente hacia la integración internacional a través de la ampliación de mercados receptores con vistas a aumentar el ingreso de divisas, diversificar sus socios comerciales, reducir la dependencia de China y promover las inversiones foráneas.
Otro elemento a agregar es que no se han puesto en vigor todos los TLC firmados, de los cuales algunos tendrán fecha de aplicación posterior al cierre del 2018 y el proceso de desgravación arancelaria será paulatino y no inmediato. Ello ha permitido otorgarle determinados tratos preferenciales, especialmente en el marco de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés). Además, el país ha venido preparándose a partir de las reformas emprendidas en el período 2011-2015 en los sectores empresarial y bancario, además de los ya desarrollados con antelación al ingreso a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en el 2007.
Sin dudas Vietnam se ha convertido en un destino para las IED, donde quienes más se están beneficiando son las corporaciones transnacionales, sin quitar la cuota que le corresponde al país. Pero al margen de esto, la nación asiática muestra un ímpetu de desarrollo con altos niveles de crecimiento (6,81 % al cierre de 2017). El nivel de vida de la sociedad aumenta como prioridad del Partido y Gobierno, pero a su vez se genera un acrecentamiento de la brecha social.
Es evidente que una mayor interconexión con la economía internacional trae aparejado el sufrimiento de las volatilidades del mercado global, lo que impacta sobre el nivel de riesgo-país y el costo de financiamiento de la actividad privada en general. A su vez, no todos los sectores de la economía se benefician de igual manera; también hay productos de mayor sensibilidad que deben ser protegidos con determinados mecanismos de defensa comercial. Sin embargo, los efectos negativos sobre ciertos productos también pueden atenuarse y de mejor manera, si se toman las medidas adecuadas para impulsar su competitividad o, en todo caso, incentivar su reconversión hacia actividades con un mayor potencial de crecimiento.
CONSIDERACIONES FINALES
La construcción socialista vietnamita se impulsa con el proceso de Renovación sobre los pilares de economía de mercado orientada al socialismo en lo político, y al Estado de Derecho socialista, en lo económico. Aparece un nuevo sujeto social que ya no es el obrero expuesto por Marx y Engels, o el campesino por Lenin, sino un sujeto socialista más complejo, que piensa diferente y que necesita una mayor atención diferenciada por las condiciones actuales que vive Vietnam.
Esta nación asiática ha demostrado que, desde las condiciones de subdesarrollo, avanza en el impulso de las fuerzas productivas utilizando el mercado, formas diferentes de planificación y mayores niveles de descentralización. Estas lecciones han permitido que la patria de Ho Chi Minh sea hoy reconocida regional y mundialmente por sus resultados alcanzados. La teoría y la práctica de Vietnam demuestran la existencia de diferentes formas de construir el socialismo y donde el tema subjetivo es trascendental; especialmente con la necesidad del cambio de mentalidad bajo las nuevas circunstancias, así como también, de perfeccionar constantemente el modelo económico en función de adecuar a país a las nuevas condiciones que impone los cambios de época.
La inserción internacional de Vietnam ha traído resultados alentadores al intensificarse las IED en el país durante el período 2006-2016 -de dos a tres veces mayor en comparación con el período anterior (1996-2005)- y alcanzando un promedio de 10 mil millones de dólares al año. El comercio internacional aumentó de un 15 al 25 % al año y se llegó a crear un volumen alto de ofertas de empleo e ingresos para los trabajadores. Se notan cambios fundamentales en el desarrollo agrícola: el fomento de una agricultura de alta tecnología y con alto valor añadido, destinar sus exportaciones hacia grandes mercados internacionales. Pero también debe destacarse que una mayor apertura conlleva a desafíos como fuerte competitividad de las empresas extranjeras, con respecto a las empresas nacionales y la quiebra de pequeñas y medianas empresas anualmente.
En sentido general, la construcción del socialismo en Vietnam enfrenta desafíos y, para ello, el Partido tiene que acercarse más a las masas. El problema de la corrupción, el burocratismo, el voluntarismo, despilfarro y otros males continúan presentes. A su vez, la introducción de valores occidentales por momentos no está generando buen impacto en las nuevas generaciones, sobre todo aquellas de mayores ingresos.
Pese a todo ello, actualmente Vietnam tiene un mayor nivel de desarrollo de sus fuerzas productivas y su sociedad un mejor nivel de vida. Los índices de pobreza se reducen y existe una alta atención del Estado hacia los sectores más vulnerables, no obstante, la educación y salud dejan como lección que no deben bajo ninguna circunstancia mercantilizarse.