El girasol (Helianthus annuus L.) ocupa la cuarta posición entre las fuentes de aceite vegetal. Su producción se ha incrementado desde 9,6 millones de toneladas a mediados de los años 70 hasta 52 millones de toneladas en el año 2018 (Pilorgé, 2020). Es un cultivo flexible que promete adaptarse al cambio climático, ya que puede mantener rendimientos estables en una amplia variedad de condiciones ambientales, incluida la sequía (Badouin et al., 2017). Sus semillas contienen cerca de un 44 % de aceite y un 16 % de proteínas, por lo que compite en los mercados como fuente de aceites vegetales y como producto rico en proteínas (Pilorgé, 2020).
La principal plaga del girasol en la mayor parte de América es la polilla del girasol Homoeosoma electellum (Hulst) (Lepidoptera: Pyralidae). Este insecto produce sus daños en estado larvario. La mayor parte de este estado se desarrolla dentro de los aquenios o en el interior de los tejidos de tallos y capítulos. Este comportamiento hace extremadamente difícil el combate de esta especie y usualmente el medio para su control es un insecticida (Charlet y Brewer, 2017). En contraposición a esto se ha demostrado que los tratamientos químicos pueden tener efectos adversos sobre polinizadores y otros insectos benéficos (Nuyttens et al., 2013). Es importante comprender que las producciones de girasol están vinculadas estrechamente a los servicios de polinizadores. En las plantaciones comerciales las abejas melíferas son sus agentes polinizadores primarios y si hay una deficiencia en su número se obtendrá una cosecha menor.
Teniendo en consideración los hechos expuestos, se establece como objetivo principal formular una estrategia ecológicamente sostenible para el control de la polilla del girasol, fundamentada en el conocimiento de su interacción con el cultivo y el ambiente. Para la consecución de este objetivo se caracterizaron los daños ocasionados por este insecto en diferentes cultivares, se estableció el período crítico para conseguir su control con relación a la fenología del cultivo y se evaluó la eficacia de varios agentes biológicos entomopatógenos.
Ninguno de los cultivares probados resultó tolerante al ataque de H. electellum y no se pudo demostrar estadísticamente la existencia de diferencias entre las afectaciones producidas en plantas con aquenios de diferente coloración. Se probó que una vez que se ha superado la etapa fenológica en que hay flores y polen disponible las larvas de H. electellum no podrán desarrollarse, aun cuando continúe la actividad reproductiva de los adultos. Teniendo en cuenta esta conducta, el intervalo crítico para el combate de H. electellum, puede estimarse entre el 65 % de la duración del ciclo hasta alcanzar el fenoestado R9 (según la escala de (Schneiter y Miller, 1981)) y el 84 % hasta alcanzar el mismo fenoestado (Figura 1). Se determinó que, realizando aplicaciones de compuestos activos durante este intervalo, se pueden proteger las plantaciones mientras dura el período de floración, y se extiende además esta protección a plantas que florecen tempranamente. Estas plantas precoces pueden generar infestaciones a partir de larvas en instares superiores al tercero (L3). Las larvas en estados superiores a L3 son ya capaces de alimentarse de la base de los capítulos, de los tallos y aquenios formados. No necesitan de la presencia de polen para iniciar la infestación en una planta y pueden pasarse de unas plantas a otras. Estas larvas tempranas son muy difíciles de combatir, puesto que se encuentran protegidas dentro de los tejidos de las plantas cuando el resto de las larvas se encuentran en su etapa más vulnerable (Rivero-Aragón y Grillo-Ravelo, 2018).
De los resultados se puede establecer que para todos los cultivares, como tendencia central, el fenoestado R4 ocurre al transcurrir alrededor de 70 % del total del ciclo hasta la madurez fisiológica, marcada por el fenoestado R9 (0,65-0,71; 95 % de confianza estimado tiempo termal) (Figura 1). El fenoestado R6 ocurre transcurrido 80 % del mismo total (0,80-0,84; 95 % confianza). Este modelo se puede aplicar a otros cultivares de girasol, dentro de los límites de certeza que ofrece este trabajo, a partir de saber cuándo ocurre su madurez fisiológica. De esta manera el intervalo crítico para el combate de H. electellum, puede estimarse entre el 65 % de la duración del ciclo hasta alcanzar el fenoestado R9 y el 84 % de la duración del ciclo hasta alcanzar el mismo fenoestado. Más detalles al respecto se pueden encontrar en (Rivero-Aragón y Grillo- Ravelo, 2018).
La aplicación de los agentes biológicos (Heterorhabditis indica Poinar Karunakar & David (Cepa P2M), Beauveria bassiana (Bals.) Vuill. (Cepa LbB-32) y Metarhizium anisopliae (Metschn.) Sorok (Cepa LbM-11)) redujo significativamente la afectación producida por H. electellum a las plantas de girasol. En todos los casos una sola aplicación de los agentes biológicos condujo a afectaciones significativamente menores que las obtenidas en las parcelas sin aplicación (Figura 2).
Se recomienda realizar de dos a tres aplicaciones para un mejor control. Factores como los productos disponibles, el precio de estos, los costos de aplicación, los niveles de infestación y las densidades de siembra utilizadas hacen que existan diferentes decisiones óptimas. Las aplicaciones de los diferentes agentes biológicos representaron un ahorro promedio entre el 4,8 y el 11,5 % por tonelada de girasol producida, como resultado de menores afectaciones a los rendimientos. Este ahorro fue más del doble en las parcelas tratadas tres veces con B. bassiana que en las parcelas tratadas solo una vez (Tabla).
Tratamiento | Media | Intervalo confianza 95 % | n |
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Control | 1,99 | 1,81 - 2,17 | 115 |
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2,04 | 1,86 - 2,22 | 120 |
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2,10 | 1,93 - 2,28 | 120 |
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2,15 | 1,97 - 2,32 | 120 |
Concluyendo, los momentos fenológicos de la interacción girasol-H. electellum establecidos, permiten diseñar estrategias de combate efectivas y ecológicamente sostenibles. De acuerdo a este modelo, las medidas de combate aplicadas estarían concentradas en un corto periodo, reduciendo los costos e incrementando la eficacia. La aplicación de medios entomopatógenos durante esta etapa, reduce significativamente la afectación producida por H. electellum