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Universidad de La Habana

versión On-line ISSN 0253-9276

UH  no.286 La Habana jul.-dic. 2018

 

RESEÑA

 

 

Contar significa tener datos para cumplir con la infancia y la adolescencia en Cuba

 

 


María Machicado Terán


Representante de UNICEF en Cuba.

Es un honor y un enorme placer para UNICEF ser parte de la presentación del Atlas de la Infancia y la Adolescencia en Cuba, en este magno salón y con tan selecta concurrencia.

Como escribimos en la presentación de esta hermosa publicación -que pronto tendrán todos ustedes en sus manos-, desde 1992 la UNICEF apoya los esfuerzos de Cuba para lograr la plena realización de los derechos de todos los niños y las niñas cubanos.

En estos 25 años hemos acompañado acciones en diferentes áreas, entre ellas: el desarrollo de la primera infancia y la respuesta en situaciones de emergencia, la inclusión en la educación y la igualdad de género a través del deporte, la atención a la salud infantil y materna, el desarrollo de adolescentes a través de la cultura y el fortalecimiento de instituciones encargadas de su protección en el país.

Así, hemos podido evidenciar importantes logros en materia de infancia, como la reducción de la mortalidad infantil y la universalización de la educación primaria con el cierre de brechas de género, por mencionar los más ampliamente conocidos. Sin embargo, en la medida en que las sociedades evolucionan, se complejizan; las características de las familias y los hogares se transforman, y surgen nuevas evidencias científicas que nos permiten abordar de nuevas maneras los problemas antiguos y los emergentes.

Para eso, desde UNICEF partimos de la importancia de los datos, porque para nosotros contar es la premisa para cumplir con cada niño y cada niña. Contar implica conocer la situación caso por caso. Contar significa tener datos sobre la infancia y la adolescencia para identificar las áreas de mayor avance y las que requieren mayor atención, para poder mejorar sus condiciones de vida.

Y con esa información podremos cumplir con la infancia, lo cual se logra a través de la toma de decisiones informada. Gracias a los datos, la investigación, el análisis y el uso de estadísticas, podemos documentar los logros, mejorar las estrategias y trazar los nuevos caminos para enfocar las inversiones y esfuerzos donde más se necesita.

Como se señala en el "Estado Mundial de la Infancia", presentado por UNICEF el año 2014, la información en sí misma no cambia la situación de la infancia. La información y la disponibilidad de los datos, sin embargo, hace el cambio posible. Y cito: "Ser contados hace que los niños y niñas sean visibles, y este acto de reconocimiento hace posible abordar sus necesidades y avanzar en sus derechos".

Los datos aquí presentados revelan dinámicas de la sociedad, su riqueza y diversidad, sus oportunidades y desafíos. Constituyen la base para elaborar una hoja de ruta que facilite implementar programas donde más se necesite, para cumplir con el enfoque de equidad propuesto y el compromiso que comparten la UNICEF y el gobierno cubano desde la plataforma de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: no dejar a nadie atrás.

Por su enfoque espacial de análisis de los datos censales y la focalización geográfica en indicadores de infancia, en el Atlas... se descubren diferenciales territoriales que pasan inadvertidos a otras formas de recolección de datos. Contiene una amplia evidencia de la heterogeneidad entre los 168 municipios del país, referida a cuatro dimensiones de análisis: características sociodemográficas de la población cubana menor de 18 años; características de los hogares, la familia y la convivencia; características de las madres y los padres; y características de sus viviendas.

El rigor de la recolección de datos en el Censo Nacional de Población y Viviendas de 2012 permite la riqueza, magnitud y alcance de la información contenidas en el Atlas... También permite el entrecruzamiento de variables determinantes que sirven para el análisis en varios niveles -desde el médico de la familia o el maestro de una comunidad de baja densidad de población en asentamientos dispersos o zonas de difícil acceso, hasta el nivel de capitales de provincia o nacional.

Quiero terminar destacando que este es un estudio sin precedentes en el país y sin igual en la región. Su construcción ha sido una experiencia conjunta de generación de información especializada en la población menor de 18 años. Queremos resaltar también esta novedosa alianza entre la Facultad de Ciencias Sociales de América Latina (FLACSO), con sede en la Universidad de La Habana, el Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadística e Información (CEPDDE-ONEI) y UNICEF Cuba.

Gracias al compromiso sostenido de las instituciones nacionales podemos contar con mapas que permiten enfocar territorios y municipios específicos para abordar temáticas diversas. Confiamos en que el Atlas de la Infancia y la Adolescencia en Cuba provea elementos clave para una reflexión y diálogo que informarán las decisiones nacionales, las que, a su vez, guiarán las acciones apoyadas por el programa de cooperación de UNICEF y de Naciones Unidas, encaminadas a apoyar las prioridades nacionales para cumplir con cada niño y niña en Cuba.

Felicito a todos los investigadores e investigadoras que participaron en el proceso, en particular a la profesora Luisa Íñiguez de FLACSO y a María Julia Moreno, especialista de monitoreo y evaluación de UNICEF, por su dedicación y compromiso, así como el acierto de la ONEI en proporcionar los datos para visibilizar los asuntos de infancia en una dimensión cartográfica, equipo liderado por Juan Carlos Alfonso y los investigadores de su equipo en el Centro de Estudios de Población y Desarrollo. Me gustaría reconocer los méritos del trabajo de edición y de diagramación del grupo de la Editorial de La Universidad de la Habana y el compromiso de su director José Antonio Baujin y al artista plástico, Neils Reyes, quien regaló sus obras para la ilustración del volumen.

Esperamos que todos quienes reciban este valioso documento le encuentren el mismo provecho y lo disfruten tanto como lo hemos disfrutado quienes hemos participado en el proceso.

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