INTRODUCCIÓN
La educación es un fenómeno social muy complejo al que no ha podido sustraerse ninguna civilización en la historia de la humanidad, por ello algunos la han calificado como una categoría universal y eterna, que rige los destinos del hombre y es el producto más fehaciente de sus circunstancias.
A pesar del desarrollo alcanzado en la ciencia y la técnica a nivel mundial y que la comunicación se haga hoy más factible entre todos los seres humanos, aún existen muchos problemas de destrucción y aniquilación en el planeta, producto de muchos factores y, dentro de estos, la comunicación entre los hombres. De ahí que en los momentos actuales se requiera de una mejor atención hacia esta para llegar a entender mensajes complejos, se logre una mejor comprensión y se pongan en práctica los recursos lingüísticos necesarios para que se establezca entre emisor y receptor una buena comunicación.
En Cuba las instituciones educacionales tienen como desafío las transformaciones educativas que se materializan en los programas de la Educación Superior. En este contexto, la enseñanza de la lengua materna tiene como objetivo fundamental desarrollar habilidades para la comunicación eficiente, al propiciar la comprensión y la producción de textos en forma oral y escrita, con la finalidad de elevar la cultura general e integral de los ciudadanos y de los profesionales como respuesta a las necesidades de la época y del desarrollo del país.
En las últimas décadas prestigiosos investigadores en el ámbito nacional e internacional han incursionado en esta temática. A pesar de no existir enfoques y criterios únicos acerca de la comunicación, se han dado pasos certeros hacia la proyección de estrategias y la determinación de procedimientos que pueden aplicarse en la conducción y evaluación de este tema.
La educación en nuestro país tiene como objeto de estudio al lenguaje como unidad de contenido y forma, llevando su enseñanza a diferentes programas de estudio, por lo que los profesores tienen ante sí una gran responsabilidad para poder interactuar en todos los escenarios posibles, adecuando los componentes lingüísticos a una mejor comunicación; reto que asume con toda responsabilidad la Educación Superior.
Rodríguez del Castillo (2006) aborda la tradición pedagógica cubana, aseverando que ha sido prolífera en apreciaciones y contribuciones sobre la problemática que se aborda, para lo cual hace referencia a figuras como: José de la Luz y Caballero (1800-1862), José Martí (1853-1895) y Alfredo Miguel Aguayo (1866-1948), quienes dejaron imprescindibles recomendaciones sobre el papel de la comunicación, que hoy es necesario retomar.
El antes referido autor señala que en la primera mitad del siglo xx se destacan los trabajos de Alfredo Miguel Aguayo (1866-1948), Carolina Poncet y de Cárdenas (1879-1969) mientras que en la segunda mitad resaltan las obras de Herminio Almendros (1898-1974), Ernesto García Alzola (1978), Delfina García Pers (1983) y Georgina Arias Leyva (2003), siendo todos ellos portadores de una didáctica dirigida al perfeccionamiento de la lengua materna.
Al hacer referencia a la comunicación, Rodríguez del Castillo (2006) alega que este tema ha sido tratado por las investigadoras Marina Parra (1992) y Angelina Roméu Escobar (2003), quienes, a partir del desarrollo de la lingüística textual de la teoría de la comunicación y del auge del enfoque cognitivo, comunicativo y sociocultural, han trabajado esta temática para diferentes niveles de enseñanza.
Autores como Roméu (2007) y Otero (2006) proponen niveles y habilidades de la comprensión, relacionadas fundamentalmente con la comprensión de textos y también aluden a los mecanismos de la comunicación.
La concepción acerca de la comunicación ha suscitado una gran polémica que parte de los diferentes enfoques y criterios al abordar los problemas teóricos que deben tenerse en cuenta para su definición y esto tiene gran implicación en lo que respecta a su enseñanza y evaluación.
Para que los estudiantes lleguen a una comunicación eficaz requieren de una preparación previa para incorporar las habilidades que se comienzan a aprender en edades tempranas, tales como resumir, valorar, argumentar, comentar, explicar, esquematizar, definir, etcétera.
A pesar de que este tema ha sido tratado por diferentes especialistas, una vez más se necesita analizar y reflexionar sobre esta porque se considera, después de la aplicación de instrumentos de investigación, que son insuficientes los conocimientos sobre aspectos básicos de la comunicación que faciliten aún más la asimilación de los contenidos en todas las disciplinas y, además, la búsqueda de mejores relaciones interpersonales entre los estudiantes, los docentes y el entorno.
Sobre la base de los elementos tratados se elabora como objetivo contribuir al desarrollo de las habilidades y funciones comunicativas como desempeño fundamental del uso correcto de la lengua materna para el logro de una comunicación eficaz.
Los referentes teóricos y metodológicos que sustentan este trabajo se basan en aspectos importantes de la comunicación, su conceptualización, funciones y habilidades, así como aspectos básicos desde el enfoque cognitivo comunicativo y sociocultural, como soporte metodológico para desarrollar dichos en el accionar de los docentes, para que se logre una comunicación eficaz en el uso correcto de la lengua materna.
1. LA COMUNICACIÓN: ¿UNA CIENCIA O UN ARTE?
1.1. Concepción científica de la Comunicación
Desde que el hombre comenzó a comunicarse, la palabra devino en el primer y más importante medio de comunicación, como envoltura material del pensamiento. En el estudio realizado sobre la comunicación se pudo observar que diferentes autores expresan conceptos sobre ella y hacen referencia a ciertos elementos distintivos.
Todas las sociedades, tanto animales como humanas, funcionan gracias a la comunicación. Es un acto mediante el cual un individuo establece con otro un contacto que le permite trasmitirle una información. Por ejemplo: el león que ruge porque otro león ha invadido su territorio con su rugido amenaza al invasor y previene a su manada; el niño que llora para que alguien satisfaga su hambre; la persona que habla con otra u otras personas: todos realizan acto de comunicación.
Desde tiempos remotos el hombre sintió la necesidad de comunicarse para expresar sus ideas, sentimientos, gestos, opiniones, etcétera. Aprendió a vivir en sociedad para ayudarse mutuamente, intercambiando informaciones para poder conocer el mundo que los rodeaba y desarrollaron las capacidades comunicativas, las cuales no se reducen a la comunicación lingüística, sino también a moderar como personas para integrarse al contexto sociocultural.
La comunicación se puede reflejar en signos, símbolos, pintura, rituales, mitos, leyendas, impresión, periódicos, revistas, cine, libros, dibujos, propagandas, fotos, Internet, etcétera. Todo acto de comunicación se produce necesariamente entre una persona o varias, que actúan como emisor, y un destinatario o varios que actúan como receptor.
Se tiene comunicación siempre que una fuente emisora influencia a otra -el destinatario-, mediante la transmisión por el canal que los liga. La comunicación es una de las formas que tienen las personas de relacionarse en el proceso de sus actividades. Representa un intercambio de información, medio de formación y funcionamiento de la conciencia individual, una ayuda en la organización de la interacción entre las personas y una contribución a la apropiación y satisfacción de necesidades espirituales. Es un proceso de interacción social, basado en el intercambio de signos, por el cual los seres humanos comparten voluntariamente experiencias, bajo condiciones libres e igualitarias de acceso, diálogo y participación. Es decir, no solamente el intercambio de noticias y mensajes sino también el quehacer individual y colectivo que engloba el producto de las trasferencias e intercambios de ideas, hechos y datos.
La comunicación sostiene y anima la vida. Motor y expresión de la actividad social y de la civilización, ha llegado a los hombres y a los pueblos desde instinto hasta la inspiración a través de una serie de procesos y sistemas de información, de impulsos y de control. Fuente común de la cual se toma las ideas, fortalece mediante el intercambio de mensajes el sentimiento de pertenecer a una misma comunidad. Este criterio posee una definición significativa de la relación del individuo dentro del contexto social en que se desarrolla, su reflejo con el mundo que lo circunda y que establece interacción con sus semejantes. Partiendo de este criterio, el maestro es el eje central para establecer lo cognitivo del lenguaje en saberes que se reflejarán en el uso adecuado de la palabra y el léxico.
Hay un gran grupo de lingüistas que se proponen discernir o descubrir los nexos de cognición, el discurso y la sociedad. Se han adentrado en la enseñanza de la lengua teniendo en cuenta los procesos cognitivos, comunicativos y socioculturales como tres elementos básicos e importantes de una integración.
Roméu (2007) hace un estudio minucioso sobre este enfoque atendiendo a estos tres elementos básicos que constituyen una unidad. La define como: «Una construcción teórica, resultado del complejo proceso de desarrollo de las nuevas concepciones lingüísticas que centran su atención en el discurso y en los procesos de comprensión y producción de significados en diferentes contextos» (Roméu, 2007, p. 37). Partiendo de estos dos criterios, uno referido a los medios de comunicación y el de Roméu (2007), que lo enfoca desde una concepción educativa, es que se pregunta: ¿es la comunicación un arte o una ciencia?
Estudiosos del tema de la comunicación han expresado cierto escepticismo en cuanto a considerarla una ciencia o un arte. Al atender a sus procesos comunicativos Roméu (2007, p. 52), la califica como «una ciencia múltiple y dispersa de reciente incorporación en el campo científico, aunque poseedora de una larga historia, que se remonta al momento en que el hombre sintió la necesidad de comunicarse». La conformación de un campo teórico y metodológico de la comunicación y su seguimiento como ciencia se basan en tres fuentes fundamentales:
Teorías sistémico-matemáticas.
Teorías antropológicas y lingüísticas.
Teorías psicológicas y sociopsicológica.
Las primeras identifican el concepto de comunicación con el de información y su mediación técnica. Entre sus principales objetos de estudio se encuentran: transmitir información, capacidad del canal de comunicación, proceso de transformación del mensaje en señal y su inversión, de señal en mensaje (codificación, decodificación), los efectos del ruido o de interferencia en la transmisión.
Esta teoría ejerce influencia en su conceptualización con una terminología particular en este campo, como sintonía, ruido, frecuencia, etcétera. De esta forma proporciona identificación tácita entre comunicación y transmisión que es todavía dominante en la definición de los procesos comunicacionales. Otro importante aporte a la conformación de la comunicación como ciencia se encuentra en la Cibernética; así determinados dispositivos controlan y regulan su propio funcionamiento, el cual se generalizó rápidamente a diferentes procesos.
Atendiendo al enfoque sistémico, un grupo de investigadores también la consideran una ciencia porque su aspecto esencial se basa en la comprensión de la permanencia del sistema en dependencia con su organización interna y las interacciones con su entorno.
Las teorías antropológicas de la comunicación se ocupan de los intercambios significativos a partir del lenguaje y su relación con la cultura. Esto se debe a que el hombre está inmerso en un contexto cultural dado, del cual no puede aislarse; la comunicación es un proceso permanente, que integra múltiples modos de comportamiento, como palabras, gestos, miradas, mímica, manejo del espacio; es un todo integrado.
Las relaciones con los estudios lingüísticos pueden clasificarse en tres grupos de aspectos: el semántico, relativo al significado de los términos que componen una lengua; el sintáctico, que abarca el análisis de las convenciones o regularidades que estructuran la lengua; el pragmático, vinculado al uso del lenguaje, que estudia la relación entre los signos y las personas. Lo novedoso está en la distinción fundamental entre la lengua y el habla.
Investigaciones realizadas sobre este tema establecen una distinción entre semiótica y semiología: la primera estudiaría los signos sin independencia especial de la lingüística, mientras que la segunda utilizaría, cuando menos, modelos cuasilingüísticos o paralingüísticos, aunque este aspecto sigue en estudio. Lo importante a resaltar es que ambos han brindado aportes a la teoría de la comunicación.
1.2. Teorías sociológica y psicológica de la comunicación
Diferentes escuelas han dado su teoría sobre este tema; se toma el concepto según la Psicología Marxista que parte de su interpretación como una condición vital para el desarrollo de la sociedad y los individuos, el cual está indisolublemente ligado a la actividad material productiva del hombre con sus semejantes. Esta es manejada en un amplio sentido como conjunto de relaciones sociales entre los hombres y, en un sentido más limitado, como relaciones espirituales entre ellos.
La concepción marxista sobre la comunicación está basada en el sistema de relaciones del hombre, tanto materiales como espirituales, a partir de su actividad vital conjunta. Su concepto subraya la identificación de la comunicación con las relaciones sociales e interpersonales, su papel en el surgimiento de la sociedad y de la personalidad, su unidad con la actividad social en la determinación del psiquismo humano.
En la comprensión científica de la comunicación en su doble aspecto: social y psicológico, así como en el esclarecimiento de su papel en el desarrollo del psiquismo humano y de la personalidad, desempeña un papel determinante el enfoque histórico cultural de L. S. Vigotsky (1982).
Después de varios años en que predominaron las teorías norteamericanas en cuanto a la sociología, surgen en Europa investigadores sobre comunicación que la fragmentan en campos variados de estudio, a diferencia de EE.UU. que la ve como monolítica. En Europa se profundiza en lo relativo al contenido del producto cultural y las relaciones de clase y de producción, de los dueños de los medios de producción y de comunicación.
Un notable representante de la teoría crítica muy vinculado al pensamiento educacional actual es Habermas (1987). Este autor desarrolla una teoría acerca de un tipo especial de acción: la acción comunicativa, que va enriqueciendo la teoría de la educación, aunque no resulta suficiente para explicar los procesos educacionales.
La acción comunicativa es considerada como dominante entre educador y educando. Habermas (1987) la define como una acción simbólica que alude al mundo objetivo, social e institucional, como al mundo de cada cual. Permite la solidaridad social, así como el desarrollo de las identidades personales de modo que pueden distinguirse tres funciones de acción comunicativa: la reproducción cultural, la integración social y la socialización.
1.2.1. ¿Cómo definir la comunicación?
En consulta a varios especialistas sobre este tema, y tomando como punto de partida la definición etimológica de «comunicar», se encuentra que el término procede del latín communicare que significa: establecer algo en común con alguien, compartir alguna información, ideas, etcétera. Aquí está el carácter coparticipativo de la acción.
Atendiendo a estos referentes teóricos aportados por varios investigadores, se resume que la comunicación es un proceso complejo, de carácter material y espiritual, social e interpersonal, que posibilita el intercambio de información, la interacción y la influencia mutua en el comportamiento humano, a partir de la capacidad simbólica del hombre.
Mediante la comunicación se establecen roles interpersonales, se elaboran representaciones del mundo y también interactuamos con el entorno; es una cuestión importante ver que esto puede ser una necesidad, una herramienta, una filosofía, un objetivo, un medio, un fin, un comienzo. De ahí que el profesor debe poseer conocimientos de las funciones de la comunicación, así como de las percepciones diferentes que pueden aparecer tanto en el aula como en el entorno en que desarrolla su trabajo como en la comunidad.
Para el logro de una comunicación eficaz son de vital importancia las funciones y las percepciones que se definen.
Se denominan funciones del lenguaje aquellas expresiones de este que pueden trasmitir las actitudes del emisor (del hablante en la comunicación oral y del escritor en la comunicación escrita) frente al proceso comunicativo.
El lenguaje se usa para comunicar una realidad (sea afirmativa, negativa o de posibilidad), un deseo, una admiración o para preguntar o dar una orden. Según sea como se utilice las distintas oraciones que expresan dichas realidades, será la función que desempeñe el lenguaje.
El lenguaje tiene seis funciones: emotiva o expresiva, conativa o apelativa, referencial, metalingüística, fática y poética:
Función emotiva es aquella en que el mensaje que emite el emisor hace referencia a lo que siente, su yo íntimo, predominando él sobre todos los demás factores que constituyen el proceso de comunicación.
Función conativa o apelativa es la que su nombre conativa deriva del latín conatus que significa inicio. En ella el receptor predomina sobre los otros factores de la comunicación, pues la comunicación está centrada en la persona del tú, de quien se espera la realización de un acto o una respuesta. Las formas lingüísticas en las que se realiza preferentemente la función conativa corresponden al vocativo y a las oraciones imperativas e interrogativas.
Función referencial es el acto de comunicación que está centrado en el contexto, o sea, en el tema o asunto del que se está haciendo referencia. Se utilizan oraciones declarativas o enunciativas, pudiendo ser afirmativas o negativas.
La función metalingüística se centra en el código mismo de la lengua. Es el código el factor predominante.
La función fática consiste en iniciar, interrumpir, continuar o finalizar la comunicación. Para este fin existen fórmulas de saludo (Buenos días, ¡Hola!, ¿Cómo estás?, ¿Qué hubo?, etcétera), fórmulas de despedida (Adiós, Hasta luego, Nos vemos, Que lo pases bien, etcétera) y fórmulas que se utilizan para interrumpir una conversación y luego continuarla (Perdón..., Espere un momentito..., Como le decía..., Hablábamos de..., etcétera).
Función poética, se utiliza preferentemente en la literatura. El acto de comunicación está centrado en el mensaje mismo, en su disposición, en la forma como este se trasmite. Entre los recursos expresivos utilizados están la rima, la aliteración, etcétera.
Las percepciones se definen de la siguiente forma:
Emotividad, tiene presente los estados de ánimo y cómo influyen en los demás.
Diferencias de lenguaje, según el lugar se podrá emplear el lenguaje técnico o un lenguaje simple, directo, espontáneo.
Evitar las redundancias porque se pierde el interés en el tema a tratar.
Evitar el ruido, pues puede crear un ambiente en el cual las personas se distraigan y se pierda el interés en el tema.
Los aspectos anteriores no son más que las principales barreras de la comunicación. Otro aspecto en el trabajo del maestro para que su comunicación sea más efectiva es tener en cuenta los elementos paralingüísticos como: el volumen de la voz, la entonación, la fluidez, la claridad, la velocidad, la postura, el contacto visual, el lenguaje corporal, la expresión facial y el uso del espacio.
Si se analiza lo planteado anteriormente, se lleva a la reflexión de cómo se puede ser más efectivos en la comunicación. Se debe «pensar con la cabeza antes de hablar con la boca», razonar bien y adaptarlo adecuadamente a la persona o las personas que están escuchando; además, la forma en que se diga algo es tan importante como lo que se dice, por tal motivo se hace necesario las habilidades comunicativas, como escuchar, hablar, leer, la expresión escrita.
Cuando se habla de la capacidad de sentir, de percibir sensorialmente lo que transmite otra persona, comprender el mensaje, tomar conciencia de las posibilidades de tergiversación de los mensajes, permitiéndole evaluar la importancia de lo escuchado, respondiéndole acertadamente al interlocutor, se está en presencia de la habilidad de escuchar.
Escuchar no significa dejarse avasallar por el discurso del otro interlocutor. Hay que hacerlo de una manera activa. Esto significa adoptar una postura atenta, abierta, que le dé a entender al emisor que su mensaje es, en ese momento, lo más importante para el receptor. Esto aumentará la confianza y la fluidez de la acción comunicativa.
Es recomendable que el receptor del mensaje emita diversos gestos para demostrar su interés en lo que está escuchando. Deben ser, en cualquier caso, gestos no muy notorios, como, por ejemplo, un movimiento de manos o un asentimiento con la cabeza, de modo que la otra persona no pierda el hilo de lo que está hablando. En ciertas conversaciones es recomendable que la escucha se enfatice con palabras cortas, un «sí», un «entiendo» u otras similares, sin que lleguen a interferir demasiado en el curso del mensaje, para reforzar la idea de que se está prestando atención.
Se denomina hablar a la capacidad de comunicarse mediante sonidos articulados que tiene el ser humano. Estos sonidos son producidos por el aparato fonador, que incluye lengua, velo del paladar, cuerdas vocales, dientes, etcétera. Esta propiedad es propia en el hombre, ya que, si bien está presente en distintas especies del reino animal, es en la naturaleza del hombre en la que alcanza su más alta manifestación, en la medida en que despliega un altísimo grado de complejidad y abstracción en lo referente al contenido.
Leer permite el desarrollo de las habilidades restantes y competencias del ser humano. Como realización intelectual, es un bien colectivo indispensable en cualquier contexto económico y social. Como función cognitiva permite el acceso a los avances tecnológicos, científicos y de la información. Da la posibilidad de recrear y comprender mejor la realidad. Leer hoy es ser capaz de dialogar críticamente con el texto, tomar una postura frente a ello y valorarlo integrándolo en el mundo mental propio.
En la formación universitaria la lectura es indispensable porque el vocabulario amplía la capacidad para hablar con expresividad, desarrolla el pensamiento lógico, entre otros, lo que influye en la formación ética y estética. Este alcance requiere comprender el texto leído para lograr desarrollar otras habilidades como: opinar, resumir, comentar, extrapolar, entre otras, que propician el desarrollo de las habilidades comunicativas.
La expresión escrita representa el más alto nivel de aprendizaje lingüístico, por cuanto en ella se integran experiencias y aprendizajes relacionados con todas las habilidades lingüísticas (escuchar, hablar y leer) y se ponen en funcionamiento todas las dimensiones del sistema lingüístico (fonológica, morfo-sintáctica, léxica-semántica y pragmática). La escritura es una habilidad compleja, que implica que el escritor tenga conocimientos, habilidades básicas, estrategias y capacidad para coordinar múltiples procesos.
Las habilidades comunicativas de emisión son las que desarrolla la persona en situaciones en las que asume el papel de emisor de un mensaje. Esta clase de comunicación supone la participación de un segundo sujeto, el receptor, que es a quien va dirigido el mensaje y que, por tanto, condiciona sus formas de emisión.
Se ofrecen algunos consejos para mejorar las habilidades de comunicación desde la emisión:
Transmitir un mensaje claro, coherente y sincero: es imprescindible que el emisor sepa qué es lo que quiere decir, por qué y para qué. Es decir, debes exponer el mensaje a través de una argumentación eficaz y verosímil. Solo así el receptor te tomará en serio.
Tener en cuenta a quién va dirigido el mensaje: para una eficaz comunicación, el emisor debería saber, aunque sea mínimamente, las características del receptor: posición social, edad, profesión, etcétera. En caso de que sea su primera toma de contacto, será el contexto el que le proporcione las pautas para una comunicación eficaz. En la categoría de «contexto» entran factores como la cultura, los antecedentes, los intereses, etcétera.
Seleccionar el mejor canal para comunicarse: tiene que ver con saber «leer» las situaciones y las motivaciones del interlocutor. Esto permitirá que el emisor dirija el discurso por las vías que crea más convenientes para lograr mayor eficacia en la transmisión de su mensaje.
1.3. Las habilidades comunicativas a través del enfoque cognitivo, comunicativo y sociocultural
La relación pensamiento-lenguaje y comprensión como preocupación filosófica estuvo presente en la antigüedad griega. Hasta bien avanzado el siglo xix se creía que aprendiendo de memoria las reglas gramaticales se adquiría el dominio de las habilidades comprensivas. Con la llegada de la lingüística moderna a principios del siglo xx, que tuvo como progenitor a Saussure (1973), se asumió la diferencia entre lenguaje, lengua y habla; que lo más importante en la diferencia es el sistema lingüístico y que, por consiguiente, el estudio de la fonética, la sintaxis y el léxico son componentes estables en el estudio de la lengua. Además, se introdujeron las nociones de diacronía y sincronía, conceptos que enriquecieron el aparato categorial de la lingüística estructural. Sin duda, los aportes de Saussure fueron valiosos, de acuerdo con el momento histórico que se vivía; se progresó en el análisis del lenguaje como estructura, pero en el marco estrecho de la oración y la enseñanza del lenguaje continuó siendo gramatical.
Según Escoriza (2006), al hacer referencia a los enfoques actuales del lenguaje, muchas escuelas en la década del sesenta tenían investigaciones orientadas hacia este tema, entre ellas: la gramática estructural americana, lidereada por Zellig Harris; la tagmémica, fundada por Kenneth Pike; la lingüística funcional, representada por Michael Holliday, el cual tuvo marcado interés en los tipos de textos como forma de uso de la lengua; el estructuralismo checo, en el que se destacaron los lingüistas Palek y Danes; el estructuralismo francés, en el que sobresalieron Todorov, Greimas y Bremond, quienes se interesaron en una teoría estructural de la narrativa. También se destaca Lauri Karttunen, que se interesó particularmente por las estructuras del discurso.
A partir de los años setenta se revela la existencia de otra lingüística y de otro modelo de enseñanza, centrados en el uso, en la actividad verbal de los hablantes, con antecedentes en las primeras décadas del siglo en los enfoques de Vigotsky, Bajtin, Bühler, etcétera. Se trata de la pragmática del lenguaje, lingüística textual o análisis del discurso. A esta intención responde, en la enseñanza de la lengua, el llamado enfoque comunicativo, discursivo, funcional o pragmático, con el que se debe reconocer que lo primero es dominar las cuatro habilidades esenciales que garantizan la comunicación: hablar, escuchar, leer y escribir:
El llamado enfoque comunicativo en la enseñanza de las lenguas tuvo su origen en el interés creciente por los estudios discursivos, y la existencia de un sistema de conocimientos (principios y categorías) aportados por la lingüística del texto como ciencia, proceso que no ha estado exento de tropiezos, debido entre otras causas a la resistencia al cambio y al rechazo que suscita lo nuevo. En estos momentos de cambios trascendentales, que implican asumir un enfoque nuevo, en Cuba se ha desarrollado un enfoque didáctico, que guarda correspondencia con las concepciones de la psicología marxista, la didáctica desarrolladora y la lingüística del texto: el enfoque cognitivo, comunicativo y sociocultural (Roméu, 2011, p. 23).
Roméu hace referencia a la evolución experimentada por el actual enfoque cognitivo, comunicativo y sociocultural. Plantea que inicialmente se consolidó una concepción teórica sobre el enfoque comunicativo, posteriormente transitó hacia el cognitivo comunicativo, que luego se fue perfeccionando en la medida en que se profundizó en él, hasta el enfoque cognitivo, comunicativo y sociocultural (Roméu, 2003), criterios que se van materializando en el diseño del currículo de lengua y redimensiona los enfoques precedentes al aunar disciplinas que sustentan el estudio de la lengua y el habla en su estrecha interrelación. Este enfoque constituye una construcción teórica y es resultado del complejo proceso de desarrollo de las nuevas concepciones lingüísticas.
La autora antes mencionada considera que el enfoque cognitivo, comunicativo y sociocultural es el resultado de nuevas concepciones que centran su atención en la relación entre el discurso, la cognición y la sociedad. Ellos se integran en una tríada que Van Dijk (1989) denomina el «triángulo del discurso» y en los procesos de comprensión, análisis y construcción de significados en diferentes contextos que, en nuestro ámbito, se interpretan a la luz de la psicología y la pedagogía marxistas, según los postulados de la Escuela histórico-cultural (Vigotsky, 1982) y los más recientes aportes de la lingüística del texto (Van Dijk, 1989) que se ha ido construyendo a partir de sus aplicaciones (Canales, 2006).
Uno de los objetivos de la educación de la lengua es el uso correcto del lenguaje para el logro de una comunicación como medio social, dadas las necesidades que tiene esta en la época actual. La cuestión se complica cuando se sabe que muchas de las experiencias reales de comunicación que tiene el alumnado se circunscriben a acciones visuales, en la mayoría de los casos relacionados con la televisión, la radio, la fotografía, la publicidad o el cine.
Para el desarrollo integral y armónico de los aspectos intelectuales, afectivos y sociales de la persona, la educación en lenguas y comunicación es un campo de acción fundamental. No solo se ha de partir del hecho que la lengua es el medio de comunicación por excelencia y que la educación lingüística tiene como funciones básicas la comunicación y la representación de la realidad física y social, sino de que el intercambio comunicativo en la sociedad actual se realiza en muchos casos a través de los medios.
La proliferación de las nuevas tecnologías que usa la lengua como forma básica de intercambio provoca que el sistema de signos lingüísticos se vea afectado por otros sistemas de signos (gráfico y sonoro) y que, por tanto, resulte esencial conocerlos si se quiere hablar de una auténtica competencia comunicativa. Se hace necesario el cuidado del lenguaje dentro de los medios, así como en el entorno social, para que se haga un uso correcto del idioma.
La ciencia del texto ha pasado a ocupar un lugar relevante al ofrecer una nueva perspectiva de análisis y respuestas a los problemas técnicos y metodológicos que la lingüística tradicional no ha podido resolver. Su aspecto de estudio es el texto, entendido este como enunciado comunicativo coherente, portador de un significado, que cumple una función comunicativa (representativa, expresiva, artística) en un contexto específico, que se produce con una determinada intención comunicativa y finalidad, que posibilita dar cumplimiento a ciertas tareas comunicativas para lo cual el emisor se vale de diferentes procedimientos y escoge los medios lingüísticos más adecuados.
Al abordar el análisis del texto se integran tres niveles de análisis: el semántico (significado), el lingüístico (medios fónicos, léxicos, morfosintácticos, etcétera, con lo que construye el significado) y el pragmático (intención y finalidad comunicativa, situación comunicativa en la que el texto se produce, función comunicativa, etcétera.).
Como resultado del avance logrado con la lingüística textual se han producido cambios en las concepciones de la enseñanza de la lengua y la literatura. De una didáctica de la lengua hemos transitado hacia una didáctica del habla, que se centra en el problema de la comunicación, es decir, en lograr que nuestros alumnos se conviertan en comunicadores eficientes capaces de comprender y construir textos de forma coherente, en dependencia de las necesidades comunicativas en las que habrán de interactuar. Esta nueva concepción se denomina enfoque cognitivo comunicativo y sociocultural y opera con un sistema de categorías que se revelan en el proceso de comprensión, análisis y construcción de los textos, a saber: actividad comunicativa, texto, significado, función/uso, situación comunicativa, intención comunicativa, finalidad comunicativa, procedimientos comunicativos, medios comunicativos funcionales (fónicos, léxicos, morfológicos, sintácticos).
La actividad comunicativa, en general, pero, muy especialmente, la actividad comunicativa verbal y los textos utilizados por los hombres para intercambiar significados en situaciones comunicativas concretas constituyen categorías rectoras en las que se debe centrar la atención de los alumnos mediante su análisis, el cual en este caso deberá propiciar la descripción comunicativa funcional de los elementos lingüísticos que fueron necesarios al autor para significar y posibilitar que los alumnos las empleen en los textos que deberán construir para expresar sus pensamientos.
El referido enfoque valora todas las habilidades comunicativas, hace énfasis principalmente en la lectura, que es un proceso cuyo principal objetivo es la búsqueda de significado o la comprensión de lo que se lee. Es muy importante saber distinguir entre el acto de aprender a leer y el acto de leer, porque si no se está consciente ni se hace consciente a los alumnos de que el propósito de la lectura es comprender el texto y no pronunciar correctamente lo escrito (como muchos maestros y alumnos creen) será difícil realizar un esfuerzo adicional para extraer el significado de lo que han leído.
Los profesores como educandos deben tener presente que saber leer un texto es comprenderlo, si este es superior a la capacidad cognitiva del sujeto no está leyendo. Todos los lectores poseen sus limitaciones de lectura, lo que encierra una gran implicación metodológica. Es por esto que hay que seleccionar muy bien el material de lectura antes de presentarlo a los estudiantes.
Se debe considerar si se corresponde con la capacidad cognitiva y la competencia lingüística alcanzada por ellos, de lo contrario al no llegar a comprenderlo no resulta de su interés. El maestro desempeña un importante papel en el desarrollo de motivos e intereses hacia la lectura y es quien incide directamente en su enseñanza.
En la escuela todo comienza por el aprendizaje de la lectura y la comprensión de las palabras. Sin embargo, se desaprovecha este momento para el desarrollo de la comunicación, entendida esta última como una de las capacidades que conforman el desarrollo de las personas.
Las palabras expresan conceptos, los conceptos encierran un contenido semántico al que se llega, en la mayor parte de los casos, por medio de la lectura. Según García, 1975, p. 47), «Leer es una compleja actividad mental, leer es un proceso psicolingüístico a través del cual el lector construye un mensaje que ha sido codificado por un escritor en forma gráfica. Leer no es solamente reconocer las palabras y captar las ideas presentadas, sino también reflexionar sobre sus significados».
García (1975, p. 49) plantea que «la lectura es un conjunto de habilidades y a la vez un proceso complejo y variable que comprende: percepción e interpretación de los símbolos gráficos, reconocimiento de las palabras y signos auxiliar, comprensión de significados, emisión de los sonidos correspondientes, audición y autocontrol de la cadena fónica».
Roméu (2011, p. 29) sugiere:
como vías para comprender la lectura tenemos la audición y la lectura. Para ser comprendido es necesario que el hombre hable y escriba correctamente. Estas habilidades se dan unidas a otras igualmente importantes: la audición de la palabra hablada y la percepción de lo escrito a través de la lectura. No solo es necesario que el alumno aprenda a trasmitir correctamente sus ideas (habla y escritura); se hace necesario que esté en condiciones de captar el mensaje, de percibir la información contenida en el lenguaje (audición y lectura).
No es posible juzgar sobre el conocimiento asimilado por el alumno en la lectura o estudio de un texto basándose solamente en el relato que este haga de lo que ha comprendido, sino que es necesario preguntar o indagar más profundamente sobre las ideas o principios generales que se desarrollan en el texto para comprobar si su comprensión ha sido cabal.
Toda lectura puede ser valorada como un medio y como un fin. Se suele considerar la lectura como medio cuando es apreciada como una herramienta a través de la cual se obtienen conocimientos; es vista como un instrumento en el proceso de formación del ser humano. Y será estimada como fin cuando se practica más libremente y en función del placer, del recreo.
En resumen: leer es ante todo poner a prueba un proceso de planteamiento de hipótesis e interpretación, entendido este último término como ponerse entre las partes de un texto y aventurarse a explorar diversos caminos de búsqueda (inferencias, hipótesis, corroboración y evaluación) del sentido del texto.
Considerar la lectura como un proceso constructivo significa utilizar enfoques nuevos y diferentes a los que hemos venido empleando, significa dejar de comprobar la comprensión como se ha venido haciendo hasta ahora, porque leer no es solamente decodificar palabras aisladas de un texto, ni contestar preguntas literales: leer es un proceso complejo interactivo entre los sujetos que leen y el propio texto que culmina con la construcción, elaboración y recreación de un significado.
La enseñanza del discurso debe orientarse a la formación de los estudiantes como personalidades integralmente desarrolladas desde los puntos de vistas cognitivos, afectivos-emocional, motivacional, axiológico y creativo; por esta razón, la enseñanza de la lengua no puede quedar reducida al estudio de las estructuras formales del discurso, sino que debe propiciar la enseñanza de estrategias cognitivas, metacognitivas y comunicativas que favorecen la comprensión y producción del significado en diferentes contextos socio-culturales, en los que el individuo se forma y se desarrolla como personalidad.
La comunicación como proceso tiene gran importancia para la vida de la sociedad. Es una categoría fundamental para el estudio de las situaciones grupales en que se implica el hombre como sujeto social y desempeña un papel significativo en el desarrollo del ser humano. Mediante esta se intercambian ideas, puntos de vista, opiniones; es por esto que los miembros del grupo de comunicación se proponen estimular el proceso comunicativo del grupo o grupos con los cuales interactuamos, de modo que esta permita contribuir a organizar, motivar y promover el desarrollo de acertadas formas y estilos de comunicación en docentes, directivos y estudiantes.
Es así que se desarrolla la comprensión de la comunicación como sistema, integrando los principales logros no solo de la Sistémica, sino de diversas ciencias que van enriqueciendo su modelo teórico haciéndolo cada vez más complejo e interdisciplinario.
En los seres vivos tienen lugar interacciones entre unos sistemas y otros, a través de los cuales se producen intercambios materiales (de determinadas sustancias, por ejemplo) o simbólicos (señales, lenguaje, etcétera.).
Aplicado a la educación, este enfoque la interpreta como un sistema constituido por tres subsistemas: educador, educando y situación. Unos sistemas pueden ser entornos de otros o constituir sistemas de mayor magnitud, a los cuales es preciso definir sus entornos correspondientes. En la escuela el maestro puede constituir un sistema que es entorno para los alumnos, ya que constituye una importante condición para su aprendizaje. A su vez los alumnos son entorno para el sistema maestro.
CONCLUSIONES
La comunicación en su carácter científico muestra que es una unidad de contenido y de forma en estrecha interrelación; pero en ella hay que buscar la estética, que es buscar en la materialización del pensamiento el lenguaje adecuado según su entorno, para que el mensaje llegue con eficiencia lográndose un desarrollo eficaz de la lengua materna.
Educación y comunicación son procesos inseparables, por lo que el empleo de las habilidades comunicativas y sus funciones con un enfoque cognitivo comunicativo y sociocultural contribuye al fortalecimiento del desarrollo profesional en la búsqueda de clases de calidad, mejores relaciones interpersonales con sus estudiantes y el colectivo de trabajo, así como en la comunidad.
Las teorías sociológica y psicológica forman parte de la comunicación porque el hombre es quien la ejecuta y de ahí que se necesite que este tenga pleno conocimiento sobre ella para que se logren mejores relaciones interpersonales y se pueda ejercer una influencia positiva sobre la sociedad en que vive.