INTRODUCCIÓN
Este artículo presenta un análisis de caso que ejemplifica que la educación universitaria chilena no logra resarcir desigualdades de origen que se mantienen aún en la inserción laboral de los profesionales. Se aborda concretamente el caso de las carreras Trabajo Social e Ingeniería Comercial, pues son carreras contrapuestas no solo porque sus finalidades se orientan en sentidos marcadamente distintos, sino porque concentran un tipo de estudiantado con características notoriamente desiguales. En este contexto, el objetivo de la investigación fue determinar si entre trabajadores sociales e ingenieros comerciales existen inequidades que puedan ser observadas en su origen social, proceso formativo e inserción laboral posterior. Interesa adicionalmente detallar cuáles son esas diferencias y de qué manera se expresan.
El esquema del artículo es el siguiente: en primer lugar se desarrolla una revisión bibliográfica sobre desigualdades en la educación universitaria, abordando especialmente el caso de las dos carreras consideradas; posteriormente se detalla la metodología empleada, para luego presentar los resultados en tres acápites: en el primero, a modo de contextualización, se caracterizan algunos aspectos de la formación de trabajadores sociales e ingenieros comerciales en Chile, en el segundo se describen las desigualdades entre ambas carreras en cuanto a características de origen social y en tercer lugar se detallan en cuanto a inserción laboral. Posteriormente se desarrolla una discusión de los resultados y, finalmente, se concluye el artículo con algunas implicancias e interrogantes que surgen a la luz de los análisis realizados.
1. DESIGUALDAD EN EDUCACIÓN UNIVERSITARIA
La educación es concebida como un vehículo de movilidad social en Chile (Brunner, 2007; Fundación para la Superación de la Pobreza, 2010). Sin embargo, es claro que en la educación también se reproducen desigualdades (Bourdieu, 1999). En Chile existe bastante evidencia de que la ampliación de cobertura en educación terciaria ha venido acompañada de una segmentación social en el acceso a la universidad (Castillo y Cabezas, 2010; Rodríguez y Castillo, 2015; Canales, 2016).
En el caso específico de la educación superior, su relación con la desigualdad ha sido objeto de una intensa discusión. Por un lado se plantea que esta es efectivamente un medio que promueve y facilita la movilidad social (Williamson y Cantero, 2010). Esto ha impulsado durante las últimas décadas el aumento de la cobertura en dicho nivel de educación no solo en Chile, sino en América Latina (Rama, 2009), lo cual genera, según ciertas investigaciones, una tendencia a mayores niveles de igualdad social (Núñez y Risco, 2005). En contraposición, se argumenta que las desigualdades no pueden ser mitigadas solo por la vía educacional, sino que el ámbito educativo constituiría un espacio predominantemente de reproducción de desigualdades o que no puede asegurar igualdad ni desigualdad alguna (Labraña, 2012). En efecto, recientes estudios empíricos dan cuenta de que aún persisten desigualdades en el acceso a la educación universitaria y que la masificación de la educación superior no necesariamente ha repercutido en una mayor igualación, tanto en sociedades orientales (Ho mok y Wu, 2016) como en América Latina (Artes y Martínez, 2015).
Sostenemos el supuesto de que, a pesar de ser contradictorias entre sí, tanto la idea de que la educación es reproductora o generadora de desigualdades como la idea de que constituye una vía para la igualación social son aseveraciones en alguna medida correctas. Ello queda ejemplificado en la comparación de dos carreras universitarias de muy distintas áreas temáticas: Ingeniería Comercial (business/economics) y Trabajo Social. Se tiene en consideración que la ocupación es una variable ampliamente utilizada en estudios de estratificación social y movilidad social, ya que se encuentra estrechamente vinculada a la posición que las personas obtienen en la sociedad por la retribución económica y por el prestigio asociado.
Si se analizan desde una perspectiva de clase ocupacional, como la propuesta por Erikson y Goldthorpe (1993), estamos en ambos casos en presencia de clases medias de servicio. No obstante, es posible diferenciar el tipo de actividad realizada por cada profesión, en función de la naturaleza de su vinculación con las clases propietarias.
La carrera Ingeniería Comercial (que en América Latina y países anglosajones se denomina Negocios o Administración de Empresas) surge tempranamente en el país, con tan solo 32 años de diferencia con respecto a su origen en la École de Commerce Solvay, Universidad Libre de Bruselas, en el año 1903 (López y Paredes, 2007). Se trata de una carrera orientada principalmente hacia la productividad y optimización de recursos, ya sea en su versión de administración de negocios a través de actividades asociadas a la empresa y el comercio, generalmente en funciones administrativas o gerenciales, o en su versión de economía, vinculada al ámbito de las políticas públicas. Puede desempeñarse tanto en el ámbito privado como público estatal, organismos internacionales e, incluso, en organizaciones sin fines de lucro.
Trabajo Social, en cambio, es reconocida a nivel internacional como una carrera vinculada a las poblaciones de estratos sociales bajos. Surge en Chile asociada a la organización de la filantropía, en un comienzo llevada a cabo por damas de la élite criolla vinculadas a organizaciones religiosas. Paulatinamente fue profesionalizándose (Illanes, 2006) e incorporando a estudiantes de las capas medias y bajas de la población a partir de la masificación de la educación superior. La carrera perdió el rango universitario en 1980, a partir de la aplicación de la Ley de Universidades por parte del Gobierno Militar (Gómez, 1998), y fue recuperado recientemente, en el año 2005.
Es una profesión que trabaja con personas en situación de pobreza y afectadas por la desigualdad en sus diversas formas de expresión, aunque quienes estudian dicha carrera y sus egresados han sido también afectados por desigualdades. En efecto, hoy padece de asimetrías en cuanto a niveles jerárquicos en relación con otras profesiones como Ingeniería Comercial. A diferencia de los trabajadores sociales, cuando los ingenieros comerciales se vinculan laboralmente en servicios sociales, lo hacen desde puestos asociados a tomas de decisión: «instituciones con fines sociales como un Hospital o el Hogar de Cristo1 son dirigidas por Ingenieros Comerciales y no por Médicos o Trabajadores Sociales como debería ser» (Sandoval, 1998, p. 10). Estas asimetrías configuran también desiguales rangos salariales y una diferencial deseabilidad social entre ambas profesiones (MORI, 2015), lo que provoca interrogantes respecto a las causas.
Desde un punto de vista meramente económico puede argüirse que se trata de la valoración diferencial que el mercado hace de los servicios prestados por dos profesiones, premiando la especialización en Ingeniería Comercial en papeles de vital importancia para la competencia de mercado más que el conocimiento propio del trabajo social enfocado predominantemente en la promoción del bienestar social de las capas de población menos aventajadas.
Una respuesta de este tipo, creemos, esconde la existencia de mecanismos complejos de configuración de desigualdades que subsisten a pesar del aumento de la cobertura de educación superior y de que hoy, más que nunca, la educación universitaria es un trayecto factible de transitar para los sectores de menores ingresos del país. Por esta razón, analizamos las desigualdades en la inserción laboral de trabajadores sociales e ingenieros comerciales en Chile, considerando el origen social de los estudiantes de ambas carreras, además de su formación universitaria.
A la luz de lo anteriormente expuesto, la hipótesis que se pretende poner a prueba es que entre ingenieros comerciales y trabajadores sociales se observan desigualdades tanto en sus características sociales de origen como en su proceso formativo y posterior inserción laboral.
2. METODOLOGÍA
Se realizó un análisis estadístico descriptivo entre ambas carreras, considerando las dimensiones origen social, formación universitaria e inserción laboral (Tabla 1).
En la dimensión origen social se tomaron en cuenta para el análisis lo que diversa literatura científica indica sobre desigualdades sociales: variables ingreso económico de la familia de origen, nivel educacional de padre y madre, tipo de establecimiento educacional de origen y sexo. En la dimensión formación universitaria se analizan aspectos generales, como el número de matriculados, aranceles y modalidades en que se imparten las carreras; y en cuanto a inserción laboral se analizaron las variables empleabilidad, es decir, la proporción de titulados con empleo al cuarto año después de titularse y remuneración, entendida como el promedio de los salarios percibidos cuatro años después de titulados.
Para las dimensiones origen social y formación universitaria se utilizaron datos provenientes de las bases de datos sobre oferta académica, matrícula y titulación del Sistema de Información de Educación Superior (en adelante SIES) del Ministerio de Educación (MINEDUC), y la base de datos del proceso de admisión 2014 a las universidades adscritas al sistema único de admisión, generada por el Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (DEMRE) dependiente de la Universidad de Chile. Esta última base de datos contiene información sobre el origen social y educacional a nivel individual de cada uno de los estudiantes que rindieron la prueba de selección universitaria (PSU) en el año 2013, así como los resultados de la rendición de la prueba y de las postulaciones realizadas a universidades adscritas al Sistema Único de Admisión, que representa un total de 6791 seleccionados en Ingeniería Comercial y 1 408 seleccionados en Trabajo Social. Se trata de información de carácter censal y oficial.
Los datos utilizados para el análisis de la variable inserción laboral corresponden a la información distribuida por el MINEDUC, generada a partir de registros que las mismas instituciones de educación superior anualmente entregan sobre sus titulados. Esta información posteriormente fue cruzada con datos del Servicio de Impuestos Internos (SII) y procesada y validada por el SIES (información por carrera).
Los análisis realizados no pretenden tener un alcance correlacional o ser interpretables en términos de un estudio longitudinal. Sin embargo, permite describir comparativamente las condiciones de origen social de quienes estudian ambas carreras y cómo se insertan posteriormente en el mercado laboral sus egresados.
3. RESULTADOS
Se presentan los resultados en el siguiente orden: en primer lugar se hace referencia a algunas características desigualdades de la formación universitaria de ambas carreras, en cuanto al número de matriculados y su variación temporal y espacial, los aranceles y las modalidades en que estas se imparten. Luego se detallan las desigualdades en cuanto a características de origen social y, posteriormente, las de inserción laboral.
La masificación de la educación universitaria en Chile ha afectado de distinta manera a las carreras Trabajo Social e Ingeniería Comercial. En el caso de esta última, como se observa en la Figura 1, la matrícula ha tendido a un alza más pronunciada que en el caso de Trabajo Social. En efecto, el número de estudiantes matriculados creció un 63 % entre 2007 y 2014 para Ingeniería Comercial, en contraste con un 31 % de aumento en Trabajo Social.
El mayor aumento registrado en Ingeniería Comercial da cuenta de la relevancia de las funciones económicas asociadas a esta carrera en la economía nacional actual, más valoradas y de mayor dinamismo que las vinculadas a las prestaciones sociales.
Se observa adicionalmente una diferenciación según región del país. En la Figura 2 se compara la región metropolitana, donde se ubica la capital nacional, Santiago, con el resto de las regiones. La tendencia es al aumento de la proporción de estudiantes matriculados en la región metropolitana, en desmedro del resto del país.
Aunque la tendencia al alza en la concentración en la región metropolitana se observa en ambas carreras, es claro que Ingeniería Comercial presenta una concentración mucho más alta que Trabajo Social en Santiago.
Ingeniería Comercial presenta un arancel anual mediano más alto de $ 2 316 363 (aproximadamente 3 195 USD),2 pudiendo alcanzar valores de incluso $ 5 471 000 (7 546 USD). Trabajo Social, en cambio, presenta un arancel mediano de $ 1 513 000 (2 118 USD) y máximo de $ 3 510 000 (4 914 USD).
Adicionalmente, llama la atención que durante los últimos cinco años han surgido modalidades especiales para cursar ambas carreras: convalidación de estudios anteriores, posibilidad de cursar estudios online o semipresencial durante los fines de semanas, etcétera. Estas modalidades han llegado a constituir para el 2015 el 2,8 % de la oferta total de Trabajo Social y el 20,9 % de Ingeniería Comercial.
A las diferencias observadas, se adicionan las relacionadas con el origen socioeconómico. En la Figura 3 se detallan las diferencias entre ambas carreras en cuanto al ingreso económico de las familias de origen de los profesionales.
Un 78,6 % de los trabajadores sociales en Chile proviene de familias con ingresos económicos inferiores a $ 576 000 mensuales (840 USD). Solo una proporción pequeña proviene de familias con ingresos superiores a $1 008 001 (1 471 USD). En Ingeniería Comercial también existe una proporción importante de estudiantes cuya familia de origen genera ingresos mensuales inferiores a $ 576 000 (840 USD), pero es casi la mitad de la proporción observada en Trabajo Social.
Otra diferencia importante entre ambas carreras se da en la categoría de estudiantes provenientes de familias con ingresos superiores a $ 1 584 001 (2 312 USD). Casi un tercio de los estudiantes de Ingeniería Comercial provienen de este tipo de familias. En Trabajo Social solo un 3,2 %. En Trabajo Social las diferencias entre universidades en cuanto a los ingresos económicos de las familias de origen de sus estudiantes son menores que en Ingeniería Comercial.
Otro factor de origen relevante es el establecimiento educacional del cual egresaron los estudiantes de cada carrera, puesto que en Chile la población en educación escolar se encuentra crecientemente segmentada según la dependencia administrativa del establecimiento educacional de origen,3 concentrándose en los establecimientos municipales la mayor proporción de estudiantes cuyas familias perciben ingresos económicos bajos y cuyos padres poseen también bajos niveles educativos.
En la Figura 4 se detalla la evolución del origen educativo de los estudiantes.
Los estudiantes de Trabajo Social provienen principalmente de establecimientos municipales y solo una pequeña proporción de ellos proviene de establecimientos particulares pagados. Entre el año 2007 y 2014 aumenta la proporción de estudiantes provenientes de establecimientos particulares subvencionados en ambas carreras.
Ingeniería Comercial presenta la mayor proporción de estudiantes provenientes de establecimientos particulares pagados, aunque se observa una disminución relativa de este grupo en los últimos años, a la par del aumento del sector particular subvencionado.
Sumado a lo anterior, un factor relevante es el nivel educacional alcanzado por los padres del estudiante (Figura 5).
La mayoría de los padres no tienen educación universitaria. Sin embargo, la proporción de padres universitarios en Ingeniería Comercial es sustantivamente más alta que en el caso de Trabajo Social.
Por otro lado, a diferencia de lo que ocurre en Ingeniería Comercial, Trabajo Social presenta una proporción alta de estudiantes mujeres que, a pesar de mostrar una leve baja durante los últimos años, sigue siendo alta. Esto queda reflejado en la Figura 6 que da cuenta de las diferencias en dicha variable entre las dos carreras analizadas, así como su evolución durante los últimos años.
Adicionalmente, de acuerdo a la información estatal (Ministerio de Educación de Chile, 2007), el mercado laboral otorga remuneraciones más altas a los ingenieros comerciales que a los trabajadores sociales. Las remuneraciones mensuales promedio de los trabajadores sociales en Chile con cuatro años de experiencia laboral no sobrepasan los $ 800 000 (1 103 USD) y se concentran predominantemente entre $ 600 000 y $ 700 000 (827 a 965 USD). En Ingeniería Comercial, en cambio, las remuneraciones promedio al cuarto año de egresados fluctúan entre $ 900 000 y $ 2 100 000 (1 241 a 2 896 USD), concentrándose un 70 % de los salarios entre $ 1 000 000 y $ 1 500 000 (1 379 a 2 069 USD). Además, es posible encontrar al menos dos programas de Ingeniería Comercial en Chile cuyos egresados perciben al cuarto año de ejercicio profesional un salario promedio cercano a $ 2 000 000 (2 759 USD).
En cuanto a empleabilidad, los egresados de Trabajo Social tienen en promedio diez puntos porcentuales menos de éxito en su inserción laboral al cuarto año. Sin embargo, en ambas carreras existe una variación importante en los niveles de empleabilidad según la universidad de la que se egresa.
4. DISCUSIÓN
En relación con las características que tiene la realidad general de cada carrera, destaca en primer lugar la concentración de la matrícula en la región metropolitana, que en ambas carreras va en aumento, pero que se observa con más intensidad en el caso de Ingeniería Comercial. Tal fenómeno se enmarca en un contexto de creciente urbanización y metropolización que en general han experimentado los países de América Latina durante las últimas décadas y que en el caso de Chile ha generado una tendencia a la localización de la producción inmaterial y de servicios en las nuevas urbes y conurbaciones, especialmente en Santiago (Escolano y Ortíz, 2006), trayendo como consecuencia desigualdades territoriales interregionales en stocks de capital humano calificado (Saravia, 2012), que a su vez podrían estar explicando parte importante de las desigualdades territoriales en términos generales (Chacón y Paredes, 2015).
Además, destaca el hecho de que la matrícula de Ingeniería Comercial ha tenido un alza mucho más fuerte que la de Trabajo Social, lo que incluso ha venido aparejado a la aparición de nuevas modalidades en que se imparte la primera. Esta diferencia podría ser explicada por la presión ejercida por la demanda de estudios de Ingeniería Comercial que, al ser cada vez más amplia, ha implicado reformular los programas tradicionales para dar cabida a estudiantes que ya se encuentran insertos en el mercado laboral y que ven el estudiar Ingeniería Comercial como una forma de ascender en su carrera. No ocurre lo mismo en el caso de Trabajo Social, aunque han proliferado durante los últimos años carreras técnicas en servicio social que ponen en entredicho el carácter universitario de la profesión (Saravia, 2015; Aspeé, 2016).
A lo anterior se suma el contraste entre los valores de los aranceles de ambas carreras, mucho más altos en el caso de Ingeniería Comercial. Ello puede constituir un indicio de que en el primer caso existe una mayor heterogeneidad en el perfil socioeconómico de origen de los estudiantes. En efecto, destaca en primer lugar el hecho de que los estudiantes de Trabajo Social provienen en mayor medida que los de Ingeniería Comercial de familias de bajos recursos económicos. En contraste, en la categoría de más altos ingresos, los estudiantes de Ingeniería Comercial sobrepasan diez veces a los de Trabajo Social.
Esto se encuentra asociado también a las diferencias en cuanto a los establecimientos educacionales de origen de ambos grupos. Los estudiantes de Trabajo Social provienen en mayor medida de establecimientos municipales, los cuales tienden a presentar también los resultados académicos más bajos (Waissbluth, 2010). Es así a pesar de que entre 2007 y 2014 se observa un incremento del sector particular subvencionado en ambas carreras, lo que responde a un fenómeno general de migración de matrícula desde el sector municipal hacia el particular subvencionado durante las últimas décadas (Paredes y Pinto, 2009), pero que no desdibuja la realidad anteriormente planteada.
Resulta importante destacar estas diferencias, ya que la evidencia indica que en el caso chileno aun habiendo estudiado una misma carrera, el colegio del que se egresa tiene una incidencia importante en las condiciones de inserción laboral. Ello sería especialmente cierto en el caso de Ingeniería Comercial: «en ingeniería comercial importa mucho si se proviene de un colegio particular; de hecho, el haber estudiado en un colegio particular pagado aporta tanto al salario como el haber alcanzado el primer quintil de puntaje en la PSU» (González, Rubio, Ramos y Coble, 2009, p. 3).
Ello puede deberse no necesariamente a la calidad de la educación recibida durante la etapa escolar, sino a la segregación según clases sociales que se observa en el sistema escolar chileno (Waissbluth, 2010), y el impacto de la clase social en la etapa de inserción laboral, siendo mejor posicionados los profesionales provenientes de clases sociales más altas, independientemente de aspectos meritocráticos, como las habilidades, conocimientos y experiencias que estos puedan poseer (Núñez y Gutiérrez, 2004).
Otra desigualdad observada es la de la proporción de padres con educación universitaria entre estudiantes de ambas carreras. Mientras en Trabajo Social nueve de cada diez estudiantes son primera generación universitaria, en Ingeniería Comercial lo son solo seis de cada diez. Esto resulta relevante ya que, según Castillo y Cabezas (2010), los hijos de padres que son profesionales universitarios tienen posiciones de ventaja laboral respecto de los estudiantes cuyos padres no lo son. Según lo anterior, en Ingeniería Comercial es más factible encontrar trayectorias de reproducción social o trayectorias de herederos (Bourdieu y Passeron, 2009). En Trabajo Social, por otra parte, se expresa con mayor claridad el ascenso intergeneracional de las clases sociales más bajas, lo cual forma parte del fenómeno general de mesocratización de la sociedad chilena.
El sexo de los estudiantes de cada carrera constituye un factor relevante en la configuración de desigualdades sociales (PNUD, 2010). En este sentido, resalta el hecho de que, a pesar de leves diferencias entre los años 2007 y 2014, en Trabajo Social ocho de cada diez estudiantes son mujeres, en contraste con lo que ocurre en Ingeniería Comercial, donde solo cuatro de cada diez estudiantes son mujeres. Ello puede tener su explicación en el origen de género de la profesión de Trabajo Social, pero también relación con la reproducción de una estructura ocupacional asociada a construcciones culturales que perduran en el tiempo (Duarte, 2013). El ser mujer en Chile se encuentra aún hoy asociado a ciertas funciones de orden reproductivo más que productivo, como la crianza y la educación de los niños y el cuidado de los menos aventajados, vinculado al Trabajo Social.
En cuanto a las desigualdades en la inserción laboral, destaca, en primer lugar, que las remuneraciones de ingenieros comerciales son en términos generales bastante más altas que las de trabajadores sociales. Ahora bien, no obstante los bajos salarios para la mayoría de los estudiantes que ingresan a la carrera, esta significa una vía de ascenso en cuanto a ingresos económicos, si se considera la realidad de sus familias de origen (Saravia y Vargas, 2015).
CONCLUSIONES
El artículo buscó determinar si entre trabajadores sociales e ingenieros comerciales existen desigualdades que pueden ser observadas tanto en su origen social, proceso formativo y su inserción laboral posterior, corroborándose la hipótesis planteada al respecto. Se observan desigualdades en cada uno de estos momentos entre ambas carreras. Ingeniería Comercial presenta mejores indicadores que Trabajo Social en cada una de ellas, ya que:
Ingeniería Comercial ha experimentado durante los últimos años un aumento de la matrícula más elevado y se concentra predominantemente en la región metropolitana. Por el contrario, Trabajo Social se distribuye de forma más uniforme en el resto de las regiones del país.
Los estudiantes de Trabajo Social presentan un perfil socioeconómico de origen más bajo, así como peores condiciones de ingreso al mercado laboral, a pesar de la evolución dada durante los últimos años.
Las condiciones de origen e inserción laboral de Trabajo Social coinciden con el hecho de que esta es una carrera altamente feminizada, en contraste con lo que ocurre en Ingeniería Comercial.
En suma, a partir del caso analizado se ejemplifica el hecho de que en el contexto de la masificación de la educación universitaria en Chile durante las últimas décadas, que ha venido acompañada por una estratificación de la población que ingresa a esta, son peor posicionados aquellos estudiantes que provienen de entornos con características socioeconómicas bajas, cursaron su educación media en establecimientos municipales, son primera generación universitaria e ingresan a universidades regionales y carreras feminizadas.
Estas desigualdades afectan especialmente a Trabajo Social, que paradójicamente es una carrera cuya labor se encuentra íntimamente ligada a la lucha contra la desigualdad. En este sentido resulta relevante para próximas investigaciones responder a interrogantes respecto de los efectos subjetivos que podría estar teniendo el hecho de que trabajadores sociales provengan predominantemente de familias de condiciones socioeconómicas bajas, sobre las representaciones mismas de su labor y sobre los vínculos que sostiene con otras disciplinas en su quehacer.